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Cómo informar mal

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“Informar es dar una base para elegir, esto es, una creencia en la mayor eficiencia de una elección comparada con otra. De ahí que la información modifica las probabilidades objetivas de elección”, asegura el teórico Felicísimo Valbuena en este ensayo sobre la práctica periodística. Centrado exclusivamente en la ejercicio cotidiano del oficio y citando numerosos estudios realizados, Valbuena identifica culpas, algunas de las cuales se citan a continuación:

Los periodistas cuando informan sobre hechos relevantes de la vida económica que tendrá repercusiones en la vida cotidiana de sus lectores:

– Muestran un interés elitista por una audiencia específica que ya sabe mucho sobre el tema y que tiene el poder de decisión. De ahí el estilo para iniciados, que exige leer entre líneas, propio de muchos escritos periodísticos.

Confunden palabras con hechos. Recordemos que dos ilusiones que Freud identificó fueron la omnipotencia de los propios pensamientos y la de los propios encantos. Hay periodistas que confunden informar o educar a la audiencia de los mass media con informarles sobre cómo hacer algo con las actitudes e información que ya tienen. Domina la función expresiva sobre la función apelativa, los gestos más que los resultados prácticos. Dicho de otro modo, los periodistas están más interesados en ellos mismos que en la audiencia.

-Unos periodistas recogen noticias (recolectores) ; los otros tienen el poder de decidir (procesadores) y lo que hacen, a menudo, es suprimir, dejar sin contexto las noticias y dejar así al público sin una orientación precisa.

– (Un estudio realizado sobre uno de los grandes medios ingleses estableció que ) tanto los recolectores como los procesadores sólo eran -entonces- el 11,5% del total del personal. El resto -técnicos, la dirección financiera y otras de un gran periódico- desarrollan trabajos rutinarios. Ahí podemos encontrar una pista de por qué puede desaparecer la información en los periódicos, sobre todo cuando puede perjudicar a los intereses económicos.

– Después de estudiar la cobertura que nueve organizaciones de medios daban a ocho importantes temas sobre negocios, encontraron que las informaciones sirven para obstaculizar, más que facilitar, que los ciudadanos participen en el proceso de legislar. Raramente alertaron al público sobre lo que estaba en juego cuando de una votación se trataba; nunca describieron la posición de un político local sobre el asunto; cubrían el hecho los periódicos de élite, no los locales, aunque no daban instrucción. Cubrieron los ocho asuntos superficialmente, a pesar de que todos eran de gran importancia. Tampoco es que se arrodillasen ante las compañías, difundiendo lo que las Relaciones Públicas les entregaban. Éstas podían escoger un camino más sutil: como los “lobbies” o grupos de presión operan junto a los legisladores y éstos tratan con los periodistas, aquéllos podían ser muy efectivos, pasando información interesada a los periodistas que estaban cubriendo los hechos.

Lo que está en juego cuando hablamos de informar es el poder. No sólo el que los directivos tienen sobre los periodistas a la hora de decidir qué publicar o qué tirar al clásico cesto de los papeles. También está en juego el poder de las audiencias. Si los públicos reciben instrucción a diario, sentirán que controlan cada vez más su ambiente, el miedo no se apoderará de ellos y las Instituciones tendrán cada vez más respaldo.

A continuación, el ensayo completo:

LA PRESION DE LA VIDA COTIDIANA SOBRE EL CONCEPTO DE INFORMACIÓN PERIODISTICA

Felicísimo Valbuena

1.Introducción: ¿Riqueza terminológica o maleza terminológica?

2.¿Por qué multiplicar los entes sin necesidad?

3.Periodistas, medios de comunicación, instrucción

4.Hacia los cuatro tipos (con variaciones) de periodistas

5.¿Por qué los periodistas no instruyen en algunas ocasiones?

6.Las posibilidades de instrucción en la vida cotidiana

7.Conclusión

1. INTRODUCCIÓN: ¿RIQUEZA TERMINOLÓGICA O MALEZA TERMINOLÓGICA?

Quiero reflexionar sobre unos hechos que están conformando una manera distinta de ver la información periodística. Tendría que referirme primero a los periodistas y después a los investigadores, pero me veo obligado a comenzar por estos últimos para clarificar los conceptos entre los que voy a moverme en este trabajo. A un creciente número de autores les gusta hacerse un nombre creando términos que otros no hayan empleado antes. Que esos nuevos términos representen las mismas realidades que las de otros autores, parece importarles muy poco. Así es como tal estado de cosas ha originado uno de los grandes problemas que tenemos en las Ciencias de la Información y de la Comunicación. Me atrevo a decir que, antes de abordar cualquier asunto, deberíamos examinar el edificio conceptual por si la decoración no permite ver bien los elementos (científicos) sustentantes y sostenidos. No voy a remontarme al intento de Otto NEURATH por crear una jerga universal y una ciencia unificada en 1944 [[1]. Hace casi veinte años, Raymond C. SMITH observó lo que pasaba en nuestro campo, ofreció soluciones -aprovechando, ya entonces, los ordenadores-, pero se jubiló y ya sabemos lo que ocurre a ciertos proyectos cuando se retira la persona que los impulsa. “El primer paso para desarrollar cualquier ciencia es, en gran medida, taxonómico. Aislar, diferenciar y definir conceptos. Después de resolver los problemas taxonómicos, podemos diseñar experimentalmente, controlar la variable, manipular y predecir …” “El problema ha sido especialmente agudo en las ciencias de la comunicación donde cada investigador inventa y define su propio conjunto de variables. La dificultad de los resultados ha impedido acumular evidencia necesaria para establecer conductas según leyes. Hasta no resolver la dificultad taxonómica, es irreal esperar cambios sustanciales que supongan mejoras” [2].

Escribo todo lo anterior, porque algunos autores interesados por la información en la vida cotidiana, por saber cómo los públicos se vuelven activos, han denominado de varias maneras y sin necesidad a lo que ayuda a que las personas actúen. Casi al mismo tiempo en que SMITH se daba cuenta del caos que podría sobrevenir en nuestro campo si proliferaba la maleza teminológica, James B. LEMERT, solo o en compañía de sus colaboradores en varios estudios, acuñó el término “información movilizadora” como cualquier información que favorece la acción de las personas que la quieren o información que permite a la gente actuar desde esas actitudes que ya tienen: “Si usted mantiene actitudes en oposición a las de otra persona, y si tiene IM relevante y él o ella no, usted probablemente será políticamente más efectivo” [3].

A comienzos de los noventa, Marshel D. ROSSOW y Sharon DUNWOODY deciden dar otra vuelta de tuerca a los términos y prefieren llamar información facilitadora (enabling) a lo que LEMERT y los suyos llamaban movilizadora. ¿Por qué? Porque al informar (los periodistas sobre la radiactividad) no intentaban incitar a la acción o movilizar sino aclarar el asunto y ayudarles a actuar con esa información si estaban inclinados a hacerlo. “Facilita, más que motiva, la acción; desemboca en la acción sólo cuando hay una predisposición a actuar” [4].

Apuntan a un elemento nuevo -la motivación-, pero no razonan muy bien el cambio del adjetivo “movilizadora” por “facilitadora”.

Es más, me parece que interpretan mal a LEMERT, porque éste se cuida muy bien de distinguir entre “información movilizadora” y “mensajes movilizadores”: estos últimos “motivan”, cosa que no hace aquélla. Sin embargo, no hay por qué dejar a un lado a ROSSOW y DUNWOODY, que también cubren aspectos importantes. Finalmente, y por ahora -sólo por ahora-, Joseph D. KEEFER reconoce que su término información operaci
onal
equivale a lo que los anteriores denominaban “movilizadora” y “facilitadora”. ¿Razones? No las da. Ofrece este término junto con otros dos más:

Información sobre política -sobre la sustancia de un asunto: la que define y fundamenta el asunto y la que describe la información del competidor para resolver el problema; e Información política -sobre la composición, fuerza y puntos de vista de las fuerzas competidoras e información sobre los efectos probables de la acción de un legislador sobre su carrera [5] .

¿De verdad está justificado que cada investigador haga la terminología por su cuenta? Veo que éste es un caso más de conflicto entre las presiones que las Universidades ejercen sobre los Profesores para que publiquen y se destaquen de los colegas de otros Centros y las exigencias de consolidar una Teoría de la Información. Por supuesto, pierde la Teoría y ganan los intereses particulares. Pero así son las cosas y seguirán así hasta que los Profesores actúen más como investigadores que como sujetos obligados a buscarse un prestigio que, a la vez, eleve la “imagen” del Centro para el que trabajan.

2. ¿POR QUÉ MULTIPLICAR LOS ENTES SIN NECESIDAD?

En lugar de preguntar, Guillermo de OCKAM aconsejaba no multiplicar los entes (los términos) sin necesidad, al legarnos su célebre “cuchillo”. Lo que he explicado en la Introducción pasa porque los investigadores no parten de unas bases sólidas desde las que despegar. Cuando los autores tienen que acudir a un adjetivo para concretar una información, ¿no será que no han encontrado el término adecuado? Parece que también ven clara la motivación y no necesitan adjetivarla. Entonces, ¿cuál puede ser el término que deber superar a las informaciones adjetivadas?

Unos años antes de que LEMERT y su equipo hablasen de “información movilizadora”, Rusell L. ACKOFF y Fred EMERY habían fundamentado muy bien los conceptos claves de nuestro campo:

“INFORMACIÓN: Es una comunicación que produce un cambio en cualquiera de las probabilidades de elección del receptor.

