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Seguridad&Democracia: los medios. Parte II

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¿Cómo formamos nuestras ideas sobre seguridad, crimen, peligro? El Seminario del Acuerdo sobre Seguridad Democrática (ADS) debatió sobre la policía como fuente de desinformación; los medios como arma de criminalidad y “jueces” de la realidad. La precarización y el autoritarismo como ADN del actual periodismo. Críticas al propio documento del Acuerdo y el dilema de la pasividad social.
El seminario que buscó desentrañar de qué modo establecer una “seguridad democrática”, tema en deuda en estos años de democracia, donde avances en temas de derechos humanos no parecen tener correlato en estos laberintos político-policiales, propuso entre sus mesas de expositores la siguiente: “Producción, acceso y uso de la información estadística». (ver Parte I en esta misma página).
La escalera sin escalones
Seguridad&Democracia: los medios. Parte IIMaría Pita, integrante del equipo de Antropología Política y Jurídica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e investigadora del Conicet, explica la trascendencia que poseen los datos: “Las cifras hablan mucho más que de delitos, de cantidades o de tipos. Funcionan como indicadores de la efectividad de una gestión pública en el área de la seguridad. Representan una especie de termómetro para la clase política, e indican el éxito o el fracaso de sus planes y gestiones. También funcionan como termómetro para la policía, porque indican la medida de su trabajo, y según la interpretación, puede hablar de niveles de eficiencia, de celo profesional y rigurosidad en el registro. Una cifra bien o mal leída puede contribuir a la caída de una gestión política o puede ser un elemento de presión corporativo utilizado por la policía o el Poder Judicial”.
En lo que concierne a políticas de seguridad, para generar una mejora desde la base, en primera instancia se necesita producir información veraz para, luego sí, determinar los pasos a seguir. Pero el escalón inicial (información confiable) es deficiente o sospechoso, a partir de lo cual el resto de la escalera puede ser una ilusión óptica. “Muchas veces las instituciones no consideran a la información como un producto específico para ser proveído hacia afuera de la misma, sino sólo para insumo de la propia gestión. Esas prácticas reflejan el doble carácter técnico y político de esas instituciones, que conspira contra la posibilidad de conformar informes confiables, comparables, y que registren la mayor cantidad de situaciones y eventos posibles en torno a la criminalidad y a las formas habituales en que las fuerzas de seguridad intervienen en sus acciones, vinculadas a tareas de prevención y reducción de la criminalidad».
Al hablar de carácter “técnico y político” puede inferirse que lo “político” es lo que hace no confiable la información policial. No es el único problema estadístico, ni una de las Bellas Artes, pero se trata del oficio de dibujar datos.
Que aparezca lo oculto
