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Dos años sin Santiago: de la impunidad judicial a la sociedad como motor de memoria, verdad y justicia
Santiago Maldonado fue visto con vida por última vez escapando de una violenta represión de Gendarmería en una irrupción ilegal sin orden judicial en la Pu Lof en Resistencia del Departamento de Cushamen. Tenía 28 años. El caso conmovió a la sociedad Argentina, que este jueves volverá a salir a las calles para exigir justicia por su muerte, en medio de una campaña electoral con eje en la seguridad y con la Gendarmería como protagonista de una «educación cívica». A dos años sin Santiago, lavaca habló con su hermano Sergio Maldonado. Por qué la familia exige la reapertura de la causa. El estado de la apelación que lleva seis meses sin respuesta desde la Justicia. Las preguntas que el juez Lleral no quiso contestar. El ocultamiento de información clave. El informe ante la CIDH sobre el montaje de noticias falsas realizado por funcionarios, periodistas y operadores de prensa. Y el rol de la sociedad.
Para Sergio Maldonado estos dos años pasaron muy rápido. La dimensión del tiempo no sólo obliga a ubicar que el 1 de agosto de 2017 su hermano Santiago fue visto por última vez con vida escapando de la represión de la Gendarmería en la protesta que encabezaba la comunidad mapuche del Departamento de Cushamen, en Esquel, sino también a la violencia que el Estado sigue sometiendo a la familia todos los días.
La pregunta parece obvia pero apunta a lo básico: ¿Cómo estás? “Con mucha impunidad y tristeza”, dice a lavaca. “Porque, por un lado, a la parte judicial ya no le importa nada. En relación a lo político, este Gobierno utilizó a Santiago políticamente y la justicia se amparó y actuó de la misma manera. Hay momentos que parece así que estás en el aire. Pero, por otro lado, estamos bien, porque la gente sigue acompañando. Sigue habiendo un reclamo general de verdad y justicia. Eso te hace dimensionar, también, que pasaron dos años, pero se sigue luchando”.
Por eso, Sergio y los familiares y amigos de Santiago convocan este jueves a marchar a las 17 en Plaza de Mayo con tres consignas claras:
· “Justicia por Santiago”.
· “No al cierre de la causa”.
· “Basta de impunidad”.
Preguntas sin respuesta
La familia Maldonado se encuentra a la espera de que la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia resuelva si confirma o no el archivo de la causa, dictaminada por el juez federal Gustavo Lleral el 29 de noviembre del año pasado, después de comunicarle a la mamá del joven, Stella Peloso, que estaba siendo extorsionado. “Están vencidos todos los plazos y, una vez más, advertimos que los plazos de los jueces van a ser políticos y electorales”, dijo a lavaca la abogada Verónica Heredia. Algunos ejemplos:
· El primer juez de la causa, Guido Otranto, y la fiscal Silvina Ávila, allanaron el domicilio de Santiago en El Bolsón el 12 de agosto de 2017, un día antes de las PASO.
· El 21 de octubre, un día antes de las elecciones legislativas, el juez Lleral dijo que el fallecimiento de Maldonado no se había tratado de una “muerte violenta”.
· El archivo de la causa llegó un día antes del comienzo del G20.
Por esa razón, en las semanas previas al nuevo aniversario, la familia divulgó una serie de elementos del expediente que sustentan el pedido de reapertura de la causa.
1) La muerte violenta. La familia subraya que, al momento de comunicar el resultado definitivo de la autopsia, el juez Lleral dijo que “Maldonado falleció por ahogamiento por sumersión en un cuadro coadyuvado por ´hipotermia”. La familia apunta que el juez omitió que se trató de una “muerte violenta”, tal como consta en el informe de la autopsia.
2) Los billetes. El dinero que la familia divulgó se encontró en el pantalón de Santiago el día que encontraron su cuerpo el 17 de Octubre de 2017. “Se aprecia que estos se encontraban en perfecto estado. La familia solicitó el peritaje de los mismos, pero el juez Lleral denegó el pedido”.
