Nota
Crónica del Estado imbécil. Petróleo: entre la privatización y la desmovilización kirchnerista
Una conferencia sobre el petróleo y el saqueo de los recursos naturales en Latinoamérica reunió en el Instituto Goethe de Buenos Aires a la mexicana Ana Esther Ceceña (intelectual profundamente ligada al zapatismo), el boliviano Oscar Olivera (vocero de las coordinadoras para la Defensa del Agua y la Recuperación de los Hidrocarburos), y a los argentinos José Pepino Fernández (UTD-Mosconi), Fernando ‘Pino’ Solanas (ex diputado, cineasta) y Eduardo Basualdo (economista). Se trazó un panorama -¿asombroso?- sobre los resultados de la privatización petrolera y su viscosa continuidad en el gobierno de Kirchner. Qué se dijo en ese encuentro, la definición sobre “el sistema argentino”, y la inquietante sensación de que la sociedad mantiene –frente a demasiados temas- una resignación levemente suicida.
«Lo que hace la Argentina es igual que decirle a los empresarios: entren a los bancos, bajen a los tesoros, lleven las divisas que necesitan ustedes, ciudadanos tan honrados como nuestros petroleros, que siempre han sido honestos y pacíficos, y digan por declaración jurada cuánto se llevaron. Nadie los va a controlar. Ese es el sistema argentino. Una vergüenza» dijo Fernando «Pino» Solanas indignado, y siguió:
«Y esto lo sabe el señor Kirchner (presidente argentino) que mantiene a un conjunto de funcionarios que vienen del riñón de las privatizaciones. Es un escándalo, una inmoralidad. La energía es un bien social, un derecho humano. La energía debe democratizarse».
Tal el tono de la conferencia El petróleo y los recursos naturales en la lucha emancipatoria, que se realizó en el Instituto Goethe, convocada por el propio instituto, Alerta Argentina, y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Escuchando esa definición sobre «el sistema argentino» había unas 150 personas, y un panel fuerte:
Ana Esther Ceceña, intelectual mexicana profundamente ligada al zapatismo, Coordinadora del Grupo de Trabajo «Hegemonía y emancipaciones» de Clacso y directora de la revista Chiapas, de México.
El boliviano Oscar Olivera, secretario general de la Federación de Fabriles de Cochabamba, vocero de las coordinadoras para la Defensa del Agua y de la Vida, y por la Defensa y Recuperación de los hidrocarburos.
José «Pepino» Fernández, de la UTD de General Mosconi, Salta, piquetero y ex petrolero que acumula 76 procesos en su contra iniciados por jueces afines a las petroleras.
Eduardo Basualdo, director de la Maestría en Economía de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Y el ya presentado Pino Solanas, autor de un documental clásico, La hora de los hornos, y uno reciente, Memorias del saqueo, además de ex diputado y fundador del Movimiento para la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora (MORENO).
Como moderadora, Maristella Svampa, investigadora docente de la Universidad de General Sarmiento y del Conicet, miembro además de Alerta Argentina. Luego hablaron también Mario Rearte (de la coordinadora de ex ypefeanos de zona norte), Pablo Bertinat
(del Programa Desarrollo Sustentable y del Foro de Ecología política) y Ariel Ruiz, trabajador de Caleta Olivia -Santa Cruz- donde siguen detenidas seis personas por reclamar puestos de trabajo, acusadas de delitos absurdos, por lo que Ruiz pareció interpretar como una clarificación del estilo Kirchner frente al tema.
Pepino Fernández abrió la charla con una breve intervención en la que denunció por enésima vez -ante la indiferencia sorda de los gobiernos- que las petroleras contaminan, que el gobernador Romero es cómplice de las empresas, que no se controla nada y que a nadie parece importarle. Reivindicó al general Enrique Mosconi (1877-1940), por su defensa de los recursos naturales.
(Luego sería reivindicado Arturo Illia, presidente entre 1963 y 1966. Y se informó que incluso la mera aplicación de la actual ley de hidrocarburos, vigente desde tiempos de Juan Carlos Onganía y su ministro Adalbert Krieger Vasena, haría caer eso que Solanas llamó el sistema argentino).
