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“No queremos más muertes”: carta 17 de Familiares Sobrevivientes de Femicidios a Alberto Fernández

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El colectivo de familiares que se reúne los segundos miércoles de cada mes en Plaza de Mayo presentó la decimoséptima carta con pedido de reunión al presidente Fernández. Estuvieron presentes las familias de Lucía Pérez y de Cecilia Basaldúa, que escribieron sus textos a mano. Las exigencias, los pedidos, las propuestas, y el jury pendiente.

“No queremos más muertes”: carta 17 de Familiares Sobrevivientes de Femicidios a Alberto Fernández

09.02.22

Capital

Sr. Presidente Alberto Fernández. Escribimos estas líneas como familiares que nos han matado nuestras hijas y no hemos tenido justicia. Necesitamos el acompañamiento y compromiso suyo para seguir, que se nos hace muy difícil cada día. Pedimos que nos escuche a todas las familias.

La carta está escrita a mano y es firmada por Marta Montero y Guillermo Pérez, mamá y papá de Lucía Pérez. A su lado están Daniel Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia Basaldúa, que también tienen una carta escrita de puño y letra. Ambas familias integran el colectivo Familiares Sobrevivientes de Femicidios, que en este miércoles de febrero se reunieron por decimoséptima vez para entregarle al presidente Alberto Fernández una carta de pedido de reunión. En ninguna de las anteriores ocasiones obtuvieron respuesta.

“Una vez nos recibió Gómez Alcorta (Elizabeth, ministra Mujeres, Géneros y Diversidad), pero no cumplió nada de lo que dijimos”, expresa Daniel Basaldúa. Concretamente, y luego de ocho encuentros en Plaza de Mayo, las familias le presentaron a la ministra el pedido de ser recibidas por Fernández junto con un petitorio con tres exigencias concretas: cambio en la reglamentación de la Ley Brisa; que el Estado pudiera garantizar investigaciones judiciales imparciales y con perspectiva de género; y acompañamiento integral a las familias. Basaldúa: “Le dijimos que estábamos con ella pero queríamos a Alberto. No nos equivocamos, porque no nos solucionó nada”.

Agrega Marta Montero: “Ni lo específico de lo específico. Había compañeros que necesitaban una SUBE y ni eso le dieron. Y ni siquiera es ‘dar’, porque no son dádivas, sino que estamos hablando del compromiso que tiene que tener el Estado con la gente”. Cabe decir que Marta viajó, como siempre, junto a Guillermo desde su Mar del Plata natal, solo para asistir a este encuentro: así como vino, se volvió a Retiro para tomarse el colectivo de vuelta. Viaje que implica pedirse licencia en su trabajo.

Ambas familias participaron la semana pasada de la movilización del 1F en Tribunales en repudio a la Justicia. Ese mismo día Marta recibió un llamado de Daniel Caresani, psicólogo en la Subsecretaría de Acceso a la Justicia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. ¿Casualidad? Caresani le preguntó qué era lo que querían. Marta le explicó sencillamente que querían que las recibiera el presidente: no a ella sola, sino al colectivo completo. “No se comunicaron más”, dijo.

La familia de Lucía volvió a reclamar hoy por el inicio del jury a los jueces que dejaron impune el femicidio de la joven de 16 años, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas, y por la realización de un nuevo juicio para juzgar a los responsables. Por su parte, la familia de Basaldúa también está a la espera del comienzo del juicio: iba a empezar en noviembre pero lo postergaron para este año. “Aún no nos notificaron de nada, y seguimos a la espera”, expresó Daniel.

Dos empleados de la Dirección de Gestión de la Documentación de la Casa Rosada reciben las cartas y las sellan. También les dan un número de teléfono para que llamen y consulten por el número de expediente del pedido. “Vamos a ver si ahora nos atienden”, dicen las familias.

La idea de escribir las cartas a mano surgió en diciembre, con la entrega de la carta número quince, a partir de una idea de Analía Romero, mamá de Camilia Flores, asesinada en diciembre de 2020. “Tiene más sentido”, dice Susana Reyes.

Así, a mano, lo expresa su escrito:

09.02.22

Sr. Presidente

Yo, Susana Reyes, familiar (mamá) de Cecilia Gisela Basaldúa, junto a madres y padres de víctimas de femicidios, acá presentes con la cara N°17 insistimos en ser escuchados en conjunto, porque somos un grupo que sangramos por la misma herida.

Estamos exigiendo justicia!!! Por nuestras hijas e hijos que fueron asesinados sin ningún derecho!!! Parecería que todos “ustedes” no tendría corazón ni conciencia para ponerse en nuestro lugar… fuerzas nos sobran, por el amor a nuestros hijos.

