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Borges y el papelón del gobierno porteño: el origen del error

Las redes sociales estallaron cuando alguien notó que el fragmento de un poema atribuido a Jorge Luis Borges no había sido escrito por el autor que el gobierno de la Ciudad pretendía así homenajear, a 30 años de su muerte. Estampado en un gran cartel que adornaba la estación San Martín de la línea C de subte, este fragmento atribuido a Borges era, en realidad, parte del poema After a while, escrito a los 19 años por la inglesa Veronica A. Shoffstall.

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Las redes sociales estallaron cuando alguien notó que el fragmento de un poema atribuido a Jorge Luis Borges no había sido escrito por el autor que el gobierno de la Ciudad pretendía así homenajear, a 30 años de su muerte. Estampado en un gran cartel que adornaba la estación San Martín de la línea C de subte, este fragmento atribuido a Borges era, en realidad, parte del poema After a while, escrito a los 19 años por la inglesa Veronica A. Shoffstall. Desde SBASE -la sociedad del Estado dependiente del gobierno de la Ciudad que administra los subterráneos- informaron a la prensa que la falacia partió del sector Ornamentación de Estaciones. Alegaron que la frase les había llegado “del Archivo de la Nación”, sin precisar a qué organismo público se referían.

Borges y el papelón del gobierno porteño: el origen del error
En Internet se puede rastrear el origen de tan grosero error. Así lo cuenta el profesor español Héctor Monteagudo Ballesteros en su blog Aguja de Mar:
“La historia es la que sigue: mientras echaba un vistazo a la página web de la Asociación Española de Lectura y Escritura (AELE), dedicada al fomento de la lectura y a los recursos didácticos en las aulas de escuelas primarias, encuentro este poema firmado por Jorge Luis Borges (1899-1986). Puesto que no lo conocía, lo leo con cierto interés, aunque pronto me invade una sensación extraña, porque no reconozco el estilo del maestro argentino en estas palabras. De hecho, es un poema mediocre si lo comparamos, por ejemplo, en su selección léxica, grado de elaboración de la sintaxis y uso de técnicas literarias. El tono pretende ser lírico, pero el resultado es amanerado y prosaico, como si estuviera escrito por un adolescente que se compadeciese de sí mismo.”
Sus sospechas eran certeras:
“Con estas nuevas reflexiones, reemprendo la búsqueda, esta vez, poniendo especial atención en los comentarios que traten de posibles traducciones. No tardo mucho en hallar la solución: su autora es Veronica A. Shoffstall, que a los 19 años escribió el original en inglés, After a while, del que pululan numerosas traducciones en varios idiomas”.
Didáctico, el profesor concluye:
“El vicio de copiar contenidos de páginas ajenas, sin preocuparse por comprobar sus fuentes, ocasiona, a veces, malentendidos que ponen en entredicho la credibilidad de personas e instituciones. Por tanto, cita siempre tus fuentes después de comprobarlas”.
La advertencia está fechada el 2 de junio de 2008, pero el gobierno porteño nunca la leyó. Tampoco -queda claro- la obra de Borges.

Y Bono también

El blog literario Hibridación también le dedica un post al falso poema de Borges. Cuenta:
“El error sobre la autoría se extendió tanto, que el 4 de diciembre de 2005 el cantante irlandés Bono, integrante de U2, leyó en el programa de televisión mexicano Teletón unas líneas del texto, que atribuyó a Borges, de quien dijo, también erróneamente, que era un escritor chileno”.
Hay en la web muchas más referencias a este error de cita. El más enfático está en Youtube. Se titula ¿Borges? ¡NO! Verónica Shofstall. Fue subido el 16 de enero de 2010 y ya cuenta con 277.459 visualizaciones.
Desafortunadamente, ninguna del gobierno porteño.
El poema de Shofstall también fue atribuido a William Shakespeare y por eso hay en Wikipedia una aclaración que lleva por etiqueta el título del poema en portugués y castellano: Con el tiempo uno aprende. Allí se explica que lo escribió en 1971, a los 17, en el cuaderno escolar, pocos días antes de terminar el colegio secundario.

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]

Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!

De la idea al audio: taller de creación de podcast 

Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.

¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.

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¿A quién está dirigido?

A personas que comunican, enseñan o impulsan proyectos desde el formato podcast. Tanto para quienes quieren empezar como para quienes buscan profesionalizar su práctica.

Contenidos:

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Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
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Docente:

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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