Privatizar el agua de lluvia
Oscar Olivera describió cómo Bolivia no es un país pobre, sino rico, por su biodiversidad, sus ecosistemas, la producción forestal, la riqueza amazónica, el agua dulce y -obvio- el gas y el petróleo. Además hay producción de coca, minería (zinc, hierro, oro, plata, tungsteno, antimonio).
«Pero veamos quién se lleva esa riqueza» dijo mientras mostraba imágenes de los ex presidentes Jaime Paz Zamora y Gonzalo Sánchez de Losada, entre otros. Definió como un «contubernio» la relación entre gobernantes y petroleras, denunció como totalmente ilegals 75 contratos de extracción de recursos y explico que Bolivia ha perdido más de 5.000 millones de dólares. Mostró la imagen de un ejecutivo de Repsol que felicitaba a Bolivia por ser «muy rentable: por cada dólar de inversión, se ganan 10 dólares» (sic). Contó que a partir de una disposición del Banco Mundial se prohibió a los bolivianos acumular agua de lluvia.
Recordó que en Bolivia continúa «muy sutilmente» la prohibición promovida por el Banco Mundial de acumulación de agua de lluvia. (Todo empezó en Cochabamba, en el 2000. Se privatizó el servicio de agua a la norteamericana Bechtel Corporation que aplicó un tarifazo y llegó a querer cobrar a quienes acumulaban agua de lluvia, milenaria costumbre allí, lo que derivó en la llamada Guerra del agua, levantamiento popular reprimido con entusiasmo por las autoridades. Bechtel luego denunció a Bolivia -en el Banco Mundial- por no haber podido llevar adelante su proyecto).
La Guerra del Agua terminó con cinco muertos y más de cien heridos en el 2000. En el 2003 la represión contra los levantamientos para evitar la depredación del gas mató a 33 personas, y hubo casi 300 heridos.
«El 17 de octubre de 2003 el presidente Sánchez de Losada tuvo que huir del país, como antes lo había hecho Kirchner», dijo Olivera, quien antes de aclarar sonriendo «De la Rúa» ya estaba recibiendo aplausos de la concurrencia de Goethe.
Aprovechó para explicar que el actual gobierno boliviano de Carlos Mesa «no es ni más ni menos que un paralelo del gobierno de Kirchner, porque genera desmovilización mientras continúa el saqueo».
Para entender el saqueo
Ana Esther Ceceña relató de qué modo se convenció a los países latinoamericanos de algo incierto: que exportar petróleo es bueno. «Se convenció a nuestros países -donde se creía que el petróleo era un bien estratégico que podía dedicarse al desarrollo industrial- de que en realidad había que exportar petróleo para financiar el desarrollo. ¿En qué momento fue? El de la crisis de la OPEP» (En 1973 los países productores de petróleo se pusieron de acuerdo, frente a las grandes potencias, para fijar cuotas de producción y precios del crudo).
Ceceña explicó que en ese momento los Estados Unidos comprendieron que necesitaban productores alternativos. Los más cercanos, accesibles y fáciles de controlar fueron los países latinoamericanos, donde no se sabía ni cuánto petróleo había. Se produjo entonces la siguiente secuencia.
«Se dijo que si había mucho petróleo, y se lo exportaba, íbamos a ser más ricos. Pero para eso había que hacer inversiones en exploración».
Para invertir, había que endeudarse. Dijo Ceceña: «En poco tiempo la deuda se triplicó, y además el precio del petróleo cayó». El endeudamiento para enriquecerse terminó siendo empobrecimiento al cuadrado.
Con la idea de la exportación aparece la de privatización. «El Estado entrega los recursos que tiene, y ya no tiene de dónde generar riqueza». (Salida típica para obtener recursos: endeudarse más aún).
Siguió Ana Esther: «Se generó un círculo vicioso. No para Estados Unidos que así puede mantener sus propias reservas petroleras intactas durante mucho tiempo, mientras usa el petróleo de nuestros países».
Estados Unidos tiene el 6% de las reservas mundiales de petróleo, pero consume más del 25%. Se está previendo el agotamiento del crudo, razonó Ceceña, pero todavía no aparecieron fuentes alternativas. Los dos elementos básicos para producir electricidad son petróleo y agua.
