CABA
Antiprincesas: la obra Princesa del futuro, basada en la vida de Lulú
Una obra de teatro basada en la vida de Luana, o Lulú, la primera niña en ser reconocida como transgénero. El actor Manuel Fanego se cuestiona arriba y abajo del escenario. De Disney a Susy Shock. Y la reacción de Lulú. POR MARÍA DEL CARMEN VARELA
Los pájaros cantan y varios animalitos se asoman al bosque encantado. Estamos inmersos en la agradable atmósfera de un cuento y el personaje que todes anhelamos ver aparece en escena y nos observa con atención: una princesa con vestuario fucsia, cabellera rizada, colorido maquillaje y una mariposa dibujada a un costado de su rostro.
La princesa se desliza con luminosos patines blancos, como si volara a ras del suelo. Así se define y nos lo anuncia sonriente: “Soy una princesa, la princesa Lía, o Lilí”. Nos cuenta que ella misma eligió su nombre y que con ese acto esencial comienza su historia. Aunque no lo veamos, nos hace saber que estamos en un castillo que es su casa. Se escucha, otra vez, el canto de un pájaro. Lilí dice: “Oh pajarillo, debes saber que adentro tuyo también hay un castillo, un sitio de amor donde puedes ser tu misme, sin importar lo que piensen los demás. Abre tu corazón, despliega tus alas, solo así podrás sentir: la libertad siempre estuvo en ti”.
Contemplamos desde las butacas rojas del teatro Margarita Xirgu la puesta en escena de un mundo de fantasía, y también contemplamos un mundo real, carente de ficción. Asistimos a algo más que a una obra de teatro. Lo que aquí sucede trasciende la interpretación de un guión teatral por parte de un actor con un atractivo atuendo de princesa: esa princesa existe.
Su nombre es Luana. Es la primera niña trans en obtener DNI luego de sancionada la Ley de Identidad de Género en 2012.
A los dos años dijo en su media lengua: “Yo nena, yo princesa”. A los cuatro eligió su nuevo nombre y fue a la escuela con pollera y hebillita en el pelo, acompañada por su mellizo Elías y su mamá Gabriela.

Paula Cancela, directora de Princesa del futuro.
Foto: Martina Perosa
Fantasía y realidad
Gabriela Mansilla, la mamá, estuvo desconcertada al principio, sin saber qué hacer con ese “niño” que lloraba, pataleaba, que pedía a gritos una muñeca rosa y se resistía a jugar con “cosas de nene”. Recurrió entonces a la psicóloga del barrio que recomendó sostener su “ser varón” a fuerza de castigos. Hasta que un día Gabriela vio en un documental la historia de una niña trans, y comprendió lo que pasaba. Gracias a un dato que le pasó su hermana, se contactó con la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y Luana recibió asistencia psicológica del Centro de Salud Mental Cooperativo Ático. Gabriela: “Luana tiene once años ya, pasaron seis de aquel DNI. Es una niña sumamente feliz, tiene una capacidad de entender, de pararse frente al mundo increíble; tiene una valentía y una personalidad tan avasallante, es tan sincera, es una nena tan libre como lo es Elías, su mellizo”.
Paula Cancela es actriz y directora de teatro e investigó acerca del universo de las princesas de Disney con la intención de deconstruir esos arquetipos admirados por generaciones. Ese trabajo devino en obra de teatro: Ensayo sobre el temor que me da ser una princesa, que transitó por distintos espacios como el teatro Margarita Xirgu, el Centro Cultural Konex, el Centro Cultural Recoleta y el Club Cultural Matienzo. También hizo una reversión del personaje trágico griego de Casandra -que en la versión de Paula era travesti- y la presentó en su último año de carrera de Dirección en la Universidad Nacional de Arte (UNA). En agosto del año pasado comenzó a escribir una nueva obra, Princesa del futuro, en formato de veinte minutos para el Festival El Porvenir que se realiza en el Centro Cultural Matienzo con la participación de directores de teatro sub 30. Había tomado contacto con la historia de Luana, y en ella inspiró su obra.
