Nota
Cómo nos transformó la discusión sobre el aborto, qué faltó y cuáles son las nuevas estrategias para #QueSeaLey
Marta Alanis de Católicas por el Derecho a Decidir; Victoria Donda, la primera diputada firmante del proyecto de la Campaña; Estela Díaz, secretaria de género de la CTA; y Daniel Lipovetzky, diputado nacional del PRO, presidente del plenario que aprobó en comisión la ley de aborto, analizan lo que pasó y lo que viene. La instalación definitiva del aborto en particular y del feminismo en general. La subestimación a los sectores conservadores y su influencia en el Senado. El antes y el después dentro de las organizaciones y los partidos. El funcionamiento transversal en el Congreso. El trabajo pendiente sobre las provincias. La creación de una comisión redactora que piensa presentar el proyecto en el año electoral. Y la especulación con la renovación de las Cámaras en 2020.
Desde la votación en el Senado los pañuelos verdes no desaparecieron de la escena pública, sino que se multiplicaron: estuvieron en todas las movilizaciones, reclamos, ollas populares, pero también en subtes, colectivos y calles. Tampoco desaparecieron los abortos: desde entonces hubo al menos tres casos conocidos de mujeres que murieron a causa de la clandestinidad. Tenían 22, 30 y 34 años y todas tenían hijxs. Con perejiles o perchas, los casos dejaron en claro una vez más que la clandestinidad produce riesgos, enfermedades, peligro y muerte.
Para evitar el negacionismo legislativo (no olvidamos) y hacer periodismo con lo que palpita la calle, antes del Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro proponemos una mirada sobre lo que el debate nos dejó, y tres preguntas a referentes de la campaña legislativa:
- ¿Cómo nos transformó?
- ¿Qué faltó?
- ¿Cómo pensamos nuevas estrategias de cara a una nueva presentación del proyecto?
- ¿Cuándo se presenta?
Marta Alanis
Integrante de Católicas por el Derecho a Decidir y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Marta Alanis.
- El proceso legislativo nos permitió valorar toda la fuerza que tiene el feminismo, la Campaña Nacional, la cantidad de alianzas que tenemos, nuevas o que a lo mejor estuvieron siempre pero que se visibilizaron con el correr de los días. Y también cómo fue creciendo la adhesión de las jóvenes. Este proceso no nos dejó el final de lo que pasó en Senadores; nos dejó poner a la vista y tomarle el peso a la fuerza del movimiento. Sabemos que vamos a tener aborto legal, por las jóvenes que se sumaron. La avidez por el pañuelo verde. Cuando hablamos del número de gente que se movilizó, tenemos un indicador que es la cantidad de pañuelos que había en la calle. Nos transformó en un movimiento, diría, el más potente de Argentina, el más inspirador de cambios. El feminismo no solamente levanta la bandera del derecho al aborto sino de todos los derechos de las mujeres, sexuales y reproductivos, pero también anuncia la deconstrucción del patriarcado, de una desigualdad instalada en todo sentido que oprime no solo a las mujeres, esa desigualdad económica, esa concentración de poder tremenda. Ya el pañuelo verde no solo representa el derecho al aborto, que no dejamos de pelear y de buscar el debate legislativo, sino la adhesión a un movimiento feminista. Se habló de feminismo en todos los medios de comunicación. Todos los dirigentes políticos y sociales han tenido que hablar. Nos dejó palpable un capital político tremendo.