«La lógica de privatización de cada uno de nuestros países no es una lógica propia. Aunque digan que el gas de Bolivia se exporta para ayudar a la Argentina, tiene una ruta muy precisa: sale por Argentina o chile rumbo al norte de México, y de ahí se traslada directamente al área industrial de California».
Las mismas empresas que están en Bolivia aparecen en los proyectos gasíferos mexicanos, donde el petróleo no ha sido formalmente privatizado: «Pero se lo está haciendo con un esquema de contratitos. Para la exploración en un caso, para explotación en otro, para alguna cuenca de gas, o una plataforma petrolera, o el Golfo de México. Ahí perforan Repsol y Esso». Los «contratitos» son una privatización de hecho.
Ceceña dijo que las tres grandes zonas petroleras del mundo son Medio Oriente, América Latina (hasta la Antártida) y toda el área alrededor de Nigeria, en África. «El ejército norteamericano ha entrado a todas esas regiones, de diferentes maneras».
Explicó que a veces no parece entenderse que el petróleo mueve el mundo, imponiendo toda clase de condiciones. «Impone modos de producir y de consumir, impone patrones tecnológicos y modos de apropiación del territorio. No se trata sólo de un recurso. Es todo un patrón de organización de la producción, del comercio y de la vida, que se nos impone a través del saqueo de estos recursos».
Recursos, además, como los minerales y el agua -la de lluvia incluso.
Sobre los resultados de la asociación comercial entre México y los Estados Unidos, Ceceña informó: «En diez años de tratado de libre comercio, el número de obres se duplicó. Los tratados favorecieron a los empresarios pero no a los pueblos, que están empobrecidos y degradados».
Propuso entonces pensar que «la defensa de nuestros recursos es la defensa de nuestras vidas y nuestro futuro. La lucha es por el territorio y por la vida. Es la única alternativa que tenemos, y una necesidad para detener la carrera armamentista y la carrera económica de ocupación de nuestros territorios que han emprendido los grandes poderes, principalmente los que están en los Estados Unidos».
¿Cómo industrializar el país?
Eduardo Basualdo recordó cuál era el fundamento racional para que existiera un monopolio estatal:
1) «Asegurar al país la oferta de un bien estratégico y buscar el autoabastecimiento porque estaba claro, hace ya muchas décadas, que la posibilidad de industrialización dependía de la posibilidad de disponer de petróleo».
2) «Garantizar la apropiación social de la renta, y no la privada ni la oligopólica».
3) «Asegurar la preservación ambiental y el uso racional de los recursos».
Aclaró Basualdo que las ofensivas sobre estos recursos no han sido solo del capital extranjero sino también del capital oligopólico local. «Hubo muchos momentos de avance a través de la concesión de contratos durante la última etapa del peronismo, el desarrollismo, las concesiones durante la dictadura, el Plan Houston» (en gobierno radical de Alfonsín).
Agregó, pensando en el futuro, que la posibilidad de industrialización futura del país no depende sólo de que exista una empresa estatal sino una regulación estatal del mercado petrolero.
«El Estado fijaba desde el precio en boca de pozo hasta el precio final de los combustibles, los impuestos, los márgenes de distribución. Los privados y contratistas no disponían del petróleo».
A partir de los 90, dijo Basualdo, ocurrieron dos cuestiones concatenadas:
La transferencia de YPF a manos privadas. «Un proceso gradual y violento al mismo tiempo, ya que primero el Estado se reserva el 51% de las acciones, luego el 20% y finalmente Repsol compra el 100% de YPF».»
«La desregulación, que consistió en correr al Estado de la regulación. Se transfirió la capacidad regulatoria al monopolio privado, y así se permitió la convergencia entre el precio interno con el internacional. Es una clave para entender el proceso de desindustrialización del país. Se desvinculó a la producción petrolera de la creación de una industria.
Dijo al terminar: «Quiero ratificar la imposibilidad de plasmar un proyecto alternativo de carácter popular sin revertir la situación de la renta (se refería básicamente a la renta agropecuaria y a la petrolera). No hay posibilidades de industrialización. No hay posibilidades de superar lo primario (campo, minerales, petróleo), sin utilizar lo primario para generar industrias».
