Nota
Conversación histórica en la Catedral: el arzobispo Cargnello, con Carla y Juan Carlos, abusadxs por el ex cura Lamas
En la Catedral de Salta, el viernes 3 de noviembre a las cinco de la tarde, el arzobispo Mario Cargnello aceptó recibir a las dos personas violadas por el cura Emilio Lamas, detenido desde hacía un mes por las denuncias de Juan Carlos García y Carla Morales Ríos. Tuvieron que pasar casi 25 años de aquel abuso que todos silenciaron para que se concrete esta reunión histórica en muchos sentidos. Es la primera vez que una alta autoridad eclesiástica acepta conversar con dos víctimas y pedirles perdón. También es la primera vez que un arzobispo conversa con una travesti. Los temas: la ESI (Educación Sexual Integral), el Matrimonio Igualitario, la niñez trans, las leyes de la naturaleza y de las construcciones culturales que explican o no la existencia de Dios. Para estas personas sobrevivientes de abusos el objetivo era el mismo: verdad, justicia y poner un freno a los discursos que fomentan el odio. Lo que sigue es la desgrabación textual de ese encuentro.
Mario Cargnello, Arzobispo de Salta: Lo primero que quiero decirles es que ustedes son la Iglesia tanto como nosotros. Lo que ustedes han sufrido, lo sufrimos nosotros. En esa perspectiva, los queremos escuchar.
Carla Morales: Es mucho tiempo esperando ser escuchados.
Arzobispo: ¿Desde hace mucho?
Carla: Desde 2006, y para mí eso dice mucho
Arzobispo: ¿Por qué decís eso?
Carla: Porque siendo trans pertenezco a una comunidad muy vapuleada por la sociedad .La realidad es que las trans no somos nunca escuchadas.
Arzobispo: Vos ahora estás siendo escuchada.
Carla: Porque soy una privilegiada, porque tengo una mama y un papá que me abrazaron a pesar de todo el prejuicio que hay sobre las personas trans, y porque pude formarme, pero más allá de mí no puedo dejar de sentir que hay una realidad: siendo trans no tenés una vida plena. Lo dicen las estadísticas y lo sé porque conocí a la comunidad travesti-trans y la realidad es que entre los 12 y 15 años son expulsadas de sus hogares heterosexuales, del sistema educativo y del sistema de salud. Son niñas y niños trans los que son llevados así a ejercer la prostitución porque es lo único que les queda. Y eso significa que hay gente que consume esos cuerpos de niñes de 12, 13, 14 y 15 años. Es gente adulta la que consume esos cuerpos. Esa es la realidad. Y también sé que esa realidad es la que hace que el promedio de vida de las personas trans sea de 32 años.
Arzobispo: Creo que es de 36
Carla: Es que va bajando a medida que se incrementa la violencia sobre esos cuerpos. Hay mucho odio.
Arzobispo: Pero vos tenés más años..
Carla: Es que mi caso no es el promedio. Tuve la suerte de casarme hace cinco años. Tengo mi compañero, mi casa. Tengo amor. Porque la sexualidad es una cosa y el amor es otra. Tuve la suerte de que mi compañero sea acompañado por su madre y por su padre.
Arzobispo:¿Él es de Salta?
Carla: No, es de Campana. Y también hubo prejuicio al principio, hasta que me conocieron y se dieron cuenta que era una persona más, que elegí romper con mi género porque nunca me sentí un chico, siempre sentí que era diferente. Después de muchos años, de leer y entender un montón de cosas, tengo las herramientas para poder pararme frente al mundo más fortalecida, pero la realidad es que las chicas de mi comunidad tienen un destino social de muerte.
Arzobispo: ¿Por qué decís eso?
Carla: Porque la situación de prostitución de una trans es tan violenta que es de muerte.
Arzobispo: ¿Cuántos años tenés vos?
Carla: 38
Arzobispo: Y tenés una vida que, al estar contenido…
Carla: Contenida.
Arzobispo:… estás preservada
Carla: Sí, pero porque sé dónde ir, estar, donde moverme, esparcirme. Mi realidad cotidiana en Capital Federal, donde yo trabajo y tengo mis actividades soy anónima. Pero salirse de ese lugar implica que la gente por la calle todavía me mira y me señala. Y tengo un privilegio: el abrazo. Pero no debería ser un privilegio que un trans tenga abrazo. Por eso me duele mucho cuando veo marchar a la gente con un cartel que dice “con mis hijos no te metas” porque les está negando una educación sin estas violencias. Es violencia que vos veas una persona femenina y me hables en masculino, por ejemplo. Eso es prejuicio. Y si en cada lugar te tratan así, las chicas prefieren no ir a esos lugares. Y en esos lugares están maestros, médicos, están la educación y la salud, por ejemplo. Yo porque soy fuerte, porque mi mamá y mi papá me sostienen, mis hermanas y hermano, mi pareja, pero cuando estás sola es muy difícil.
Juan Carlos García: ¿Y usted no sabía nada de los abusos de (Emilio) Lamas?
Arzobispo: No.
Juan Carlos: No le dijo nada el padre Jesús Quintana ( párroco que sucedió a Lamas Rosario Lema, actualmente sacerdote de la iglesia del barrio Autódromo del Salta Capital)
Arzobispo: No, no recuerdo que me haya hablado Jesús (Quintana).
