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Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política”

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Mauricio Ramos, 17 años. Franco Alarcón, 16. Muertos a balazos por la policía en José León Suárez. ¿Quién es responsable?
Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política” NOTA CON AUDIOS

Juana María, la abuela de Mauricio, dice a lavaca:
-Mi nieto era la alegría. Un amor. Pero lo mataron. No hay un solo culpable, como dicen, ese que disparó. Hay varios. Y para mí hay un culpable más: el que dio la orden.
Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política”Gastón Chillier, director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que acaba de entrar en el caso judicialmente dice:
-Hay que dejar de hablar de gatillo fácil. Hay que hablar de responsabilidades políticas.
Juana María y Chillier dicen algo parecido, cada uno con sus palabras.
Ernesto “Lalo” Paret, cartonero desde chico, vecino de la zona y actual integrante de la Cooperativa Unidos por el Calzado (CUC, la ex Gatic recuperada por sus trabajadores) dice: “José León Suárez es un depósito de basura, donde muchos pudimos sobrevivir gracias a la basura. Tenemos los rellenos clandestinos, los rellenos sanitarios, los asentamientos construidos sobre esos rellenos de basura, y esa situación hace posible que todo el régimen piense que los que vivimos ahí no valemos nada”.
Lalo sugiere que toda esa zona de la quema del CEAMSE y los asentamientos construidos sobre desperdicios debería convertirse en “Quemaikén”, un parque temático de la pobreza.

Quemaikén
Los crímenes de Franco Almirón y Mauricio Ramos en José León Suárez tienen como fondo el paisaje asombroso de montañas de basura -La Quema del CEAMSE- en asentamientos construidos sobre basurales clandestinos. Mauricio y Franco también cirujeaban, eran discriminados por la piel, y sobrevivían. Decí Mu estuvo hace unos meses con Lalo, Piki y Ángel, que cuentan qué se encuentra en la basura y cómo se ve la vida desde José León Suárez. ¿Qué se encuentra en la basura? Viaje a lo que bautizaron Quemaikén, el parque temático de la pobreza, universidad práctica sobre cómo entender el presente.

Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política”
En el corazón

 

A Mauricio Ramos, 17 años, una bala le dio en el corazón. Fue suficiente. Franco Almirón, 16, recibió cinco balazos en el cuerpo. Otro adolescente, Joaquín Romero, fue internado con heridas gravísimas. Los vecinos se alzaron contra la policía, que debió ser desplazada de la zona. El episodio ocurrió en José León Suárez, el 3 de febrero. Según la versión de la Policía Bonaerense, una banda del barrio La Cárcova preparó una emboscada que hizo descarrilar a un tren de carga, para asaltarlo. Esta tesis (acaso inspirada en un exceso de películas de cowboys, y desmentida por la investigación judicial) incluyó la llegada de las huestes policiales para evitar el supuesto saqueo del tren, y el valeroso enfrentamiento de los efectivos contra los vecinos, que culminó –como tantas veces- en el asesinato de dos chicos. La justicia ya captó que la versión policial no funciona ni como relleno sanitario.

Cuando los fiscales Raúl Sorraco, Ana María Armetta y Marcelo Sendot interrogaron a uno de los sospechosos, el teniente Gustavo Vega, este señor, que es instructor de tiro, declaró que se equivocó al cargar municiones de plomo en lugar de las de goma. Hay dos chances.

a) Si lo que dijo es mentira, muestra una curiosa tendencia policial a exculparse por el absurdo. (Gustavo Kapp, policía que el 12 de febrero disparó por la espalda en Baradero a Lucas Rotello, 19 años, dijo que no sabía que su escopeta tenía balas de plomo).

b) Si lo que dicen Vega y Kapp fuera cierto, la “seguridad” de los bonaerenses está en manos de una institución desquiciada.

 

La realidad es un poco peor: la policía sigue matando chicos pobres sistemáticamente, y es el modo en que el Estado parece pretender resolver muchas veces el llamado “problema social”.

 

 

Descontrol 2011

 

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) se involucró en el caso como particular damnificado, representando a las familias de las víctimas, y en un comunicado planteó: “La represión de José León Suárez pone de manifiesto, una vez más, la ausencia absoluta de control por parte del Ejecutivo provincial sobre la policía. La gestión del gobernador Daniel Scioli ha desmantelado los mecanismos que posibilitaban el gobierno civil de la institución. En su lugar, cedió el manejo a los propios jefes policiales y ratificó así su opción por las respuestas represivas”.

