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Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política”

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Mauricio Ramos, 17 años. Franco Alarcón, 16. Muertos a balazos por la policía en José León Suárez. ¿Quién es responsable?
Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política” NOTA CON AUDIOS

Juana María, la abuela de Mauricio, dice a lavaca:
-Mi nieto era la alegría. Un amor. Pero lo mataron. No hay un solo culpable, como dicen, ese que disparó. Hay varios. Y para mí hay un culpable más: el que dio la orden.
Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política”Gastón Chillier, director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que acaba de entrar en el caso judicialmente dice:
-Hay que dejar de hablar de gatillo fácil. Hay que hablar de responsabilidades políticas.
Juana María y Chillier dicen algo parecido, cada uno con sus palabras.
Ernesto “Lalo” Paret, cartonero desde chico, vecino de la zona y actual integrante de la Cooperativa Unidos por el Calzado (CUC, la ex Gatic recuperada por sus trabajadores) dice: “José León Suárez es un depósito de basura, donde muchos pudimos sobrevivir gracias a la basura. Tenemos los rellenos clandestinos, los rellenos sanitarios, los asentamientos construidos sobre esos rellenos de basura, y esa situación hace posible que todo el régimen piense que los que vivimos ahí no valemos nada”.
Lalo sugiere que toda esa zona de la quema del CEAMSE y los asentamientos construidos sobre desperdicios debería convertirse en “Quemaikén”, un parque temático de la pobreza.

Quemaikén
Los crímenes de Franco Almirón y Mauricio Ramos en José León Suárez tienen como fondo el paisaje asombroso de montañas de basura -La Quema del CEAMSE- en asentamientos construidos sobre basurales clandestinos. Mauricio y Franco también cirujeaban, eran discriminados por la piel, y sobrevivían. Decí Mu estuvo hace unos meses con Lalo, Piki y Ángel, que cuentan qué se encuentra en la basura y cómo se ve la vida desde José León Suárez. ¿Qué se encuentra en la basura? Viaje a lo que bautizaron Quemaikén, el parque temático de la pobreza, universidad práctica sobre cómo entender el presente.

Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política”
En el corazón

 

A Mauricio Ramos, 17 años, una bala le dio en el corazón. Fue suficiente. Franco Almirón, 16, recibió cinco balazos en el cuerpo. Otro adolescente, Joaquín Romero, fue internado con heridas gravísimas. Los vecinos se alzaron contra la policía, que debió ser desplazada de la zona. El episodio ocurrió en José León Suárez, el 3 de febrero. Según la versión de la Policía Bonaerense, una banda del barrio La Cárcova preparó una emboscada que hizo descarrilar a un tren de carga, para asaltarlo. Esta tesis (acaso inspirada en un exceso de películas de cowboys, y desmentida por la investigación judicial) incluyó la llegada de las huestes policiales para evitar el supuesto saqueo del tren, y el valeroso enfrentamiento de los efectivos contra los vecinos, que culminó –como tantas veces- en el asesinato de dos chicos. La justicia ya captó que la versión policial no funciona ni como relleno sanitario.

Cuando los fiscales Raúl Sorraco, Ana María Armetta y Marcelo Sendot interrogaron a uno de los sospechosos, el teniente Gustavo Vega, este señor, que es instructor de tiro, declaró que se equivocó al cargar municiones de plomo en lugar de las de goma. Hay dos chances.

a) Si lo que dijo es mentira, muestra una curiosa tendencia policial a exculparse por el absurdo. (Gustavo Kapp, policía que el 12 de febrero disparó por la espalda en Baradero a Lucas Rotello, 19 años, dijo que no sabía que su escopeta tenía balas de plomo).

b) Si lo que dicen Vega y Kapp fuera cierto, la “seguridad” de los bonaerenses está en manos de una institución desquiciada.

 

La realidad es un poco peor: la policía sigue matando chicos pobres sistemáticamente, y es el modo en que el Estado parece pretender resolver muchas veces el llamado “problema social”.

 

 

Descontrol 2011

 

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) se involucró en el caso como particular damnificado, representando a las familias de las víctimas, y en un comunicado planteó: “La represión de José León Suárez pone de manifiesto, una vez más, la ausencia absoluta de control por parte del Ejecutivo provincial sobre la policía. La gestión del gobernador Daniel Scioli ha desmantelado los mecanismos que posibilitaban el gobierno civil de la institución. En su lugar, cedió el manejo a los propios jefes policiales y ratificó así su opción por las respuestas represivas”.

Gastón Chillier, Director Ejecutivo de esa institución se asombra al comenzar la charla. Se asombra de que no hay nada nuevo. “El caso refleja de manera brutal y burda lo que se ve en los últimos años en la provincia de Buenos Aires. Es algo que vemos estructuralmente a nivel nacional, exacerbado en la provincia de Buenos Aires: un alto componente de exclusión social, al que se responde con violencia policial”. Chillier reitera que esto no es nuevo: “Lo nuevo es que ahora huele a descontrolado”.