INSTRUCCIÓN: Es una comunicación que produce un cambio en las eficiencias de cualquiera de las vías de acción del receptor.

MOTIVACIÓN: Es una comunicación que produce un cambio en alguno de los valores relativos que el receptor concede a los posibles resultados de su elección” [6].

Con haber tenido LEMERT en cuenta simplemente estas líneas, se hubiera ahorrado algunos dolores de cabeza, se los hubiera evitado a los otros autores citados y habría contribuido a insertar su teoría dentro de la Teoría General.

La información movilizadora, la facilitadora y la operativa son instrucción.

Él podría haber razonado que “instrucción” era un término ya “ocupado” por la Pedagogía, como sinónimo de “enseñanza”. Pero “instrucción” tiene una significación más general. No es que dejemos a un lado la enseñanza. Más adelante hablaremos del periodista que se ve como profesor. Lo que ocurre es que la instrucción atraviesa prácticamente todos los campos de la actividad humana, sin necesidad de restringirla únicamente a la enseñanza. Aparte de que también muchos ciudadanos han “ocupado” el término “instrucción” para contraponerlo a “enseñanza”.

Así nos encontramos que, según una opinión cada vez más extendida, “en la Universidad se aprende lo que no da dinero”. Si alguien pide que le aclaren eso, le explicarán: “En la Universidad enseñan generalidades, no cómo hay que hacer las cosas. Para aprender esto último, hay que pagar Cursos especializados, Masters, etc.”. Afirmación y explicación pueden ser inexactas pero revelan una distinción subyacente: la Universidad “informa”; los cursos especializados “instruyen”. Y a partir de ahí podemos ir tirando de algunas cuestiones: ¿Qué misión tiene la Universidad?, ¿El “saber cómo” sólo para quienes lo pagan…?

Retrocederé en el tiempo, que no en la importancia. Todos los autores citados están interesados por saber qué puede hacer que los ciudadanos participen más en la vida pública. Pues bien, en 1942, en plena Guerra Mundial, nada menos que Kurt LEWIN estaba inmerso en una investigación para averiguar por qué la gente comía lo que comía. Esto era un paso para cambiar los hábitos alimenticios de los ciudadanos. En una economía de guerra, desciende la calidad de los alimentos, hay que reservar los mejores para los combatientes y hay que acostumbrar a la gente a sustituir unos alimentos por otros.

Decía LEWIN:

“…Incluso una motivación poderosa puede no bastar para cambiar la acción de una persona respecto de sus hábitos alimenticios. La motivación conduce a la acción sólo si desciende del nivel de los deseos y sentimientos al nivel de una “decisión” [7].

Este experimento fue un intento de evaluar la efectividad de la toma de decisión de un grupo, en el que un experto en nutrición coopera con el líder de un grupo de discusión. Este experto facilita el conocimiento técnico en un ambiente social que induce la decisión.

De lo que está hablando muy claramente LEWIN aquí es de lo que ACKOFF y EMERY llamarán instrucción. ¿Qué es el “conocimiento técnico” sino un “saber cómo”, que transforma los deseos y sentimientos en una decisión?. También LEMERT, cuando quiere especificar qué es la información movilizadora se refiere a CARTWRIGHT quien, al sintetizar la campaña de bonos de guerra en la Segunda Guerra Mundial, concluyó que las ventas de bonos de guerra aumentaron mucho cuando los mensajes de campaña especificaban la conducta deseada para la audiencia [8].

También se refiere a Paul LAZARSFELD y Robert K. MERTON cuando razonaban que la publicidad suele ser más efectiva que la propaganda para conseguir sus objetivos porque la publicidad “canaliza” las actitudes existentes, dirigiéndolas hacia una marca más que a otra, mientras que la propaganda tiende a marchar directamente contra las actitudes existentes.

Aunque no lo decían, subyace el hecho de que dirigir la atención a comprar las marcas implica la información movilizadora, mientras que la propaganda centrada en el tema, no [9] .

La instrucción, pues, se manifiesta de muchas maneras y campos. Los autores “clásicos” -LEWIN, LAZARSFELD, MERTON- la han observado en la alimentación, ventas y publicidad. Aunque los autores citados en la Introducción tienen el gran mérito de haber ligado instrucción y vida política, veremos al final de este artículo que podemos concebirla de una manera más ambiciosa todavía. Mientras tanto, es el momento de ocuparnos de la instrucción precisamente en nuestro campo, es decir, en la información periodística.

3. PERIODISTAS, MEDIOS DE COMUNICACIÓN, INSTRUCCIÓN.

¿En qué podemos concretar esa eficiencia de la instrucción? LEMERT ha concretado en tres los subtipos de información movilizadora que ofrece la prensa.

1. Para situar. Habitualmente proporciona información sobre el tiempo y lugar para la actividad: historias “por anticipado” sobre encuentros inminentes, peticiones de ayudas de caridad, casi todas las listas de programas de Radio y TV, casi todos los cuestionarios de periódicos y adónde enviarlos, casi todos los anuncios de registro para votar y anuncios de dónde hay que votar…

2. Para identificar: Nombres y la suficiente información movilizadora como para permitir a las personas reconocer y/o contactar con las personas, grupos o entidades a identificadas. Ejemplos: los nombres y direcciones de los individuos; nombres y números de teléfono; nombres y posiciones en organizaciones relativamente estables, fácilmente localizables (X, Profesor en tal Departamento de tal Universidad); descripciones físicas de personas no identificadas a las que busca la policía; nombres de marcas para los consumidores (sin demasiada información para situar), nombres de compañías (habitualmente con al menos una mínima información movilizadora para localizar).

3. Táctica. Ha
ce disponibles modelos explícitos e implícitos de conducta: recetas, consejos para jardinería y belleza, modus operandi efectivos y no efectivos en los crímenes, y tácticas empleadas en huelgas, movimientos políticos y actividades terroristas.

Hay informaciones movilizadoras que contienen los tres subtipos; otras sólo dos o uno [10] .

A mi entender, esta clasificación es lo que más va a perdurar de su obra. Puede parecer modesta, aunque abre puertas al futuro de la investigación.

Lo primero que salta a la vista es que los dos primeros subtipos tienen entre sí más puntos de contacto que con el tercero. Como que si aplicamos los conceptos de ACKOFF y EMERY, sólo la información táctica sería realmente instrucción. La información para situar y para identificar es simplemente información. Pienso también que dentro de los cuatro modos clásicos de la Retórica -Descripción, Narración, Exposición y Argumento- los dos primeros subtipos entrarían en la Descripción, mientras que la Exposición acogería el tercero.

ACKOFF y EMERY lo ven muy claro:

“La información y la instrucción son también conceptos relativos; una puede convertirse en la otra redefiniendo sus cursos de acción. Consideremos el curso de acción “usar un computador” donde el resultado que interesa es la solución correcta de una ecuación. El sujeto interesado puede o no ser consciente de la disponibilidad de un paquete de instrucción con, digamos, una probabilidad de éxito (eficiencia) igual a 0.5. Si un mensaje le hace saber que existe ese programa, su eficiencia en el uso del computador puede elevarse a 1.0. Entonces podemos medir la cantidad de instrucción que él ha recibido.

Por otra parte, podemos definir dos vías de acción. C1que es “el uso del computador con su propio programa” y C2 que es el “uso del computador con un programa especial”. Entonces, antes de la comunicación, su probabilidad de seleccionar la primera vía de acción puede haber sido 1.0, pero después de la comunicación la probabilidad de seleccionar la segunda vía puede cambiar de 0 a 1.0. En esta interpretación, diríamos que el mensaje informa más que instruye.

Nuevamente esta relatividad de conceptos no presenta problema alguno en tanto en cuanto podamos ajustar las dos diferentes interpretaciones del mismo estado objetivo de un sujeto para que resulten comparables. Las definiciones que hemos proporcionado aquí hacen posible claramente dicho ajuste [11].

Puesto que no intento aquí detenerme demasiado tiempo en cuestiones terminológicas sino despegar hacia la Teoría, ¿cómo podemos concebir la instrucción y sus modalidades dentro del Periodismo? Atribuyendo esos tipos de información movilizadora a los periodistas y viendo qué tipos de periodistas resultan.

LEMERT es un caso más de autores que se quedan a medio camino. Aislan algunas conductas y modalidades pero no avanzan hasta anudarlas y atribuirlas a sujetos concretos. Parece como si los periodistas de los que habla no tuviesen una entidad definida. Y vaya si la tienen. ¿Dónde dejar, si no, toda la corriente de estudiosos que han indagado en lo que los periodistas piensan de sí mismos?

Si nos fijamos en esa corriente, entonces sí que las ideas de LEMERT adquieren un sentido mucho más pleno. Los investigadores han ido adentrándose en la imagen de los periodistas y pasando de dos, tres y hasta cinco tipos diferentes.

Ithiel DE SOLA POOL e Irwin SHULMAN identificaron, en 1956, las imágenes del periodista que quería agradar y el que quería castigar o punitivo [12]. No podemos atribuir, sin más, la instrucción al periodista que quiere castigar. Estamos de acuerdo en que un periodista sabe cómo funcionan los tres poderes políticos y también los económicos, sociales… y por eso cuando ataca sabe cómo hacerlo. Pero el periodista que quiere agradar también sabe cómo facilitar la acción de su público. Puede predominar en éste más la información que la instrucción, pero no siempre. Incluso, el periodista combativo puede cometer el error -y de hecho lo comete frecuentemente- de no ofrecer instrucción. Con lo cual, la eficiencia que en sus mensajes puede encontrar la audiencia es dudosa.