Gastón Chillier, Director Ejecutivo de esa institución se asombra al comenzar la charla. Se asombra de que no hay nada nuevo. “El caso refleja de manera brutal y burda lo que se ve en los últimos años en la provincia de Buenos Aires. Es algo que vemos estructuralmente a nivel nacional, exacerbado en la provincia de Buenos Aires: un alto componente de exclusión social, al que se responde con violencia policial”. Chillier reitera que esto no es nuevo: “Lo nuevo es que ahora huele a descontrolado”.

Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política”


 

Autogestión policial

 

El documento del CELS hace referencia a la autogestión policial: “Lo que queremos decir es que no se siguen las órdenes del gobierno. En teoría la policía debería ser una herramienta dentro de una política. Pero la autogestión significa que se vuelve a delegar en manos de la policía lo que deberían controlar los civiles”.

Chillier considera que haber unificado el ministerio de Seguridad con el de Justicia en la provincia (bajo la órbita de Ricardo Casal) “da a entender que la Seguridad no es un tema importante en sí, que se puede subsumir en un ministerio de Justicia, y que se trata de un asunto meramente policial. En ningún caso pensar eso es bueno, pero menos todavía con policías como la Bonaerense, la Federal, la de Río Negro y tantas policías provinciales que no han sido parte de la agenda democrática, y son autoritarias, verticalistas y violentas.

 

 

Se olvidaron de Cabezas

 

Para no ir demasiado lejos en la historia, podría hablarse de la Bonaerense como escenario de campos de concentración, torturas y desapariciones, durante la época militar. Más cerca, el 25 de enero de 1997, el cuerpo incinerado del reportero gráfico José Luis Cabezas. El lema que siguió a aquel crimen (“No se olviden de Cabezas”) referido a la llamada “Maldita policía” ya parece haber entrado en territorio Alzheimer. “Y la institución sigue presentando altos niveles de violencia, de corrupción y de ineficiencia” suma Chillier. “El gobierno plantea que son excesos, la manzana podrida, cuando resulta evidente que se trata de un problema estructural. Nosotros no queremos que la responsabilidad se limite a quién mató a los chicos en José León Suárez, ni en Baradero, sino que debe subir. Claramente hay que dejar de hablar de gatillo fácil, y pasar a hablar de responsabilidades políticas”.

 

 

Narcos + recaudación

Chillier mencionaba la ineficiencia policial: “En barrios como La Cárcova, de José León Suárez, se mueve droga pero casualmente no hay actuaciones policiales sobre eso. Está claro que hay una relación entre el narcotráfico y la policía. Si la policía se dedica a recaudar, estos son los resultados”.

¿De quién es la responsabilidad? “De los gobiernos, y deben rendir cuentas. Si uno hila fino, los funcionarios políticos terminan entregando al policía que disparó el gatillo, una forma muy fácil de limitar la responsabilidad a ese policía”.

El Acuerdo para una Política de Seguridad Ciudadana promovido por el CELS y con apoyo transversal de muchos partidos representados en el Congreso “es un acuerdo que tiene que traducirse en políticas concretas que lo reflejen, aunque no sé si diciendo esto, digo mucho” reflexiona Chillier, que con lo dicho dice bastante sobre la brecha entre las intenciones y las realidades.

 

 

Inflexión de las Viejas Locas

 

Chillier considera que hay un relajamiento de los controles. “Y el punto de inflexión lo percibimos en el recital de las Viejas Locas donde el gobierno dejó hasta de condenar estos casos y de tener una respuesta política acorde a estas circunstancias”. Antes de un recital de Viejas Locas en Vélez Sarsfield, el 14 de noviembre de 2009, Rubén Carballo (17 años) fue víctima de la represión policial pero apareció supuestamente “caído” en un club. Murió el 8 de diciembre. El mismo 14 de noviembre lavaca había recorrido las celdas de la Comisaría 44° donde había 43 detenidos, golpeados, jóvenes, morochos, pobres, asustados. En algún otro lado estaban matando a Rubén. Es el caso que Chillier señala como bisagra en estas historias.

Para el CELS; además, ya la investigación judicial desmiente la versión de la “emboscada” y descarrilamiento premeditado del tren. “Fue un problema de falta de mantenimiento, en el que en todo caso pueden faltar unos durmientes porque los sacan en invierno para calefaccionarse, lo que da la pauta del contexto social. Frente a eso se nota una ausencia del Estado, de políticas sociales a núcleos a los que no les llega nada, y en cambio se responde con la cara más violenta del Estado, que es la de la policía”.


Juana María desde la Quema

Juana María es la madre de María Elena, y la abuela de Mauricio Ramos a quien le decían “Pela”. Juana María tiene 54 años y sigue casada. Su hija tiene 6 hijos, pero está sola y trabaja en una empresa de limpieza. Mauricio era el segundo de seis hermanos. “El barrio está tranquilo” dice Juana María a lavaca. “Lo que pasó es una cosa. Los milicos mataron a los chicos. Vinieron a matar. Los que dicen que hubo tiros desde este lado, dicen mentiras”.

