Nota
Albert entrevista a Chomsky: Las lecciones de Iraq
Michael Albert, uno de los máximos responsables de los movimientos anti guerra en los Estados Unidos y creador del sitio Znet, entrevista a Naom Chomsky, el intelectual que le ha puesto el pecho a Bush. Los temas: cuáles son los próximos objetivos del imperio (Chomsky señala la vulnerabilidad de la región Andina, entre ellos) qué relación existe entre la guerra y la globalización financiera y cuáles son los próximos temas de la agenda del movimiento de resistencia global.
Entrevista a Noam Chomsky por Michael Albert
-Hay algunas celebraciones en las ciudades iraquíes tras la invasión y la caída del gobierno de Saddam. Retrospectivamente, ¿esto puede socavar la lógica de la oposición antibélica?
-Lo que me sorprende es que esos festejos hayan sido tan limitados y tardaran tanto. Cualquier persona sensible del mundo debe dar la bienvenida el derrocamiento del tirano, y al fin de las desvastadoras sanciones, principalmente los iraquíes. Pero la oposición antiguerra, al menos la parte que conozco, siempre estuvo a favor de esos objetivos. Por eso se opuso a las sanciones que estaban destruyendo al país y minando la posibilidad de una revuelta interior que arrojaría a Saddam por el camino de otros asesinos brutales apoyados por los actuales funcionarios de Washington. El movimiento antiguerra insistió en que los iraquíes, no el gobierno americano, deban manejar el país. Y este es todavía un tema sustancial a ser considerado. Los opositores a la guerra también alertaron acerca de la absoluta falta de preocupación por las posibles consecuencias humanitarias del ataque, y por la estrategia ominosa para la cual este era un «caso piloto».
Los problemas básicos permanecen: 1) ¿Quién gobernará Iraq, los iraquíes o una pandilla de Crawford,Texas? 2) ¿Permitirán los estadounidenses que pequeños núcleos reaccionarios que apenas se aferran a poder político, que sean quienes implementen la agenda política interna y externa?
-No se encontraron armas de destrucción masiva. Retrospectivamente ¿esto socava las razones esgrimidas por Bush frente a la guerra?
-Sólo si se toman seriamente esas razones. Si pueden encontrar algo, lo que no es improbable, ello será anunciado con bombos y platillos como la justificación de la guerra. Y si no lo encuentran, todo el asunto «desaparecerá» de la agenda, como es habitual.
-A la inversa: si ahora se encontraran armas de destrucción masiva, ¿eso minaría retrospectivamente a la oposición antiguerra?
-Esa es una imposibilidad lógica. Las opiniones y políticas sobre ese tema se determinan a partir de lo conocido o plausiblemente razonable, no por lo que se descubra más tarde. Eso debería ser obvio.
-¿Habrá democracia en Iraq, como resultado de esta invasión?
-Depende de qué uno quiera decir con «democracia». Yo presumo que el equipo de Bush quiere instalar algún tipo de democracia formal, con tal de que no tenga substancia alguna. Pero es difícil imaginar que ellos permitan una expresión real a la mayoría shiíta, que posiblemente intente unir al resto del región establecer relaciones más íntimas con Irán, lo cual es lo útimo que pueden querer los bushistas. O que permitan una expresión real al segundo núcleo de población, los kurdos, que probablemente busquen alguna clase de autonomía a través de una estructura federal que sería una amenaza para Turquía, que es una base crucial para el poder de los Estados Unidos en la región. Uno no debe confundirse. En toda la región, una democracia en real funcionamiento, tendría resultados muy diferentes a los objetivos hegemónicos norteamericanos.
-¿Cuál es el mensaje que recibieron los gobiernos del mundo?
-El mensaje es que el gobierno de Bush pretende que su Estrategia Nacional de Seguridad sea tomada en serio, como lo ilustra el «caso piloto». Intenta dominar el mundo a través de la fuerza, que es la dimensión que hegemoniza, y hacerlo permanentemente. Un mensaje más específico, ilustrado dramáticamente por el caso de Corea del Norte- Iraq, es que si usted quiere evitar un ataque americano, será mejor que tenga una actitud disuasiva creíble. En los círculos de la élite del poder se considera frecuentemente que la consecuencia probable de todo esto es la proliferación de armas de destrucción masiva y de terrorismo, en varias formas, basados en el miedo y rechazo hacia la administración americana, considerada como la más grande amenaza a la paz mundial incluso antes de la invasión. Ésa no es una cuestión menor en estos días. Las preguntas sobre la guerra se transforman rápidamente en preguntas sobre la supervivencia de las especies, si se da el caso de una violencia masiva.
-¿Cuál fue el rol de los medios de comunicación estadounidenses, pavimentando el camino hacia la guerra, y racionalizándola, estrechando los términos de la discusión, etc.?
Los medios acríticos reprodujeron la propaganda gubernamental sobre la amenaza a la seguridad norteamericana que supuestamente representaba Iraq, su relación con el atentado a las Torres Gemelas, y otros hechos terroristas, etc. Algunos amplificaron el mensaje por su cuenta. Otros simplemente lo reflejaron. La discusión era, como de costumbre, restringida a «terrenos pragmáticos»: ¿Podrá el gobierno obtener sus objetivos a un costo aceptable para su propio público? Una vez que la guerra comenzó, todo se volvió un ejercicio vergonzoso de celebración del equipo de la casa, horrorizando a gran parte del mundo. -¿Cómo segurián las cosas, para Bush & Co, si logran llevar adelante sus agendas preferidas, sus objetivos principales?