La mayor chatura cultural
Pino Solanas dijo que estamos en una civilización del petróleo. «Es un recurso importantísimo. No diría que el único porque seríamos esclavos de lo irreversible, dado que el recurso parece ser que se acabará en 50 o 60 años». El crecimiento demográfico mundial y el aumento de consumo de Estados Unidos y China, marcan ese medio siglo hasta que se llegue a un mundo sin petróleo.
Sostuvo Solanas: «Lo que nos sorprende es la ineptitud, la ignorancia o la complicidad militante de quienes nos han gobernado, y de quienes están también al frente de los organismos técnicos, incluso en el gobierno actual. La Secretaría de Energía está en manos de los mismos funcionarios y personajes que fueron ejecutivos activos en los peores momentos de la privatización del menemato».
Explicaciones para que ocurra lo que ocurre:
«Aquí reina la imbecilidad. Pocas veces hemos vivido un momento de tanta chatura intelectual y cultural. Somos víctimas de la derrota cultural que nos provocó el neoliberalismo y el posmodernismo en la década del 90, empezando por el Consenso de Washington, donde nada podía cambiarse, y cualquier y cualquier idea de defender valores sociales o de lo público era anacrónica».
«Digo derrota cultural, que es más profunda que la política, porque es la derrota en las convicciones y en el sentimiento».
Solanas expresó que la sensación que quedó fue la de que no había cambio posible, y que sólo existía la posibilidad de subirse al supuesto tren de la historia: «En realidad, al último vagón de este tren carguero destrozado, penoso, corrupto e inmoral, pero que todos suponían que era el último que pasaba».
Dijo que revertir esa noción es una tarea colectiva a la que, siguiendo su razonamiento, no se dedica casi nadie. «Hasta hace poco en ninguna de nuestras universidades había un solo trabajo que explicara cuáles fueron las consecuencias sociales que tuvo una de las mayores bestialidades cometidas en la Argentina, además de la privatización del petróleo: la aniquilación del ferrocarril. Ninguna nación culta del mundo destruye su ferrocarril. Aquí, de 36.000 kilómetros de vías quedaron 8.000. Pagamos más subsidios que antes. Cerraron 800 estaciones, dejando 800 pueblos fantasmas, y miles de personas que se mudaron a la periferia de las grandes ciudades».
Solanas detalló que todo eso se hizo con el aval de casi todos los medios de prensa, y que aún hoy el diario La Nación se indigna con cualquier cosa que se parezca a la reestatización ferroviaria: «Hasta qué punto va el cinismo del diario del señor Escribano (Claudio Escribano, en realidad, no es el dueño aunque lo parece) que se cuida de informar que los ingleses renacionalizaron sus propios trenes».
La renta que dejaba el petróleo al fisco, según Solana, es idéntica a la que aportaban las provincias de Buenos Aires, La Pampa, y todas las de la Patagonia. «Es como si una guerra nos hubiera cortado el territorio por la mitad. Pero ocurrió alegremente. Acá no hubo guerra. Acá hubo una acción corruptora de las petroleras. Y silencio, porque todo lo que pasó también fue por el bombardeo de los medios, en manos de comunicadores canallas y traidores que no eran ni periodistas, sino empresarios».
Mencionó el caso del conductor de A dos voces, Marcelo Bonelli, que escribió en 1984 el libro «Un volcán en llamas». «Ahí denunciaba todos los contubernios de las coroporaciones argentinas premiadas por la dictadura con contratos y concesiones tan canallas, que obligaban a YPF a comprarles la producción del petróleo que sacaba la misma YPF, pero pagándolo a precio internacional. Así se construyó la fortuna de los Pérez Companc, que no tenían nada que ver con el petróleo porque eran navieras. De los Rocca, que estaban en la construcción, los Bulgheroni, grupos de acción y vaciamiento del aparato del Estado que vivieron de grandes subsidios, créditos y sobreprecios, y de la condonación de todas las multas que se merecían sus incumplimientos».
¿Cómo creció la deuda externa?
Según Pino Solanas esta situación, que llamó «Petrocracia», es la que explica el fenómeno Menem, y una clave para entender parte sustancial del endeudamiento externo.
