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Campo popular: Tras el 1º Foro Agrario

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Propuestas para la clase política en año electoral. La Unión de Trabajadores de la Tierra fue motor del 1º Foro Agrario realizado en el país, y tres de las mujeres que la integran explican qué se debatió para poner en práctica nuevos estilos de producción, de relaciones sociales, y de alimentación. Una subida de línea para repensar el país. SERGIO CIANCAGLINI
Zulma Molloja tiene: gorra verde, mirada que brilla, juventud curtida, aros redondos, una lechuga que agita como una antorcha, entusiasmo volcánico, vozarrón agudo para despertar a gente durmiente, y una propuesta.
Las propuestas son un bien escaso en la realidad argentina, pese al año electoral, más aún entre los autopercibidos como “dirigentes” políticos, que demasiadas veces reducen la idea de propuesta al reparto de cargos y/o cajas.
Zulma, en cambio, no es candidata. Y no tomó el micrófono como una iluminada que aparece desde arriba, sino como una de las encargadas de hablar en nombre de 3.500 personas que escuchaban lo que ellas mismas habían estado elaborando después de dos jornadas de trabajo, sembrando una red de propuestas con alcances económicos, productivos y de salud pública,
El inédito evento ocurrió en el micro estadio de Ferro, paraje Buenos Aires.
Dijo Zulma:
“Necesitamos exigir una Ley de acceso a la tierra. No queremos que nos regalen la tierra, queremos pagarla. Pagarla en cuotas en vez de pagar un alquiler. Hacer el trabajo de la tierra que siempre hemos querido, que siempre hemos anhelado y vivir dignamente con nuestros hijos”.

  • “Trabajamos en el sol, en la lluvia, en el frío, en el barro, por nuestros hijos. Ya estamos cansados de los intermediarios que vienen a las quintas y nos pagan un peso. A veces ni nos pagan”.
  • “Estamos por una soberanía alimentaria. Queremos cambiar el modelo de producción. No queremos que nos sigan envenenado con químicos, queremos trabajar agroecológicamente”.
  • “Ya hay muchos compañeros y compañeras que tienen cáncer, nacen bebés con malformaciones y muchas enfermedades. Así que nosotros tenemos que romper esto y cambiar el modelo de producción.”
  • “Necesitamos seguir construyendo la agroecología como modelo productivo para este país, soberanía alimentaria para acceder alimentos sanos y a precios justos para todo el pueblo”.

Conceptos raros en la agenda política: acceso a la tierra, trabajo, lluvia, frío y barro, modelo de producción, envenenamiento, cáncer, malformaciones, alimentación sana, agroecología, precios justos, políticas públicas.
La ovación a Zulma fue una de las tantas que le puso música al Primer Foro Nacional por un Programa Agrario, Soberano y Popular, organizado por la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra) el 7 y 8 de mayo, con la participación del Movimiento Nacional Campesino Indígena, el MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero, Vía Campesina), el Movimiento Agrario de Misiones, la Unión de Trabajadores Rurales de Córdoba, la Unión de Pequeños Productores de Jujuy y Salta, y sectores de la Federación Agraria, entre otras organizaciones que son, literalmente, el campo popular, o acaso la verdadera sociedad rural.