Juan Carlos: Y la hermana Eva, las otras hermanas, algunas ya se murieron, pero ¿nunca le contaron?
Arzobispo: No
Juan Carlos: ¿Nada?
Arzobispo: No, no, no. De este caso, no. Es que cuando uno llega, llega sin prejuicios, ¿me entiende? Vos venís, empezás… tratás de ir conociendo a la gente de Salta…
Juan Carlos: ¿Pero nunca hubo una denuncia en papel, nunca hubo nada?
Arzobispo: Nada, nada, nada
Juan Carlos: Pero se sabía, por eso era un dolor… me sentí muy herido.
Arzobispo: Por todo eso es que quiero pedirte perdón, y te lo digo muy sinceramente….porque vos has sufrido mucho.

Juan Carlos.
Foto: Martina Perosa
Juan Carlos: Mucho he sufrido…no me creía nadie (llora).No me creía siquiera la gente de la Acción Católica…nadie. (llora) Yo era el loco…era el loco… y así me han tenido durante tantos años… Ese dolor he cargado.
Arzobispo: Quiero que sepas que a mi me duele que vos hayas sufrido eso. Y me pongo en primera persona porque vos y yo somos parte de la misma iglesia. Estamos aprendiendo a escuchar. No somos perfectos y yo estoy aprendiendo a escuchar. No resientan ustedes, no…
Juan Carlos: Nunca recibí un llamado, nada…
Arzobispo: A mí eso me faltó: rapidez para reaccionar, ¿Por qué?
Juan Carlos: ¿Por la duda?
Arzobispo: ¡No! No te olvides que a ustedes se los llama como testigos del proceso canónico y que había que esperar que termina el proceso. Vos te has apurado a ir a los medios, pero había que esperar la sentencia del Estado clerical, que ya salió. Ahí era cuando yo estaba esperando, preguntando ¿cuándo lo puedo llamar? Y tu ahí has salido…Hermano: yo también soy hijo de esta iglesia. ¿Cómo no voy a sentir un dolor de que hagamos esto? Si nosotros los teníamos que cuidar.
Juan Carlos: Nosotros creíamos en ustedes. Y nosotros tuvimos que venir a ustedes…si hubiera venido solo…
Arzobispo: Si hubieses venido solo, directamente, no te recibía. Sinceramente te lo digo: no hace mucho aprendimos esto. No hace mucho. Pero cómo no te voy a recibir si vos has sido parte de nosotros.
Juan Carlos: Yo quise ser parte: yo quería ser cura. Era mi sueño.
Arzobispo (a Carla): ¡Vos eras de adscripción católica?
Carla: Sí, claro. Yo hasta los 17, 18 pertenecí a la iglesia. Fui catequista.
Arzobispo: No sientan dolor, no se sientan… Faltó… ¿cómo se dice? … rapidez.
Juan Carlos: ¿Por qué esperó tanto tiempo?
Arzobispo: ¿En qué?
Juan Carlos: En reaccionar.
Arzobispo: Es que cuando ya se mediatizó, esperamos… Y porque estamos sin parar. Hace un tiempo que estoy con varios problemas que no me permitieron tener el rato para ir a ver dónde vivías vos y bueno, (a Carla) vos vivís en Buenos Aires, pero bueno, cuando me dijeron que venían dije “los tengo que recibir” para al menos decirte eso que acabo de decir: ustedes son parte de la iglesia, tanto como yo. Hemos pecado: te pido perdón.
Juan Carlos: Si usted sabía..
Arzobispo: Cuando se supo por la denuncia, se procedió inmediatamente. Y empezó el proceso. Y terminó
Juan Carlos: Cuando salió en los medios.
Arzobispo: Pero empezamos el proceso cuando se presentó la denuncia y los llamamos a vos y a vos como testigo. Porque vos no presentaste denuncia, ¿no es cierto?
Juan Carlos: Había dos. Y toda la iglesia (de Rosario de Lamas) lo sabía. Los que trabajaban ahí, los que iban a misa, los de la Legión de María, los de la Acción Católica: todos. Todos sabían y todos callaron.
Arzobispo: Pueden que no hayan creído, hermano, pueden que no hayan creído. Lo que nosotros vivimos no todos los experimentan. Y muchos te dicen: si no lo veo no lo creo. Y cosas así. No es maldad: forma parte de los límites del ser humano. Creéme. No hubo ningún intento de ocultamiento ni nada.
Juan Carlos: Tardó demasiado
Arzobispo: Sí, pero tengo que seguir los tiempos de la justicia y respetar… ¿cómo se llama?…la privacidad, tengo que respetar las normas de la justicia civil y tengo que respetar las normas de la Santa Sede. Esto tienes sus tiempos. ¿Cuántos años no te han creído? Y en dos hemos dado respuesta. Tené paciencia.
Juan Carlos: ¿Cuánta más?
Arzobispo: No sé cuándo ni cómo: eso lo maneja el tribunal nuestro y lo que nos diga la Santa Sede, pero vamos a colaborar en lo que nos pidan.
Carla: Pero hay una urgencia.
Arzobispo: ¿por qué?
Carla: Porque hay algo que me interpela. De lo que siempre voy a hablar es de mi cuerpo trans-trava, porque me considero travesti y desde ahí hay una urgencia porque nos matan, porque nos expulsan de los hogares, porque nos odian. Entonces sí hay una urgencia que también es para sanar.