Queremos “ser escuchados”, repito: “no queremos más muertes”, nadie de ustedes hace nada para que esto no siga pasando, los asesinos de nuestros hijes siguen caminado por las calles gracias a los inoperantes que no saben trabajar con nuestras causas, parece que el dinero es más valioso que las vidas de las personas: María Gabriel Mainardi (expolicía), Diego Concha (preso) principal encargado de la búsqueda de Cecilia, acusado de amenaza de muerte con un arma a su pareja, y denunciado por otra bombera, por abuso, esta última se mató por presión de los amiguitos de Diego Concha, para que retiren la denuncia en su contra!!! ¿Cuántas muertes más??? Claudia Viviana Juárez, alias la “Rasta”, supuesta artesana, líder del pueblo de Capilla del Monte, Córdoba, amiga de Mainardi (rosarino) ambos traficantes de droga, protegidos. Ramón López (policía), Ariel Zárate (subcomisario), preso por violencia hacia su pareja. Aún conservamos los audios que comprometen a estas personas. José Mesa, amigo de Mainardi. Nadie hace nada, siguen acosando y matando, ¿quién se hace cargo?

Dejo en esta nota clara que el día del juicio la Justicia estará de nuestro lado.

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Oraciones, entre la cruz y la raya: un ritual para presentar el nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez

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Este domingo 16 de noviembre presentamos el nuevo libro del Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez, editado por lavaca, con una perfomance conmovedora: Oraciones, entre la cruz y la raya fue una obra de teatro danza basada en los ejes teóricos de Femicidios, narcotráfico y Estado. La puesta transformó en lenguaje poético, corporal y musical una realidad que duele y mata, de la mano de talentosas artistas.

Oraciones, entre la cruz y la raya: un ritual para presentar el nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez

Familias sobrevivientes de femicidios, con el libro del cual son parte: el nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez.

Oraciones, entre la cruz y la raya: así se llamó la presentación performática del nuevo libro del Observatorio Lucía Pérez editado por lavaca y titulado Femicidios, narcotráfico y Estado.

La obra de teatro y danza indagó en los mecanismos que operan sobre los cuerpos y los territorios desde una dramaturgia que combinó texto, movimiento y música. El resultado fue una experiencia que funcionó tanto como obra artística como herramienta para hacer sentir, colectivamente, de qué hablamos cuando hablamos de femicidios.

La obra fue ideada y escrita por Claudia Acuña, también responsable de la dirección general del Observatorio Lucía Pérez. En escena, Oraciones desplegó el trabajo de las intérpretes Julieta Costa, Lola Domínguez Hayes, Lucía Harismendy, Pia Leone, Luca y Juana Torras, quienes construyeron una trama sensible entre la fragilidad y la fortaleza. La música en vivo, a cargo de Santiago Torricelli en piano, aportó un pulso emocional que atravesó toda la pieza.

El diseño sonoro siguió de la mano de Pía Leone, junto con la operación técnica de Teo Escobar y Lucas Pedulla. Y el diseño gráfico estuvo a cargo de Jonatan Ramborger (autor, también, de la tapa del libro) y Julie August.

La puesta en escena fue realizada por Julieta Costa, mientras que la dirección coreográfica estuvo a cargo de la reconocida directora y coreógrafa Carla Rímola.

Oraciones dejó en quienes asistieron la certeza de que el arte no sólo puede denunciar lo que duele, sino también abrir caminos para imaginar otras formas de vida y de cuidado.

Y también, otras formas de presentar un libro.

El Observatorio y su libro

El Observatorio Lucía Pérez es una herramienta de análisis, debate y acción creada por lavaca.org con el objetivo de profundizar el trabajo sobre formas de prevención y erradicación de la violencia patriarcal.  

Cada día un equipo conformado por Claudia Acuña, Amalia Etchesuri, Anabella Arrascaeta y Pablo Lozano actualiza 12 padrones de manera autogestiva, datos que sumados al seguimiento de lo publicado en medios de todo el país son luego chequeados y precisados con fuentes judiciales y periodísticas. Se trata del único registro público del país, lo cual quiere decir que pueden consultarse las fuentes de cada dato.

Cada mes el Observatorio realiza un resumen de este diagnóstico junto a víctimas y familias sobrevivientes de femicidios. El resultado es el informe mensual que se difunde a través de organizaciones sociales y referentes de la política y la cultura que intenta pensar, más allá de las cifras, la radiografía social y política de esta violencia.

Femicidios, narcotráfico y Estado reúne ahora y por primera vez los distintos informes, investigaciones y acciones del Observatorio Lucía Pérez. Es un material que indaga a través de la articulación de textos teóricos y reportajes periodísticos las vinculaciones entre lo narco, la violencia machista, los femicidios y el rol del Estado en la trama de la impunidad.

Todo eso quedó plasmado en esta presentación-ritual colectivo para empezar a sanar una realidad que duele, y organizar la realidad que viene: aquella que queremos, deseamos y nos merecemos.

Si querés el libro escribinos al teléfono que figura en este link, y suscribite para apoyar todo lo que hacemos:

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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños 

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El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.

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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

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Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Por Claudia Acuña

El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y  familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación:  es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.

Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.

¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.

A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.

Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.

El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.

Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.

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