Sistema presentativo

Cajones de verduras como asientos, en medio de acelga, espinaca, cilantro y kale agroecológicos: la charla para hablar del Foro fue en un vivero de la UTT en Lisandro Olmos, Gran La Plata, una de las principales zonas frutihortícolas del país, en la cual la organización comenzó a crecer hace 9 años hasta convertirse en el mayor gremio de agricultores y campesinos del país, integrado por unas 15.000 familias.
Zulma Molloja tiene 28 años, dos nenas de 11 y 8, es delegada de base, productora desde que era niña y vocera de la UTT. Formó además un grupo de mujeres que parece inmerso en una guerra: la violencia machista. Nació en Bolivia y desde los 11 años vive en esta comarca platense, antes con su familia y ahora con su pareja, alquilando parcelas para la producción de frutas y verduras, con una búsqueda: “No ser esclava”.
Natalia Quispe, 22, es delegada de base de Florencio Varela, integra el Consultorio Técnico Popular (COTEPO) mediante el cual la UTT promueve la capacitación entre campesinas y campesinos para hacer el pasaje a la producción agroecológica, que aún es minoritaria en el gremio, pero crece semana a semana.
Rosalía Pellegrini, 36, dos hijos de 9 y 6 años, es una de las fundadoras de la UTT junto a Nahuel Levaggi. Viene de familia que vendía verduras en bicicleta con canasto, y de la militancia política en el Frente Darío Santillán. Produce bioinsumos naturales para el kiosco de recursos que la UTT instaló en Olmos, y plantas aromáticas que se utilizan para que los insectos con apetito no perjudiquen a los cultivos. Es secretaria de Género de la UTT y logró retomar y terminar la carrera de Ciencias Políticas, sin faltar ni una vez a los verdurazos ni a las represiones absurdas en modo-Bullrich (febrero, en Constitución) con gas pimienta y balas de goma versus las berenjenas. La peligrosa venta de verduras sanas a precio ínfimo pudo realizarse finalmente sin riesgos para la seguridad nacional, ante la felicidad del vecindario.
Dice Rosalía: “Lo del Foro nació con una pregunta: ¿qué tenemos para decir los trabajadores y trabajadoras del campo en época de elecciones? Lo primero que entendimos es que no podíamos hacerlo solos. Somos la organización más nueva (creada en 2010) y nos juntamos con otros movimientos y organizaciones, algunas que vienen desde las Ligas Agrarias. El Foro terminó teniendo una continuidad histórica y con participación de distintas generaciones que todos nos decían que no se había dado en décadas”.
Otro desafío: “Teníamos que pensar cómo hacer política de otra forma desde los movimientos que estamos todo el día en la tierra lidiando con la problemática del sector. Porque la política electoral tiene esa cuestión de ser de arriba hacia abajo. La construcción del palco. Podríamos haber hecho un Foro con un palco, unos pocos hablando y el resto escuchando. Pero nosotros no somos eso”.
El dispositivo fue al revés. Durante dos días se reunieron 23 comisiones. Entre otras: Modelo productivo, Tierras, Semillas, Comercio exterior e interior, Mar y pesca, Agua, Emergencia de las economías regionales, Gestión local participativa, Horticultura y floricultura, Cereales y oleaginosas, Educación, Género. Temas en los que demasiadas veces la llamada clase política es víctima de afonías agudas.
En cada comisión intervinieron decenas o centenas de personas. Cada quien se presentaba y contaba el problema de su sector, o de su producción. Fue una especie de sistema presentativo en el que, el que quiso, tuvo su voz sin delegarla, para discutir y elaborar propuestas de corto, mediano y largo plazo.
Natalia participó en Modelo productivo: “Lo que la gente planteaba más que nada es que no hay tierras, mientras el alquiler y las tarifas son enormes”.
Zulma piensa y habla a velocidad de rayo: “Yo pago un alquiler de 8.000 pesos mensuales, pero no nos regalen nada y déjennos comprar la tierra con créditos blandos, porque el alquiler nos está matando, somos los que producimos la comida para el pueblo y lo que queremos es vivir dignamente. Bueno, así, cada uno hizo sus propuestas. Pudimos debatir como pequeños productores. Nos conocimos. Yo te digo: el Foro fue un hecho muy hermoso”. Zulma y la UTT han recuperado un uso cotidiano de la palabra “pueblo” que había quedado devaluada no tanto por quienes la denigran, sino muchas veces por quienes la exaltan.
El saldo de cada debate e intercambio se escribió en grandes hojas de papel. Cada comisión eligió vocerxs que fueron accediendo al escenario sucesivamente para describir y mostrar sus propuestas ante las personas que a su vez habían participado en otras comisiones. Todo con una fluidez asombrosa, de gente que no está para perder el tiempo. El Foro tuvo así un público que fue también el protagonista, calculado en 3.500 personas llegadas de todas partes del país.
Otro detalle que hasta antes del Foro era casi impensable: la combinación entre la cuestión campesina y la feminista. Rosalía: “Hubo una mirada antipatriarcal hasta en la forma de organizar el encuentro, entendiendo que la política la tejemos desde abajo, en ronda, en asamblea, para construir desde ahí el programa agrario”.
Además de esas formas circulares y dialogadas, hubo una comisión específica que postuló una declaración de emergencia contra la violencia machista, la plena implementación de la Educación Sexual Integral en todos los niveles, y políticas de visibilización de los derechos de las mujeres agricultoras y campesinas incluso en términos de acceso a la tierra.
Dice Rosalía: “En el Foro hubo algunos palcos, pero lo que le dio contenido fue la gente. Ese es un aporte: hacer política desde abajo”.
Funcionó así un nuevo paradigma político que germina desde hace tiempo en muchas experiencias sociales: la subida de línea.
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10 propuestas de acción