Aun siendo verdaderos estos aspectos, es fácil advertir que se nos queda fuera un elemento importante, que no contamos con los conceptos adecuados para captar lo que identificaron estos dos autores. Por eso, ACKOFF y EMERY nos ofrecen la clave para interpretar los hallazgos.

“Uno de los cambios más llamativos en la situación psicosociológica, y no sólo psicológica, es que simpatía es operacionalizada como buscando beneficiar, y antipatía como buscando dañar. La prueba de si un sujeto tiene simpatía por otro es si, cuando los resultados no le afectan al primero hace las elecciones que él cree que beneficiarán al segundo para conseguir mejor sus fines. Esto no es lo mismo que devoción, amor o lealtad, puesto que no implica noción alguna de sacrificio como aquéllos” [13].

Es fácil pensar en la simpatía rigiendo los actos del primer tipo de periodista, pero ¿cómo imaginar que el segundo ve a la audiencia como alguien a quien castigar? La respuesta es que ve dos tipos de audiencias:

Una, minoritaria pero poderosa, a la que quiere desenmascarar, para que deje de hacer inmoralidades; Otra, la mayoritaria, a la que quiere mostrar que él vela por los intereses generales.

En 1960, Morris JANOWITZ encontró semejanzas entre el militar profesional y el periodista. El militar “heroico” se parecería al periodista de exclusivas, mientras el “manager militar” se parecería al “manager periodístico”, que domina los entresijos de los hechos. En aquél predominaría la información y la motivación, mientras en éste la instrucción. Lo que resaltaba JANOWITZ es que iban teniendo mucha más importancia los managers en las dos profesiones [14 ] .

Jeremy TUNSTALL reconoció la importancia de lo que JANOWITZ había observado y dio un paso más. En 1971, distinguió los periodistas que recogen las noticias y periodistas que las procesan (a los que llamó “gatekeepers”). Los primeros actúan más rutinariamente que los segundos.

Resulta que uno de los problemas centrales que va a detectar LEMERT está aquí, aunque él no cite a TUNSTALL. Si se hubiera dado cuenta, hubiera tirado el sedal aguas arriba y se habría elevado hasta las estructuras que TUNSTALL distingue. Ya pueden unos periodistas recoger noticias y ofrecer instrucciones; los otros tienen el poder de decidir y lo que hacen, a menudo, es suprimir ese “cómo hacer” las cosas que aquéllos ofrecen al público. Es decir, pueden llegar a dejar sin contexto las noticias y a dejar al público sin una orientación precisa.

El autor británico descubrió también que tanto los recolectores como los procesadores sólo eran -entonces- el 11,5% del total del personal. El resto -técnicos, la dirección financiera y otras de un gran periódico- desarrollan trabajos rutinarios [15]. Ahí podemos encontrar una pista de por qué puede desaparecer instrucción en los periódicos, sobre todo cuando puede perjudicar a los intereses económicos de entidades que sostienen con publicidad el periódico. LEMERT investigará más concretamente por qué desaparecen las instrucciones.

Creo que la Teoría del “Gatekeeper” es la Teoría del poder en el Periodismo, como en otro lugar explico con detalle [16]. Por tanto, lo que está en juego cuando hablamos de instrucción en Periodismo es el poder. No sólo el que los directivos tienen sobre los periodistas a la hora de decidir qué publicar o qué tirar al clásico cesto de los papeles. También está en juego el poder de las audiencias.

“Informar es dar una base para elegir, esto es, una creencia en la mayor eficiencia de una elección comparada con otra. De ahí que la información modifica las probabilidades objetivas de elección modificando las probabilidades creídas (subjetivas) de éxito. La instrucción está intere
sada en modificar las probabilidades objetivas de éxito- la eficiencia. La cantidad de instrucción que un sujeto tiene en un estado particular equivale a la cantidad de control que puede ejercer sobre los resultados posibles en ese estado. Tiene un control máximo si es capaz de ocasionar cualquiera de los posibles resultados por cualquiera de los medios de que dispone. Instruir es impartir tal capacidad donde falta” [17].

Si tenemos claros estos conceptos, podemos entender muy fácilmente muchas de las cosas que están ocurriendo en nuestro campo, en los medios de comunicación y en el público en general. Dentro de la Información Periodística, cada vez está cobrando más importancia la instrucción, precisamente porque es clave para que los públicos se constituyan y maduren. A la vez, muchas de las disputas teóricas tienen su origen en que unos autores echan en cara a otros que no se ocupan, “de verdad”, de las audiencias y de sus necesidades, de la subjetividad [18].

Si los públicos reciben instrucción a diario, sentirán que controlan cada vez más su ambiente, el miedo no se apoderará de ellos y las Instituciones tendrán cada vez más respaldo [19].

El mismo año en que salió el libro de TUNSTALL, el investigador americano John JOHNSTONE acometió una gran encuesta entre periodistas. Identificó dos tipos de periodistas, el crítico y el profesional, a los que llamó participante y neutral. La verdad es que, para el asunto que nos ocupa, esta distinción no nos lleva muy lejos. El crítico informa, instruye y motiva; el profesional informa e instruye.

Por segunda vez, aparece Morris JANOWITZ en este recorrido. En 1975, interpretó el quehacer periodístico. Sin realizar un estudio empírico, ofreció una de esas piezas que deberían figurar más a menudo en las revistas científicas, tan ayunas de teoría en muchos números [20] . Lo que más nos interesa son los dos tipos de periodistas en los que profundizó:

El “gatekeeper”, que se ve como un profesor ante su audiencia, El crítico/ intérprete/ participante, que se ve a mismo como un abogado defensor de quienes no tienen voz.

Pienso que el término “gatekeeper” estaba ya ocupado con un significado muy preciso desde el trabajo de LEWIN y del que hizo David Manning WHITE en 1950 dentro de un medio de comunicación. Quizá por gratitud hacia TUNSTALL, admirador de JANOWITZ, éste le devolvió el cumplido al hablar de “gatekeepers”, término con el que aquél había denominado también a los procesadores (con toda razón, por cierto). Pero dejemos al lado lo que me parece una falta de ajuste y quedémonos con la imagen del “profesor”. Lo que logra JANOWITZ es que tanto uno como otro coincidan en dar instrucciones. ¿Qué es un Profesor sino quien no se limita a dar información sino a enseñar cómo se hacen las cosas? (Ésa debe ser una de las funciones de los Profesores en las Universidades) ¿Y qué es un abogado sino quien domina los procesos de muchas acciones humanas cuando se hacen públicas? Por tanto, las imágenes de JANOWITZ significan un avance importante en el paso del periodista más volcado a la instrucción.

También avanzó JANOWITZ algunos puntos muy importantes, que se han cumplido en muchos casos. Primero, él vio que habría problemas con el periodista “abogado”. El punto clave para JANOWITZ lo constituía la confidencialidad. El periodista “abogado” respetaba a sus fuentes… siempre que éstas no fuesen gubernamentales. Entonces, se sentía libre para hacerlas públicas. Con lo cual, la antipatía ocupaba un papel muy importante. Precisamente, la antipatía -del periodista- o la simpatía -de los directivos- hacia un personaje, empresa o Institución será una de las razones fundamentales para no insertar instrucciones.

El otro asunto al que JANOWITZ dio mucha importancia era que los periodistas de cualquier tipo fuesen reacios a auditorías independientes sobre su trabajo. Así , decía él, resultaba muy difícil que el Periodismo se consolidase como institución. Lo que entonces podría verse como una intromisión en la independencia del periodista luego fue visto como un desprecio a los intereses de las audiencias. Aprovechándose, como siempre, de estas situaciones, firmas de abogados se ofrecieron a distintas personalidades que se consideraban perjudicadas por los periodistas. El resultado ha sido una verdadera conmoción en bastantes medios, pues las indemnizaciones multimillonarias impuestas por los jueces han llegado a poner en peligro o a hacer desaparecer algunos medios.

Durante los años 1982-1983, David H. WEAVER y Cleveland WILHOIT volvieron a realizar el estudio de JOHNSTONE, para hacer una radiografía de cómo había evolucionado el periodismo. Dejemos a un lado todos los aspectos típicos de la situación norteamericana. En este artículo nos interesa conocer las conquistas teóricas. Y aquí se produce alguna, de cierta importancia. En lugar de dos imágenes de periodistas – John DILLON las llama tipologías emergentes de rol – aparecen tres: Interpretativa, Divulgadora y Adversaria.

Estas imágenes responden a distintos valores. Los intérpretes están al corriente de los asuntos que interesan a la audiencia y procuran colocar un marco, ofrecer un sentido, sobre todo en los medios impresos. Hasta el 60% de los periodistas se identificaron con esta imagen.

Los divulgadores desean suministrar información al mayor número de personas y de una forma rápida. Más del 50% de los periodistas también se veían así.

Los adversarios quieren criticar los abusos de los funcionarios y de las empresas poderosas. Sólo el 17% de los periodistas se situaron aquí.

¿Qué deducimos de este paso de dos a tres imágenes? ¿Es posible que, en poco más de diez años, hubiera emergido un nuevo tipo de periodista?