Arzobispo: Pero oíme, flaco…
Carla: flaca
Arzobispo: … esto no te va a quitar lo que vos vas tratando de luchar para que no te expulsen.
Carla: Pero para sanar también hay gente como mi mamá. Mi mamá es la mano derecha de Pezet (cura de Rosario Lema). Para hablar con Pezet tenés que hablar con mi mamá. Y mi mamá tuvo que poder creerme para poder decir: mi hija está antes que un Dios.
Arzobispo: Pero eso supongo que ya lo ha logrado al ver que la Iglesia lo ha sancionado.
Carla: Pero eso fue recién ahora.
Arzobispo: No ahora.
Carla: Pero esto pasó hace mucho y mi mamá tiene que sanar eso, porque si no es como “bueno: el tiempo es este” Entiendo esos tiempos, pero tenemos que hacer algo también con el tiempo.
Arzobispo: Nosotros llegamos a la máxima sanción. Ahora son los tiempos de la justicia civil.
Juan Carlos: Que necesita que ustedes colaboren
Arzobispo: Es que…a ver… también está el derecho de pedir “yo no quiero que mi nombre salga”. Lo tengo que respetar.
Juan Carlos: Pero los testimoniales de nuestros casos: el mío, el de ella.
Arzobispo: Podés volver a repetir y ya está. No depende del papel nuestro, depende de vos.
Juan Carlos: Pero ustedes además de nuestros testimonios tomaron otros para comprobarlos. Hay una prueba.
Arzobispo: Pero esa prueba, en lo que a vos respecta, vos la podés presentar: no depende de que nosotros la entreguemos.
Carla: Están las denuncias de las otras personas…
Arzobispo: Pero si las otras personas te dicen `no quiero que den mi nombre¨…
Carla: La justicia también puede resguardar su identidad.

Carla Morales Ríos.
Foto: Martina Perosa
Arzobispo: Ya lo sé, pero a nosotros lo que nos toca… no podemos atropellar el derecho de otro, así como respetamos el derecho de ustedes. Tienen que tener esa paciencia de que respetemos el derecho de los demás. Y lo que ustedes hagan, no vamos a ir a decir: Carla dijo esto que es mentira o se contradice que lo que hayamos escuchado nosotros. No vamos a decir eso. Y tengo que esperar un momentito porque nosotros también necesitamos que la Santa Sede nos avise: el proceso terminó. Y no ha terminado porque estamos en los tiempos de las recusaciones, las apelaciones. El proceso en la Santa Sede está parado porque van a apelar, según nos han avisado, y hay que esperar. No sé cómo están los papeles porque eso lo maneja el tribunal, pero hay tiempos y no hay mala voluntad. Y se ha hecho en tiempos muy rápidos…
Juan Carlos: Que han coincidido cuando ha explotado el caso mediáticamente.
Arzobispo: Han coincidido. Se ha dado. Yo te admito que no he tenido una reacción rápida y por eso te pido disculpas, pero no hay mala voluntad. Creéme. Y teneme un poquito de paciencia. No les pido otra cosa. No vamos a tapar nada…. No vamos a tapar nada…
Juan Carlos: Pero sabían… El padre Jesús (Quintana) sabía y me echó. ¡Él me echó!
Arzobispo: Dejame que te pregunte algo: ¿es verdad que vos le dijiste?
Juan Carlos: Sí. Sabían. Ellos mismos (el cura Jesús Quintana y el cura Emilio Lamas) se reunían con María Rosa y todos los otros porque le pedía a Emilio que dijera si era verdad. Y al final empezó a increparme. Vos sabés cómo es el carácter de Jesús (Quintana). Se cree el cura gaucho y pisotea a todos. Terminó echándome. Él sabía. Y sabía Dominic, la monja, que también me echó. Yo lo único que quería era defender a Dios. Lo único que quería hacer era por la iglesia, porque yo amo a la iglesia y quiero servir a Dios. No estoy enojado con Dios. Yo lo que estoy es dolido por todo lo que he sufrido
Arzobispo: Eso lo entiendo.
Juan Carlos: El dolor de lo impune. Y encima ustedes lo premiaron…
Arzobispo: Ah, sí, lo nombraron…
Juan Carlos: ¿Qué puesto le dieron?
Arzobispo: Vicario Episcopal para el exterior, nada más.
Juan Carlos: Le dieron un título emérito
Arzobispo: Noooo…Por ser Vicario General tenía derecho a tratamiento del título de Arzobispo, el tratamiento nomás, de benemérito…
Juan Carlos: ¿Qué quiere decir emérito?
Arzobispo: Benemérito. Son reconocimientos que se le piden al Vaticano, pero él fue solamente vicario episcopal, eso fue todo. Y se lo llamaba Arzobispo porque se creía que esa Vicaría le daba derecho a ese título. No.
Juan Carlos: ¿Y qué vas a hacer con eso?
Arzobispo: Bueno: se termina con la renuncia escrita. Flaco: no esperés que le quiten el título ahora, después de tanto tiempo.
Carla: Sí, pero es difícil denunciar a alguien cuando sentís culpa por lo que decís, porque no tenés herramientas. Hoy tengo 38 años, pero también 24 de buscar herramientas para poner en palabras lo que me sucedió. No es fácil.