«En el menemato se traspasó una renta de 8.000 millones de dólares, que dejaba YPF. Como no existía ese dinero, que era el combustible que aceitaba y compensaba gran parte del desarrollo nacional, ¿qué hicieron? Pidieron deuda externa. El faltante de 8.000 millones, multiplicado por 10 ó 12 años, más el 10% de interés anual de la deuda, da 130 mil o 140 mil millones de dólares, buena parte de nuestra deuda externa».
Agregó que la estafa actual consiste en que el precio del barril, en la Argentina, tiene como costo de producción 3 dólares pero por el acuerdo de las petroleras con el gobierno de Kirchner, lo hacen valer 28 ó 30. El consumidor argentino paga precio internacional. «ESTAFA: ese debería ser el título de todos los diarios» se ilusionó Solanas. «El producto es enteramente nacional y no hay relación entre el costo y el precio, en un mercado que fuera realmente desregulado y competitivo, y no un oligopolio». Los salarios que pagan Repsol, Tecpetrol, y las otras petroleras, en cambio, no son de nivel internacional, con lo que la estafa se multiplica.
¿Cómo fue posible todo esto? Por la desinformación, según Solanas:
«Tenemos un pueblo que posa de saber mucho, sobre todo nuestra capa intelectual universitaria. Pero saben de lo que pasa afuera. Es un pueblo que no sabe lo que tiene, que no conoce el valor de su patrimonio. Confunde el patrimonio nacional con un conjunto de escuela, unos bueyes y un monumento histórico. Confunde lo que es público, patrimonio y tesoro nacional, con el Estado. Y al Estado lo confunde con el gobierno. Y al gobierno, con el partido gobernante.
Frente a la creación de ENARSA (Empresa Nacional de Energía Sociedad Anónima), Solanas reconoce haber reaccionado positivamente: «Era un paso importante, frente a la nada de un Estado imbécil, hijo de los pavotes, que no sabía ni cuánto petróleo tenía».
Explicó que la desconfianza no puede ser el patrón único de relación «porque no se puede creer que nadie en la vida va a corregir sus acciones; si pensáramos así seríamos unos autoritarios espantosos».
Dicho esto, y reconociendo que su agrupación MORENO quiso confiar en el gobierno, aclaró: «Sin embargo, las señales son negativas. El primer contacto de ENARSA es con una empresa de Angola que en realidad es de China y a la cual le vamos a ceder parte del territorio marítimo. De esto no se sabe nada porque la desinformación sigue siendo brutal».
Rechazó la idea de que no es posible efectuar cambios y puso como ejemplo al propio gobierno de Kirchner, que logró derrumbar las leyes de impunidad por los actos de terrorismo de Estado.
«Pero la realidad se corta en dos o tres cuestiones. Decime, hermano, fuera del verso, ¿estás o no por recuperar la renta petrolera? Somos dueños virtuales, pero queremos recuperar la renta real. ¿Estás de acuerdo, dirigente político, social o lo que sea? Si no, no perdamos el tiempo en hablar de otra cosa».
De Illia a Onganía
Puso otro ejemplo de posibilidad real de recuperación. «El petróleo puede recuperarse. Primero, hace falta decisión política. El presidente Illia (Arturo Illia, radical, gobernó entre 1963 y 1966) lo recuperó enseguida. Desde el Congreso pidió por razones de emergencia, desarrollo, económicas, jurídicas y demás, anular todos los contratos de Frondizi (Arturo, radical intransigente, había gobernado entre 1958 y 1962)». Solanas informó que las regalías que cobra la Argentina, 12% son las más bajas del continente (más bajas aún que las que indignan al boliviano Olivera).
«Pero además lo que hace la Argentina es igual que decirle a los empresarios: entren a los bancos, bajen a los tesoros, lleven las divisas que necesitan ustedes, ciudadanos tan honrados como nuestros petroleros, que siempre han sido honestos y pacíficos, y digan por declaración jurada cuánto se llevaron. Nadie los va a controlar. Ese es el sistema argentino. Una vergüenza. Y esto lo sabe el señor Kirchner (presidente argentino) que mantiene a un conjunto de funcionarios que vienen del riñón de las privatizaciones. Es un escándalo, una inmoralidad. La energía es un bien social, un derecho humano. La energía debe democratizarse».