Ante todo, vuelve a aparecer explícitamente el periodista adversario, prácticamente idéntico al punitivo de DE SOLA POOL y SHULMAN y al abogado de JANOWITZ, en el que la simpatía o antipatía es una nota definitoria.

En los divulgadores predominaría la información.

En los intérpretes, la información y la instrucción. Si volvemos a ACKOFF y EMERY, nos encontramos con lo siguiente:

“Una misma comunicación puede, por supuesto, a la vez informar e instruir. Un mensaje que hace esto ilumina o ilustra al receptor… Así, mientras la información se relaciona con la familiaridad y la instrucción con el conocimiento, la iluminación se relaciona con la comprensión” [21].

Según esto, el periodista intérprete buscaría preferentemente iluminar; el divulgador, informar; el adversario, motivar y castigar.

Volviendo al estudio de WEAVER y WILHOIT, nos damos cuenta de que los porcentajes no cuadran. Efectivamente, porque los periodistas ven que pueden estar en varias categorías. Si con dos tipos de periodistas, sólo el 18% de los sujetos de los que JOHNSTONE estudió se reflejaban en una de las dos imágenes, el porcentaje desciende ahora al 2%.

Además, el estudio de WEAVER y WILHOIT confirma indirectamente lo que podía suceder si, como decía JANOWITZ, los periodistas no aceptaban auditorías independientes sobre su trabajo. No sólo muchos más juicios con los periodistas como acusados sino que, a raíz de ciertos escándalos, como el de Janet COOKE, los periodistas iban a aventurarse mucho menos. Disminuye, por tanto, el número de periodistas “adversarios” y se abre paso una ética de la no participación, del no-compromiso [22].

John DILLON ha seguido, a la vez, la línea de JANOWITZ y ha refinado los conceptos de WEAVER y WILHOIT, puesto que busca los valores de los periodistas y la visión que éstos tienen de los medios. De esta manera, las imágenes se concretan en valores y los medios son polos de atracción para los futuros periodistas, que esperan encontrar en ellos la realización de esos valores y de su imagen [23].

4. HACIA LOS CUATRO TIPOS (CON VARI
ACIONES) DE PERIODISTAS.

Sin embargo, ni DILLON ha sabido romper creativamente el marco de WEAVER y WILHOIT ni éstos acabaron por completar las insuficiencias de JOHNSTONE. Pienso que el defecto de entrada de estas ambiciosas radiografías del Periodismo es que no parten de los mejores fundamentos teóricos. ¿Por qué sólo dos tipos o tres de periodistas? Si estamos hablando de formas de enfrentarse con la realidad, tenían a su disposición -claro está, si los conocían- los Tipos psicológicos, de Carl Gustav JUNG, que tanto han ayudado a los estudiosos desde los años veinte: reflexivos, perceptivos, intuitivos y dinámicos [24] . Russell L. ACKOFF y Fred EMERY se encontraron con el mismo problema cuando estudiaron los distintos tipos de bebedores. En una extensa investigación, que desarrolló con individuos de varias nacionalidades, EMERY sólo había identificado tres tipos de bebedores. Cuando ACKOFF repitió la investigación en Estados Unidos, tuvo presente los hallazgos de EMERY, pero pensaba que tenía que haber cuatro tipos de bebedores.

Así pudieron fundamentar uno de los diseños de investigación más importantes en Ciencias Sociales [25] . Resumiendo mucho, la clave está en advertir que JUNG no sólo tenía en cuenta una escala sino dos: la relación del individuo con el entorno -hay personas más sensibles que otras a los estímulos-; y el efecto del individuo sobre el entorno -hay personas que actúan más que otras-.

Una manera de entender todas las imágenes de periodistas que han ido saliendo en este Capítulo es partir de que cada periodista tiene un estilo primario y otro secundario, al menos. Entonces, todo lo que hay que hacer es comprender que cada solapamiento indica que actúan dos estilos, o tres o cuatro, en importancia decreciente. Después, darles un nombre preciso, que puede ser algunos de los que aquí han ofrecido los diversos autores.

Por tanto, y de entrada, podríamos encontrarnos con cuatro tipos de periodistas “puros” que, combinados, podían ser dieciséis. Si las preguntas de los cuestionarios tuvieran presente este esquema teórico, sería mucho más fácil interpretar los resultados.

Por poner algunos ejemplos, los periodistas que, según DE SOLA POOL y SHULMAN, deseaban agradar a la audiencia, serían los Perceptivos-Reflexivos, de JUNG. Los Intérpretes, de WEAVER y WILHOIT, serían Intuitivos-Perceptivos; los Divulgadores, Reflexivos-Dinámicos; los Adversarios, Dinámicos-Reflexivos [26] . Algunos intentos teóricos de caracterizar en sólo tres tipos no dan un resultado favorable sino una resultancia desfavorable [27] .

Partiendo de esta base teórica, podemos integrar las imágenes que el cine ha ofrecido sobre los periodistas. No son tan pasajeras como las que ofrecen las encuestas sobre el nivel de aceptación que las diversas profesiones tienen entre el público. Las imágenes de las obras “argumentales” son más duraderas y ofrecen modelos de vida que sirven ara el aprendizaje social de los aspirantes.

Alex BARRIS ha estudiado las películas sobre periodistas con categorías-nociones que los periodistas alimentan sobre sí mismos: fustigador del crimen,

  • cruzado,
  • corresponsal de guerra,
  • paño de lágrimas; o
  • sensacionalista y villano, sin limitaciones morales para conseguir o fabricar una noticia [28] .

Con las nociones expuestas hasta ahora en este artículo es fácil estudiar cualquier película e identificar el estilo de cada periodista. Puestas las cosas a, vuelvo al concepto de instrucción y a los cambios que poco a poco están produciéndose en la información periodística. La importancia de la instrucción es mucho mayor desde el momento en que existen grupos de presión, “lobbies”, muy bien organizados, que saben cómo funcionan los mecanismos del Estado. Si, además, los políticos se relacionan con los grupos de presión de la manera más natural, si éstos cuentan con firmas de Relaciones Públicas que saben muy bien comunicarse con los periodistas, el ciudadano está en una situación muy desfavorable. Cuando los periodistas no ofrecen la instrucción que necesita la audiencia, ésta se siente cada vez más desprotegida y crea sus propias formas de actuación. Así pues, día a día las audiencias están solicitando expresa o tácitamente más instrucción sobre su ambiente.

5. ¿POR QUÉ LOS PERIODISTAS NO INSTRUYEN EN ALGUNAS OCASIONES?

LEMERT estudia este asunto y cree identificar las razones, que son distintas según los periodistas recojan información o simplemente la procesen, según la muy útil distinción de TUNSTALL.

Los periodistas que informan sobre asuntos públicos están centrados en los temas, es decir, están más preocupados por describir y analizar temas públicos que con lo que la gente puede hacer sobre esos temas. O dicho de otra manera, al centrarse tanto en el mensaje, estrechan su campo de visión y no contemplan más que a una parte reducida de la audiencia. Esto se manifiesta de dos maneras:

– Muestran un interés elitista por una audiencia específica que ya sabe mucho sobre el tema y que tiene el poder de decisión. La audiencia de un Editorial puede ser quien va a decidir sobre un asunto. De ahí el estilo para iniciados, que exige leer entre líneas, propio de muchos escritos periodísticos.

Confunden palabras con hechos. Recordemos que dos ilusiones que Freud identificó fueron la omnipotencia de los propios pensamientos y la de los propios encantos. Hay periodistas que confunden informar o educar a la audiencia de los mass media con informarles sobre cómo hacer algo con las actitudes e información que ya tienen. Domina la función expresiva sobre la función apelativa, los gestos más que los resultados prácticos . Dicho de otro modo, los periodistas están más interesados en ellos mismos que en la audiencia.

Para Fred y Merrelyn EMERY, en su libro titulado precisamente Una Elección de Futuros: Iluminar o Informar, publicado hace más de veinte años, quedarse con la información o con la instrucción era una de las claves que definían a las sociedades burocratizadas. Elevaron la nota hasta enlazar nada menos que con el George ORWELL de 1984.

El efecto más penetrante de estas sociedades es que bifurcan las dos funciones primarias de la comunicación: informar e instruir. Los mensajes no iluminan. ORWELL ha explicado todo esto cuando explica qué es el Neohabla.

“Como para prevenir cualquier malentendido sobre estos intereses fundamentalmente diferentes, los mandarines de la burocracia típicamente tienen sus pensamientos más profundos revestidos en lenguaje esotérico por los ideólogos, economistas, planificadores… En una sociedad burocratizada la comunicación es ya Neohabla” [30].

¿Forman parte también muchos periodistas de ese conjunto de profesionales que emplean un lenguaje esotérico, sólo para minorías? En ese caso, su sentido de la audiencia es muy distinto de quienes apuestan por la información y la instrucción, para ilustrar a las audiencias.

Los periodistas procesadores tienen otros criterios. Es el momento de recordar lo que decía TUNSTALL: Al superar el personal técnico a los periodistas, intervienen factores no estrictamente periodísticos. Ven con simpatía a quienes sostienen al medio con su publicidad; ven con antipatía a quien pone en peligro esa relación. Por tanto, si temen represalias, suprimen la instrucción que pueda ir en contra de sus intereses. Si la instrucción no perjudica al medio, entonces dejan pasar la instrucción, sobre todo en noticias de interés humano. Un ejemplo muy fácil de entender, que ofrece LEMERT, es el de una pareja de jubilados y viudos que, aun renunciando a una parte de sus pensiones, prefirieron casarse antes que “vivir en pecado”. Un periódico contó el hecho y ofreció las identidades y dirección de la pareja para que la gente enviase donativos y así compensar la pérdida económica que conllevaba casarse.