Juana María habla de su nieto. “Era un amor. Era todo. Yo casi lo crié. Mihija sola, se imagina, él estaba siempre conmigo. Iba al CEAMSE (cordilleras de basura) a rebuscarse. Los chicos no encuentran trabajo, por eso van. Estudiaba con una beca, albañilería. Era un chico más. No tenía maldad, vamos a decir”. A Mauricio le gustaba bailar, menos la cumbia que el regatón: “Era pura alegría”.

 

 

Desaparecido en la basura

 

La joven abuela aclara que el barrio no es una villa. “Pero la gente joven no encuentra trabajo, la discriminan. Y si dicen donde viven, peor. Por eso muchos chicos van al CEMSE con motivo de rebuscarse. El amigo que mataron, Franco, lo mismo”. Juana María dice que sus otros nietos “llevan el dolor por adentro. No lo van a andar demostrando”. La mayor tiene 21 años, los otros son de 14, 11, 9 y 7. “Yo también iba al CEMASE, en bicicleta, a rebuscarme. Pero el año pasado me caí, me rompí la rodilla y no pude ir más”. ¿Qué se encuentra en la Quema? “Todo. Hay azúcar, fideos, jabón, yogur, leche, yerba, harina. Las empresas lo tiran. El problema es que hay que revolver para encontrar. Los chicos iban a buscar latas, cartón, nailon, metal. Yo hace 24 años que estoy acá. Antes no había nadie. Empezaron a rellenar con basura, con tierra. Ahora está todo lleno. Y se llenó de gente”. En ese basural la policía hizo desaparecer a Diego Duarte (15 años) en 2004. Como no podían agarrarlo ordenaron a una máquina del CEAMSE que lo tapara con basura. Diego Duarte desapareció para siempre entre los desperdicios.


Cuatro palabras

 

¿Qué espera hacia delante? “Que el futuro sea mejor. No queremos más a la policía. Por eso ahora está la Gendarmería, para evitar que estén matando a los chicos. Que paguen los culpables. Que no estén libres. No hay un solo culpable, como dicen, ese que disparó. Hay varios. Y para mí hay un culpable más: el que dio la orden”.

El barrio logró reaccionar, y obligó a la Bonaerense a acuartelarse en la Comisaría. Sin esa determinación, todo quedaría en el aire. Pero Juana María elige la sencillez: “Ahora está todo tranquilo. No pasa nada”.

Agrega: “No miro más televisión ni diarios. Para mi inventan cosas para perjudicarnos. O alguien les informa todo mal y ellos lo publican. No les creo nada”. Dice cuatro palabras que reflejan un síntoma de época: “Mienten todo el tiempo”.


¿Vidas de relleno?

 

Entre otras cosas, Ernesto Lalo Paret es vecino de José León Suárez, trabaja en CUC, la ex Gatic, colabora con los centros comunitarios de los asentamientos, y fue uno de los impulsores de la apertura de las cárceles de la zona a la Universidad Nacional de San Martín, que dicta ahora carreras para los reclusos. Para entender el universo donde se desarrolla esta historia, dice Lalo a lavaca:

“Desde los fusilamientos de José León Suárez hasta hoy ha seguido siendo siempre lo mismo: un depósito de basura, donde muchos hemos podido sobrevivir gracias a esa basura, y esa situación genera un grado de marginalidad absoluta que hace posible que todo el régimen piense que los que vivimos ahí no valemos nada”.

“José León Suárez es un parque temático de la pobreza. Tenemos un relleno clandestino, tenemos un relleno sanitario, tenemos todos los asentamientos, y ahora tenemos una cárcel con tres unidades donde podemos alojar directamente a todos nuestros familiares (obviamente la mayoría que están ahí están pobres, y mueren permanentemente una cantidad de pibes en la más absoluta soledad). Y no hay un proyecto político que indique claramente una transformación en el tiempo de estas circunstancias”

“Nosotros en la provincia de Buenos Aires tenemos un gobernador que no cree para nada en los lineamientos que habla la Presidenta de la Nación y de los que hablaba el difunto presidente… Usted tiene un ministro de Justicia en la provincia de Buenos Aires que piensa que la forma de regular el tema de la pobreza es combatiéndola de esta manera. Y cuando no funciona el miedo (que en la clase media funciona perfectamente) tiran balas para que entendamos, total…

“Tenemos que sentar las bases para que este tipo de situaciones estén más limitadas. Si no, la pobreza sigue siendo un negocio para el régimen político, para la clase política y para todos”.

[audio:https://media.lavaca.org/audios/2011/jlsuarez-laloparet.mp3]
Lalo Paret, su descripción del «parque temático»

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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