Arzobispo: Claro que no es fácil, claro. Por eso las cosas salen tanto tiempo después. No es fácil que le gente sea juzgada por su forma de ser. Y el hecho que seas un chango atropellador no quiere decir que tengas que ver con esto, que sería un delito…
Juan Carlos: Pero hay otro hecho y es cómo se encubrieron y conspiraron para sacarme de encima: eso es real. A pesar de eso hubo gente que denunció… por eso pensaba si ustedes tenían algún registro de eso.
Arzobispo: No, que yo sepa no he visto nada. No he visto nada de eso
Juan Carlos: Pero hay gente que denunció. Es doloroso comprobar después de tanto tiempo que de eso no hay nada…
Arzobispo: Si, hermano, sí. Es horrible, por eso lo que hago es pedir perdón. Sé lo que se sufre y cada vez que escucho lo siento…
Juan Carlos: ¿Pero podés hacer algo? ¿Con Jesús (Quintana), con la hermana Dominic, con los que encubrieron?
Arzobispo: ¿Pero cuál es el punto del hilo para investigar eso? Dame la punta del hilo. Son ustedes. (De fondo comienzan a sonar las campañas de la Catedral). ¿Vos dijiste en tu testimonio que te echó Jesús?
Juan Carlos: Sí. Que me echó, que me maltrató…
Arzobispo: Vos decís: me echó, me maltrató, pero no que encubrió. ¿Por qué decís que encubrió? Tenés que probarlo.
Juan Carlos: La reacción de él es la prueba.
Arzobispo: No te creyeron: esa fue su reacción. Y ese ha sido el problema. (Vuelven a sonar las campañas de la Catedral)
Juan Carlos: Sabía: no es que no me creía. A esta edad, sentándote frente a Quintana y a Emilio (Lamas) y porque me preparado para estarlo, quiero ver si me dicen la verdad, si niegan delante de mí lo que han hecho.
Arzobispo: ¿No te has encontrado con Emilio?
Juan Carlos. No
Arzobispo: ¿Con Jesús tampoco?
Juan Carlos: No. Con ninguno de los dos. Yo le he pedido al abogado un careo. Quiero ver qué me dicen. Tanto que aman a Dios y predican la verdad, quiero ver qué me dicen a mí en el nombre de Dios. Por eso me he preparado durante tanto tiempo para decirles en la cara esto. Lo que me han martirizado y han manipulado la mente de otros chicos para ponerlos en contra mía. Maquinizado esto durante tanto tiempo para seguir mintiendo. ¿Hasta dónde llegó la misma iglesia y esa misma gente con tal de sostener esa mentira? El ensañamiento.
Arzobispo: Capaz no sea una maquinación. Si no te creen uno y otro y otro no es que se han puesto de acuerdo en no creerte. Yo no me atrevería a sostener eso. Vos tenés tu visión, por supuesto, pero no puedo decir que se han puesto de acuerdo porque no lo sé. (Suenan las campanas de la Catedral) No te creyó uno, no te creyó el otro…
Juan Carlos: No me creyó nadie, por eso para mí significó tanto esto (la sentencia del juicio episcopal): al fin me creyeron. Recé ese día en el mismo lugar en el que me abusaron. Y en medio de la iglesia rodeada de policías.
Arzobispo: ¿Dónde había policía?
Juan Carlos: Ahí, en la marcha había policía y lo mismo entré. Yo sigo siendo católico. Yo no apostaté. Yo quiero sanar, quiero estar en paz: es lo único que busco.
Arzobispo: Teneme paciencia! Ya empezó el proceso. No te apures. Va a salir todo bien.
Juan Carlos: ¿Vas a ir a declarar?
Arzobispo: No: voy a escribir.
Juan Carlos: ¿Vas a entregar todas las pruebas?
Arzobispo: Sí, a tiempo. Lo que les que entiendan es los tiempos…
Juan Carlos: Tuvieron mucho tiempo..
Arzobispo: No, no, esperá un poquito, porque la misma Iglesia entró en un proceso de revisión de los procesos para hacerlos más rápido, por eso va a haber una reunión del Papa con los obispos y los presidentes de la conferencia episcopal, en enero o febrero del año que viene..
Juan Carlos: ¿Usted también va?
Arzobispo: No, yo no voy
Juan Carlos: ¿Quién va?
Arzobispo: De Argentina, el actual obispo de San isidro (Oscar Ojea).
Juan Carlos: ¿Y usted le va a contar esto?
Arzobispo: Le voy a decir cuál es mi experiencia, no sé qué es lo que van a resolver allá. Porque al verse involucrado estos casos dentro de la justicia episcopal, ahora son muchos los procesos… no hay gente suficiente, y supongo que ahora van a ver eso. Y este tema: la experiencia del sufrimiento, es lo que hace ver cómo se pueden acelerar los procesos.
Juan Carlos: Y esto del secreto pontificio que nos hacen jurar dentro del proceso episcopal, ¿no te has dado cuenta que no beneficia?
Arzobispo: Suena mal porque se ha malentendido, pero el secreto pontificio es lo mismo que el secreto de sumario. Es un secreto de las partes para preservar la intimidad de lo que dicen. “Yo estoy diciendo esto, pero no quiero que salga a la luz”. Y tengo que cuidar eso, la iglesia tiene que cuidar eso, así como intenta cuidar tu derecho creyéndote y abriendo el proceso, tiene que cuidar el derecho de los otros.