3) La crioconservación. La familia difundió también el texto de los resultados de la autopsia que dice que «la temperatura corporal estaba fría debido a la crioconservación natural y artificial». Según explican, la crioconservación es el proceso en el cual las células o tejidos son congelados a muy bajas temperaturas, generalmente entre -80 C y -196 C. Y se preguntan: “La temperatura del agua del Río Chubut nunca es menor a 0 C. ¿Quiere decir que estuvo en un lugar diferente al Río Chubut? Se solicitó al Juez Lleral explicación a este punto, siendo también denegado”.
Sergio dice a lavaca: “Todo está presentado en la Justicia. Y, como vemos, todos los plazos están vencidos, porque ya van seis meses de la apelación que presentamos el 29 de enero. Por eso salimos a mostrar estas pruebas. ¿Por qué no dicen que fue una muerte violenta? ¿Por qué no se peritaron los billetes?”.
Tras el cierre de la causa, lavaca resumió en esta nota los principales hechos del caso que aún sigue impune: la violencia del operativo, el rol del Estado, la actuación del poder judicial y los principales detalles de la autopsia. Los hechos, junto a estas revelaciones de la familia, confirman el pedido de la familia Maldonado desde el minuto cero de la causa: la necesidad de un grupo de expertos independientes ya que los funcionarios del Estado, como quedó en evidencia con la resolución del juez federal Lleral, no garantizan la búsqueda de verdad, sino consagrar la impunidad.
Santiago Maldonado: de la extorsión a un juez federal a por qué es un crimen de Estado
La familia también presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) un informe que ubica a funcionarios del Gobierno (de Bullrich a su jefe de Gabinete, Pablo Noceti), a diputados (Elisa Carrió, Fernando Iglesias), pero también a periodistas y operadores (de Eduardo Feinmann y Jorge Lanata a Claudio Andrade y Loreley Gaffoglio), en un rol central en la creación de noticias falsas y las granjas de trolls. El informe -que puede consultarse acá- devela la estrategia para ocultar la desaparición, instalar pistas falsas y criminalizar y deshumanizar al joven y su familia.
Discutir la (in)seguridad
Sergio sabe que es inevitable que el reclamo de verdad y justicia no se cruce con la campaña política: “Estamos inmersos”. ¿Qué significa? “Es mucha coincidencia que el Gobierno, justo el 1 de agosto y a los dos de la desaparición forzada, haga un acto en Bariloche donde allí está uno de los escuadrones que participó aquel día. No sólo hay que lidiar con eso, sino también con candidatos de otros partidos que se suben a ese caballo de decir que la Gendarmería tiene que ser llevada a los barrios”.
El debate se instaló después del anuncio de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de la creación del “Servicio Cívico y Voluntario en Valores”, que estará a cargo de la misma fuerza responsable en los hechos del 1 de agosto de 2017.
Sergio: “Están haciendo campaña para instalar el tema seguridad. Pero pareciera que en el afán de sacar votos de donde no imaginan terminando asumiendo el mismo discurso que predica Bullrich. Por eso es difícil mantenerse alejado de la campaña. No quiero meterme en esa rosca, pero si hay candidatos que van en esa línea es difícil correrse”.
Sostiene que la discusión es por otro lado: “Piensan en Gendarmería cuando el discurso debe pasar por la salud, la educación y el trabajo. Pero en la búsqueda de votos, algunos terminan fortaleciendo lo que habría que reducir. Repudio a Bullrich, pero también a quienes manifiesten esa misma ideología de empoderar a las fuerzas de seguridad. No acepto como respuesta que la Gendarmería sea la opción. La seguridad la vas a transmitir si a la gente la educás, le das salud y le das laburo. Si tenés esas tres cosas, no tenés inseguridad. ¿A qué iríamos, si no, a la Plaza, por estos dos años? ¿A reclamar por algo que supuestamente están haciendo bien? Sería incoherente”.
La coherencia es lo que la sociedad construyó en estos dos años, que pasaron tan rápidos: la tarea social de mantener presente el reclamo de memoria, verdad y justicia.
Ahora y siempre.
La sociedad contra el Estado: cómo fueron y de dónde vinieron los ataques a la familia Maldonado
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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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