Crímenes en José León Suárez: “No es el gatillo fácil, es la política”


 

Autogestión policial

 

El documento del CELS hace referencia a la autogestión policial: “Lo que queremos decir es que no se siguen las órdenes del gobierno. En teoría la policía debería ser una herramienta dentro de una política. Pero la autogestión significa que se vuelve a delegar en manos de la policía lo que deberían controlar los civiles”.

Chillier considera que haber unificado el ministerio de Seguridad con el de Justicia en la provincia (bajo la órbita de Ricardo Casal) “da a entender que la Seguridad no es un tema importante en sí, que se puede subsumir en un ministerio de Justicia, y que se trata de un asunto meramente policial. En ningún caso pensar eso es bueno, pero menos todavía con policías como la Bonaerense, la Federal, la de Río Negro y tantas policías provinciales que no han sido parte de la agenda democrática, y son autoritarias, verticalistas y violentas.

 

 

Se olvidaron de Cabezas

 

Para no ir demasiado lejos en la historia, podría hablarse de la Bonaerense como escenario de campos de concentración, torturas y desapariciones, durante la época militar. Más cerca, el 25 de enero de 1997, el cuerpo incinerado del reportero gráfico José Luis Cabezas. El lema que siguió a aquel crimen (“No se olviden de Cabezas”) referido a la llamada “Maldita policía” ya parece haber entrado en territorio Alzheimer. “Y la institución sigue presentando altos niveles de violencia, de corrupción y de ineficiencia” suma Chillier. “El gobierno plantea que son excesos, la manzana podrida, cuando resulta evidente que se trata de un problema estructural. Nosotros no queremos que la responsabilidad se limite a quién mató a los chicos en José León Suárez, ni en Baradero, sino que debe subir. Claramente hay que dejar de hablar de gatillo fácil, y pasar a hablar de responsabilidades políticas”.

 

 

Narcos + recaudación

Chillier mencionaba la ineficiencia policial: “En barrios como La Cárcova, de José León Suárez, se mueve droga pero casualmente no hay actuaciones policiales sobre eso. Está claro que hay una relación entre el narcotráfico y la policía. Si la policía se dedica a recaudar, estos son los resultados”.

¿De quién es la responsabilidad? “De los gobiernos, y deben rendir cuentas. Si uno hila fino, los funcionarios políticos terminan entregando al policía que disparó el gatillo, una forma muy fácil de limitar la responsabilidad a ese policía”.

El Acuerdo para una Política de Seguridad Ciudadana promovido por el CELS y con apoyo transversal de muchos partidos representados en el Congreso “es un acuerdo que tiene que traducirse en políticas concretas que lo reflejen, aunque no sé si diciendo esto, digo mucho” reflexiona Chillier, que con lo dicho dice bastante sobre la brecha entre las intenciones y las realidades.

 

 

Inflexión de las Viejas Locas

 

Chillier considera que hay un relajamiento de los controles. “Y el punto de inflexión lo percibimos en el recital de las Viejas Locas donde el gobierno dejó hasta de condenar estos casos y de tener una respuesta política acorde a estas circunstancias”. Antes de un recital de Viejas Locas en Vélez Sarsfield, el 14 de noviembre de 2009, Rubén Carballo (17 años) fue víctima de la represión policial pero apareció supuestamente “caído” en un club. Murió el 8 de diciembre. El mismo 14 de noviembre lavaca había recorrido las celdas de la Comisaría 44° donde había 43 detenidos, golpeados, jóvenes, morochos, pobres, asustados. En algún otro lado estaban matando a Rubén. Es el caso que Chillier señala como bisagra en estas historias.

Para el CELS; además, ya la investigación judicial desmiente la versión de la “emboscada” y descarrilamiento premeditado del tren. “Fue un problema de falta de mantenimiento, en el que en todo caso pueden faltar unos durmientes porque los sacan en invierno para calefaccionarse, lo que da la pauta del contexto social. Frente a eso se nota una ausencia del Estado, de políticas sociales a núcleos a los que no les llega nada, y en cambio se responde con la cara más violenta del Estado, que es la de la policía”.


Juana María desde la Quema

Juana María es la madre de María Elena, y la abuela de Mauricio Ramos a quien le decían “Pela”. Juana María tiene 54 años y sigue casada. Su hija tiene 6 hijos, pero está sola y trabaja en una empresa de limpieza. Mauricio era el segundo de seis hermanos. “El barrio está tranquilo” dice Juana María a lavaca. “Lo que pasó es una cosa. Los milicos mataron a los chicos. Vinieron a matar. Los que dicen que hubo tiros desde este lado, dicen mentiras”.

