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Bauen: entre el desalojo y la expropiación

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Se agotaron las instancias legales para discutir la expropiación del Hotel BAUEN a favor de sus trabajadores. Este lunes 11 de julio, la Corte Suprema de Justicia rechazó el recurso de queja que la Cooperativa de Trabajadores había presentado en 2009, previamente rechazado tanto en primera instancia como en la Cámara de Apelaciones.
«El rechazo de la Corte nos hace despabilar y ponerle toda la energía a lograr la sanción de la Ley de Expropiación» dijo Federico Tonarelli a lavaca. La Corte entendió que no correspondía juzgar el expediente: los dos fallos en contra eran suficientes. La causa volvió a primera instancia, pero hasta ahora no llegó ninguna notificación de desalojo. Los trabajadores buscarán ahora presionar por la Ley de Expropiación que está siendo trabajada en la Comisión de Legislación General de la Legislatura. Si desde 2003 la pelea fue legal, ahora es política.
Bauen: entre el desalojo y la expropiación
Fraudes S.A
Desde el 28 de diciembre de 2001 en que dejaba de funcionar, el Hotel BAUEN se vio envuelto en todo tipo de entramados económicos y legales. Por entonces la firma chilena Solari S.A presentaba la quiebra fraudulenta del negocio, pero no era su propietaria. Tan sólo había pagado 4 de los 12 millones de dólares pactados, y su fundador Marcelo Iurcovich ofreció al juzgado devolver la suma a cambio del inmueble. El juez accedió pero Iurcovich nunca devolvió el dinero.
La historia sigue con los herederos de Iurcovich y otros terrores inmobiliarios. Finalmente la familia logró obtener la propiedad del Hotel y en 2005 anunció su nueva venta: esta vez a Mercoteles S.A., empresa que se haría cargo de las inversiones necesarias para su reapertura. Es decir: en el medio, el BAUEN había sido recuperado por sus trabajadores y vuelto a cerrar (enseguida contaremos esa historia). Son comprobadas las vinculaciones de Mercoteles con Iurcovich hijo, de nombre Hugo, es decir que el inmueble estuvo siempre en las mismas manos.
Votos
Aquel 2001 había dejado a 70 trabajadores del hotel en la calle. Enseguida se contactaron con el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y formaron una cooperativa. Hasta que recomenzaron a trabajar pasó un año y medio en el que subsistieron con algunos subsidios de desempleo que utilizaban para mantener la enorme infraestructura. En este caso firmaron un convenio con el Gobierno de la Ciudad y el propio Marcelo Iurcovich, que les permitió empezar a explotar comercialmente los salones a cambio de ceder el uso del teatro a la Ciudad. Antes y después, la familia Iurcovich calificaría a los trabajadores de «ocupantes ilegítimos».
La propiedad del inmueble no estaba hasta entonces definida. Iurcovich se decía el propietario pero no se hizo cargo de la deuda impositiva de 5 millones de pesos que pesaba sobre el negocio. Este vacío no le permitió por años a la cooperativa de trabajadores reclamar la Ley de Expropiación ni firmar convenios con empresas de turismo.
En diciembre de 2005 el macrismo ganó en la Legislatura la votación de una ley con el mínimo de votos que perdonaba la deuda pero proclamaba nula la cooperativa de los empleados para manejar el Hotel. Éstos se organizaron, reclamaron y el entonces jefe de gobierno porteño Jorge Telerman demoró la firma de la ley. En julio de 2006 la Justicia determinó que el hotel pertenecía a la firma Mercoteles, y el 30 de ese mes la jueza comercial Paula Ualde intimó al desalojo del hotel para el mes de septiembre. Los trabajadores lanzaron un comunicado:
«Hoy tenemos un pleno funcionamiento. Desde que nos constituimos como
Cooperativa hemos realizado todas las acciones y medidas a nuestro alcance
para poder explotar el lugar, seguir generando más puestos de trabajo y
demostrar que la gestión de las empresas recuperadas por sus trabajadores es
viable, concreta y exitosa. Los logros están a la vista, hemos generado más
de 150 puestos de trabajo -de los 20 iniciales -, en menos de tres años, y
otra cantidad de empleos tercerizados si tenemos en cuenta los contratos con
empresas proveedoras de insumos».
Bauen: entre el desalojo y la expropiación
La expropiación
El desalojo nunca llegó. La cooperativa de trabajadores logró hasta julio de 2011 discutir las persecuciones legales que ponían en jaque la propiedad del edificio. Y amenazaban, de vuelta, con dejarlos en la calle.
La última presentación que hicieron fue en 2009: giraron un recurso de queja que fue rechazado en primera instancia y luego en la Cámara de Apelaciones. El fallo intimaba a devolver el hotel a la firma Mercoteles. Los trabajadores llegaron a la Corte Suprema pidiendo que se examinara el expediente. Pero este julio de 2011 la Corte consideró suficientes los fallos anteriores, y avaló su resolución. «No queda una instancia superior a la Corte Suprema. Si bien desde el principio supimos que la pelea judicial iba a ser difícil, con esto nos queda más que claro que tenemos que resolverlo a través de la Ley nacional de Expropiación», explica Federico Tonarelli, presidente de la cooperativa.
¿Cómo hacer?
La Ley de Expropiación, presentada en 2008 por la diputada Victoria Donda, está siendo discutida en la Comisión de Legislación General. Básicamente consagra la expropiación de bienes según éstos «procuren la satisfacción del bien común, sea éste de naturaleza material o espiritual». Considerar a ese objeto «expropiable» significa poner en juego una serie de subjetividades e interpretaciones a cargo de veremos quiénes. Pero la voluntad estatal de promulgar la ley, en caso que salga, inclina el análisis a favor de los trabajadores. Se tendrán para esto en cuenta «todo aquellos cuya razonable utilización en base a planos y proyectos específicos convenga material o financieramente a ese efecto». La carta arriba citada y los años trabajando rellenan estos requisitos.
Como expropiante puede actuar tanto el Estado Nacional como la Municipalidad de la Ciudad o las entidades autárquicas nacionales y sus propias empresas. Una vez en sus manos, el Estado debe resolver el futuro. Tonarelli imagina que ocurriiría en caso de llegar a esa instancia: «El Estado se sienta con la cooperativa a buscar algún modelo de transferencia del edificio, que puede ser la venta, el préstamo o la cesión».
En esa puja están hoy los trabajadores del hotel BAUEN, lejos de bajar los brazos. «El rechazo de la Corte nos hace despabilar un poco y ponerle toda la energía a la sanción de la ley. Para eso vamos a seguir hablando con diputados e iniciar una campaña pública con apoyo de personalidades de la cultura, del cooperativismo, del ámbito social, político y sindical. La idea es preparar un acto importante con artistas para reclamar públicamente la situación de este conflicto», anuncia Tonarelli. El evento se estima para agosto.
Mientras, los plazos siguen corriendo. Lo cierto: en cualquier momento puede notificarse la orden de desalojo. Pero Tonarelli, tranquilo, busca no hacer una campaña del terror: «Nuestra jugada va por la positiva: queremos la sanción de la ley». El contexto electoral, cree, lo hace todo aún más peligroso: «Lo que queremos es que el Gobierno juegue todas las cartas en esto. Hasta ahora, nos ha apoyado tibiamente».

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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