La expositora presagia una solución al ocultamiento de la información, a través de la creación de un “observatorio” que lea e interprete datos provenientes de diversas fuentes de consulta. Pero hoy en día, el panorama es sombrío: “Los principales problemas de la falta de producción de información se deben a la convivencia de diferentes lógicas agenciales. Además, coexisten en una misma institución diferentes sistemas de gestión y tramitación de datos, con intereses diversos. Su sistema interno no está ni preparado ni disponible para ofrecer información abierta, ni siquiera a otras agencias estatales. La policía tiene una lógica sociológica y otra jurídica para el tratamiento de los números, y entonces lo que produce es parcial. O sea, no le interesa conocer la identidad de las personas, para así realizar una investigación de carácter sociológico, lo utiliza exclusivamente a fines estadísticos”. La falta de publicación de los datos nunca es casual, asegura María Pita: “El dato tiene un alto valor político, muy valioso y temido. Por eso, a su alrededor desarrollan una serie de estrategias institucionales, con la disyuntiva de mostrar o no mostrarlo”.
¿Quién registra la violencia policial?
La incredulidad frente a ciertas estadísticas no es casual, sino causal. Botón de ejemplo: los casos de violencia policial son registrados por policías. María Pita lo grafica: “En el mismísimo manual de instrucción se aclara: ‘Las muertes producidas por miembros de las fuerzas de seguridad en cumplimiento del deber, también deben consignarse como homicidios dolosos aunque no constituyan delito’. Aún hoy, sigue persistiendo la tendencia a resistir el registro de los hechos delictuosos provocados por la policía. Hay una categoría policial que es la de muerte dudosa, cuando el deceso no está enmarcado en un hospital y tampoco hay testigos. O sea, se acude a esa categoría para nombrar a los hechos que resulta conflictivos certificar de otra manera, como los de violencia policial. Como esa categoría no es compilada por el Sistema Nacional de Información Criminal, esos datos sólo quedan dentro de la institución polical, y nunca se publican. Allí, existe una fuga de información».
En términos más claros, puede hablarse de un engaño y estafa a la población. La incredulidad de las personas es un mecanismo de defensa.
Red social
Otra de las disertantes fue la brasileña Ana Paula Mendes de Miranda, catedrática de la Universidad Federal Fluminense y del Instituto de Estudios Comparados en Administración Institucional de Conflictos, quien aseguró que en su país ocurre algo parecido. Mendes se explayó acerca de su experiencia en Río de Janeiro. Con varios interrogantes: “¿Cómo se explica que la Policía Militar sea la controladora de la Policía Federal? ¿Cómo se entiende que quienes deben estar al servicio de la comunidad, retaceen los pocos datos que acumulan? ¿Cómo es posible que sólo queden registrados algunos?”.
Otra pregunta que uno podía hacerse velozmente es: ¿Y cuál es la sorpresa, si cualquier ciudadano común percibe la estafa desde hace décadas?. Pero allí la catedrática brasileña propuso un paso más: “Para que los datos tengan sentido, la sociedad debe participar de ellos y las redes sociales deben ser un elemento de difusión”.
Para que ese segundo paso se lleve a cabo, primero debe construirse una base sólida que fortalezca la confianza general. Ana Paula mencionó algunos aspectos en los que debería profundizarse el cambio:

