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6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: un cementerio en Plaza de Mayo, una ceremonia colectiva y un grito actual: «Fuera Berni»

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Madres y padres, hermanos y hermanas, y cientos de familiares víctimas de la violencia policial y estatal marcharon a Plaza de Mayo en una nueva jornada nacional que tuvo sus réplicas en Mar del Plata, Rosario y Bariloche. Cada año la movilización significa una ceremonia, pero ahora significó también que el espacio público no quedara reducido a una versión “anticuarentena” como la que ocurría en Congreso, sino a una realidad insoslayable: 92 muertes de personas a manos de fuerzas estatales desde el inicio de la cuarentena. Los pedidos de justicia. El video de Nora Cortiñas. Y las palabras y el abrazo a Cristina Castro, mamá de Facundo.

6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: un cementerio en Plaza de Mayo, una ceremonia colectiva y un grito actual: «Fuera Berni»
Foto: Federico Imas/Revista Cítrica

Hace seis años que lo que ocurre cada 27 de agosto en Plaza de Mayo no es una marcha, tampoco una simple movilización.

Es una ceremonia.

Un momento que le permite a María, mamá de Roque Gallo, decir frente a una plaza llena lo que nunca tendrá posibilidad de decir en un canal de televisión: “Mi hijo fue asesinado por un gendarme el 17 de julio. Tenía 27 años. No estamos en la dictadura militar. Sepan que a nosotras no nos matan un hijo: nos matan una familia completa”.

6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: un cementerio en Plaza de Mayo, una ceremonia colectiva y un grito actual: «Fuera Berni»
Foto: Federico Imas/Revista Cítrica

O a Sol, hermana de Jonatan Novoa: “Fue fusilado el 22 de junio de 2019. Estamos de pie dando pelea para que nuestros pibes tengan justicia social. No dejemos que nuestros seres amados sean un número más para ellos. Llenemos las calles con sus fotos”.

O a Julia, mamá de Agustín Lara: “Mi hijo murió el 30 de mayo. Hago responsable al Estado. La policía lo hostigaba. Se escondió en una obra de construcción y murió aplastado por un desprendimiento”.

Cada una le pasa el micrófono a otra.

Cada una recibe el abrazo de otras cinco, diez, quince mujeres.

Cada una exige justicia.

6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: un cementerio en Plaza de Mayo, una ceremonia colectiva y un grito actual: «Fuera Berni»
Foto: Federico Imas/Revista Cítrica

Hace seis años que cada marcha nacional contra el gatillo fácil -siempre desde Congreso a Plaza de Mayo, esta vez desde la calle Perú, a una cuadra, por las condiciones de pandemia- es algo más, pero este año también significó que el espacio público no quedara reducido a una versión “anticuarentena”, sino a una realidad insoslayable: la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) registró 92 muertes de personas a manos de fuerzas estatales desde el inicio del aislamiento.

6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: un cementerio en Plaza de Mayo, una ceremonia colectiva y un grito actual: «Fuera Berni»
Foto: Federico Imas/Revista Cítrica

El recrudecimiento queda graficado en dos imágenes:

  • La Pirámide de Mayo rodeada de carteles con rostros de jóvenes.
  • Las estacas con nombres que hacen del verde césped un cementerio.

Las familias reproducen un video de la Madre de Plaza de Mayo Línea-Fundadora, Nora Cortiñas, que sólo el cuidado de su salud la privó de estar presente: “Pedir memoria, verdad y justicia. Para seguir luchando. Para decir basta de perseguir a los jóvenes, hombres y mujeres. Tenemos que terminar con la impunidad. Como si estuviéramos en plaza, decimos 30.000 compañeros detenidos desaparecidos, ¡presentes”.

6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: un cementerio en Plaza de Mayo, una ceremonia colectiva y un grito actual: «Fuera Berni»
Foto: Federico Imas/Revista Cítrica

Y entonces Emilia Vasallo, mamá de Pablo Alcorta, asesinado en 2013, anuncia que a la plaza está ingresando Cristina Castro, la mamá de Facundo. Agradece. Pide orden a la prensa, que se empuja por una foto: “No hay desaparecidos de primera ni de segunda, acá hay muchas mamás que todavía no hablaron”, aclara. Está despierta desde las seis de la mañana, cuando viajó a La Plata para reunirse con el gobernador bonaerense Axel Kicillof, a dos días de haber comenzado la autopsia por la que espera saber si los restos encontrados hace casi dos semanas en una ría de Villarino son de su hijo o no.

Dice: “A mi hijo de 22 años lo pararon en un retén. Me lo desaparecieron. Fue la Bonaerense. La misma policía que ha matado a los hijos de las mamás que están acá. Por eso nos hemos hermanado. Estoy esperando solo un ADN para llevarme a mi niño a casa. No me lo devuelve nadie pero no quiero que esto pase nunca más”.

6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: un cementerio en Plaza de Mayo, una ceremonia colectiva y un grito actual: «Fuera Berni»
Foto: Federico Imas/Revista Cítrica

La abraza Mónica Alegre, mamá de Luciano Arruga.

La abraza Angélica Urquiza, mamá de Jonathan Kiki Lezcano.

La abraza Alberto Santillán, papá de Darío Santillán.

Y dice Cristina: “Vine acá por respuestas. No me interesa la política. Tanto lo que le dije al Presidente como al Gobernador es que no prometan cosas que no van a cumplir. Quiero ver hechos. No me voy a callar hasta que los policías no estén tras las rejas. Hoy me tocó a mí, chicos. Quizá me lo lleve en un cajón. Pero lo que pasó con Facu no quiero que pase nunca más. Nunca Más es Nunca Más enserio”.

La abraza un canto: «Fuera, Berni, fuera».

Hace seis años que lo que ocurre cada 27 de agosto en Plaza de Mayo no es una marcha.

Es un abrazo.

6º Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: un cementerio en Plaza de Mayo, una ceremonia colectiva y un grito actual: «Fuera Berni»
Foto: Federico Imas/Revista Cítrica

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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