En un contexto dañino
para el medio, los procesadores eliminan la instrucción porque dicen que es partidista o porque se trata de detalles “tontos”.

Los teóricos han indagado en las consecuencias que puede tener para la vida social la presencia o ausencia de instrucciones en la información periodística. Emplean unos conceptos que recuerdan la Teoría del Campo Social de Kurt LEWIN, aunque no le nombren. Por otra parte, concretan las instrucciones en el efecto que pueden tener sobre la vida política. En el último apartado de este artículo mostraré que las posibilidades pueden abarcar más que la simple participación.

LEMERT parte de una estructura de influencia. La instrucción -la información movilizadora- agranda la amplitud de un tema y por tanto, puede cambiar el resultado del proceso de influencia, sobre todo si el tema es sobresaliente y si las actitudes son intensas. Tema y actitudes pueden sobresalir o hacerse más intensas por algún suceso precipitante.

Cuando los medios no proporcionan instrucciones, disminuye la participación, aunque la intensidad de las actitudes sea notable. Con lo cual, los medios están dando más peso (por defecto) a las actitudes de los participantes que ya tienen acceso al proceso político [32].

Joseph D. KEEFER [33] considera que la cobertura informativa puede afectar a la visibilidad, una de las tres dimensiones de cualquier situación conflictiva; las otras son amplitud e intensidad.

La visibilidad es “el número de personas o grupos que se darán cuenta del conflicto y de sus posibles consecuencias”;
La amplitud es “el número de personas y grupos que se han aliado en un conflicto”;
La intensidad, “el grado de compromiso de las partes contendientes con posiciones mutuamente incompatibles”.

Un aumento en la visibilidad de un conflicto puede conducir, por supuesto, a extender la amplitud y a aumentar intensidad [34].

KEEFER viene a dar la razón a los EMERY. Después de estudiar la cobertura que nueve organizaciones de medios daban a ocho importantes temas sobre negocios, encontraron que aquéllas sirven para obstaculizar, más que facilitar, que los ciudadanos participen en el proceso de legislar. Raramente alertaron al público sobre lo que estaba en juego cuando de una votación se trataba; nunca describieron la posición de un político local sobre el asunto; cubrían el hecho los periódicos de élite, no los locales, aunque no daban instrucción. Cubrieron los ocho asuntos superficialmente, a pesar de que todos eran de gran importancia. Tampoco es que se arrodillasen ante las compañías, difundiendo lo que las Relaciones Públicas les entregaban. Éstas podían escoger un camino más sutil: como los “lobbies” o grupos de presión operan junto a los legisladores y éstos tratan con los periodistas, aquéllos podían ser muy efectivos, pasando información interesada a los periodistas que estaban cubriendo los hechos.

Cuando KEEFER quiere ofrecer una normativa intencional sobre lo que debería ser instruir, se queda bastante corto. Para que la instrucción se convirtiese en una fuerza:

a) Las Agencias de Noticias deberían acompañar información sobre cómo podrían afectar los asuntos a las vidas de los ciudadanos;

b) O podrían los periodistas telefonear a los representantes políticos para comprobar cuál era su postura. Para ese viaje, no había necesitado la alforja de haber investigado nada menos que a nueve organizaciones para averiguar su posición ante ocho temas de negocios.
¿Por qué no entender la instrucción de una manera mucho más ambiciosa? Como ha habido un autor que la ha comprendido así, destinaré el último apartado a este asunto.

6. LAS POSIBILIDADES DE LA INSTRUCCIÓN EN LA VIDA COTIDIANA.

Recordemos que con la instrucción ha ocurrido que varios términos tenían una misma denotación. Al pensar cómo la instrucción puede conformar muy amplia y profundamente la vida cotidiana, el problema es el inverso: un término -en este caso, comunidad- tiene diversas connotaciones. Y sin aclarar este tema, la Teoría no puede avanzar con seguridad.

Hay autores a quienes tenemos que agradecer que aborden seriamente las diferentes facetas de un término. Uno de los últimos ha sido J. MEYROWITZ a quien debemos un estudio condensado y muy valioso sobre el concepto mismo de medios, término tan central en Teoría General de la Información .

Volviendo al concepto de “comunidad”, importa ahondar en él, porque la instrucción es esencial para constituirla y que funcione. A Keith STAMM debemos que se haya tomado su tiempo para ir aislando LAS FACETAS de este término, en un trabajo parecido al que los científicos realizan cuando descubren cómo es una molécula concreta.

STAMM estudió la literatura científica y comprobó que un autor, George A. HILLERY había aislado en 1955 nada menos que 94 definiciones de comunidad e identificado 16 conceptos diferentes que se acogían bajo el término “comunidad”. ¿Con cuál quedarse? Después de reflexionar sin prisas, concluyó que comunidad puede entenderse como proceso, lugar y estructura. Cuando hablamos de lazos sociales ¿a qué nos referimos: a un proceso, a un lugar o a una institución social? No ponerse de acuerdo en la definición de comunidad lleva a no poder comparar resultados, puesto que un investigador se refiere a unas cosas y otro a otras diferentes. “Esta clase de situación dificulta construir la teoría. Encontramos hallazgos contradictorios para los que no hay explicaciones adecuadas” [36].

Este autor considera la participación, tan decisiva para los autores anteriores, como una faceta más en entre gran número de posibilidades. A los tres fundamentos citados para entender la comunidad, hay que añadir que los lazos comunitarios pueden ser de individuo a comunidad, de familia a comunidad y el hogar. No todas las familias constituyen un hogar ni todos los hogares están constituidos por familias.

Finalmente, STAMM y FORTINI-CAMPBELL han identificado cuatro enlaces posibles del individuo con la comunidad: espacial, cognitivo, afectivo y comunicativo.

En total, treinta y seis enlaces o vínculos comunitarios. Disponemos así de un concepto combinatorio de comunidad y no sólo de un término que inunda con sus notas la realidad, pero con unos perfiles vagos.

Un paso más para construir una teoría sólida de la instrucción lo da STAMM cuando se refiere a la Teoría de los usos y gratificaciones. Los enlaces comunitarios sugieren una gran cantidad de usos que podemos especificar claramente. Los individuos, las familias, los hogares, usan los medios para construir vínculos comunitarios. Un concepto complementario del de uso es el de vacíos. Los medios llenan los vacíos, es decir, las carencias de vínculos.

La información periodística, cuando contiene instrucción, ayuda a tomar conciencia del lugar -residencia en un barrio-, a estar presentes en un proceso -participar-, a formar parte de una estructura -pertenencia o membrecía-. Llena los vacíos espaciales -informa sobre un atasco e instruye sobre las vías alternativas-. Igualmente, los medios pueden fomentar la cercanía psicológica a una comunidad. También puede aplicarse a un lugar, proceso o estructura. Echar de menos un local, resistirse a dejarlo; lo mismo cuando alguien toma parte en un proceso; o cuando pertenece a un grupo.

Los medios informan sobre un lugar antes de visitarlo o de cambiarse a otro: ofrecen el fundamento para decidir si pertenecer o no a una comunidad. Sobre todo, contribuyen al compromiso con una comunidad, que va más allá de la simple participación. Un individuo, una familia, pueden asistir a reuniones para tratar asuntos de su barrio, pero hay quien está mucho más implicado que otro. Los medios instruyen para que las personas se impliquen. El compromiso es más discriminador que otras medidas.

Al llenar los vacíos informativos, la instrucción indica cómo averiguar lo que un individuo, una familia o un
grupo necesitan saber en cualquier situación. También, la información periodística puede llenar los vacíos políticos: saber dónde están las oficinas o burocracias que se encargan de solucionar los problemas imprevistos. De esta manera, no sólo informan sobre quién ejerce la autoridad sino que instruyen para dar cierto control sobre los representantes
.

Finalmente, los medios llenan vacíos sociales, puesto que instruyen sobre cómo formar grupos según las aficiones. De esta manera, los individuos o las familias satisfacen sus necesidades de relación.

Para rematar esta manera de contemplar la instrucción en la información periodística, creo que Ronald HAVELOCK es quien, antes que STAMM, ofreció criterios para movernos con seguridad en medio de tantos vínculos o enlaces.

La información periodística ayuda a crear relaciones entre personas que no se conocen. Lo que ocurre muchas veces, sin embargo, es que son los observadores quienes ven más unión de la que realmente existe entre esas personas, familias u hogares. Las relaciones pueden ser externas y mostrar únicamente que pertenecen a un mismo lugar o barrio. La conexión es un criterio para saber si los individuos participan en un proceso. Por tanto, los medios, al instruir, fomentar esa conexión.

La cohesión es un paso más, puesto que indica un compromiso, resultado más de las experiencias compartidas que de objetivos claramente formulados. Las personas o grupos relacionados o conectados comienzan a desarrollar una identidad común, atributos comunes, fronteras comunes y una coincidencia más aguda de que ellos forman parte de una empresa común. Los responsables que eliminan la instrucción de la información periodística pueden tener en la cohesión un criterio claro para permitir que llegue a los lectores. Entre otras razones, porque unas familias y hogares más cohesionados pueden convertirse más fácilmente en suscriptores [37]. Aunque HAVELOCK no lo señala, un uso muy importante de los medios es indicar cuándo el compromiso puede convertirse en algo peligroso. Pertenecer a un grupo demasiado cohesionado es pertenecer a una secta, en la que el individuo pierde su libertad. Irving JANIS sí ha tratado este tema con gran detalle [38]

Con la conexión dinámica, individuos, familias y grupos comienzan a ser interdependientes, a ejercer una influencia mutua, a realizar tareas conjuntamente. Roles diferenciados, división del trabajo, planificación participativa, son otros tantos términos que sugieren este nivel de desarrollo del sistema.

