Nota
Buen provecho: Sabrina Critzmann y su libro «Criar y comer»
La crianza como un hecho social. El respeto como un derecho. La comida, como una herramienta de salud, y la cocina como un hecho revolucionario. En la Argentina del hambre, la malnutrición, los ultraprocesados y las fumigaciones, una pediatra profundiza sobre recetas para intentar salirse de los moldes publicitarios y pensar en lo que necesitan comer les niñes para que, como suele decirse más que hacerse, el futuro sea mejor. Por Anabella Arrascaeta.

Sabrina Critzmann (34 años) es médica pediatra, puericultora, consultora de porteo, escritora y madre, entre muchas otras cosas. Su primer libro Hoy no es siempre: una guía para la crianza respetuosa, lleva siete ediciones agotadas. Y ahora presenta el segundo, Comer y Criar –Guía pediátrica de alimentación saludable para toda la familia–, en el que profundiza una idea: comer y criar es mucho más que alimentar a quienes transitan la infancia.
Las más de 500 páginas que escribió llegan luego de los talleres que Sabrina hacía con la licenciada en Letras y cocinera Natalia Kiako, y la periodista y escritora Soledad Barruti sobre deconstrucción alimentaria: donde proponen pensar la comida y conectar con aquello que nos alimenta de verdad.
Este libro es parte de la propia deconstrucción de Sabrina como profesional, y también sobre lo que construyó en el camino. Es un alerta, gigante, y a la vez un hilo de pistas que en forma de recetas nos invitan a caminar hacia adelante, para saber qué hay si nos entregamos a degustar.
Criar y cuidar
Si hay algo que reciben las madres, desde todos lados y todo el tiempo, son órdenes.
Sabrina lo sabe porque hasta ella llega también la catarata de comentarios que nadie pidió. Por eso, para cortar con esa cadena, decidió que sus libros no estén dirigidos solamente a madres. En su primer trabajo usa el concepto de “mapadres” para referirse a sus interlocutores; en el segundo avanza: “Hoy hablo de cuidadores, personas que cuidan las infancias”, dice sin perder de vista que todavía quienes mayor tiempo, cuerpo y cabeza dedican a cuidar siguen siendo mujeres. Sabrina propone: “La misma información es para todas las personas, porque hay que comprender que la crianza es un hecho social. En cierto punto, aunque no tengamos hijas, hijos, hijes, estamos participando de la crianza de otras personas. Somos parte de una sociedad que cría y las infancias merecen ese espacio en la sociedad”.
Entonces, poniendo a la niñez en el centro dice fuerte y claro que “el respeto no es una opción”, para no alimentar confusiones. “A veces se cree que la crianza respetuosa parte de ejecutar un método específico, hacer ciertas cosas, pero no es opcional respetar a otra persona”.
Opcionales son otras cosas, que muchas veces se convierten en nuevos dogmas, y pasan por decisiones que toma una familia: “No hay cosas buena o malas en ese contexto”, dice y reitera: “El respeto es un derecho, no es una opción”.
Por eso aclara que una crianza respetuosa no significa una crianza sin límites. La razón: “Tiene en cuenta las necesidades y deseos de los adultos cuidadores, siempre comprendiendo que la relación es asimétrica”, escribe en su libro.
En ese contexto Sabrina sostiene que “pensar una alimentación saludable tiene que ver con el respeto de la salud de las infancias” y ahí se detiene a pensar el rol fundamental del Estado para garantizar el acceso y para desarmar lo que ella ve como problema: el marketing, la publicidad, los profesionales que no se actualizan, lo que creemos que es saludable, y la cultura de la dieta que nos pone a contar calorías.
El hambre ultraprocesado
En Argentina hay lugares donde inexcusablemente hay infancias desnutridas. Y también lugares donde hay infancias malnutridas. “La malnutrición muestra un panorama de niñas y niños que consumen suficientes y excesivas calorías diarias, de mala calidad, con escasos nutrientes, de la mano de más de un 50% de menores de edad en situación de pobreza”, describe Sabrina.
La situación es más alarmante si a esto sumamos un aumento exponencial de enfermedades crónicas no transmitibles que restan años y calidad de vida. “Cada vez hay más chicos con diabetes, con caries, con asma, y todo eso va a repercutir en su crecimiento y su desarrollo”, escribe.
¿Entonces? “Hay que empezar por lo básico: sacar los ultraprocesados”, comparte un primer paso, describiendo a estos productos con la siguiente definición: “Formulaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de los alimentos a las que se les agregan aditivos como saborizantes, perfumes y colorantes para que sean más deseables, y otros aditivos que hacen que duren mucho tiempo en la góndola”.
O sea: algo que dice ser comida, pero no lo es.
Un dato: “Hay una comparación interesante: en Argentina consumimos por persona, por año, alrededor de 800 gramos de legumbres, que es un alimento económico y muy rendidor, que requiere una cocción que permite que te dure unos cuantos días. Y consumimos 143 litros de gaseosa, por año, por persona”.
Otro dato: “Todos los niños de Argentina toman dos bebidas azucaradas por día. Hacer un cambio requiere de información, y también de un poco de tiempo”, dice sobre lo que se suele poner en la balanza: comer más saludable lleva más tiempo y es más caro. “Es una cuestión que es de proyección: cuánto nos va a salir comer no saludable para nuestra vida y nuestra salud. Casi todas las personas de más de 50 años están poli medicadas. Un parche que tapa a otro”.