El arzobispo Mario Cargnello, durante una misa en la Catedral de Salta.
Foto: Nacho Yuchark
Juan Carlos: ¿Y por qué han tardado dos años en dictar sentencia y ahora que sale en los medios se han apurado? Yo no hablo de atrás: te lo digo de frente: con eso no estoy de acuerdo.
Arzobispo: Ya lo sé.
Juan Carlos: El tipo ya se mandó esa aberración. Ya es Caín.
Arzobispo: Pero no significa que va a volver a lo mismo, ni al mismo lugar ni a la misma situación. Tengan un poquito de paciencia y veamos qué pasa.
Juan Carlos: ¿Por qué? ¿Por qué pasan estas cosas? Me he puesto a pensar en todo lo que nos ha pasado y me pregunto: ¿por qué los curas nos han violado? ¿Por qué?
Arzobispo: Estamos aprendiendo a acelerar los tiempos. Te golpean, te tiran trompadas y aprendés. Estamos aprendiendo. Mi pregunta es: ¿qué nos pide Dios a través de esto? ¿Qué nos está pidiendo a través de ustedes víctimas?
Juan Carlos: Justicia y verdad.
Carla: Básicamente eso y también que no arruinen más infancias.
Arzobispo: Bueno: hemos logrado que pierda el estado clerical. Es la máxima sanción. Ahora esperamos que la ratifique la Santa Sede.
Juan Carlos: No me tranquiliza con eso…
Arzobispo: Te pido un poco de paciencia. Ratifico que te creo. Te prometo que no va a pasar sin que pase algo y te pido un poco de paciencia porque los tiempos no son acordes a las necesidades que ustedes pueden tener, pueden ser un poco más lentos.
Juan Carlos: Esto es un calvario. Te soy sincero: no iba a venir hoy. Estoy cansado. Muy cansado. Hoy a la mañana estuve en la Ciudad Judicial para la pericia psicológica, que es volver a recordar un montón de cosas… después tomar dos colectivos para ir a casa y después, dos colectivos para venir acá: no me da el cuerpo ya. Estoy exhausto. (Suenan las campanas de la Catedral) Pero vine porque me interesa que esto se termine, que se termine de una vez…
Arzobispo: Tené paciencia. Tené un poco más de paciencia.
Carla: Disculpe, con respecto a mi caso. Yo en el 2010 hice mi apostasía y nunca me llegó nada.
Arzobispo: ¿Acá la presentaste?
Carla: No, en Campo Quijano, en 2010 y nunca me llegó nada.
Arzobispo: Es que no te va a llegar nada. En general vienen acá…
Carla: Perfecto: la presento acá, porque el tema es que al cambiar mi identidad es mucho más difícil porque el bautismo está a otro nombre…
Arzobispo: También eso hemos aprendido…
Juan Carlos: Están aprendiendo mucho en esta época… (risas)
Arzobispo: Todo estamos aprendiendo todo. No solo nosotros, sino la Iglesia como parte de la Humanidad. Fijate ¿cuándo se percibe el delito de abuso? Cuando se plantean los derechos de los niños. Antes al abuso se lo veía como pecado, ahora se lo ve como un delito. Entonces el modo de proceder ha cambiado. Y uno cree que esto puede pasar en Estados Unidos y que acá no va a pasar. No hay institución como la iglesia que trabaje tanto en estos momentos con los abusos.
Carla: Pero están en contra de la ESI (Educación Sexual Integral)
Arzobispo: No, no, de la ESI no está en contra, flaca, no está. Estamos en contra del concepto de integral
Carla: Pero la ESI no implica que todo el mundo se haga homosexual como ustedes proclaman. Lo que se está pidiendo es que así como yo no tuve las herramientas para poder ver el abuso, se pide para que lxs niñxs las tengan. Se pide para eso. Para que el deseo o el placer no sea algo lejano o que está mal. El deseo y el placer también tienen que ver con cuidarse. Y nos es lejano: me sorprende cuando voy a Rosario de Lerma que hay madres niñas y ¿qué herramientas puede tener una niña de 12 años para criar a su niño recién nacido, más allá del amor? Porque no estoy diciendo que no sean capaces de amar a ese niño…
Arzobispo: Lo aman y muchas lo desean y por eso lo tienen…
Carla: Para decir que lo desean tiene que haber educación sexual primero
Arzobispo: ¿Por qué dice que tienen que tenerla? Hay también una cuestión de orientación: la maternidad está escrita en el corazón de ellas, ¿por qué las vas a privar de eso?
Carla: Es que no las estoy privando, estoy diciendo que si en las escuelas hay educación sexual para que las niñas aprendan a cuidarse, van a aprender a cuidarse y a elegir libremente cuándo ser madres. Pero no creo que nadie quiera ser madre a los 12 años…
Arzobispo: Pero la educación sexual antes que para cuidarse es para valorarse..
Carla: Si, por supuesto.
Arzobispo: Entonces no es que nos opongamos por oponernos. Si vos leés los dos documentos de la Conferencia Episcopal vas a saber que el primero dice “sí a la educación sexual”.
Carla: ¿Y a qué le dicen “ no” entonces?
Arzobispo: Disentimos en la visión acerca de la sexualidad.
Carla: ¿Y cuál es la visión?
Arzobispo: La nuestra es que la sexualidad es un regalo, ¿entiendes?
