CABA
A festejar: El casamiento de Anita y Mirko
La mítica obra del Circuito Cultural Barracas cumple 500 funciones. Qué hay para celebrar en esta época y cómo logra el teatro comunitario hacernos reír. Por María del Carmen Varela
«Yo me acuerdo de vos, sos la prima de la novia, la que vive en Moreno. ¿Cómo estás? Hace mucho que no te veía”, me dice un señor vestido de traje oscuro, corbata colorida y zapatos lustrados. Lo saludo, respondo que estoy muy bien y le sonrío. Pero no lo conozco.
Es sábado a la noche y junto a decenas de personas estoy en una fila esperando entrar a la fiesta del casamiento de Anita y Mirko. Los contratiempos climáticos no impiden que todas y todos hayamos venido con gran expectativa y aguardemos el ingreso con ansias. Los festejos de casamiento (y de los otros) no abundan hoy en día, pero en el Circuito Cultural Barracas Anita y Mirko festejan su boda todos los sábados a las 21 hs en este salón llamado “La Taffié de tu Barrió”. Así, con acento francés.
La familia unida
Los parientes de Anita -una simpática y ruidosa familia de origen italiano- demuestran ser excelentes anfitriones y nos hacen pasar al salón hasta ubicarnos en la mesa que cada uno tenemos reservada para transitar la velada. Como las mesas son para ocho, nos toca sentarnos con desconocidos. ¿Desconocidos? Esta noche todas y todos somos familia.
Los parientes rusos de Mirko miran a su alrededor, desconfiados. Parecen no comprender el idioma ni la confianza de los tanos; visten ropas oscuras y abrigadas, gorros de piel; y un gesto adusto que contrasta con el desparpajo de la parentela de Anita.
De repente, llegan los novios en entrada triunfal, con la infaltable marcha nupcial: todas y todos de pie aplauden a la feliz pareja. Mientras, las empanadas de carne, jamón y queso, sanguchitos de miga, agua, gaseosas y vino tinto amenizan la noche. Sí, durante la obra se come y se disfruta de una boda no tan clásica: banquete, llamativos centros de mesa, vestido blanco, tul, traje negro y moño, baile al ritmo del Club del Clan, Rafaella Carrá, cumbias de los 90 y el infaltable carnaval carioca.
Durante dos horas y media no hay chances de permanecer quieto en la silla, como espectador de una obra de teatro.
Ya sos parte de ella.

Foto: Lina Etchesuri
500 festejos
a propuesta se comienza a dibujar desde la llegada al Circuito Cultural Barracas. “Es muy simple: es una fiesta de casamiento”, dice Corina Busquiazo, directora de la obra, perteneciente al equipo de coordinación y al grupo Los Calandracas, fundadores del Circuito Cultural Barracas. Corina actúa, se encarga del vestuario y trabaja en el equipo de comunicación del grupo de vecinos que hace teatro. Continúa: “El público es invitado a ser parte: se le da el rol de pariente, de colado, de vecino, de amigo de los novios. Lo que se propone es el encuentro para bajar un poco las paranoias, los prejuicios y entregarse al juego, en el grado en que cada uno quiera participar. A nadie se lo obliga: no es un espectáculo participativo en el sentido en el que sí o sí tenés que estar actuando. Podés estar sentado mirando o podés bailar e interactuar con los personajes”. Lo que en definitiva propone el Casamiento es la necesidad del encuentro, bandera que en el Circuito han sostenido a lo largo de las 500 funciones que cumplirán el 8 de septiembre, repartidas a lo largo de 18 años ininterrumpidos.
La idea de hacer una obra de teatro con temática de casamiento germinó en un momento de profundización de la crisis económica. En el año 2000, recién alquilado el espacio en la calle Iriarte en el barrio porteño de Barracas se abrió una convocatoria de participación para el taller de teatro. Al momento de presentarse, en una ronda de unas 90 personas, cada uno de los asistentes iba contando detalles de su identidad y al llegar a la categoría “profesión/oficio/ocupación”, la mayoría enunciaba: “Desocupado”. Inventemos algo, dijeron. Una fiesta, propusieron. Pensaron en concretar algunas funciones y sacarse las ganas de usar vestuario elegante y divertirse, sin sospechar que habría fiesta para rato.
Rosa es una simpática señora de 82 años. Suele interpretar el rol de la abuela de Anita, aunque a veces le toca algún otro papel, ya que en la obra los van intercambiando. Trabajó como peletera y modista, hace unos años se mudó del Tigre a Catalinas y su nuera le sugirió sumarse a las clases de teatro. “Yo decía que no, no me veía, y un día dije: voy a probar. Hace seis años que estoy viniendo, es sanador. Hoy no tenía muchas ganas de venir y bastó con que alguien me llamara y acá estoy. Es un lugar de encuentro, una comunidad, nuestro lugar de pertenencia, nuestro segundo hogar. Ahora estoy muy ocupada con esto, y con los nietos”.

Foto: Lina Etchesuri
Vecinos jugando
Desde 1996, el Circuito Cultural Barracas es un espacio que reúne vecinos, propone la celebración colectiva y entiende al arte como un medio de transformación social. Sus fundadores, Los Calandracas, son un grupo de teatro callejero formado en los ‘80, luego del advenimiento de la democracia. Ricardo Talento, dramaturgo y director teatral, es uno de ellos. Junto a Adhemar Bianchi, fue director del reconocido espectáculo “Fulgor argentino”, realizado por el grupo de teatro comunitario Catalinas Sur, también de Barracas. Talento -director general y dramaturgo de El casamiento de Anita y Mirko– define algunas particularidades de la obra: “Siempre la sala está igual que el elenco: hay chicos, jóvenes, adultos, viejos. Juntas y juntos jugamos durante dos horas y media a que podemos relacionarnos de otra manera entre distintas generaciones. Es una necesidad: por algo viene desde hace 18 años”.
Las gaseosas y vinos que se consumen durante la obra son compradas en los negocios de Barracas; los sanguchitos y la torta de casamiento los prepara Don Antonio, el panadero de la esquina del Circuito; y las empanadas las hace un vecino. De esta manera contribuyen con la economía del barrio y desarrollan un proyecto de arte comunitario que involucra a más de 300 personas. Corina: “En El casamiento de Anita y Mirko somos entre 60 y 70 en escena. Chicos, adolescentes, adultos, todos mezclados. Eso le da mucha potencia porque hay pocas cosas en las que estamos todos juntos. Es un proyecto de vecinos: eso es el teatro comunitario”. ¿Todos podemos actuar? Corina: “Desde el teatro comunitario creamos el marco para los que tienen ganas de venir a jugar. El teatro es un gran juego colectivo. Muchos descubren que esto los transforma y eso también transforma su vida de relación, su manera de ver el mundo”.
Los viernes hay un taller de integración al que están invitados a participar vecinos y público en general. Se brindan técnicas de actuación y en un período aproximado de tres a cuatro meses ya pueden estar participando de algún espectáculo.
Barracas al fondo es otro de los shows del Circuito en el que recorren las calles del barrio. También hay un ensamble de percusión y hace unos meses se estrenó una obra imaginada y actuada por los niños, a la que llamaron Los contamientos de sueños (MU 116). El Casamiento de Anita y Mirko y todas las obras del circuito son una fiesta a sala llena.
Ficción y realidad se dan la mano.
Como dice la canción que en un momento de la obra entonan todos juntos: “No fue mentira ni verdad. Lo cierto es que todos hicimos posible esto. La alegría en todos tiene un lugar y nunca ese sitio es en soledad”.
¡Que vivan los novios!
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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