La UTT sintetizó algunas de las propuestas generales surgidas del Foro, que se presentarán a los diferentes partidos políticos. Los conceptos que definieron como “hacia dónde queremos ir” fueron:
Soberanía Alimentaria.
Tierra como territorio y hábitat.
Construcción de un modelo productivo no extractivista.
Las primeras propuestas para el diseño de un nuevo paisaje rural:

  1. Democratizar las políticas públicas para el agro con participación de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena en todos los organismos del Estado relacionados al agro.
  2. Limitar la aplicación de agrotóxicos en todo el territorio argentino.
  3. Fomento a la agroecología en todo el territorio nacional.
  4. Apoyo para replicar Foros Agrarios Federales en las distintas regiones del país.
  5. Fomento del arraigo rural con infraestructura, educación, comunicación, salud y cultura.
  6. Políticas de acceso a la tierra o regularización dominial para la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena.
  7. Políticas de compras públicas a la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena.
  8. Intervención estatal para impedir la monopolización de las cadenas agropecuarias y pesqueras.
  9. Fomento a la cadena corta de comercialización y la vinculación del productor con el consumidor.
  10. Todas estas políticas deben implementarse con prioridad para mujeres y jóvenes, con el objetivo de igualar las oportunidades rurales.

Cuando se va al detalle de las conclusiones de cada comisión aparecen más ideas, de absoluta lógica para quien conozca cada situación. En Salud se planteó: “Paren de fumigar” y “Declarar la emergencia alimentaria, sanitaria y ambiental”. En Carnes: “Regulaciones y políticas que impidan la concentración vertical de la cadena”. En Pueblos Originarios: “Desmilitarización de los territorios”, “Cumplimiento efectivo de los derechos de los Pueblos Originarios con la ejecución plena de la ley de Emergencia y Relevamiento Territorial”. En Gestión local participativa: “Destinar tierras fiscales para fomentar e intensificar prácticas agroecológicas”. En Comercio exterior: “Apoyo financiero, técnico y de infraestructura para las exportaciones de pequeños y medianos productores especialmente las cooperativas de producción agraria, de pesca, apícolas, ganaderas, etc.”.
Otra constante del Foro fue la denuncia de la concentración y monopolización de la economía. Este tipo de planteos suelen ser tildados por medios porteños y panelistas televisivos como “populismo”, pese a que la crítica antimonopólica fue iniciada por uno de los referentes teóricos del liberalismo económico, Adam Smith (fallecido en 1790), quien veía en la concentración el mayor riesgo para una economía liberal, y se refería al “miserable espíritu del monopolio”. La propuesta del Foro empalma con un debate mundial ante la situación de un poder económico concentrado, cada vez más, en menos corporaciones, lo cual aumenta los niveles globales de desigualdad al infinito y más allá.

Estado transgénico

Natalia habla de la ortiga, que en otros ámbitos es maleza que hay que matar, y que agroecológicamente es una bieneza que sirve como materia prima para fertilizar los suelos y además para hacer remedios caseros que evitan a los humanos el calvario económico de las farmacias.
Siguen las propuestas políticas. Rosalía rescata la idea del Banco de tierras planteada en el Foro “que permita otorgarle a pequeños productores tierras que pueden ser fiscales para producir alimentos más sanos y a bajo costo para la sociedad. Eso sería increíble”. En realidad es creíble: en Jáuregui ya funciona la Colonia agroecológica 20 de abril de la propia UTT en terrenos de un viejo hospital, con 20 hectáreas productivas que dan trabajo a 20 familias y se prevé ampliar hasta 54. Los productores cobran entre tres y cinco veces más que haciendo producción convencional, ya no viven sobre los venenos, y los consumidores se pueden dar el lujo de comer verduras sanas a precios que quedan fijos durante seis meses. La relatora sobre el Derecho a la Alimentación Hilal Elver definió estas producciones como “milagrosas” cuando visitó el país en 2018. Una experiencia similar se va a replicar en Gualeguaychú, donde el glifosato fue directamente prohibido, mientras se impulsa el PASSS, Plan de Alimentación Sana, Segura y Soberana. (Cada uno de estos temas puede buscarse en lavaca.org, Revista MU).
“No tenemos números de cuántas hectáreas podrían cederse o ponerse en venta para los pequeños productores. Hay del ejército, del Estado, y supimos que Desarrollo Social tiene grandes campos en la provincia de Buenos Aires, en Capitán Sarmiento. ¿Y qué producen? Soja transgénica: eso, en manos de campesinos y agricultores, provocaría un cambio enorme en lo que es la producción alimenticia y en la situación de miles y miles de familias”.
Desarrollo Social produce soja, cuenta Rosalía, pero le compra a la UTT bolsones de verduras agroecológicas. “El Estado puede priorizar este tipo de compras, en lugar de comprarle a las grandes empresas. Eso sí: se logró después de tres años de lucha y verdurazos. Pero tranquilamente puede ser una política de Estado, como cuando empezó el programa Hambre Cero en Brasil, favoreciendo por un lado a la agricultura familiar, y por otro a escuelas, hospitales y comedores a los que les llega comida nutritiva y sana. Y la otra propuesta es no dejar la alimentación exclusivamente en manos del mercado, porque ha terminado siendo una irracionalidad tanto para el productor como para el consumidor”.
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Cómo cambiar el país