- Lo que se ha generado va mucho más allá de lo que falto linealmente. Esta marea verde irrumpió en todas las casas, el debate se instaló en todos lados e hizo aparecer una reacción a este movimiento que ya estaba, no es que podríamos haberlo hecho diferente par que no surja esta situación reactiva a un cambio. Tal vez no dimensionamos que la Iglesia Católica y las evangélicas iban a poner en marcha todo un aparato y un dispositivo de apoyo a estos sectores que nunca lograron manifestarse en la calle del mismo modo que la Campaña. No lo habían logrado en Diputados. Creo que no evaluamos al capacidad de reacción que tenía el conservadurismo religioso, el fundamentalismo religioso, que premian a Albino, a ese señor mentiroso, que no habla de ciencia y dice cosas terribles, se mostraron aliados a un poder oculto. Hemos subestimado también la representación que los sectores antiderecho tenían en el Congreso, porque si bien no estaban constituidos en una bancada como en Brasil, había representantes de estos sectores muy bien posicionados por el lugar de poder. Esa gente tiene que pagar un costo político. Desde ningún lugar del mundo donde vieron la movilización que se generó en Argentina, y que se impulsó hacia América Latina, entienden cómo con tanta gente en la calle los senadores votaron en contra. Pero la iglesia con todo su aparato no cambió un solo voto. No convencieron a ninguna de las que estaban convencidas de la legalización en el Senado, no la volvieron para atrás, las hicieron sufrir, pero no ganaron. Y tampoco nosotras con toda la movilización logramos cambiar la postura de los senadores. Quizás hubiera sido más flexible si no se movía el aparato de la iglesia, pero eran los números que había. Unos apelan al aparto de poder oculto y otros apelamos a la calle con todos sectores juveniles, académicos, sindicales, todo lo que vimos, y es una lección para América Latina y el mundo.
- Vamos a empezar de nuevo cuantas veces haga falta. Se va a reformular un proyecto teniendo en cuenta los consensos, la media sanción e incluso algunas cosas que se han elaborado o pensado después. Hay que considerar los consensos de la media sanción y también los principios y valores del movimiento feminista porque ese es el piso que dio Diputados, un piso altísimo. Estamos armando una comisión redactora del nuevo proyecto. Entiendo que se va a presentar en el 2019, por tratarse de un año electoral la estrategia es la siguiente: poner en el debate de la campaña el aborto, que no pase desapercibido, y para ser coherente tenemos que tener presentado un proyecto de nuevo, porque no podemos estar exigiendo si no tenemos presentado un proyecto.
Victoria Donda
Diputada Nacional. Primera firmante del proyecto de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Dolores Fonzi, Victoria Donda y Muriel Santa Ana, rumbo al teatro Vorterix de Rosario. Fotos: Martina Perosa para lavaca
- La primera transformación es incorporar elementos del feminismo donde no se los tenía, es una profunda revolución en Argentina. Transformó todo, de diversas formas pero todo. Desde la vida diaria hasta el lenguaje, pasando por las formas de hacer política. Una de las transformaciones más profundas es entender hoy que hace falta una herramienta política en nuestro país que pueda interpelar a las movimientos sociales, que pueda dialogar con esa gran ola verde que cruzó el país. Es lo que estamos tratando de construir.
- Creo que faltó mayor articulación con la política y desde la Cámara de Diputados en particular con la de Senadores. Hoy con el diario del lunes es fácil decirlo, es el desafío a sortear.
- Creo que hay sentarse con los senadores y las senadoras que están de acuerdo con nosotres y salir a consensuar un proyecto de ley que pueda ser votado el año que viene en la Cámara de Diputados y que en el 2020 con otra composición del Senado podamos tener la ley.
Estela Díaz
Secretaria de Género de la CTA.
- Creo que hubo transformaciones colectivas y personales. Fue muy impactante el proceso incluso para las que llevamos muchos años de militancia en el tema, era como un escenario soñado, utópico, pero pensábamos de difícil concreción. No hay experiencias en el mundo de movilizaciones de semejantes niveles de masividad por el aborto. Es realmente inédito. Adentro de las organizaciones también hay un antes y un después. Allí empezaron a vernos, particularmente en el sindicalismo, un territorio que sigue siendo tan masculino, por lo menos en las vocerías públicas, pero no necesariamente en la militancia y en el activismo.
