CABA
Cerro Negro y Buenos Aires: el contagio antiminero
Un corte selectivo e informativo de ruta, y la toma de las casas porteñas de las provincias promineras, fueron dos de las acciones que parecen funcionar como punto de inflexión de la resistencia de diversas localidades del país frente al avance de los proyectos de megamiería a cielo abierto. Y todo en un momento en el que el propio Poder Judicial de La Rioja ordenó detener cualquier avance del proyecto de la canadiense Osisko Mining, en cumplimiento de la Ley de Glaciares. En Famatina celebran, pero tanto allí como en otros lugares de resistencia, saben que nunca conviene dormirse en los laureles.
Por eso, distintas asambleas ambientales de todo el país se reunieron el domingo 15 en Cerro Negro, Catamarca, en las intersecciones de las rutas nacionales 40 y 60, para debatir sobre el plan de nacionalización de la lucha contra la megaminería que incluyó, entre otras acciones, la toma pacífica de seis casas provinciales ocurrida el miércoles 18 en Capital Federal. Otra de las decisiones que acordaron fue comenzar un bloqueo selectivo e informativo en Cerro Negro, emulando los que ya existen en Tinogasta, Andalgalá (Catamarca) y Alto Carrizal (La Rioja) como otro punto estratégico que impide el paso de insumos y maquinarias hacia las mineras, particularmente Agua Rica –en Santa María, Catamarca-, proyecto tres veces mayor que Bajo Alumbrera. A su vez, el bloqueo controla el paso a localidades como Chilecito, Famatina, Belén, Susques y Tinogasta.
Porteñitis
Las casas de las provincias de Catamarca, Salta, La Rioja, Jujuy, Mendoza y San Juan de Capital Federal fueron ocupadas pacíficamente este miércoles 18 de julio. Desde las 12 del mediodía distintos grupos de personas intervinieron en las oficinas de estas sedes, explicaron las causas de las respectivas tomas donde se mantuvieron hasta pasadas las 14.30. Uno de los participantes, Hernán Ouviña, relató a lavaca que en la casa de Jujuy había seis personas adentro y unas 70 del lado de afuera. “Esto se replicó en las seis casas ocupadas pacíficamente”, aseguró. También resaltó que, si bien había efectivos policiales en el lugar, la jornada se desarrolló con tranquilidad.
El foco principal fue en la casa de Catamarca, donde pasadas las 13 se realizó una conferencia de prensa. En ella se volvió a recordar la solidaridad con el bloqueo en Cerro Negro y los cortes selectivos que se están llevando a cabo la comunidad de Susques. Lo consideraron “una forma de resguardar la seguridad de quienes están en dichas acciones”.
Cruce con pro mineros
El corte de Cerro Negro se realiza con la confluencia de vecinos de Tinogasta, Andalgalá, Belén, Famatina y otras localidades, que ya la semana pasada viajaron para acampar y trazar la logística de los bloqueos y asambleas. La semana pasada, cuando todavía los acampantes no eran cien, llegó desde no muy lejos una caravana con personas que se manifestaban a favor de la megaminería. Se instalaron frente a los asambleístas, con un despliegue sospechoso: “Instalaron carpas estructurales, estaban muy preparados, lo que demuestra una organización terrible frente al acampe nuestro. Lo entendimos cuando vimos a las camionetas de la municipalidad de Tinogasta acercando distintos insumos y materiales para que puedan instalar ese acampe”, cuenta desde Cerro Negro Darío Moreno, uno de los vecinos de Tinogasta que sufrió más de una represión.
Las fuerzas del desorden
El acampe “pro-minero” duró un día y medio. La noche del viernes 13 “sucedieron amenazas, quisieron asustarnos, tiraron bombas de estruendo a nuestro acampe, hubo cánticos e insultos, tiraron piedras a las camionetas”, cuenta Leonardo Moreno, también de Tinogasta. A pesar de la tensión, las cosas no pasaron a mayores.
El amanecer del sábado explicaría varias cosas. Los asambleístas despertaron rodeados de policías y organizaciones antimotines: “El grupo especial Kuntur, 4 camionetas de infantería, 6 autos de la policía provincial, móviles de la policía de Belén y otros de Tinogasta, y además la caballería”, enumera Leonardo. El despliegue no se entendió hasta pasado el mediodía: “Todo eso se puso en marcha en el momento en que pasó un convoy de camiones que estaban aguardando cerca de Cerro Negro. Cuando pasan esos camiones la patota va hacia la ruta, la caballería la sigue y se acerca el resto de los efectivos para que pasen los camiones. Teníamos en frente el aparto represivo policial y parapolicial”, dice.