  • El Sistema Nacional de Estadísticas no debe estar manejado por la propia Policía Federal.
  • La producción de estadísticas no debe depender únicamente del organismo destinado a la seguridad. De lo contrario, la dependencia económica puede derivar en la dependencia política.
  • Las investigaciones a realizarse no deben encerrarse en una base de datos privadas, sino estar al servicio de la población.
  • Propuso, también, generar un registro de guardias, que esté al acceso público, y que posibilite a la comunidad, mediante un click, hacer una demanda.

Podrido
¿Hay algo más inseguro que una salud no democrática? La escasa y difusa información, conjugadas con la falta de políticas públicas en el sector de la salud, genera estragos en la sociedad: otra enfermedad. Hugo Spinelli, director de la Carrera de Especialización en Gestión en Salud, de la Universidad de Lanús, explicó que el mal se halla en la raíz: «El dato primario, que origina el certificado de defunción y el fondo estadístico de defunción, tiene graves problemas. Los médicos que tienen que llenar los documentos no lo hacen correctamente, colocando «causa violenta» o «causa ignorada», por diferentes motivos: ignorancia de cómo se llena; temor a ser convocados a juicio; o incluso porque el certificado constituye parte de la propia criminalidad». (O sea que se trata de un encubrimiento). Siguió Spinelli: «Eso ocurrió, por ejemplo, en 1987, cuando un certificado de defunción decía NN, por estado de putrefacción. Lo increíble fue que el lugar de hallazgo del cuerpo había sido el Moyano, un hospital público».
¿Qué es modernizar?
En la actualidad suele sobreestimarse la relevancia de la tecnología. En los sistemas de información, sus diversos avances han contribuido al almacenamiento y el procesamiento de los datos, pero no han repercutido en una mejora de fondo. Spinelli lo argumenta: «Los sistemas de información entraron fuertemente en América Latina a partir de los años sesenta. Pero los problemas que se detectaban en ese momento se han perpetuado, porque la tecnología no provoca un cambio en el factor humano, que es el que genera el dato y puede manipularlo de distintas maneras. En el mismo sentido, la realidad demuestra que quienes están al mando de una gestión, en general, muestran reticencia y paranoia cuando de publicar información se trata».
La modernización no sólo tiene que ver con la utilización de tecnologías más avanzadas sino, y sobre todo, con la implementación de nuevas ideas productivas. Argentina, en ese aspecto, está atrasada. Hoy en día el país procesa la información de los casos de muerte, en el sector salud, dos años después de que sucedan. En 2011, recién se conocerán lo hechos de 2009. Así, se pierde lo esencial de saber qué está ocurriendo hoy, para actuar de inmediato sobre el problema, y no con este sistema bienal.
Manos a la obra
La teoría, muy bien desarrollada a lo largo de todo el Seminario, debe llevarse a la práctica para que las palabras se conviertan en hechos tangibles. María Pita reflexiona sobre qué piezas se deben mover: «Necesitamos hacer trabajo de campo y discutir con los agentes que producen información. El Acuerdo de Seguridad Democrática debe ampliar la difusión en la presentación de la información. Además, tenemos que construir indicadores comparables para avanzar en investigaciones cuali y cuantitativas». Spinelli, en el final del su exposición, hizo puente hacia el panel siguiente sobre los medios de comunicación, con una autocrítica: «Los investigadores tenemos una dificultad en cómo difundimos y socializamos lo que producimos, porque a veces no le llegamos a la gente. Entonces, además de articular con los diversos medios para que publiquen nuestros informes, debemos realizar las investigaciones menos extensas y aburridas».
¿Es la extensión y el aburrimiento el problema? ¿Conviene entrar en la lógica simplificada y divertida de los medios? ¿O crear un nuevo estilo de comunicación? Otro panel.
Autoritarismo.com
En la puesta en escena del panel «Medios de comunicación: impacto en la agenda política, percepciones y discursos sobre seguridad», el periodista mexicano Marco Lara Klarh, coordinador en su país del proyecto «Violencia y Medios de Comunicación», comentó que el día anterior, ya en Argentina, había encendido la televisión y observado la cobertura discriminatoria del canal América 24, respecto al supuesto robo, nunca esclarecido, a una ambulancia en la Villa 31 de Retiro. «Todas las escenas que aparecían eran estáticas. Eso demuestra la falta de vocación en acercarse a los hechos y a los actores. Sólo existe una lógica de recrear una sucesión vertiginosa de escenas que parece más enfocada a divertirnos, o a impactar a nuestros instintos que a nuestra razón como ciudadanos», comenzó la exposición.
Con mirar un rato algunos de los medios de comunicación, Lara Klarh desprende este análisis de sus alcances:

  • Es un problema muy grande que el impacto de los medios repercuta en la percepción de la gente, porque un actor que incide en la percepción, es un actor supuestamente «infalible».
  • La industria de las noticias tiene un papel fundamental en la construcción de espacios sociales inseguros, del mismo modo que muchas políticas.
  • Las sociedades atravesadas por un precario desarrollo democrático, son aquellas en las que el sistema de los medios de comunicación se impone por sobre otros mecanismos de acceso de la ciudadanía a la información.
  • Los periodistas o los medios suelen decir «nosotros sólo mediamos». Pero la mediación no es inocua, por eso son actores cruciales para la construcción de espacios sociales.
  • Los comunicadores son el principal espacio de legitimación de las políticas autoritarias de seguridad pública. Y son el espacio donde se invisibiliza la ineficiencia constitucional como un problema estructural, lo mismo que el fenómeno que propicia la articulación de agentes del Estado, hechos de corrupción y asociación delictuosa. Esto lleva a una triste realidad en la que se engloba el periodismo: por decir lo que está pasando, deja de decir lo que pasa.
  • El principal problema de la comunicación, como industria, es que incurre en terrenos de ficción.