Demostró entonces que en este momento ni siquiera haría falta apelar a la voluntad política o a los discursos soberanos: «Si hoy se aplicara la ley vigente de hidrocarburos, (la 17.319) que viene de la época de Onganía (Juan Carlos, general, ex dictador que sucedió en el poder justamente a Arturo Illia, derrocado por la llamada Revolución Argentina) y Krieger Vasena (Adalbert, ministro de Economía de Onganía), ley que en aquel momento calificábamos como horrorosa y hoy está a la izquierda de todo lo que vino después… si se aplicara esa ley las dos terceras partes de las concesiones petroleras se caerían».
Que una ley de aquel gobierno hoy resulte casi revolucionaria, describe el estado de las cosas.
Solanas relató una urgencia, la de los procesamientos contra la UTD de Mosconi, y en particular Pepino Fernández. «En General Mosconi, la 2º cuenca de gas del país, el 70% de la población no tiene gas. Miles de hombre y mujeres enfrentaron a la gendarmería, y vencieron es esas puebladas. Han sido jornadas de las más importantes en defensa del petróleo y de los desocupados. Y este señor (Fernández) tiene 76 causas llevadas por dos jueces que vienen de la dictadura y permanecen en la mafiocracia de Salta, uno de los gobiernos más ligados al narcotráfico. El del señor Juan Carlos Romero, ex candidato a vicepresidente de Menem. Y hay 600 procesados en Salta, y ahora también en Santa Cruz, donde hay compañeros que han sido torturados (Karina Zauco, de Las Heras, perdió su embarazo, por ejemplo, como consecuencia de la golpiza recibida). Pero como estas luchas ocurren lejos de buenos Aires, y en los diarios no puede leerse una sola noticia de lo que pasa en las provincias, nadie se entera de lo que pasa. Digo: acá hay que rodear a los trabajadores que protagonizan estas luchas en defensa de una ética nacional y de una ética social».
Concluyó: «O somos solidarios, o lo nuestro es de la boca para afuera. Hay que ser solidarios y correr la misma suerte de estos compañeros que nos enorgullecen».
¿Volver al Estado?
El ingeniero Pablo Bertinat, miembro del Programa Desarrollo Sustentables y del Foro de Ecología política fue invitado también a hablar y agregó algo crucial: «Hay que incluir alguna idea más en este debate sobre lo público y lo privado. Es indispensable avanzar sobre el control público de los bienes energéticos, que no deben ser mercancías sino bienes sociales, pero tenemos que discutir el carácter de las empresas que vamos a tener porque en Latinoamérica también tenemos innumerables empresas del Estado que no garantizan la distribución de la renta ni que se eviten los daños ambientales, ni la exclusión de poblaciones».
El punto es fuerte. El diagnóstico sobre los males de la privatización y el traspaso de la regulación y las rentas a los privados no deja claro, por ahora, cuál es la contrapropuesta. ¿Volver a lo estatal? El mismo Solanas recordó cómo Bonelli denunciaba en su libro los saqueos ocurridos con el petróleo estatizado, por mencionar sólo un ejemplo a mano.
Bertinat anunció que es posible otro modelo energético y de desarrollo, para lo cual habrá una serie de reuniones incluso en el Foro Social de Porto Alegre (enero 2005) buscando combinar los conceptos de energía, democracia, paz, derechos humanos, sustentabilidad ambiental, descentralización, creación de empleo, soberanía e integración, entre otros. «Tenemos que definir qué tipo de integración buscamos, si la de las ganancias de las multinacionales, o la de los pueblos desde la solidaridad».
Los empresarios pinguinos
Daniel Ruiz, del Frente de Trabajadores Combativos de Caleta Olivia, explicó luego que la vida de la población depende del petróleo y la pesca, dos recursos que se están depredando sistemáticamente. «Los responsables, en el caso del petróleo, son Repsol, Panamerican, Tecpetrol, Astra, Petrobrás. Han contaminado pueblos enteros, y aparecen casos de cáncer que está estudiando la Universidad de la Patagonia».