Parapoliciales y becados
Darío llama “patota” y grupo “parapolicial” a esa gente que acampó desde el viernes hasta el mediodía del sábado para agredir a los asambleístas y asegurar el paso de camiones hacia las mineras. No los llama (más) “pro-mineros”: “Queremos avanzar sobre la terminología. El debate no es minería sí o minería no, porque no estamos en contra de la actividad minera, sino que se está discutiendo la modalidad que se aplica hoy en Argentina, la megamineria, una minería a gran escala que se hace a cielo abierto, con usos de explosivos para volar la montaña, y de una sopa química”, explica. Las distintas asambleas cordilleranas denuncian que estos grupos, en particular el que acampó en Cerro Negro, “están pagados con fondos de La Alumbrera”, pero son conformados por propios vecinos de las localidades. “Sabemos que hay vecinos que han sido obligados porque cobran lo que acá se les dice becas, como si fueran planes sociales, entonces los presionan de manera directa. Otros nos dijeron que los han llevado engañados”, afirma Moreno.
Cómo defenderse
Uno de los temas que tuvo largo desarrollo en la asamblea del domingo 15 fue precisamente el de las agresiones, o alguna posible represión: “Lo que se definió es no responder ante ninguna agresión ya sea por la patota ni por los efectivos policiales”. La teoría es que este tipo de provocaciones se dan con lo que definen como “gente mandada”; la estrategia será entonces “defendernos yéndonos, corriéndonos e intentando que no nos repriman. La idea es no llegar a ningún hecho represivo sino que se produzca el debate. Estamos hartos que el único acercamiento del Estado sea con la represión, entonces no queremos ningún tipo de enfrentamiento sino manifestar pacíficamente lo que consideramos que es justo”.
La asamblea decidió además cambiar el concepto de “acampe” que se estaba manteniendo en Cerro Negro por el de “bloqueo selectivo e informativo”, al igual que los que se mantienen en las localidades de Tinogasta, Andalgalá y Alto Carrizal. ¿Cuál es la diferencia?: “El acampe tenía como función instalar la problemática y generar una presencia de personas de distintos lugares del país; las actividades que hacíamos eran hacia adentro del acampe y también sacábamos comunicados, información, salíamos en los medios pero sin intervenir. El cambio consiste en que llegó un momento en que vimos conveniente y necesario hacer un bloqueo selectivo e informativo, que se trata de pararnos sobre la ruta y no permitir que pase ningún camión que transporte máquinas o insumos que tengan que ver con la minería, y la información que repartimos a todos los que pasan es sobre las megamineras, sobre cómo nos afectan, y sobre el modelo extractivo”, dice Leonardo.
Lo que hay que nacionalizar
Otro tema relevante de los debates tiene que ver con la estrategia de nacionalizar el repudio a la megaminería en el país, más allá del bloqueo estratégico de Cerro Negro y el emprendimiento Agua Rica. La acción de la toma pacífica de seis casas provinciales en Capital Federal tuvo que ver con eso. En estos d{ias hubo además volanteadas en la ciudad de Córdoba y Santa María de Catamarca, una marcha de antorchas en Bariloche, distintas actividades en Puerto Madryn. “El viernes 20 estará saliendo desde el Obelisco una caravana nacional hacia Cerro Negro y Tinogasta”, cuenta Moreno.
Otro anuncio: “Está comenzando un bloqueo informativo y selectivo en Patquia, en La Rioja, a 70 kilómetros de la capital, entre el viernes y el sábado, también por problemas de megamineras en el lugar”. En Cerro Negro también calculan que las movilizaciones alrededor del 36 ° aniversario de La Noche del Apagón en Libertador General San Martín, Jujuy, se sumarán a los reclamos antimineros.
La idea que complementa este brote de actividades informativas y bloqueos estratégicos es la de iniciar un debate serio respecto a la megaminería que evite las confusiones. Esta nacionalización del conflicto se hace, por un lado, para escapar a la regionalidad que desde hace años tiene atados a los vecinos a la indiferencia de los gobiernos provinciales, y para dar a conocer estas situaciones a todo el país. Lo explica Leonardo Moreno: “Es la primera vez que se hace la experiencia de este tipo, estamos discutiendo qué es el modelo extractivista, y formándonos entre todos”.
El bloqueo en Cerro Negro es por tiempo indeterminado, decidiendo día a día los pasos a seguir en una asamblea que consideran permanente. El grupo estable es de no menos de 150 personas, y una cantidad mucho mayor viajando desde Tinogasta, Famatina, Chilecito, Belén, Andalgalá y tantas otras, hasta Cerro Negro. El futuro dirá qué aprender de esta estrategia.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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