Las instituciones que serían las encargadas de que el ciudadano estuviera más seguro, son las encargadas de generarle inseguridad, a través del discurso mediático. Esto sucede ya que nuestra materia prima son las fuentes oficiales, institucionales o informales, y de las cuales extraemos el 90% de la información, mientras la vieja noción de «periodismo de investigación» se ha convertido casi en una desaparecida.
Medios = autoritarismo + precarización
Una hipótesis: la industria mediática, empática con formas autoritarias de las políticas de seguridad pública y Justicia Penal, viola de manera sistemática el derecho de los ciudadanos a estar informados, por estar más enfocada en intimidar que en comunicar. Y las violaciones son múltiples, según Lara Klarh: «Dentro de la esfera de los derechos del debido proceso por la presunción de inocencia, se quebrantan por ejemplo el derecho a juicio y a la imparcialidad. También se vulneran derechos de personalidad, como el derecho a la dignidad, a no recibir tratos crueles y degradantes, a la no discriminación, el derecho a la privacidad y a la propia imagen. Además, violan un derecho muy delicado: a la protección de datos personales. Hay un montón de atropellos desde las instituciones, que luego salen a la luz en el espacio mediático».
Para el mexicano esto no es casual, ya que «si hay una institución autoritaria en Latinoamérica esa es la institución de medios». Agregó: «Uno de los causantes de su verticalidad es la condición de explotación laboral que los enmarcan. Los medios son una combinación entre periodistas precarizados y una cultura autoritaria».
Teoría mediática
Otro de los disertantes fue Gabriel Kessler, Licenciado en Sociología e investigador del Conicet, quien también describió la violencia comunicacional: «Algo que se ve en los medios argentinos, salvo excepciones, es una fuerte estigmatización de los lugares. Se cuidan de resaltar a alguien por ser pobre, pero esta satanización sí se escucha con frecuencia respecto a los lugares señalados, por ejemplo, como áreas peligrosas. Y esa estigmatización a los diversos sitios legitima la aplicación de políticas preventivas y formas de control sobre esos territorios».
Lara Klarh añadió: «Tanto en Argentina como en Brasil, existe la Teoría del Sistema Mediático Penal que plantea que, habitualmente, la industria de los medios noticiosos se vuelve el instrumento de invisibilización de la criminalidad de las elites, sobrevisibilizando la criminalidad y etiquetando cierto tipos de delitos de las clases bajas».
De esta manera, venden terror, miedo, estigmatizan a la pobreza, y demuestran su falta de interés por generar discursos relativos a la seguridad democrática. De paso, queda expuesta qué sociedad prefieren. El camino que eligen, en definitiva, es el que más poder les va a redituar.
El pasivo humano
En ese terreno adverso, Lara Klarh advierte sobre una responsabilidad que debe asumir la sociedad: «Existen mecanismos ciudadanos que hacen contrapeso a los medios, que nuestra comunidad no está teniendo; el ciudadano como audiencia es pasivo y no es un actor preponderante. Pero es lo de menos es que no contemos para los medios: los ciudadanos no contamos ni para nosotros mismos respecto de los medios. No votamos ni siquiera a los políticos en una lógica de derecho a la información o de libertades de información. En las prioridades tenemos vivienda, seguridad, cultura democrática, pero no tenemos interiorizados los temas de la libertad de expresión y el derecho a la información».
Crítica al Acuerdo
Además de interpelar a la sociedad por su rol pasivo, lo mismo hizo con el propio Acuerdo de Seguridad Democrática, al subrayar un olvido sustancial en materia de información: «El punto número cuatro del documento que se publicó en la antesala del seminario es el único que hace referencia a la información. Y dice: ‘Para avanzar en el abordaje integral y efectivo en el problema de la seguridad, el diseño e implementación de políticas democráticas debe surgir de diagnósticos basados en información veraz y accesible al público, la producción de esta información es también una responsabilidad indelegable del Estado’. Sin embargo, además de obviar sobre la calidad de información que el Estado está produciendo hacia los ciudadanos, ese informe se debió haber ahondado en el papel social de los medios, para entender de manera circular este fenómeno de visión autoritaria de la seguridad pública».
Estado, corporaciones y adictos
Las empresas que fabrican información, como el orden de las palabras en este inicio de oración lo indica, primero son empresas, y en segundo plano reside la información. O sea, en primera instancia está el negocio, y después… después vemos qué hacemos para que el negocio sea cada vez más redituable. Precisamente esa es la visión monopólica, segregacionista, que gobierna a los medios masivos de comunicación. El periodista mexicano Lara Klarh ahondó en el tema con algunos conceptos:

  • Mientras nuestros sistemas políticos no sean capaces de diversificar la oferta de medios, esto no va a cambiar. Porque en la medida que no haya competencia, la industria va a seguir privilegiando la rentabilidad sobre su responsabilidad de posibilitar el ejercicio ciudadano del derecho a la información.
  • Los medios industriales tienen una tendencia monopólica, y si el Estado se repliega o favorece a los corporativos multimediáticos, los enfoques y las agendas se alejan de la base social.
  • La política pública de comunicación es un factor esencial para democratizar el sistema de medios.
  • Los medios de comunicación industriales tienen una alta adicción financiera a la generación de información sin costos, provista por las instituciones del Estado.