Otro planteo de cambio estructural en el Foro fue la idea del arraigo rural, el mejoramiento de la calidad de vida y la posibilidad de frenar el éxodo hacia las periferias urbanas, para recuperar el campo como concepto de tierra y hábitat, de producción y de vida: “Siempre tuvimos un sueño. Cuando vos ves una villa, un asentamiento, pensás: ¿cuánta salida, cuánta proyección de una vida digna puede haber si están uno encima del otro, sin laburo? Los hijos tampoco tendrán vivienda y es muy difícil pensar una salida sana, sin las problemáticas de drogadicción y todo lo demás que tenemos entre los más pobres. En cambio, hay una tierra riquísima para producir, buenas condiciones naturales, y una posibilidad enorme de construir fuentes de trabajo en un sector que casi siempre tiene raíces campesinas. Fijate el panorama que se abriría”.
En lugar de ese sueño de la UTT, que ya habían planteado en 2009 Irmina Kleiner y Remo Vénica en MU, la política convencional facilita la concentración de tierras, el monocultivo transgénico, la muerte y contaminación de suelos, aire y agua, el vaciamiento rural vía éxodo, el hacinamiento en villas y asentamientos que luego serán reprimidos como parte de una matriz o matrix social insustentable y enferma. “No es fácil, implica muchos recursos y un trabajo pedagógico de transformación social y cultural. Pero puede hacerse, y es una responsabilidad política del Estado ponerlo en marcha”.
Reconoce Rosalía que el Foro no tuvo unanimidad en ciertos temas: “Nosotros como UTT creemos que el modelo de agrotóxicos no da para más, y lo están planteando hasta organismos internacionales. Pero no podemos ser utópicos y decir: se cambia a la agroecología de hoy para mañana. La mayoría de nuestros propios compañeros sigue bajo el modelo convencional, y no podríamos penalizarlos diciéndoles: desde mañana cero agrotóxicos”.
¿Cómo se hace política en este caso? Rosalía: “Tenemos que dialogar y no pelear con los actores que tienen que cambiar el modelo productivo. Tiene que haber una transición. Por ahí hay sectores que dicen ‘hay que terminar ya’, pero no tenemos capacidad productiva para hacerlo. Hay un discurso ambientalista sin sujeto, sin trabajadores y productores. Entonces hay que lograr una alianza entre esa visión crítica del modelo productivo, y los pequeños productores y agricultores dependientes de ese modelo. De lo contrario, generás rechazo. Hay que pelear contra Bayer, contra Monsanto, no contra el pequeño productor que no se está llevando dólares sino tratando de vivir. Nosotros podemos decir que estamos logrando esa transición, que tenemos un método de campesino a campesino totalmente a pulmón, sin apoyo alguno del Estado. La idea del fomento a lo agroecológico aumentaría totalmente esa tendencia”. Por eso el Foro planteó limitaciones para el uso de agrotóxicos, aún por definir, mientras se postula una ley de fomento a la producción sana y soberana.
La mirada de Zulma: “Hay compañeros que no pueden pasar a la agroecología ya, porque aprendieron a trabajar con los químicos y tienen miedo de cambiar. Y otros, porque están presos mes a mes del alquiler. Tienes que pagar sí o sí, de donde sea, para mantener a tu familia. Entonces echas químicos para que la producción sea más rápida. Al comienzo lo agroecológico es un poco más lento, hasta que recuperas el suelo. Una vez que lo haces, te va mejor económicamente. También lleva un tiempo la capacitación”. Natalia: “Los que empiezan a hacerlo, después están mucho más contentos porque la verdura es buenísima y a través de la UTT se vende a mucho mejor precio”.
Son 200 de 5.000 hectáreas bonaerenses las que están trabajando agroecológicamente. En 2015 era solo una familia, la de Miguel Reyes y Rosalía Iturbe (que hoy están en Jáuregui) con apoyo de técnicos del INTA y luego del colombiano Jairo Restrepo. Hace un año eran 90. La tendencia se incrementó con la instalación de tres verdulerías agroecológicas y están esperando la habilitación de un Mercado de Abasto agroecológico en Lanús que empujará aún más la producción al encontrar nuevas formas de distribución y comercialización.
Las cuentas de Zulma: “Al hacer lo agroecológico me cambió la vida porque el alquiler ya no es una preocupación. En el convencional te pagan 20 pesos el cajón de lechuga, o ni te pagan. Te vas a las financieras, te dan préstamos, te endeudas cada vez más y nunca puedes salir de eso. La UTT me paga 120 pesos el mismo cajón, pero además me compra todo lo que tengo en la quinta. El zapallito de 30 o 50 el cajón con el sistema convencional, a 200 en la UTT”. Natalia: “Pero siempre es verdura agroecológica, y el que compra paga el mismo precio que la convencional, que es peor, no dura, y no tiene los nutrientes de la planta. Lo bueno aquí es que no hablamos de agroecología, la hacemos”.
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Cuando ellas dicen basta

