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Diccionario Mediático Argentino
Por el académico Pablo Marchetti.
GRIETA, LA
Supuesto enfrentemiento político-ideológico que comprende a toda la sociedad argentina y que tiene como eje el hecho de ser partidario o detractor de un gobierno. La grieta en cuestión implica un abismo que corta en dos a la sociedad argentina, dividiendo la mesa familiar y enemistando a quienes eran amigos hasta la aparición de ese Gobierno que supuestamente dividió a los argentinos. Quienes están en contra de ese Gobierno despotrican contra la existencia de esa grieta, piden unidad nacional y familiar, pero dudan de incluir en esa unidad a los partidarios de ese Gobierno, llegando a tratarlos de infradotados y hasta pidiendo la pena de muerte para ellos. Los partidarios de ese Gobierno tienen una opinión más o menos similar sobre quienes se oponen a ese Gobierno, y piden medidas similares a quienes consideran “gorilas”, “cipayos” o “vendepatrias”. Lo cierto es que el Gobierno en cuestión no se caracterizó por tomar medidas que modifiquen profundamente la calidad de vida de la mayoría de la gente. En todo caso, podría hablarse de una leve mejora en términos relativos, tomando como punto de comparación la pésima matriz distributiva que históricamente hubo en la Argentina. Se desconoce, pues, cuál es el verdadero origen de las pasiones que se juegan en la denominada “grieta”. Tal vez la clave esté en buscar analogías con lo que sucede en otro tipo de rivalidades irreconciliables, como en el caso del fútbol o del rock, donde también existen estos odios profundos. Es bueno recordar que en el rock, los fans de una banda muy popular cantan que su ídolo “se la da” al líder de otra banda, también muy popular, pero supuestamente antagónica, quien, según este cantito de los fans, “se la come”. Lo curioso es que en la actualidad el líder del grupo que “se la da” es solista y toca acompañado por los mismos músicos que, en vida, acompañaban al líder del grupo que “se la come” cuando éste comenzó su carrera solista. Esta paradoja rockera es un buen ejemplo de cómo funciona, en política, la grieta.
MERITOCRACIA
Término que se volvió popular cuando apareció mencionado en la publicidad de un automóvil, pero que tiene una larga tradición en el lenguaje de ciertos sectores de la sociedad. Se trata de sectores que piden “mano dura” en general aunque para determinados sectores en particular, reclaman a los alumnos que toman las escuelas por mejor calidad educativa “que vayan a estudiar” y les ordenan a quienes cortan las calles pidiendo aumento de salarios o, directamente, trabajo, “que vayan a laburar”. La meritocracia es la utopía de una sociedad regida por los méritos que hace cada persona para prosperar. Lo cual no necesariamente está mal. Pero el término siempre termina vinculado al estereotipo de la persona a la que le va bien desde el nacimiento no por sus méritos sino por ser rica y, por lo tanto, resulta una persona de gustos caros y refinados. Todo eso es acompañado de los estereotipos étnicos y sociales de las personas ricas: rubios, de tez blanca, ojos claros. Curiosamente, quienes pretenden que las sociedades humanas se rijan por los parámetros de la meritocracia, en su mayoría no tienen mayores méritos para llevar adelante emprendimientos que redunden en mayor bienestar general.
POPULISMO
Fantasma al que apela el “republicanismo” para llevar adelante medidas poco populares. El populismo sería el “pan para hoy, hambre para mañana” de las medidas económicas y sociales. Es decir, un uso irresponsable del erario público, para obtener beneficios inmediatos (que, políticamente, redundan en votos), dejando de lado cualquier visión estratégica de país. El problema que aparece es que el término suele ser denostado principalmente por quienes sí tienen una visión estratégica de país, pero que excluye a una mayoría de la población. Mientras el populismo contiene a los pobres con planes sociales y parches que les permiten mantenerse en la pobreza, pero con cierto alivio, la mayoría de quienes lo combaten no contemplan ni siquiera ese alivio. Quienes denostan el populismo acusan a esta corriente de mantener a los pobres en esa condición para hacerlos rehenes del voto. Y más allá del mito de entregar una zapatilla antes de una elección y completar el par luego del sufragio (algo que muchas veces se ha implementado de manera literal, principalmente en provincias llamadas “feudales”), el populismo sí existe y sí busca en los pobres a sus principales rehenes políticos. Pero es de destacar que los pobres muchas veces prefieren la mano interesada pero levemente caritativa del populismo que la ausencia del republicanismo a la hora de parar la olla para llegar a fin de mes de una manera más o menos potable, aunque sea dentro de la miseria y de la desesperación.