Carla: Y como regalo, mi cuerpo es mi santuario y yo dejo que entre quien yo quiera y desee, ¿no?
Arzobispo: La visión antropológica basada en la fe cristiana no llega hasta ahí.
Carla: ¿Hasta dónde llega?
Arzobispo: Llega hasta la aceptación de que el dato biológico no es solamente un dato biológico: también es algo que te cualifica como varón o como mujer. En cambio vos planteas que tu sexualidad es tuya: me siento mujer.
Carla: Es que yo no me siento mujer. Yo soy travesti. No soy mujer. No quiero ser mujer. Que yo me viste así y que la gente me lea como mujer es otra cosa. Yo no soy mujer. Mi marido sabe que no soy mujer. ¿Que tengo la apariencia de una mujer? Bien. Pero recién hace un año comencé a tomar hormonas porque quiero tener senos e incluso cuestiono por qué quiero tener senos: si es para los otros o es para mí. Me pregunto si es mi propio deseo.
Arzobispo: Pero ya has hecho la opción. En tu ser trans hubo un tiempo en el que no sentías la necesidad de tener senos. Ahora la sentís…
Carla: Es que siempre tuve esa necesidad, que no tenga plata o que me esté cuestionando por qué lo hago es otra cosa. Hubo momentos es que si hubiese tenido la plata me hubiese hecho una vagina incluso, porque no entendía lo que era ser una persona diferente a eso de ser “mujer” o ser “hombre”. Ahora lo sé. Y también sé que ser mujer trans o travesti para el resto de la sociedad es lo mismo porque a todas nos matan por travas.
Arzobispo: Vos sos un travesti…
Carla: Una travesti. Soy una travesti que no quiere ser mujer. Ser mujer es ser Mirtha Legrand y yo no quiero ser Mirtha Legrand. Ser mujer es ser Susana Giménez y no quiero ser Susana Giménez. Ser mujer es ser Carrió y no quiero ser Carrió. Yo busco otra construcción. Este mundo está mal hecho. Lo hicieron mal. Destruyeron nuestra cultura. ¿Cómo la gente de Salta no se va a considerar india cuando el 90% tenemos sangre de nuestros ancestros? ¿Cómo la iglesia, teniendo todo el poder que tiene, no puede analizar eso?
Arzobispo: Acá estás mezclando…
Carla: Está bien: pero está mezclado.
Arzobispo: Pero una cosa es lo que vos planteás primero, y otra lo que planteás sobre indios y criollos.
Carla: Pero tiene que ver con la concepción de cómo somos.
Arzobispo: Pero si hay alguien que ha respetado, con todos los defectos que cargan, la identidad aborigen, es la iglesia. Si vos lees la Historia, las resoluciones del Concilio de Lima, el trabajo de llegar a las comunidades aborígenes, las misiones jesuíticas. Basta con que vayas a verlas, no las de Misiones, Paraguay o Brasil, sino estas chiquititas como las de Bolivia (Ndela R: es a donde enviaron al cura Emilio Lamas) y vas a ver cómo hemos promovido allí la cultura. Dicho eso, también ha habido un montón de excesos, pero aún hoy si vos vas al Chaco Salteño, departamento Rivadavia, los… ¿cómo se dice ahora?… los desprecios de echar a la gente por ser aborigen, por ser wichi, muchas veces la gente criolla que conviven con ellos, que abusan, no en el sentido sexual, sino en el sentido de que los hacen trabajar y después los echan, pero no la Iglesia. Y no solo la Iglesia Católica: también está la iglesia anglicana…
Juan Carlos: Pero ellos se casan
Arzobispo: Hay ordenación de hombres casados..
Juan Carlos: Hay curas gay, ¿usted sabe?
Arzobispo: Y debe ser. Nosotros no indagamos.
Juan Carlos: ¿Ni siquiera para saber la tentación que puedan tener?
Arzobispo: No. Hoy se está cambiando. Con los seminaristas se trabaja más en psico-diagnóstico y luego en el tratamiento pastoral, pero en general ahora se hace un trabajo más psicológico. Pero tratamos, tratamos… esos pecados.
Carla: ¿La homosexualidad es un pecado para la iglesia?
Arzobispo: La homosexualidad no. Los actos homosexuales sí.
Juan Carlos: ¿Usted pecó o no pecó? Tendría que confesarse… (Vuelven a sonar las campañas de la Catedral)
Arzobispo: Yo no puedo prometerte más, por los tiempos de los tribunales, hasta que nos llegue la respuesta de la Santa Sede. Pero no vamos a proteger a nadie. Y no los vamos a traicionar.
Juan Carlos: ¿Solamente en nuestros casos, o en el de todas las víctimas?
Arzobispo: Es que no sé qué más decirte. A ver: hicimos el proceso, llegamos a la solución, pero todavía falta para que Roma se expida.
Juan Carlos: ¿Cuánto más? Porque ya pasó mucho tiempo.
Arzobispo: No tanto: apenas dos semanas.
Carla: El fallo fue el 30 de setiembre. Ya pasó mas de un mes.
Arzobispo: Un mes… Y bueno: se empantanó. Se me pasó el tiempo con tantas cosas se fue pasando que quería verlos. Tengo que aprender.
Carla: Muchas cosas tiene que aprender. Yo me considero travesti porque es para mí político considerarme así
Arzobispo: Porque es político?