- En ningún país se logró la ley la primera vez que se debatió, en el primer debate, llegar a la media sanción y estar a cinco votos de que sea ley en un lugar como el Senado. Hay algo concreto: cuando estás en territorio del Congreso, sobre todo en el Senado, juega un peso más fuerte la realidad federal argentina, pero estar cinco votos abajo también lo veo como un triunfo. Unos meses antes, el diciembre anterior a que se empiece a debatir, no contábamos más de 12 votos favorables. Nunca se había podido presentar el debate en el Senado. Me parece que si no lo vemos desde esa realidad, nos confundimos. No sé si podríamos haber cambiado nosotras como Campaña, como activismo feminista. Si hubiera habido otro compromiso desde el poder, podría haber sido ley, el gobierno habilitó el debate pero aportó la mayoría de los votos para que sea rechazada. Por ejemplo en la experiencia del debate de matrimonio igualitario, también fue una ley sumamente difícil, pero se combinó el activismo y la voluntad política en garantizar el número con todas las estrategias.
- Como en todo proceso de revolución, se activa la contra revolución. Hoy los sectores anti derechos están más movilizados y con mayores niveles de articulación, eso no pasaba hasta que se debatió la ley. Es un dato de la realidad para tenerlo en cuenta para lo que viene, sobre todo en pos de todo lo conquistado. El activismo tiene que seguir profundizando las decisiones estratégicas que se tomaron desde el origen de la Campaña y en todos estos años de articulación participativa, entramada, federal. Influye también a la interpelación que hagan a la campaña electoral el año que viene y cómo profundizar el trabajo más puntual a las provincias que aportaron bloques enteros de rechazo. Hay que poner el proyecto como interlocutor del debate electoral.
Daniel Lipovetzky
Diputado Nacional. Presidente del plenario de comisiones que trató la ley en la Cámara de Diputados.

Daniel Lipovetzky, presidente del plenario de comisiones de Diputados recibe las Cartas. Fotos: Nacho Yuchark para lavaca
- En primer lugar nos transformó como sociedad, al poder dar este debate tan importante en el Congreso de la Nación la problemática de los abortos clandestinos quedó expuesta y también la necesidad de dar una respuesta. También nos transformó en cuanto a la percepción de saber que las movilizaciones populares pueden contribuir enormemente para que una ley pueda estar en el Congreso. En ese sentido muchos jóvenes encontraron un lugar por donde canalizar sus ganas de participar. Transformó también desde el funcionamiento en el Congreso, a partir de haber podido construir consenso transversal, diferentes espacios políticos trabajando en un mismo objetivo. Demostró que se puede trabajar de esa manera y va a ser un punto de partida para otras leyes que se pueden trabajar de la misma manera. Desde el punto de vista de debates en temas importantes para la sociedad hemos demostrado que podemos debatir un tema que divide tanto en el Congreso y fuera de manera pacífica, respetuosa y tolerante.
- Creo que en el Senado faltaron algunas cosas que existieron en Diputados como formar un grupo transversal, Las Sororas, que trabajamos en forma conjunta de diferentes bloques por un objetivo común y militamos la ley. Estas leyes que son tan difíciles, que por algo nunca pudieron estar en el Congreso de la Nación requieren una militancia para que salgan muy importante. A nivel más macro, pensar una estrategia que tenga en consideración que quienes están en contra de la legalización tienen su capacidad de influencia. Cuando se daban argumentos en contra de la legalización partían de premisas falsas, por ejemplo decir que lo importante era la educación sexual y la prevención pero cuando tenemos que tratarlo ahora se opusieron, o decir que la ley tenía errores y por eso votaban en contra cuando en realidad podían modificarla por eso tienen su Cámara revisora. Creo que hay que hacer una estrategia para desenmascarar esa mentira, en definitiva era gente que no quería que cambie nada.
- Hay que armar estrategias. En el grupo nuestro íbamos definiendo estrategias día a día, todos los días prácticamente nos reuníamos Las Sororas para ir mirando la situación. Para los pasos que vienen hay que hacer lo mismo, hacer buenos análisis, ser muy precisos, tratar de minimizar los errores. Hay que pensar también como canalizamos el involucramiento de los jóvenes, que son una gran base de apoyo. En ese punto hay que pensar estrategias no solo vinculado con lo legislativo: por ejemplo las universidades tienen un rol importante.
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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