Finalmente, la cohesión dinámica muestra que individuos, familias, grupos, tienen éxito al resolver diversos problemas cíclicos. Entonces, se ven a sí mismos como partes interrelacionadas y complementarias de un todo viviente en el que participan y del que se benefician.

7. CONCLUSIÓN

La vida cotidiana está influyendo de tal manera en la información periodística que en los próximos años irá aumentando el componente de instrucción. Algunos investigadores están logrando una visión combinatoria de la información periodística, resultado de su manera de abordar las múltiples audiencias.

A la vez, los periodistas pueden encontrar un autoconcepto cada vez más preciso, sabiendo cómo pueden contribuir a que la vida cotidiana de su público tenga un reflejo en los centros de decisión. De esta manera, contribuyen a dar sentido a los múltiples lazos de la vida social.

NOTAS

[1] NEURATH, Otto (1973): Fundamentos de las ciencias sociales. Madrid, Taller de Ediciones J. B., 152 pp.

[2] SMITH, Raymond C. (1978): The Messaqe Measurement Inventory. A Profile for Communications Analysis. Bloomington, Indiana, Indiana University Press, 219 Pp.

[3] LEMERT, James B (1981): Does Mass Communication Change Public Opinion After All?. A New Approach to Effects Analysis. Chicago: Nelson Hall, P. 118. Ver también LEMERT, James B., MITZMAN Barry N., SEITHER Michael A., COOK Roxana H. y HACKETT Regina (1977): “Journalists and Mobilizing Information”. JOURNALISM QUATERLY, 5 4, 4 (Invierno): 721-726; LEMERT, J. B. y LARKIN Jerome P. (Otoño 1979): “Some reasons why mobilizing information fails to be in letters to the editor”. JOURNALISM QUATERLY, 56: 3: 504-512; LEMERT, James B. y COOK Roxana J. (Invierno 1982): “Mobilizing Information in Broadca st Editorial and “Free Speech” messages”. JOURNAL OF BROADCAST ING, 26,. BYBEE, Carl R. (Otoño 1982): “Mobilizing Information and R eader Involvement: An Empirical Test”. JOURNALISM QUATERLY, 59, . LEMERT, James B. y ASHMA Marguerite G. (Invierno 1983): “Extent of Mobilizing Information in Opinion and News Magazines”. JOURNAL ISM QUATERLY, 60,. LEMERT, James B. (Verano 1984): “News Conte xt and the Elimination of Mobilizing Information: An Experiment”. JQ, Pp. 243-249 y 259.

[4] ROSSOW, Marshel D. y DUNWOODY Sharon (Primavera/Verano 1991): “Inclusion of “Useful” Detail in Newspaper Coverage of a High-Level Nuclear Waste Siting Controversy”. JOURNALISM QUATERLY, PP. 87-100.

[5] KEEFER, Joseph D. (Verano 1993): “The News Media´s F ailure to Facilitate Citizen Participation in the Congressional Polic ymaking Process”. JOURNALISM QUATERLY, Pp. 412-424.

[6] ACKOFF, Russell L. y EMERY Fred (1972): On Purposeful Syste ms. Chicago, Aldine-Atherton, P. 143.

[7] LEWIN, Kurt (Ocyubre 1943): “Forces Behind Food Habits and Methods of Change”. En Bulletin of th e National Research Council. Número 108. Es un a rtículo en el que LEWIN ofrece su Teoría sobre el Canal y el Gatekeeper. Recomiendo leer precisame nte esta versión, mejor que la versión de 1947, aun que no resulte fácil hacerse con el artículo. [8] LEMERT (1981) P. 147. [9] LEMERT (1981) P. 148. [10] LEMERT (1981) Pp. 121-122.

[11] ACKOFF y EMERY (1972) P. 125.

[12] DE SOLA POOL, Ithiel, y SHULMAN, T. (1964): “News men’s Fantasies, Audiences and Newswriting”, en DE XTER, L. A. y WHITE D. M.: People, Society and Mass C ommunications. Nueva York, The Free Press, Pp. 141-158.

[13] ACKOFF y EMERY (1972), P. 180

[14] JANOWITZ, Morris (1960): The Profesion al Soldier. Glencoe, Free Press, Pp. 223-224.

[15] TUNSTALL, Jeremy (1971): Journalists at W ork: Specialist Correspondents, the News Organizations, N ews Sources and Competitors-Colleagues. Londres, Constable. Pp. 24-26. Este autor sí sabe enlazar con los conceptos de otros autores. Por ejem plo, reconoce explícitamente lo útil que le han resultado los conceptos de rutina y no rutina, de Charles PERROW.

[16] VALBUENA DE LA FUENTE, Felicísimo (1996): Teor ía General de la Información. Madrid, Editorial Síntesis, 1996 . (Próxima a aparecer).

[17] ACKOFF y EMERY (1972) P. 153.

[18] Invito al lector a que, teniendo esto presente, lea BARKER Martin y BEEZER Anne (Eds ) (1994): Introducción a los Estudios Culturales. Barcelona, B osch, y se fije en cuántas veces los diversos comentadores d e los trabajos sobre estudios culturales reprochan a los autores q ue han escrito sin preocuparse de los intereses subjetivos de las au diencias. Se trata, en este caso, de autores “críticos”. Puede observar que ocurre lo mismo cuando los autores “administrativos” cruzan acus aciones entre éllos. Y no digamos cuando hay polémicas entre las dos Escuelas. (Me doy cuenta de lo mucho que estoy simplificando cuando sintetizo en las dos Escuelas las múltiples corrientes).

[19] KRISTIANSEN, Connie M. y HARDING Christina M. (Verano 1984): Mobilization of Health Behavior By the Press in Britain. JOURN ALISM QUATERLY, PP. 364-370 y 398. Estas investigadoras hablan de la eficacia institucional, que so n las creencias y actitudes que las personas mantienen hacia las instituciones. Concluyen que hay poca información sobre la salud, que la prensa, además, evalúa negativamente a la sanidad pública y así es como puede disminuir la fé del público en el sistema médico británico. Hay más información sobre fisiología de la enfermedad que sobre fisiología de la salud.

[20] JANOWITZ, Morris (1
975): “Professional Models in Journalism: The Gatekeeper and the Advocate”. JOURNALISM QUATERLY, 52, Pp. 618-626 y 662.

[21] ACOFF y EMERY (1972) Pp. 155-156. [22] ZHU, Jian-Hua ha identificado tres tendencias en los últimos años o chenta: Una caída en la posición de prensa adversaria entre los viejo s; un amento en los de mediana edad y una regresión hacia una posic ión intermedia en los más jóvenes. “Recent Trends in Adversarial Att itudes Among American Newspaper Journalists: A Cohort Analysis”. J OURNALISM QUATERLY, Invierno 1990, P. 992. Ha surgido, también, una Literatura que enseña a los perio distas cómo arriesgarse sin ser temerarios: KANE, Peter E. (1992): Errors, Lies and Libel. Carbondale, S outhern Illinois University Press, 190 PP; ROSINI, Neil J. (199 1): The Practical Guide to Libel Law. Westport, Praeger, 229 Pp; K APLAR, Richard T. (Compilador) (1991): Beyond the Courtroom: Alt ernatives for Resolving Press Disputes. Washington, The M edia Institute, 153 Pp; DENNIS, Everette E. y NOAM Eli M. (Com piladores) (1989): The Cost of Libel: Economic and Policy Implica tions. Nueva York, Columbia University Press, 293 Pp; Recogen los estudios que encargó el Gannett Center for Media Studies de la Columbia Business School.

[23] DILLON, John (Verano 1990): “Career Values as Predictor of th e Perceived Role of Media”. JOURNALISM QUATERLY, Pp. 369-376.

[24] JUNG, Carl Gustav (1964): Tipos Psicológicos. Buenos Aires, Editorial Sudamericana.

[25] ACKOFF, R. L. (1978): La realización de un proyecto de futuro. P lanificación de Sistemas y Principios de Organización. Madrid, Servicio d e Publicaciones de la Escuela de Organización Industrial.– (1978) The Art of Problem Solving. Nueva York, John Wiley and Sons. Para un resumen del estudio citado, véase VAZQUEZ MUÑOZ, María Pilar (1995): “Los mensajes publicitarios”, en EL MIR, A. y VAL BUENA DE LA FUENTE, Pp. 379-385.

[26] Un libro que podría ayudar mucho en estas inves tigaciones sobre los periodistas sería el de KEIRSEY, David y BATES Marilyn (1984): Please, Understand Me: Character and Temperament Types. Del Mar, California, Gnosology Books. Emplea el “Indicador de Tipo, de Myers-Briggs”, derivado direc tamente de JUNG.