Carla: Es político porque nos matan por ser travestis y es político porque nos han insultado gritándonos esa identidad.
Arzobispo: A ver: si el travesti no es varón ni es mujer, ¿por qué querés que te llamen “la” travesti?
Carla: Porque soy femenina. Mi construcción es femenina. ¿No me ves?
Arzobispo: Bueno: vos le imponés al otro que te vea femenina.
Carla: No lo estoy imponiendo. Es una elección.
Arzobispo: Yo no te digo nada. Yo te miro a vos.
Carla: ¿Y qué ves?
Arzobispo: No te miro como a una mujer.
Carla: ¿No?
Arzobispo: Será porque estoy condicionado porque sé que en tu origen eras varón, cuando eras chico, ¿no es cierto?

Los medios salteños se hicieron eco del encuentro histórico.
Foto: Nacho Yuchark
Carla: Es que nunca fui varón. Cuando fui chico fui una marica. Fui muy mariquita, muy visible. Y ahora tengo las herramientas para decir: abrazo a la mariquita que fui. Nunca fui un varón: no jugaba a la pelota ni hacía cosas que se le asignaban a los varones. Jugaba con muñecas, me ponía el toallón para que me haga de pelo y las sábanas como túnica. Jugaba con eso. Nunca fui un varón. Desde mi infancia fui una mariquita.
Arzobispo: Pero escúchame: cuando ibas a la escuela, ibas vestido de varón.
Carla: Era un disfraz: no era lo que yo quería ponerme.
Arzobispo: ¿No estarás viendo lo que te pasó cuando eras chico desde ahora?
Carla: Es que lo estoy viendo desde ahora, es que lo puedo analizar. Mirá: hay un libro que se llama Yo nena, yo princesa que tenés que leer.
Arzobispo: ¿Cómo se llama?
Carla: Yo nena. Yo princesa. Es la historia de Lulú. Ahí habla cómo el sistema heterosexual violenta las infancias trans. Lulú tenía 4 años cuando empezó a denominarse así. Y yo también tenía esa edad, pero mi mamá lo resolvió con una negación. La mamá de Lulú no, pero desde la psicología le decían: no le permitas que se ponga tus remeras como vestidos.
Arzobispo: ¿Eso es el libro?
Carla: Eso es el libro. Y eso es la vida de la infancia trans. Yo ahora puedo decir que abrazo esa mariquita que fui…
Arzobispo: Pero cuando eras chico, ¿lo abrazabas como decís ahora o lo vivías naturalmente?
Carla: Lo vivía naturalmente, pero con todo el mundo diciéndome que tenía que ser hombre o mujer y yo, ¿cómo me salía de esa construcción binaria?
Arzobispo: Pero la vivías. La vivías como opción de cómo te vestía tu mamá. La pregunta es ¿lo que vos decís hoy de tu infancia no es, en el fondo, una proyección de tus ¿cuántos años tenés?
Carla: 38
Arzobispo:.. de tus 38 años? ¿Corresponde a lo que realmente viviste cuando tenías 8?
Carla: Yo a los 8 fui una mariquita. A ver: no entiendo lo que me estás diciendo.
Arzobispo: Vos estás diciendo: abrazo lo que fui, pero en ese momento probablemente no lo vivías así. Eso lo decís mirando desde hoy, pero entre que eso que mira y este hoy hay mucha construcción que pasó desde esa edad a hoy y te lo hace ver de otra manera.
Carla: Porque ahora tengo las herramientas para verlo de esa forma.
Arzobispo: Pero son herramientas que te hacen ver lo que sos hoy, no lo que eras entonces. Lo que quiero decir es que no podés imponer a todos a que miren como vos. Si vos, cuando tenías la edad de un niño te veías de una manera y tuviste sobre vos misma que elaborar todo esto y te costó años, entonces comprendé que el otro no entienda.
Carla: Está bien: eso lo comprendo. Pero una cosa es que a mi mamá le haya costado poder nombrarme como hija, pero mucha gente que me conoció en aquella época me llamaba en femenino, me decía ella. Entonces no es que yo proyecto.
Arzobispo: ¿Y a partir de qué edad te viste así?
Carla: Es que esto es una construcción. No es que yo de un día para el otro dije “soy travesti: son las uñas pintadas, es el pelo largo…
Arzobispo: No todo es construcción: ahí está el punto. No todo es construcción.
Carla: Yo construí mi identidad.
Arzobispo: Pero tu cuerpo sigue siendo tu cuerpo, que no es solo una construcción. Lo que vos físicamente podés armar tiene límites. Tu cuerpo sigue siendo un don.
Carla: Mi cuerpo es mio. Mi cuerpo es mi santuario
Arzobispo: Tu cuerpo es santuario y también vehículo de comunicación. El cuerpo no puede ser mirado como una cosa que te encapsula, sino que te abre a la comunicación con los demás. Y en ese abrite a la comunicación con los demás también los otros pueden aceptar o no ciertas cosas que comunicás. Por eso: no todo es solo construcción personal. Y en eso…no es fácil. Para vos, porque sufrís; para el otro, que puede entender o no entender, no solo el problema de la identidad. Vos por ejemplo (a Juan Carlos) , sabés lo que es tener un cuerpo gordo…
Juan Carlos: Claro que lo sé (se ríe)
Carla: Yo también lo sé porque es parte de lo mismo lo que determina que una persona gorda no pueda ser deseada.