Así fueron algunas de las intervenciones. Terminó el Seminario. Las palabras están dichas y queda un desafío, o un enigma: ¿ayudarán a cambiar la realidad?
Adictas, las grandes empresas fabricadoras de realidades simplifican en pos de la rentabilidad y su propio poder. El contenido que lleva su envase está en la otra costa del discurso democrático, que plantea una sociedad segura para todos, con una libertad de expresión real, a la que ningún tsunami de intereses la pueda derribar. El Acuerdo de Seguridad Democrática pretende bañarse en esas aguas, y limpiar los prejuicios enquistados. Para eso deberá contribuir a que toda la teoría se ponga en práctica, y así seguir nadando contra la corriente.

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

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Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.

Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.

La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.

El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.

Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.

Pero falta para eso.

Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.

En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.

Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.

Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.

Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.

Fin.

Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.

Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.

Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.

Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.

Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.

Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.

Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.

Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.

Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.

Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.

Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.

¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.

¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.  

Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.

¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.

¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Fotos: Sebastian Smok

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.

Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.

Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.

De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.

Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.

Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.

Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Vera, candidato a presidente por la lista Ruge el cambio del centro de estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.

Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.

¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Lila Lemoine apareció vestida de playera de YPF.

Otras celebridades que se llevan las miradas:

El Zorro con la bandera de Argentina.

Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.

Lila Lemoine vestida como playera de YPF.

Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:

  • Castrá
  • Adoptá callejeritos
  • Educá
  • No compres
  • No + piroctenia

Son tatuajes.

En la cara.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?

Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.

La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Carcedo y su libro.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.

¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.

¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.

Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.

Fin.

Equivalencias y bebidas.

Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.

Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.

Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.

Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.

Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.

Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.

La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.

Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

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Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.

Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.

Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.

Le han robado el celular.

Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.

El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.

Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:

-Es que está lleno de negros.

Fin.

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Nota

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

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Mario Mainardi (en la foto tomada hoy), uno de los principales sospechosos por el femicidio de Cecilia Basaldúa cometido en Capilla del Monte, Córdoba, hace poco más de 5 años, finalmente fue citado por la fiscalía de Cruz del Eje para realizarle este martes una extracción de sangre. La abogada de la familia Basaldúa, Daniela Pavón, se enteró apenas un día antes de esta citación a Mainardi. El sospechoso (actualmente vive en Santa Fe) había sido encargado de alojar a Cecilia en Capilla, y fue la última persona que la vio con vida, el 5 de abril de 2020. Sobre su presencia hoy en Cruz del Eje, contó la abogada: “Sacó fotos a todo el edificio, selfis con tribunales de fondo y salió custodiado con personal de la policía de Córdoba. Se subió a un móvil y se fue”.

Las irregularidades y desinformación o manipulación en la causa han sido frecuentes en perjuicio de la familia y sus defensores (además de Pavón, el abogado Gerardo Batistón es querellante en nombre de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación). También ha significado un ocultamiento a la prensa. Audiencias para las que los testigos no eran notificados, falsos argumentos policiales para explicar su propia inoperancia, demoras incomprensibles en la causa, todos temas por los que hay iniciada una denuncia de la Dirección Nacional de Protección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en la Dirección de Investigaciones de las Fuerzas de Seguridad. Además se solicitó a la Fiscalía de Cruz del Eje que la policía de Capilla del Monte, ya no sea la que realiza las notificaciones.

Queda pendiente ahora la información que se brinde a la sociedad sobre este trámite, que permitió ver a un sospechoso clave que nunca dio la cara. La causa ha sido siempre un laberinto sacudido en todo caso por numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad. Aquí publicamos la crónica de lo ocurrido hace menos de un mes, al cumplirse 5 años del hallazgo del cuerpo de Cecilia Basaldúa.

Fotos y crónica de María Eugenia Marengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Lúquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso
Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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