[27] BELENKY, M. F., CLINCHY F., GOLDBERGER N. R. y TARULE J.M. (1 986): Women’s ways of knowing: The development of self, voice and m ind. Nueva York, Basic Books. Distinguen una mujer constructivista y o tra procesalista, con dos tipos de esta última, las conocedoras separadas y las conectadas. ¿Por qué sólo tres tipos de mujeres? Si la constructivista se corresponde con el tipo intuitivo de JUNG, la separada con el reflexivo y la conectada con el perceptivo, ¿qué ocurre con la mujer dinámica?. Estas cuatro autoras figuran entre las <>. Prefiero pensar que me equivoco al interpretarlas porque si no, flaco favor teórico harían a las mujeres si dejan fuera nada menos que a las dinámicas. Podían haberse evitado este error, que puede seguir reproduciéndose durante años, con sólo haber consultado a JUNG, ACKOFF y EMERY. Janet BRIDGES muestra también las insuficiencias del modelo triádico . Logró que cumplimentaran su cuestionario nada menos que 111 Reda ctores-Jefe de periódicos de 38 estados. Sin embargo, la autora se enre da una y otra vez cuando quiere explicar lo que hubiera resultado relativ amente fácil si hubiera empleado los Tipos Psicológicos de JUNG. BRIDG ES, Janet A. (Invierno 1991): “Daily Newspaper Managing Editors’s Perce ptions of News Media Functions”. JOURNALISM QUATERLY, Pp. 719 y sig.

[28] HARRIS, Alex. (1976): Stop the Presses! (The Newspaperman in Americ an Films). A.S. Barnes & Co./ Thomas Yoseloff Ltd, Nueva York-Londre s. Aunque es una obra para el gran público, que no se atiene a las norm as del Análisis de Contenido, contiene mucha información, incluso gráfi ca. Partiendo de este libro, un investigador puede refinar las categorías y lograr un gran trabajo. Sobre el periodista como paño de lágrimas, ABRAMSON, Phyllis Leslie (1990): Sob Sister Journalism. Westport, Con netticut, Greenwood Press.

[29] LEMERT (1981) Pp. 138-139 y 144.

[30] EMERY, Fred y EMERY Merrelyn (1975): A Choice of Futures: To En lighten or to Inform. Camberra, Center for Continuing Education. Austr alian National University, 212 Pp. La cita es de las Pp. 155-156. N o sólo no ha perdido actualidad este libro sino que ha resultado p rofético en muchas de sus previsiones.

[31] ROSSOW, Marshel D. y DUNWOODY Sharon (Primavera/ Verano 1991): “Inclusion of “Useful” Detail in Newspaper Coverage of a High-Level Nuclear Waste Siting Controversy”. JOURNALISM QUATERLY, Pp. 87-100. Cuando encuentran a period istas que son “abogados” -a los que no consideran objetivos- omiten l as clases de detalles sobre individuos que permitirían a los lectores s ituarlos fáclmente.

[32] LEMERT (1981) Pp. 150-154.

[33] KEEFER, Joseph D. (Veranao 1993): “The News Media´s Failure to Fac ilitate Citizen Participation in the Congressional Policymaking Proces s”. JOURNALISM QUATERLY, Pp. 412-424.

[34] KEEFER ha tomado estas variables de COBB, Roger W. y ELDER Charles D. (1983): Participation in American Politic s: The Dynamics of Agenda-Building. Baltimore, John Hopk ins University Press, P. 43.

[35] MEYROWITZ, J. (vERANO 1993): “Images of Media. Hidden Ferment -and Harmony- in the Field”. En JOU RNAL OF COMMUNICATION. THE FUTURE OF THE FIELD I. T he Disciplinary Status of Communication Research. New Direc tion, New Agendas. Connecting Communication Scholarship to P ublic Policy. Pp. 55 y sig. Este autor distingue medios como conductos, lenguaje y ambientes , con un modo de trabajar muy semejante al de STAMM.

[36] STAMM, Keith R. (1985): Newspaper Use and Community Ties. Norwood, N. J., Pp. 14-19. La cita es de la P. 19.

[37] HAVELOCK, R. G. y HUBERNAN A. M. (1977): Solving Educational Problems. The theory and reality of innovations in developing cou ntries. Paris, Unesco, Pp. 28-32.

[38] JANIS, Irving L. (1972): Victims of Groputhink. A psychol ogical study of foreign-policy decisions and fiascoes. Bo ston, Houghton -Mifflin; Sus investigaciones anteriores: H OVLAND, Carl I; JANIS, Irving L. y KELLEY, Harold H. (197 0): Communication and Persuasion. Psychological Studies of Opinion Change. New Haven, Yale University Press (12ª Edición) 315 Pp. (La 1ª edición es de 1953); JANIS, Irvi ng L.; HOVLAND, Carl I. y otros (1959): Personality and P ersuasibility. New Haven. Yale University Press. En 1977 , publicó con L. MANN Decision making. Nueva York, The Free Press. En 1982, abrevió el título del libro citado.

Nota

Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

Un abrazo contra la motosierra

Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

Un abrazo contra la motosierra

Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

Un abrazo contra la motosierra

La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

Un abrazo contra la motosierra

Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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Nota

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo: -No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

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Una muela, zapatos blancos y un charco. Un edificio llamado Máquina de escribir. Flores amarillas frente al mar, un dibujo de puño y letra. Lo narco las drogas. Su paso por Buenos Aires y la señora que venía de la verdulería. La memoria, lo real, las mujeres, el ambiente, el fin de la humanidad. El Nobel, los diluvios, las pestes, las guerras eternas. Las respuestas de la vida frente a los sordos poderes de la muerte. La cordialidad, la generosidad, el humor. Hace diez años murió Gabriel García Márquez, dicen. Lavaca publicó esta nota -estos recuerdos- aquel día, cuando se conoció la última noticia sobre ese escritor que nunca dejó de sentirse cronista, y decía que el periodismo es el mejor oficio del mundo.

Texto: Sergio Ciancaglini, lavaca.org
El señor Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo:
-No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

Yo sabía que García Márquez había rechazado contactos con un enviado de Times, con periodistas de la televisión japonesa, y con suecos indescifrables. Un humilde cronista argentino quedaba naturalmente fuera de juego. Le respondí que lo compadecía, y que frente a un dolor de muelas no había argumento, clemencia, ni ruego que esgrimir de mi parte. Cuando me estaba despidiendo desolado, me detuvo:
-Pero a las 3 de la tarde puede ser. Voy antes al dentista, a ver si lo soluciona.
Esa historia revolotea en mi cabeza desde hoy, cuando estaba con Osvaldo Bayer grabando el programa de radio Decí Mu, y nos interrumpió el teléfono. Osvaldo atendió, dio media vuelta, anunció: “Murió García Márquez”, y me dejó alborotados los ojos, las neuronas y el corazón.
Revolotea la historia porque aquella tarde me encontré con un escritor que cambió la historia de la literatura, que había ganado el Nobel, pero que fue capaz de decirme: “Todo eso está muy bien, pero yo me siento periodista”. Quisiera contar lo que aún no he olvidado de aquel encuentro para mí inolvidable.
García Márquez volvió efectivamente a las 3 de la tarde, bajó de su Mercedes, y miró preocupado el charco oceánico que un aguacero de Cartagena de Indias, Colombia, le había instalado en la playa de estacionamiento. Llevaba zapatos blancos, pantalones blancos y guayabera blanca, como cantante de sábado televisivo. Cruzó el charco apoyándose en los tacos. Al llegar a la otra orilla nos dijo “pasen por favor” a mí y al fotógrafo, enviados por una de las autodenominadas “revistas de actualidad” a cubrir las noticias sobre un asunto entonces llamativo, letal para los colombianos e incomprensible para nosotros: el narcotráfico.
No existían los celulares ni Internet, o sea que todo esto se ubica en la prehistoria de 1984, con la carambola de estar en el charco correcto, y de que un dentista providencial había rescatado del dolor a su paciente. García Márquez nos hizo subir. El edificio tenía balcones escalonados hacia la playa: lo llamaban Máquina de escribir. El departamento tenía dos ambientes, con vista al mar, una verdadera máquina de escribir (¿Olivetti, Remington, dónde estará la revista donde publiqué la nota?). El escritorio miraba al mar. Y había flores amarillas que siempre conviene tener a mano, explicó, para ahuyentar a la mala suerte.
Me planteó que no aceptaba hablar si lo grababa o si tomaba notas. Me dijo algo más o menos así: “No me gustan los grabadores, prefiero que conversemos con libertad, y que todo dependa de tu atención. Luego tú escribirás lo que te parezca, y eso es un beneficio para mí: los periodistas me mejoran. La memoria mejora a la realidad”.