Juana María habla de su nieto. “Era un amor. Era todo. Yo casi lo crié. Mihija sola, se imagina, él estaba siempre conmigo. Iba al CEAMSE (cordilleras de basura) a rebuscarse. Los chicos no encuentran trabajo, por eso van. Estudiaba con una beca, albañilería. Era un chico más. No tenía maldad, vamos a decir”. A Mauricio le gustaba bailar, menos la cumbia que el regatón: “Era pura alegría”.

 

 

Desaparecido en la basura

 

La joven abuela aclara que el barrio no es una villa. “Pero la gente joven no encuentra trabajo, la discriminan. Y si dicen donde viven, peor. Por eso muchos chicos van al CEMSE con motivo de rebuscarse. El amigo que mataron, Franco, lo mismo”. Juana María dice que sus otros nietos “llevan el dolor por adentro. No lo van a andar demostrando”. La mayor tiene 21 años, los otros son de 14, 11, 9 y 7. “Yo también iba al CEMASE, en bicicleta, a rebuscarme. Pero el año pasado me caí, me rompí la rodilla y no pude ir más”. ¿Qué se encuentra en la Quema? “Todo. Hay azúcar, fideos, jabón, yogur, leche, yerba, harina. Las empresas lo tiran. El problema es que hay que revolver para encontrar. Los chicos iban a buscar latas, cartón, nailon, metal. Yo hace 24 años que estoy acá. Antes no había nadie. Empezaron a rellenar con basura, con tierra. Ahora está todo lleno. Y se llenó de gente”. En ese basural la policía hizo desaparecer a Diego Duarte (15 años) en 2004. Como no podían agarrarlo ordenaron a una máquina del CEAMSE que lo tapara con basura. Diego Duarte desapareció para siempre entre los desperdicios.


Cuatro palabras

 

¿Qué espera hacia delante? “Que el futuro sea mejor. No queremos más a la policía. Por eso ahora está la Gendarmería, para evitar que estén matando a los chicos. Que paguen los culpables. Que no estén libres. No hay un solo culpable, como dicen, ese que disparó. Hay varios. Y para mí hay un culpable más: el que dio la orden”.

El barrio logró reaccionar, y obligó a la Bonaerense a acuartelarse en la Comisaría. Sin esa determinación, todo quedaría en el aire. Pero Juana María elige la sencillez: “Ahora está todo tranquilo. No pasa nada”.

Agrega: “No miro más televisión ni diarios. Para mi inventan cosas para perjudicarnos. O alguien les informa todo mal y ellos lo publican. No les creo nada”. Dice cuatro palabras que reflejan un síntoma de época: “Mienten todo el tiempo”.


¿Vidas de relleno?

 

Entre otras cosas, Ernesto Lalo Paret es vecino de José León Suárez, trabaja en CUC, la ex Gatic, colabora con los centros comunitarios de los asentamientos, y fue uno de los impulsores de la apertura de las cárceles de la zona a la Universidad Nacional de San Martín, que dicta ahora carreras para los reclusos. Para entender el universo donde se desarrolla esta historia, dice Lalo a lavaca:

“Desde los fusilamientos de José León Suárez hasta hoy ha seguido siendo siempre lo mismo: un depósito de basura, donde muchos hemos podido sobrevivir gracias a esa basura, y esa situación genera un grado de marginalidad absoluta que hace posible que todo el régimen piense que los que vivimos ahí no valemos nada”.

“José León Suárez es un parque temático de la pobreza. Tenemos un relleno clandestino, tenemos un relleno sanitario, tenemos todos los asentamientos, y ahora tenemos una cárcel con tres unidades donde podemos alojar directamente a todos nuestros familiares (obviamente la mayoría que están ahí están pobres, y mueren permanentemente una cantidad de pibes en la más absoluta soledad). Y no hay un proyecto político que indique claramente una transformación en el tiempo de estas circunstancias”

“Nosotros en la provincia de Buenos Aires tenemos un gobernador que no cree para nada en los lineamientos que habla la Presidenta de la Nación y de los que hablaba el difunto presidente… Usted tiene un ministro de Justicia en la provincia de Buenos Aires que piensa que la forma de regular el tema de la pobreza es combatiéndola de esta manera. Y cuando no funciona el miedo (que en la clase media funciona perfectamente) tiran balas para que entendamos, total…

“Tenemos que sentar las bases para que este tipo de situaciones estén más limitadas. Si no, la pobreza sigue siendo un negocio para el régimen político, para la clase política y para todos”.

[audio:https://media.lavaca.org/audios/2011/jlsuarez-laloparet.mp3]
Lalo Paret, su descripción del «parque temático»

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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