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El cazador oculto

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En su nuevo documental “Sonata en si menor” Patricio Escobar muestra la relación entre periodismo y dictadura a partir de testimonios reveladores.
El cazador oculto
Nadie le puede decir que no a Patricio Escobar. Porque insiste, porque busca hasta encontrar, porque vuelve a insistir, porque argumenta, porque llama mil veces y otras mil más, porque es un obrero que con pico y pala destruye cada excusa hasta quedar una vez más frente a frente y, como un chico, repetir una y otra vez: ¿y por qué no? Lo dice en el tono exacto, con el gesto indicado, sin ser pesado ni pegajoso, ni mendaz. Rompebolas, tal vez, pero esa es una virtud periodística que lo llevó a registrar testimonios reveladores, como el caso del editor de política del diario Clarín, Julio Blank, en su primer documental La crisis causó 2 nuevas muertes, donde Patricio deja en claro la trama del discurso periodístico que intentó cubrir de impunidad los crímenes de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, aquel 26 de junio de 2002 y de la Masacre de Puente Pueyrredón. Ahora, esa virtud característica le permitió obtener un valioso documento histórico que se puede resumir en el antológico corte de mangas que hace a la cámara el periodista Alfredo Serra, editor de la revista Gente desde los tiempos de la dictadura hasta hoy.
Ese fue justamente el primer ladrillo que construyó el nuevo documental de Patricio, Sonata en si menor, donde revela la historia del secuestro de 15 argentinos en Montevideo en un operativo que representa no sólo el huevo de la serpiente del Plan Cóndor: es la primera vez que queda claramente demostrado el rol de la prensa en la cobertura de un delito de lesa humanidad.
La historia de esta historia comenzó el día en que Patricio llegó a MU con una propuesta. Fue días después del testimonio de Claudia Acuña en el Juicio Ético que organizó la Asociación Madres de Plaza de Mayo en 2010, y el proyecto de Patricio era utilizar el material allí expuesto para desarrollar un documental sobre el tema prensa y dictadura. La respuesta fue una propuesta: “Lo único interesante que queda por hacer es hablar con quienes estuvieron en esas redacciones en ese momento y siguen ahí ahora”. Patricio respondió: ¿y por qué no?
Un mes después, regresó con una noticia: “Tengo el testimonio de Alfredo Serra”.
El aporte de Patricio fue recibido con otra pregunta: ¿para qué hacer un documental sobre prensa y dictadura?
Imaginan qué respondió.
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Rosario, Dri y Estrella

Reconstruir la historia de aquel secuestro, pedirle a los sobrevivientes que revivan sus torturas ante la cámara, implicaba, en este caso particular, involucrar a mujeres que eran niñas en aquel momento. “La única manera de justificar hacer algo así es que eso les sirva a ellas para algo. Ellas no necesitan un documental: necesitan verdad y justicia”.
¿Y por qué no?
Patricio destinó los recursos de producción del documental para financiar el viaje a Uruguay de los sobrevivientes de aquel operativo. El objetivo era doble: presentar una denuncia penal que investigara la desaparición, el secuestro, la tortura y el traslado clandestino a la ESMA y filmar un documental de un caso que involucra a 5 mujeres, 5 hombres y 5 niñas.
Esto implicó, entre otras cosas, coordinar con Raúl Olivera Alfaro, secretario de Derechos Humanos de la central de trabajadores uruguaya PIN CNT, para que acompañara la denuncia penal y poder así garantizar el seguimiento de su trámite. Involucró también redactar las declaraciones y coordinar las fechas de los viajes con las audiencias en los tribunales. Las primeras en llegar a Montevideo desde Caracas fueron Rosario Quiroga y dos de sus tres hijas: María Virginia y María Paula. Rosario había sido secuestrada en el balneario de Lagomar el 17 de diciembre de 1977 a las 8 de la mañana. Sus hijas fueron capturadas a la madrugada del siguiente día, junto a otras 2 niñas, Alejandrina Barry y María Laura, que en aquella época era una bebé de 4 meses. Volver a esa casa 35 años después significó para ellas un intento de sanar las heridas que todavía tienen: no recuerdan nada. Y ese agujero negro en su memoria es dolor y es algo más: es la herida que deja la impunidad.
Rosario y sus hijas se presentaron al juzgado, dando inicio a una causa que todavía espera justicia. Fue el primer paso. El segundo lo dio un mes después Jaime Dri, el protagonista de Recuerdos de la muerte, el hombre que escapó a los represores de la ESMA y el que, 35 años después volvió a abrazarse con su compañero de torturas, el pianista Miguel Ángel Estrella. Cuando fueron secuestrados y trasladados a un sótano del montevideano barrio de Carrasco, estaban con los ojos vendados. Estrella lo cuenta en cámara: “Vos me escuchabas rezar”. Le responde Dri: “A los gritos, rezabas a los gritos”. Estrella y Dri comparten el desayuno en la embajada argentina en Montevideo. El día anterior, el pianista había dado un concierto, que incluyó la obra que le da título al documental: Sonata en si menor. La didáctica, amorosa explicación que da Estrella de esa pieza compuesta por Liszt es lo que justifica la elección de Patricio.