Arzobispo: No lo planteo desde ahí. Lo que quiero decir es que la comunicación de patrones culturales. En los 50 la mujer bonita era la más robusta, por ejemplo, y después vinieron las flacas tipo Twiggy y después todo el problema de …¿cómo se llama?
Carla: Anorexia.
Arzobispo: La anorexia
Carla: Bueno: todo eso que describe es una construcción.
Arzobispo: Sí, también son construcciones, pero vos fíjate que esas construcciones también crean conflicto en la relación con el otro. El tema es, verdaderamente, para pensar y discutir.
Carla: Si: eso propongo.
Arzobispo: pero no es solo ¡Ah! La Iglesia.
Carla: No sólo, pero también. Yo me tuve que exiliar de Salta, irme para poder ser lo que quería ser, es porque no se discuten esas cosas. Yo no quiero ser un perro, pero cuando se debatía la ley de Matrimonio Igualitario lo escuché decir: “Bueno, ahora falta que se quieran casar con perros”. No me quiero casar con un perro. Me quiero casar con otra persona que me ama. Y no podía. Y casarme significaba tener derechos. Le pongo un ejemplo concreto: Bergara Leuman. Más de veinte años de pareja y cuando se murió, como no le reconocían derechos, la familia se quedó con la herencia que habían construido juntos. ¿Por qué le molesta a la Iglesia que una pareja tenga derechos?
Arzobispo: Es distinto. Eso es distinto.
Carla: Pero tiene que ver con derechos.
Arzobispo: No sólo tiene que ver con derechos. Tiene que ver con identidades, con el matrimonio, con la orientación…
Carla: El matrimonio es la herramienta que cuida mis derechos como cónyuge. Sino soy una ciudadana de segunda. Y si no me van a reconocer mi derecho a la educación, a la salud o a la herencia, que no me cobren los mismos impuestos que el que se puede casar, estudiar o acceder a la salud pública o adoptar sin ser discriminado. Si hablamos de derechos, hablemos de derechos. A mi no me dijo nadie esto: lo fui viviendo. En el camino me abracé a un montón de gente y me hice fuerte. Yo, pero ¿el resto? Y aún hoy: hay gente que todavía está pidiendo la derogación de la ley de identidad de género. Y esa no es gente que ama, es gente que odia.
Arzobispo: Pero la culpa de todo eso no la tiene la tengo yo (se ríe).
Carla: Pero vos, y discúlpame que te tutee, estás en un lugar de poder, tenés el poder de hablar con todos para que tengan un discurso de amor y no odiante.
Arzobispo: Pará, pará: para nosotros hay toda una discusión previa a la cuestión de la identidad sexual que es la que te acabo de decir: respetar el don de lo que Dios te ha dado.
Carla: ¿Por qué Dios si yo no creo en Dios? Que no me metan a mi a Dios si yo no creo.
Arzobispo: Pará: te estoy diciendo que es lo que piensa la Iglesia. Nosotros tenemos el concepto de ley natural que ustedes no terminan de aceptar porque todo lo entienden a partir de la idea de construcción, pero nosotros pensamos que hay cosas que están dadas por la naturaleza.
Carla: Entonces explíqueme la existencia de Dios desde esas cosas dadas por la Naturaleza. Explíqueme por qué se ponen a trabajar en contra de ciertas leyes y no se ponen a trabajar en contra de los curas violadores.
Arzobispo: Estamos trabajando en eso.
Carla: Hablemos de la naturaleza entonces: la bobosa elige cómo ser. El hipocampo. Eso es la naturaleza. La naturaleza es amplia, pero tu naturaleza está mirada por un hombre, por un varón…
Arzobispo: No, no, no: la naturaleza es creación de Dios.
Carla: ¿Y quién le puso la palabra naturaleza? ¿Se la puso ella sola o vino de la mirada del hombre?
Arzobispo: Todo en el mundo tiene un nombre que le ha puesto el ser humano. La naturaleza es una cosa constatada por todas las religiones y todas las culturas. Eso es así. La naturaleza es, también descubrir aquellos patrones comunes que identifican, por ejemplo, al ser humano y sus diferencia con el animal, al vegetal o al mineral y ver cómo reacciona para lograr sus objetivos, la fuerza interior que hace que el hombre actué. La naturaleza es tu ser en orden a tu realización en el obrar. Eso es lo que se entiende por naturaleza. Y se va viendo cómo las diferentes grandes culturas, por ejemplo, ven el tema del matrimonio. Y se analiza las grandes culturas de la humanidad, cual ha sido la actitud ante esto. Y entre lo que puede ser una mirada de la razón sobre la naturaleza más la constatación de cómo, de hecho la Humanidad han valorado, por ejemplo, la sexualidad, se advierte cuáles serían las líneas de lo natural. Hoy con esta idea de que solo se construye se destruye esto, pero el problema es que la construcción hoy depende de la fuerza que tenga el otro para imponerla. Y voy a poner un ejemplo fiero, pero entendeme, a veces uno pone el ejemplo feo para pensar un poco, ¿Por qué decía lo del perro? ¿Vamos a tener que aceptar que construí un vínculo con el perro? Y no.
Carla: No porque el perro no estaría decidiendo por sí mismo
Arzobispo: Mirá que hay muchos que creen que sí.
Carla: Porque están decidiendo por el perro.
Nota
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
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