-Ellos han anunciado públicamente que los próximos blancos podrían ser Siria e Irán -lo que requeriría una base militar fuerte en Iraq, presumiblemente: he ahí otra razón por la que cualquier democracia real es improbable. Se sabe, según informes confiables, que los Estados Unidos y sus aliados (Turquía, Israel, y algunos otros) han estado avanzando hacia medidas que buscan desmembrar a Irán. Pero además hay otros posibles blancos. En Latinoamérica, la región andina, por ejemplo. Tiene recursos sustanciales, incluso petróleo. Es una zona turbulenta, con peligrosos movimientos populares independientes que no están bajo control. Ahora está rodeada por bases militares norteamericanas con fuerzas en el propio terreno. Y uno puede pensar en otros objetivos.
-¿Qué obstáculos se levantan ahora para que Bush y Cía. hagan lo que desean, y cuáles podrían surgir?
-El primero obstáculo es el doméstico. Pero eso depende de nosotros. De lo que hagan los propios estadounidenses, que son los que están en mejores condiciones para socavar el poder de este gobierno.
-¿Cuál ha sido su impresión sobre la oposición antiguerra, y cuáles deberían ser ahora sus objetivos?
La oposición antiguerra aquí no ha tenido precedentes, en magnitud y compromiso, y eso es algo obvio para cualquiera que haya tenido alguna experiencia en estas materias en los últimos 40 años. Su agenda inmediata, su objetivo, pienso, debe ser trabajar para asegurar que Iraq sea gobernado por iraquíes, que los Estados Unidos provean reparaciones e indemnizaciones masivas por lo que han hecho a Iraq durante 20 años (por haber apoyado a Saddam Hussein, por las guerras, por las sanciones brutales que probablemente causaron más daño y muertes que las propias guerras); y si es demasiado esperar tanta honestidad, al menos hay que garantizar la ayuda masiva, que sea usada por iraquíes, cuando y como ellos lo decidan. También en esa agenda debería ser un objetivo destacado poner freno a las extremadamente peligrosas políticas de la estrategia de seguridad norteamericana. Y relacionado con eso, debería haber esfuerzos serios para bloquear la de ventas de los armas que alegremente se anticipa como una de las consecuencias de la guerra, lo que contribuirá de paso a hacer del mundo un lugar más siniestro y peligroso. Pero ése es sólo el principio. El movimiento antiguerra está indisolublemente unido a los movimientos globales por la justicia, que tienen objetivos de mayor alcance aún.
-¿Cuál piensa usted que es la relación entre la invasión a Iraq y la globalización corporativa, y cuál debería ser la relación entre los movimientos globales anticorporativos y el movimiento por la paz?
-La invasión de Iraq tuvo fuerte oposición de los centros principales de globalización corporativa. En el Foro Económico Mundial en Davos en enero, la oposición fue tan fuerte que Powell fue prácticamente abucheado cuando intentó presentar el tema de la guerra, anunciando, con transparencia, que los Estados Unidos la llevaría a cabo aún cuando nadie lo siguiera, excepto el patético Blair. Los movimientos globales por la justicia y por la paz están tan estrechamente unidos en sus objetivos, que no hay mucho más para agregar. Deberíamos, de todos modos, impedir que los planificadores dibujen esos eslabones, para hacerlo nosotros mismos, a nuestro modo. Ellos predicen que su versión de «globalización» seguirá en curso y llevará a una «volatilidad financiera crónica» (que equivale a un crecimiento más lento de la economía, dañando principalmente a los pobres) y un «ensanchamiento de la brecha económica» (que significa menos globalización, tomada como convergencia). Ellos predicen además que se «al ahondarse la recesión económica, la inestabilidad política, y la alienación cultural, crecerá el extremismo étnico, ideológico y religioso, junto con violencia» mucha de ella dirigida contra los Estados Unidos -es decir, más terrorismo. Los planificadores militares hacen los mismos pronósticos. Ésa es una buena argumentación para incrementar rápidamente los gastos militares, incluso los planes para militarización del espacio que el mundo entero está intentando impedir, sin mucha esperanza mientras la cuestión se mantenga alejada de la mirada de los estadounidenses, que tienen la primera responsabilidad en detenerlo. Yo supongo que por eso algunos eventos recientes ni siquiera nos fueron informados, entre ellos el voto americano en la ONU, solo (con Israel), contra un resolución que requiere la reafirmación de la convención de Ginebra para prohibir las armas biológicas, y otra resolución que fortalece los tratados que prohiben el uso del espacio para propósitos militares, incluyendo armas ofensivas que nos amenazan a todos.
La agenda, como siempre, comienza tratando de encontrar qué es lo que está ocurriendo en el mundo, y haciendo algo al respecto, como podamos, mejor que cualquier otro. Es nuestro privilegio, nuestro poder, nuestra responsabilidad y libertad. Eso también debería ser obvio.
Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


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Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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