Gabo en Argentina
La publicación original de Cien años de soledad ocurrió en Argentina gracias a una editorial llamada Sudamericana, que ya no existe. Fue en mayo de 1967, plena dictadura de Juan Carlos Onganía, y el lanzamiento fue acompañado por una entrevista realizada por Ernesto Schóo, editada por Tomás Eloy Martínez y publicada en tapa por la revista Primera Plana que dirigía Jacobo Timerman.
García Márquez me contó que el éxito del libro fue inmediato. “Ahí, en Buenos Aires, empezó todo”, me dijo. Sudamericana había dispuesto editar 5.000 ejemplares, lo que para Gabo era un despropósito y el augurio de un fracaso para el libro de un desconocido escritor colombiano. Pero esa primera edición se vendió en 15 días, y la segunda fue de 10.000 ejemplares. En junio Gabo llegó a Buenos Aires. Me contó que viajó con Mercedes Barcha, su esposa: “Estábamos en un café y vimos pasar a una mujer que llevaba la bolsa de sus compras, con lechugas y tomates y Cien años de soledad”. La pareja fue al Instituto Di Tella a ver una obra de Griselda Gambaro, y el público los ovacionó de pie. Mientras él me lo contaba, todavía asombrado, yo recordaba que eran tiempos de The Beatles, revolución cubana, hippies, peronismo clandestino, rebeliones nacientes y todos los embriones de cambio, desventuras y utopías que se desplegarían en los años siguientes.
Cien años de soledad fue el libro de la época, y de varias generaciones. Tengo las dos ediciones que mis padres compraron para poder leerlo en simultáneo. Macondo era una patria. Entre la feria y la intelectualidad, miles de libros seguían vendiéndose y además se exportaban. El éxito se contagió en Europa, esto avivó el interés por otros autores (Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa) y estalló el llamado boom de la literatura latinoamericana. “Buenos Aires fue generosa conmigo. Nunca volví. No sé por qué. Tal vez por una superstición: a un lugar donde todo fue tan perfecto, quizás convenga no volver” me dijo, o creo que me dijo, mirando el Caribe.

Periodismo, droga y entusiasmo
Aquel día de 1984 García Márquez me contó una novela que estaba intentando escribir. No tenía título. Al año siguiente la reconocí ya publicada: me había anticipado El amor en los tiempos del cólera. Pero me dijo que pese a todo se seguía sintiendo fundamentalmente un periodista. “Escribo literatura como periodismo, con método. Todos los días intento tener dos páginas listas” me dijo sobre algo que hoy habría que traducir a unos 5.000 caracteres. “Tienen que estar impecables, sin tachaduras. Y tengo un truco: siempre dejo escrito el comienzo de lo que pienso escribir al día siguiente, para que me resulte más fácil comenzar”. Pero varias veces explicó esa idea de no diferenciar ambos oficios. “La crónica es como un cuento o una novela sobre algo real”. Algo más: “Tanto en la literatura como en el periodismo hay que ganarse al lector, capturarle el interés para que se quede leyendo”.
Planteó una teoría sobre las redacciones de periódicos y revistas: para él están puestas de cabeza, invertidas. El staff de las publicaciones ubica en el rol principal a directores y jefes que engordan junto a un escritorio y editorialistas que monologan desde su propia jaula.
“Pero ese esquema debería ser exactamente a la inversa. Los cronistas son quienes cumplen la labor principal porque son los que están afuera, donde las cosas ocurren”. En vista del contexto colombiano le pregunté si alguna vez se había drogado para escribir y me contestó: “No me hace falta. Yo nací drogado”.
Un detalle: fue la única vez en mi vida que pedí un autógrafo. En Cartagena sólo conseguí un ejemplar de El coronel no tiene quien le escriba. Le expliqué que no era para mí sino para mi novia. “¿Se llama la señorita?” Se lo dije. Dibujó un tallo, cinco pétalos, y escribió: “Para Claudia, con una flor. Gabo 84”.

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Aquel día, además, me regaló los seis tomos de su obra periodística, publicados por la editorial Oveja Negra. Y organizó todo para que, una vez en Bogotá, un auto con su chofer fuera a buscarnos al hotel para llevarnos al aeropuerto. “Así van más tranquilos” dijo, y nunca supe si se le había cruzado alguna sombra para disponer ese viaje. Nunca pude evitar recordarlo como una persona amable, entusiasta, alegre, generosa.
Con el tiempo entendí que esa cordialidad, ese entusiasmo, ese interés por el otro, era un modo ético y hasta político de pararse frente a la vida.

Ideas
En sus obras periodísticas pude leer las primeras crónicas que publicó en El Universal, de mayo de 1948, cuando era un chiquilín de 21 años. La primera celebra que se suspendió el toque de queda militar, al que define como símbolo de una decadencia. “Con este mundo materializado donde los peces de colores tienen que abrirle agua a los submarinos, con esta civilización de pólvora y clarines, ¿cómo se nos puede pedir que seamos hombres de buena voluntad?” y plantea que quizás ahora la gente pueda ir a dormir mansamente “antes de que los relojes doblen la esquina de la medianoche”. Luego escribe sobre indios, negras, retratos de la ciudad y de la época. Escribió sobre cine, sobre deportes, sobre todo. La pasión por conocer y por contar lo que el mundo estaba desplegando ante sus ojos.
A fines de los 50 García Márquez participó en Cuba con los argentinos Jorge Massetti, Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo en los primeros pasos de Prensa Latina, idea que puso en marcha Ernesto Guevara, hasta que el lado soviético de la vida isleña desplazó a este elenco por otro más dócil.
García Márquez nunca perdió la afinidad con el propio Fidel Castro. El director argentino Eduardo Mignogna contaba que cierta vez, invitado a La Habana, estaba comiendo con García Márquez cuando el propio Fidel cayó de improviso y comenzó a hablar con sabiduría de crítico sobre la historia del cine argentino, mientras Gabo se quedaba irremediablemente dormido en un rincón. Pero más allá del sueño o de los discursos de Fidel, García Márquez se plantó en defensa de Cuba como una cuestión cultural y estratégica frente a los Estados Unidos y la densa idea de controlar vida y obra del resto del continente.

Las ventajas de la vida
Cuando me contó la noticia, le pregunté al propio Osvaldo Bayer sobre Gabo: “Tenía mi edad, pero yo aprendí de él. Es el mejor escritor que ha tenido Latinoamérica. Aprendí con él a amar la literatura, ver las cosas que se pueden hacer y crear. Para mí fue un hombre que luchó por la libertad, o sea un libertario, y cumplió la misión que tiene un intelectual: escribir para todos, para mejorar la sociedad, y para seguir soñando”.
De todas las ideas y escritos de Gabo, frecuentemente abominados por las academias, no resulta demasiado conocida su exposición al recibir el Nobel de Literatura en 1982, llamado La soledad de América Latina, que resulta un manifiesto por la descolonialidad, para usar términos actuales. “La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia” dijo ante la academia sueca. Repasa los golpes de Estado, crímenes y matanzas ocurridos en el continente. “Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad”.
Al recibir el Nobel de Literatura, García Márquez hacía periodismo sobre la realidad del continente, incluyendo la situación argentina: “Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto, 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120 mil, que es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la cuidad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aun se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años”.
Otro concepto: “La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios”.
Y otro: “Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”.
Se preguntó por qué le habrían dado a él semejante distinción, y postuló que se trató de un homenaje a la poesía: “En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte”.

Mujeres, aborto y ambiente
Cuando le preguntaron sobre las prioridades de la humanidad para las próximas décadas, propuso que las mujeres asuman el manejo del mundo. “Alguien dijo: ‘si los hombres pudieran embarazarse, el aborto sería casi un sacramento’. Ese aforismo genial revela toda una moral, y es esa moral lo que tenemos que invertir. Sería, por primera vez en la historia, una mutación esencial del género humano, que haga prevalecer el sentido común –que los hombres hemos menospreciado y ridiculizado con el nombre de intuición femenina- sobre la razón –que es el comodín con que los hombres hemos legitimado nuestras ideologías, casi todas absurdas o abominables”.
Y luego plantea: “La humanidad está condenada a desaparecer en el siglo XXI por la degradación del medio ambiente. El poder masculino ha demostrado que no podrá impedirlo por su incapacidad de sobreponerse a sus intereses. Para la mujer, en cambio, la preservación del medio ambiente es una vocación genética. Es apenas un ejemplo. Pero aunque sólo fuera por eso la inversión de poderes es de vida o muerte”.
Son solo ideas sueltas para pensar, discutir, y leer, ahora que el reloj dobló no sé qué esquina, tras la malparida noticia sobre la muerte de Gabriel José de la Concordia García Márquez, hace unas cuantas horas de soledad.  

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La Ronda en la mirada de Lucía Prieto

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Sexta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa Lucía Prieto. Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Cuando Alejandra López y Claudia Acuña me propusieron hacer este registro pensé  en el concepto de ronda, en la perfección del circulo, en lo mandálico de la continuidad, que no se distingue dónde termina y dónde comienza otra vez. Pensé en los jueves a lo largo de los años, en lo infinito, en la necesidad de lo grupal para que su movimiento sea fluido, en la potencia de lo colectivo. Las madres convirtieron la orden de circular en una astuta rebeldía infinita, que como todo lo que conlleva movimiento, es también transformadora. 

Fue, entonces, la idea de continuidad y de legado la que me hizo construir mi relato en el diálogo entre la juventud y las madres.

Entre esxs jóvenes están NIETES que así ,en inclusivo, se definen cómo la tercera generación en lucha: “Somos nietes de los 70 e hijes de la lucha de los 90“. Nacieron desde la necesidad de mantener viva la memoria y como las madres, entendieron que la fuerza de la resistencia reside en lo colectivo.

La Ronda en la mirada de Lucía Prieto

Sobre Lucía Prieto

Nací en 1984 en la ciudad de Buenos Aires, pero crecí y me crié en el Oeste del conurbano

bonaerense. Desde 2004 resido y trabajo en CABA. Me dedico a la fotografía hace más de 12

años y, aunque mi formación fue primariamente autodidacta, tuve la suerte de encontrarme con muchxs  maestrxs en el camino. Mis ejes de trabajo y mis intereses se centran en los feminismos, los derechos humanos y las problemáticas socioambientales.

La Ronda en la mirada de Lucía Prieto
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LA NUEVA MU. La vanguardia

La nueva Mu
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