Princesa del futuro circuló por el Matienzo, el Centro Cultural Paco Urondo, Casa Brandon, y en septiembre de este año pasó a un formato de poco más de media hora, con distinto vestuario y escenografía en el Teatro Margarita Xirgu, con el actor Manuel Fanego en el rol de la Princesa Lilí y el músico y actor Sebastián Furman, compositor e intérprete de los temas musicales. Cancela: “Princesa del futuro es la decantación de toda la investigación anterior, me interesa deconstruir el estereotipo de esas mujeres que son referentes de las niñitas todavía. Sabemos que hay relatos más evolucionados en el momento en que vivimos pero las ídolas de muchas niñas siguen siendo las mismas. Blancanieves se estrenó en 1938, hay algo que muestran esas mujeres, son sumisas, no trabajan, están esperando que un príncipe las salve. En Ensayo de lo que me cuesta ser una princesa trabajé mucho con eso y Princesa del futuro me vino a poner la tapa porque yo estaba deconstruyendo a las princesas, tratando de desprincesarme, y apareció alguien que quería ser princesa y estaba bien. Yo me crié con esas películas y esos libros. Entonces trabajé con una contradicción mía y con mi propia deconstrucción”.

Manuel Fanego en plena danza.
Foto: Martina Perosa
Actuar la época
«Mi tía Susy siempre hablaba de la importancia de los abrazos, decía que el abrazo que no damos es el agujero que dejamos en las infancias. ¿A ti te han abrazado de niñite? ¿Alguien no ha sido abrazado de niñite y quiere que le de un abrazo?”, pregunta Lilí.
Un actor ofrece al público un abrazo con tanta ternura que es imposible no querer caminar hacia él con los brazos extendidos. Manuel Fanego es la Princesa Lía. Patina sobre el escenario, canta temas especialmente compuestos para la obra por Sebastián Furman -con quien colaboró en las letras-, se expresa con un tono neutro que emula al de las películas de princesas. Habla con los animalitos que se cruzan en su camino, les pone nombre, porque para ella los nombres son muy importantes. La música se vuelve tensa, grave, y Fanego –Lilí- se convierte en un ser que da miedo, una bruja hechicera. Así nos cuenta que cayó en manos de esa maldita bruja que mandaba aplicar métodos correctivos para afirmar su masculinidad. También habla de su alma gemela, su hermano mellizo que siempre la entendió, de su padre que los abandonó y de su madre de pelo color carbón; de sus remeras que lucían como preciosos vestidos multicolores cada vez que lograba sacarlas del armario para probárselas frente al espejo.
¿Cómo es interpretar a una niña trans? Fanego: “Significó mucho para mí, hay cosas que necesitan ser visibilizadas y estar en ese lugar me llena de emoción. Me permitió conocer la historia y acercarme al mundo trans, trava, esas identidades diversas y de autopercepciones; rever en mí qué lugar ocupa ese cuestionamiento de mi propia identidad y de mi propio género. Hay mucho cuestionamiento propio que ya lo vengo teniendo, que me acompaña en toda mi vida y que es preciso defender para que cada une pueda tener esa chance de resignificarse todos los días. Suelo hacer papeles de mujer, hay algo que es natural en mí, cierta feminidad, y a partir de eso hice las cosas. Pero no hubo un trabajo pensado de construcción: hubo acercamiento al mundo trans, no mucho más de lo que ya sucedía. Me siento muy cómodo haciendo feminidades”.
Agrega Paula: “Nuestra madrina es Susy Shock, me di el permiso de citarla. Gabriela nos acompañó en todo el proceso de creación de la obra. Hay algo de la historia de Gabriela que me interpela un montón, como madre. Escribí la obra estando embarazada. Hablando con otras amigas trans, ellas nos decían: es la historia de todes”.
El día del estreno en el teatro Xirgu estaban presentes Gabriela Mansilla y sus hijes Luana y Elías, de once años. “Luana se emocionó muchísimo, se siente identificada y reflejada. Es inevitable no emocionarte, que se te caigan las lágrimas: están contando tu historia con frases literales y la emoción es mucha”, cuenta Gabriela. Luana hizo una sugerencia a la directora de la obra: “Me dijo que tendría que decir: soy una nena trans en vez de soy una nena”. Cuenta Paula que a partir de la tercera función Lilí corrigió la frase.
Desde entonces, Lilí habita ese mundo, lo recorre con sus patines blancos, abraza, se deja abrazar y con una enorme sonrisa afirma que “aunque cerraran las puertas de todos los castillos, yo las abriría con el poder de mi imaginación”.
Colorín, colorado, este cuento recién ha comenzado.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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