Comida fumigada
La situación se complejiza, aún más, si pensamos en una Argentina extractiva, fumigada y contaminada. “Tenemos agrotóxicos y un montón de efectos del sistema productivo, y tenemos también la necesidad de virar hacia la agroecología y a sistemas más amables para las personas que trabajan en esos ámbitos. Pero las propias guías alimentarias dicen que comamos más vegetales. Y hay una idea de que es mejor comer una galletita ultraprocesada que una manzana que no es orgánica, y no es así: ya está probado el beneficio de la alimentación basada en plantas”.
¿Qué es la alimentación basada en plantas? Sabrina lo explica así en el onceavo capítulo: “Es aquella donde la mayoría de los alimentos provienen de fuentes vegetales: frutas, verduras, legumbres, cereales, semillas, frutos secos. No quiere decir necesariamente que no se consuman carnes u otros derivados animales. Simplemente, que la base alimentaria, el grueso de lo que se consume, está basado en plantas”.
El alerta: “El mercado está plagado de ultraprocesados de mala calidad y dañinos para la salud bajo el rótulo de ‘naturales’ o ‘veggies’”. La Ley de Etiquetado Frontal recientemente sancionada se vuelve una herramienta clave para desarmar ciertas fachadas mentirosas.
Regular el kiosko
«No elegimos la comida por su calidad alimentaria, la elegimos por su publicidad”, dice Sabrina en el décimo capítulo de su libro, dedicado a la alimentación escolar, ese momento de la vida donde la industria alimentaria encuentra un target ideal para vender y alimentar sus arcas.
“La escuela es un lugar, también, de crianza. La pandemia lo dejó más claro que nunca. Y en ese lugar hay un problema sobre qué es lo saludable”, reflexiona Sabrina. “Todavía creemos que lo saludable es lo light, lo verde, lo que tiene el sello de un famoso médico nutricionista. La educación alimentaria que tiene que ser más global y abordar las áreas docentes”. Ese engaño tras colores verdes es peligroso si se tiene en cuenta que un análisis que se hizo en 2017 acerca de la publicidad y las infancias arrojó que el 40% de los avisos apela a mensajes de salud y nutrición como “huesos fuertes” o “fuente de vitaminas y minerales”.
La Ley de Etiquetado Frontal también plantea que los entornos escolares estén regulados. “Para mí era una de las cosas más importantes de esa norma”, dice Sabrina. “La oferta de los kioskos en relación a los alimentos no saludables tiene que ser regulada. Y el etiquetado frontal justamente regula los entornos educativos, no permitiendo que productos que tengan sellos negros sean vendidos a las niñas y los niños en la escuela.
La regulación viene a dar batalla a la publicidad anti salud. Se estima que niñas y niños en Argentina están expuestos a más de sesenta publicidades televisivas de comida chatarra por semana, según un análisis de 2017 de la Fundación InterAmericana del Corazón.
Lo micro
Sabrina Critzmann dedica un largo capítulo de su libro a hablar de algo que a priori parece extraño, pero es fundamental: la microbiota: “Todos los microrganismos que forman parte de nuestro cuerpo”, define.
“Nosotros no somos un ente aislado. Nuestros cuerpos son un ecosistema. Entonces hay que pensar la microbiota como un órgano difuso que tiene funciones inmunológicas, tiene funciones de nutrición, tiene funciones de neuro desarrollo. Las bacterias y otros organismos que se encuentran en nuestro cuerpo -en nuestros intestinos, en nuestra boca, en nuestra piel, en nuestra vagina: en todos lados- van a generar neurotransmisores que impactan en cómo nos sentimos, cómo percibimos el entorno, e incluso en cómo percibimos a las otras personas”.
Cuenta que antes se hablaba de “flora intestinal”, pero con las nuevas técnicas de investigación apareció el concepto de microbiota. “Tenemos una microbiota que empieza, creemos, en la vida intrauterina, que tiene un impacto muy grande en el momento del nacimiento, y después su funcionamiento tiene que ver directamente con la forma de alimentación”.
¿Por qué? Explica en su libro que, al comer, ingerimos sustancias que serán metabolizadas por nuestro cuerpo y otras que serán metabolizadas por la microbiota. “La microbiota ‘come’ fibra y de esa digestión genera productos que entre otras cosas contribuyen a la barrera intestinal. Cuando no consume fibras (legumbres, cereales integrales, frutas, verduras) y se consumen ultraprocesados, la microbiota saludable disminuye y predominan bacterias que producen inflamación”, explica sobre los efectos de los productos de las empresas alimentarias en el cuerpo de las personas.
El alimento puede ser entonces salud o enfermedad: “Hay muchos factores que pueden afectar la microbiota, y cuand eso ocurre pueden originarse o empeorarse muchas en enfermedades. Cualquier cambio positivo de alimentación va a mejorar la salud de las personas”.
Huerta ATR
Sabrina dedica dos capítulos de su libro a brindar herramientas. Uno es “Huerteando a todo ritmo”, con tips para quienes tienen poco tiempo o para quienes viven en la ciudad e incluye listados de plantas por estación. Otro es un gran apartado con recetas y secretos para comer saludable, y muy rico, en casa. “Yo no soy una cocinera: soy una persona que cocina. El libro es para contar estrategias que a mí me fueron acompañando y que voy aprendiendo, como una niña”, aclara sobre el porqué de compartir recetas de panes, galletitas, cremas untables, budines, tortas, panqueques, muffins, helados y preparaciones saladas que van desde hamburguesas hasta locro.
El libro termina, entonces, con una invitación: “Las y los invito a cocinar: es un acto revolucionario que nos hace libres, porque siempre sabremos qué le estamos dando a nuestro cuerpo y a nuestra salud”.
CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


CABA
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
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