Narró que las petroleras utilizan agua potable para los trabajos de recuperación secundaria de pozos (para el libro Guinness de los desperdicios) y preguntó: «¿Saben cuántos empleados tiene Repsol en toda la Patagonia? Setenta. El resto son contratistas bajo convenios como el de la construcción». Contó que cada día salen cinco millones de dólares de petróleo desde Caleta Córdoba, en Comodoro Rivadavia, y otros cinco millones desde Caleta Olivia: «Y nosotros estamos todos sin trabajo. Con hambre, muerte, prostitución. Eso hizo la privatización».
Viendo los camiones que iban a cargar los barcos comprendieron que «ahí estaba el dinero y el poder. Nos cansamos de ir al municipio a pedir, o a la gobernación, antes con Kirchner y ahora con (Sergio) Acevedo. Vimos que la única forma de conseguir trabajo era pararles la producción controlando el acceso a la planta. Desde 2002 hasta ahora se han conseguido más de 2.200 puestos de trabajo».
Contó de la represión del 3 de septiembre: «Fueron por las casas buscando a los compañeros. Actualmente quedan 6 detenidos, con cargos que vienen de laley de evasión económica de los años 70, con hasta 16 años de prisión. Les quitaron los subsidios que cobraban, o perdieron su trabajo».
Consideró que la única forma de revertir este problema es la unidad. «Cada vez que venimos vemos que los movimientos están más divididos, y esa es una de las debilidades nuestras. Si no nos logramos unir, va a ser difícil combatir».
Las petroleras, según el relato de Ruiz, han contratado policía privada, además de contar con las fuerzas estatales. «Acá se habló de ENARSA. Karina Zauco perdió su embarazo producto de la represión. Es la primera víctima fatal. La empresa en conflicto es Oil, contratista de Repsol, a cargo de Cristóbal López (un hombre que se jacta de su supuesta amistad con Kirchner, ver en lavaca «A los golpes, Karina perdió su embarazo»). Y uno de los socios de López es Ezequiel Espinosa, hoy titular de ENARSA. Así es que en Santa Cruz hay usurpación, hambre y represión, y millones de ganancias para las petroleras, las pesqueras y las mineras. Eso es Kirchner en Santa Cruz, y es lo que va a ser a nivel nacional».
Recuerdos de la lechuga
Mario Rearte (coordinadora de ex ypefeanos Zona Norte) recordó que al comenzar su lucha tras la privatización y los despidos, los trabajadores fueron al Congreso. «Nos recibió un senador por Santa Cruz llamado Ludueña. Íbamos solos porque la burocracia sindical estaba entregada al poder político del menemismo. Nos dijo: lamentablemente muchachos, no se va a poder hacer nada, porque acá corrió la lechuga. La lechuga eran los dólares».
Cuando se hablaba de privatizaciones -historió Rearte- se decía que la deuda externa de 45.000 millones y el déficit estatal, eran culpa de las empresas estatales. «Y bueno, si esto de privatizar es una solución, capaz que nosotros estamos equivocados. Eso pensaron algunos en aquel momento. Pero hoy estamos sin empresas. El Estado perdió el control total. La deuda creció tres veces más, y tenemos 4.500 trabajadores en el norte bajo la indigencia».
Denunció, además, que el Estado sigue sin pagarles a los ex trabajadores la cifra que los propios funcionarios salieron a anunciar el año pasado. «Con eso quisieron hacer quedar como que la deuda estaba saldada. Todo fue mentira. Jamás se cumplió ni siquiera con el compromiso que ellos anunciaron. Nosotros vamos a seguir luchando y quisiéramos que esta batalla contra la desocupación, la marginalidad y la desnutrición, sea acompañada en el orden nacional, y especialmente por el capitalino, para poder triunfar».
Una mujer del público preguntó por el caso de Venezuela. Ana Esther Ceceña contestó que se mezclan dos cuestiones: el petróleo y la rebeldía de dicho país. «Venezuela y México, juntos, tienen tantas reservas como Irak. Estados Unidos tiene un déficit petrolero grande porque con el 6% de las reservas mundiales, consume el 25% del total, y por eso busca quedarse con el petróleo de Irak e Irán, y buscará quedarse con el de Venezuela y México».
