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Cinco formas en las que transformando el ambiente creamos una pandemia

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¿Cuál es la relación entre la deforestación, la destrucción de ecosistemas, la globalización y la crisis climática con la expansión planetaria del coronavirus? El mundo vive la pandemia, los medios lle-nan espacios muchas veces saturados de desinformación, pero casi nunca se debate cuáles pueden ser consideradas las principales causas de la situación. Ese debate permitiría entender que aquí no hubo fatalidades, y cuáles fueron los condicionantes que habría que prevenir y transformar pensando en el pospandemia. En esa línea hemos publicado la nota a David Quammen y en este trabajo hacen su aporte un doctor y una doctora en Biología, Matías Mastrangelo y María Guillermina Ruiz, investigadores del Conicet y del Instituto Nacional de Investigación Desarrollo Pesquero.

Por Matías Mastrangelo y María Guillermina Ruiz

La emergencia de enfermedades infecciosas no es algo nuevo para la humanidad, pero la frecuen-cia y la escala de estos eventos no tiene precedentes. Para entender por qué las enfermedades in-fecciosas emergen con más frecuencia, se propagan a mayores distancias y velocidades, y generan daños cada vez más devastadores, es necesario entender cómo las personas estamos transfor-mando el ambiente y los ecosistemas en todo el planeta. Aquí describimos cinco formas en que los cambios ambientales producidos por el ser humano propician la emergencia de epidemias y pan-demias como la que estamos viviendo.

1) El tráfico de fauna a escala global aumentó los contactos entre animales silvestres y poblacio-nes humanas que, de otra manera, nunca hubieran ocurrido. Cada animal y planta lleva en su or-ganismo una diversidad de virus a los que hospeda desde hace mucho tiempo. Durante esa convi-vencia milenaria han desarrollado inmunidad contra esos virus. Así, plantas y animales sobreviven atenuando la virulencia de sus huéspedes, y los virus se reproducen infectando sin eliminar a sus hospedadores. Este equilibrio se rompe cuando un virus se transmite a otra especie con la que no convivió nunca, encontrando así un hospedador que no ha desarrollado inmunidad contra él. Esta transmisión ocurre, por ejemplo, en los “mercados húmedos” donde traficantes de fauna venden animales silvestres, como murciélagos o pangolines (un mamífero asiático y africano que el tráfico ilegal ha puesto en grave peligro de extinción). El virus COVID-19 se habría transmitido desde al-guna de estas especies comercializadas en un mercado húmedo de Wuhan a una persona a fin del año pasado, y desde entonces ha infectado a más de 500.000 personas en 187 países del mundo.

2) La destrucción de ecosistemas naturales ha hecho que los animales silvestres tengan cada vez menos hábitat donde vivir, porque las personas hemos avanzado con nuestros campos de cultivos y urbanizaciones, empujándolos hacia ecosistemas intensamente transformados como las fronte-ras agropecuarias y zonas urbanas. Así, contactos entre animales silvestres y domésticos, y entre animales silvestres y personas, que no eran comunes en los ecosistemas naturales, se volvieron cada vez más frecuentes en los ecosistemas transformados. La deforestación está asociada a la propagación recurrente de enfermedades transmitidas por animales silvestres, como el mal de Chagas por vinchucas en la América tropical y subtropical, y el ébola por murciélagos en África Sub-Sahariana. Éstas regiones junto con el Sudeste Asiático han sufrido los mayores niveles de de-forestación (cercanos al 30%) en los últimos 40 años. En Argentina seguimos perdiendo bosques chaqueños a gran velocidad (dos millones de hectáreas en la última década, la mitad ilegal) sin considerar los impactos de esta deforestación sobre la salud humana.

3) La extinción de especies silvestres, producto en gran parte de la destrucción de hábitats y el tráfico de fauna, ha simplificado las cadenas alimentarias y reducido las relaciones entre especies que naturalmente controlan el tamaño de las poblaciones animales. La ausencia de predadores naturales de especies que se han adaptado a vivir en ecosistemas transformados permite que sus poblaciones crezcan sin control, aumentando su frecuencia de contacto con personas y con ello la probabilidad de transmitirles patógenos. Algunas especies de roedores, por ejemplo, se benefician con la basura en las ciudades y los granos en los campos, y sin aves rapaces y otros carnívoros que los controlen, se concentran junto a las viviendas y transmiten enfermedades. La fiebre hemorrá-gica argentina transmitida por roedores surgió en la región pampeana, la zona donde ha desapare-cido la mayor cantidad de especies silvestres por la intensificación de la agricultura y donde se concentra la mayoría de la población del país.

4) El cambio climático global, resultante en gran parte de la destrucción de ecosistemas y el uso de combustibles fósiles, ha aumentado la temperatura en todo el planeta, haciendo que especies típicamente tropicales ahora encuentren un hábitat apropiado en las regiones templadas, las más pobladas del planeta. Especies de insectos típicamente tropicales que son vectores de enfermeda-des infecciosas, como los mosquitos, han ampliado su distribución hacia zonas templadas y han propagado enfermedades como el dengue, el zika o la malaria a zonas donde nunca antes habían llegado.

5) La urbanización y la globalización han generado que las personas vivan en grandes concentra-ciones y desplieguen una gran movilidad a escala planetaria. Esta combinación favorece la rápida propagación de enfermedades infecciosas desde su lugar de origen hacia cada rincón del globo. No sólo estos dos factores convierten una epidemia en pandemia, sino que por sobre todo han pro-movido los excesivos niveles de consumo y extracción de recursos naturales que impulsan el trá-fico de fauna, la destrucción de hábitats, la extinción de especies silvestres y el cambio climático global.

El encadenamiento de estos cinco procesos demuestra que nuestras formas de producir y consu-mir son grandes responsables de la pandemia, por sus impactos sobre la salud del ambiente, de la cual depende la salud humana. Es necesario investigar más y gestionar mejor a la salud ambiental y humana, como una sola salud, la salud planetaria. Podemos mejorar la salud planetaria consu-miendo alimentos producidos en forma agroecológica, reduciendo los viajes, eligiendo gobernan-tes que les importe el ambiente, entre muchas otras acciones.

Hoy la batalla contra el COVID-19 requiere un cambio en el comportamiento individual y colectivo para frenar su propagación. ¿Seremos los seres humanos capaces de un cambio de comporta-miento que frene a tiempo la destrucción de hábitats, la desaparición de especies silvestres y el cambio climático global para evitar mayores crisis ambientales, sanitarias y económicas?

Cinco formas en las que transformando el ambiente creamos una pandemia

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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