Lejos de editorialistas, televisores y académicos, sentado en un cajón de madera entre espinacas, siento que participo de una de las conversaciones más políticas que se puedan sostener, en el mejor sentido de la palabra. Rosalía explica que piensan la política como construcción de autonomía con respecto a los partidos y el Estado, para negociar con dignidad. “Esto no es para la foto, sino para llenarlo de contenido. Si lo quieren tomar, perfecto. Y si no, nos veremos en las calles y en las luchas”.
Natalia: “Lo agroecológico es salud, género, vivir mejor con la tierra y estar mejor con uno mismo, no solo sembrar sin veneno. Queremos tierra, trabajo y cambio social. Y el cambio se hace porque al cuidar el ambiente y el alimento, estás cuidando también al que va a consumir”.
Entre verdurazos, feriazos y foros, la UTT ha cultivado un ejercicio fuerte de creatividad. Dice Rosalía: “Siempre tratamos de buscarle la vuelta a los problemas en las reuniones de las asambleas de base. ¿Cómo generar que el vecino y la vecina entiendan nuestro reclamo? Tratando de generar una alianza con el resto de la sociedad. Esa alianza es la que construye poder; y un consenso en la sociedad para por lo menos saber qué hay detrás de lo que comemos. Tenemos un objetivo máximo que es una reforma agraria integral, la tierra para el que la trabaja, pero eso va a existir si tenemos una conciencia en común con el resto de la sociedad”.
Cuenta Rosalía que una de las cosas que más la conmueven es cómo las mujeres como Zulma se han puesto a salvar a sus compañeras de la violencia. “Son como un escuadrón que va en bici, en remis o en motito a defender a las compañeras agricultoras, que han empezado a pedir ayuda. Hemos incluso expulsado de la organización a hombres violentos. Y en una cultura que tiene mucho de patriarcal y machista, muestran que son ellas las proveedoras del hogar muchas veces, y discuten la doble explotación: en el campo y en la casa”. Crearon además un Jardín comunitario, asesoramiento para los anticonceptivos, acompañamiento.
Zulma, sopla un mechón que le cae bajo la gorra verde. “Lo que más me impactó cuando conocí esto es lo de organizarse. Yo no lo sabía. Primero fue para mí organizarnos como productoras. Y después, como mujeres. Estás a las 3 de la mañana cortando lechuga y bosteando, luego la casa, los niños, y luego te dicen que estás gorda y fea. Y hay golpes y violaciones. Entonces estamos ayudándonos frente a la violencia física o de palabra. Sabemos qué hacer a cualquier hora, y cómo denunciar y cómo rescatar a las compañeras. Y levantamos nuestra autoestima, nos valorarnos, nos cuidamos, para que haya más igualdad” dice mirando los surcos verdes: “Entendí que todo esto necesita mucho amor y mucha organización. Porque si estás sola, no eres nada. Y cambiar eso también es política”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

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A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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