Drí llegó desde Panamá y regresó por primera vez al lugar donde fue baleado y secuestrado. Encontró la casa a donde intentó refugiarse, se detuvo a mirar la ventanita por la que intentó escaparse y conversó con vecinos que todavía hoy recordaban el terror del aquel operativo. También presentó su declaración en tribunales y, como Rosario y sus hijas, ofreció una conferencia de prensa, entrevistas en televisión, radios, diarios y revistas. El objetivo de todos era el mismo: difundir el pedido de justicia es una tarea más para lograr la condena social que construya la condena judicial.
De regreso a Buenos Aires y como broche de oro, Patricio regisró el testimonio del periodista Eduardo Paredes, editor de la revista Somos. Lo encontró dictando un curso de redacción para jubilados, organizado por la municpalidad de Avellaneda.
El cazador oculto

Nunca más y después

Patricio decidió utilizar todo ese material para poner a prueba su licenciatura en Periodismo Documental, que terminó de cursar el año pasado. Fue su tesis y también el material que usó en varias materias para aprovechar así tiempo y recursos que le permitieran afrontar la difícil tarea de resumir un caso tan embrollado, difícil, duro, en apenas una hora y 20 de edición. En ese contexto pudo pensar un recurso para resolver el tema principal: cómo explicar el operativo que involucraba 4 diferentes lugares y 3 grupos de personas, que a su vez, sufrieron destinos diversos. Unos fueron presos en Montevideo, otros prisioneros desaparecidos en la ESMA. Imaginó un tablero de ajedrez gigante que reprodujera esa manipulación de cuerpos y destinos. El lugar para hacerlo lo consiguió gracias a la ayuda de la agrupación HIJOS: la Casa de la Militancia de la ESMA.
Su mujer, Carolina Fernández, productora de todos sus documentales, fue la encargada de seleccionar entre amigos y conocidos a los no actores que representaron a cada una de las víctimas. El actor Armando Díaz es quien representa al periodista anónimo que redacta las notas de prensa que se leen tal cual fueron publicadas en aquel momento. Claudia Acuña fue convocada para explicar qué pasó en cada lugar con cada quien. Sin ensayo y sin saber ni Patricio ni los no-actores qué se iba a decir, comenzó el rodaje en el gran galpón de la ex ESMA. El resultado es producto de la emoción y del clima que logró crear Patricio en ese momento.
El objetivo del documental, dirá Patricio ahora, es el mismo de siempre: que se proyecte y debata. Para lograrlo se programaron una serie de funciones gratuitas que comenzaron en el Centro Cultural Haroldo Conti, en el marco de la celebración de los 10 años de recuperación de la ex ESMA, seguirán en Mu y continuarán donde haya espacio para pensar preguntas.
No es el pasado lo que pretende interrogar Patricio en este documental. Su intención es clara: construir colectivamente el significado del Nunca Más.
Y el después.
Fotos de Lina Etchesuri