REPRESIÓN
Golpiza o situación de violencia física, verbal y psicológica por parte de las fuerzas armadas o de seguridad sobre los manifestantes que reclaman alguna mejora en su condición de vida. El grado de represión de un Gobierno es inversamente proporcional al de su capacidad de diálogo. La represión se produce cuando se terminan las instancias de diálogo y no se llegó a ningún acuerdo. Cuanto menor sea la capacidad para imponer condiciones que tiene un sector que reclama, mayor es el riesgo de sufrir represión. Hay distintos grados de represión y los matices van desde el avance de columnas de uniformados con escudos, cascos y palos, pasando por el disparo de gases lacrimógenos, hasta las balas de plomo. En este último caso, la represión suele ser feroz y sangrienta, pues es de suponer que el saldo va a ser de al menos una persona muerta. El recurso de las balas de plomo es extremo, aunque no resulta menor el uso de balas de goma, la antesala del plomo, que puede resultar mortal si se la dispara de una distancia muy corta. Y si bien las balas de goma en la mayoría de los casos no resultan letales, sí dejan marcas en la piel: es muy común ver luego de este tipo de represiones a los manifestantes con las espaldas dibujadas con disparos de balas de goma. Puede afirmarse que las represiones con balas de goma no son sangrientas, aunque sí fuertemente hematomoidales.
TARIFA SOCIAL
Precio de un servicio público (luz, gas, agua) que abona una persona y que es menor al estipulado para la mayoría de los consumidores. Estas excepciones tienen en general como destinatarios a las personas de más bajos recursos. Aunque muchas veces, el término no resulta más que un eufemismo, pues las condiciones que se ponen para estar incluido en la tarifa social resultan tan imposibles de cumplir que, sumado a un trámite engorroso, hace que casi nadie termine siendo beneficiado por la medida. Lo paradójico es que existen grandes empresarios (las mineras, por ejemplo) que sí resultan beneficiarias de medidas similares, de excepciones de pago enormes, y que no tienen que hacer ningún trámite ni cumplir con ningún requisito para quedar al margen de los aumentos en las tarifas de los servicios. Pero es bueno destacar que en esos casos no se trata de “tarifa social”, sino de “aliento a las inversiones”.
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La versión criolla de Panamá Papers
La mayor filtración de documentos de la historia tuvo, en Argentina, una edición que también hará historia. Qué hay detrás de la manipulación informativa y cómo precipitó que se difunda globalmente toda la lista. Una respuesta: la creación del Consorcio de Periodismo de Investigación Autogestivo, coordinado por revista MU, Tiempo Argentino y Redcom, que nuclea a 26 carreras de comunicación de todo el país. ▶ CLAUDIA ACUÑA
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La corporación va a la escuela
Una ONG financiada por corporaciones de la industria alimentaria realiza investigaciones en escuelas públicas, con aval oficial, para indagar los hábitos infantiles con relación a la comida.
Una ONG financiada por corporaciones de la industria alimentaria realiza investigaciones en escuelas públicas, con aval oficial, para indagar los hábitos infantiles con relación a la comida. Y para colmo, el Estado le paga a esa organización, llamada ILSI. En Mu de Mayo, Soledad Barruti muestra cómo un grupo de padres de una escuela de Boedo (foto) desnudó la situación y mantuvo una reunión inesperada y reveladora con funcionarios del programa Mi Escuela Saludable como Cecilia Antún. El contexto: el 40 % de los chicos en edad escolar sufre obesidad o sobrepeso por una alimentación industrial basada en azúcar, grasa, sal y aditivos, que engorda sin nutrir. Y Argentina tiene el porcentaje récord en la región de obsesos menores de cinco años, según la OMS. Las trampas y engaños con respecto a cómo encarar ese problema. La opinión de Florencia Gentile, del Consejo de Derechos de los Niños y de María Luisa Ageitos, ex directora de la Sociedad de Pediatría Argentina y del programa de Salud de Unicef.
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