La conferencia, ya hacia el final, mostraba una característica de mucho diagnóstico (indispensable) y pocas propuestas concretas sobre cómo seguir adelante. ¿Estatizar? ¿Recuperar para el Estado un nuevo y supuesto poder regulatorio? ¿Con qué clase de control social sobre el Estado? ¿Lograr nuevas formas de rescate de lo público? ¿Incorporar a trabajadores y consumidores como protagonistas de la gestión?
Solanas lanzó una idea previa: «Hay que desarrollar el debate sobre cuál es el modelo de gestión que debe reemplazar al fracaso de las privatizadas. Ese es el tema de los temas. El gobierno no quiere abrir este debate como tampoco quiere apelar al instrumento enorme que ofrece la Constitución Nacional: el referéndum vinculante. Si en la Argentina se convocara al pueblo, si no se le temiera, se abriría la posibilidad de redemocratizar las instituciones y redistribuir con sentido social y democrático la renta que producimos».
¿Se desarrollará ese debate, o la sociedad seguirá la secuencia de hechos a larga distancia, como si todo le ocurriera a otros? Es apenas uno de los grandes dilemas de los próximos tiempos, para entender el devenir de el sistema argentino.
Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
Nota
Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.
Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.


La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.
El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.
Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.
Pero falta para eso.
Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.
En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.
Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.
Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.
Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.
Fin.


Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.
Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.
Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.
Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.
Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.
Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.


Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.
Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.
Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.
Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.
Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.
¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.
¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.
Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.
¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.
¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.
Fin.

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.
Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.
Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.
De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.
Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.
Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.
Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.
Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.
¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.
Fin.




Otras celebridades que se llevan las miradas:
El Zorro con la bandera de Argentina.
Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.
Lila Lemoine vestida como playera de YPF.
Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:
- Castrá
- Adoptá callejeritos
- Educá
- No compres
- No + piroctenia
Son tatuajes.
En la cara.
Fin.

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?
Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.
La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.
¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.
¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.
Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.
Fin.


Equivalencias y bebidas.
Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.
Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.
Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.
Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.
Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.
Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.
La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.
Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.
Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.
Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.
Le han robado el celular.
Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.
El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.
Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:
-Es que está lleno de negros.
Fin.

Nota
Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso
Mario Mainardi (en la foto tomada hoy), uno de los principales sospechosos por el femicidio de Cecilia Basaldúa cometido en Capilla del Monte, Córdoba, hace poco más de 5 años, finalmente fue citado por la fiscalía de Cruz del Eje para realizarle este martes una extracción de sangre. La abogada de la familia Basaldúa, Daniela Pavón, se enteró apenas un día antes de esta citación a Mainardi. El sospechoso (actualmente vive en Santa Fe) había sido encargado de alojar a Cecilia en Capilla, y fue la última persona que la vio con vida, el 5 de abril de 2020. Sobre su presencia hoy en Cruz del Eje, contó la abogada: “Sacó fotos a todo el edificio, selfis con tribunales de fondo y salió custodiado con personal de la policía de Córdoba. Se subió a un móvil y se fue”.
Las irregularidades y desinformación o manipulación en la causa han sido frecuentes en perjuicio de la familia y sus defensores (además de Pavón, el abogado Gerardo Batistón es querellante en nombre de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación). También ha significado un ocultamiento a la prensa. Audiencias para las que los testigos no eran notificados, falsos argumentos policiales para explicar su propia inoperancia, demoras incomprensibles en la causa, todos temas por los que hay iniciada una denuncia de la Dirección Nacional de Protección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en la Dirección de Investigaciones de las Fuerzas de Seguridad. Además se solicitó a la Fiscalía de Cruz del Eje que la policía de Capilla del Monte, ya no sea la que realiza las notificaciones.
Queda pendiente ahora la información que se brinde a la sociedad sobre este trámite, que permitió ver a un sospechoso clave que nunca dio la cara. La causa ha sido siempre un laberinto sacudido en todo caso por numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad. Aquí publicamos la crónica de lo ocurrido hace menos de un mes, al cumplirse 5 años del hallazgo del cuerpo de Cecilia Basaldúa.
Fotos y crónica de María Eugenia Marengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Lúquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.