El cazador oculto

La crítica de “Sonata en si menor”, por Eduardo Rojas

“Pues aun cuando ningún hombre puede ser todo, le es dable, avanzando hacia lo infinito, comprenderlo todo, incluso aquello que él no es ni puede ser. Este comprender no se verifica en la indiferencia, sino en la participación posible. Por eso mi comprensión está, fundamentalmente, abierta aun a lo para mí excluido o vedado. Quiero conocerlo y reconocerlo y solo desecharlo si parece fútil o malo”.
Karl Jaspers

En el principio hay una pantalla oscura y la voz de un hombre que habla sobre la sonata en si menor de Franz Lizst: “una de las grandes piezas del romanticismo” dice, y también que la pieza trata sobre el hombre, dios y el diablo. La música empieza a sonar, la pantalla incorpora figuras y color y muestra a Miguel Ángel Estrella sentado en el piano, tocando. Está en el patio de la Embajada Argentina en Uruguay y lo rodea una pequeña multitud de oyentes entre la que se destaca el presidente Mujica. Al fondo, contra la pared y sobre los costados, como si no integraran esa multitud sino que la vigilaran, hay muchos militares vestidos con uniformes diferentes, exhibiendo sus entorchados, distendidos, sorprendidos, sonrientes. Es una primera imagen extraña, simple y contradictoria a la vez. Muchos de los hombres allí presentes han sido víctimas hace casi cuarenta años de las dictaduras latinoamericanas, la represión y la muerte. Ahora están todos allí, amuchados, cumpliendo diferentes papeles. Uno de ellos ha sido preso político y ahora es presidente de su país; otro fue desaparecido, torturado y luego encarcelado; ahora ejercita otra vez la magia de la música empleando esas mismas manos que sus captores, los militares (otros distintos a esos que ahora lo escuchan) amenazaron con cortarle.
Desde esa promiscuidad, acaso feliz, arranca Patricio Escobar su película. En este tiempo de mixturas en el que muchas veces parece difícil distinguir lo bueno de lo otro, habrá que recurrir a la historia para saber que el presente sigue teniendo justos y réprobos, canallas y hombres libres. Será por eso que hay una palabra muchas veces repetida durante la película: verdad. La verdad sin matices ni mediadores será la partera de esta historia. Además del leit motiv visual y sonoro del recital de Estrella -una columna vertebral de belleza grave y reflexiva-, otros dos recursos narrativos se alternarán en su búsqueda: uno es la reconstrucción del secuestro de un grupo de cinco hombres, cinco mujeres y cuatro niñas ocurrido en Montevideo en 1977. Casi todos ellos eran militantes montoneros, el más notorio, Jaime Dri, protagonista de “Recuerdos de la muerte”, la novela de Miguel Bonasso. También Miguel Angel Estrella. Este tramo de la película está contado desde el relato de los tres adultos sobrevivientes -Dri, Estrella y Rosario Quiroga-, y de dos de sus hijas que viven en Venezuela desde su liberación. El otro recurso es la reconstrucción de los hechos sobre una superficie en la que están dibujados los diagramas de cada lugar y donde un grupo de actores representa las muertes y secuestros. En el medio, otro actor, un “periodista” de la época, teclea en su máquina de escribir un informe con la versión oficial de esos hechos; que es una mentira, por supuesto.
Testimonios de las víctimas en tiempo presente, reconstrucción ficcional con algo de teatro clásico griego, y recital de Estrella en la embajada; los tres recursos se mezclan enlazados por la sonata de Liszt en un crescendo dramático que se acentúa con la aparición de otro personaje, la periodista Claudia Acuña, que se incorpora al relato interpelando al “periodista” ficcional. La de Acuña es la más fuerte irrupción de la verdad, la que pone en su lugar a los hechos tal como ellos fueron. Pero al mismo tiempo es un durísimo cuestionamiento ético y un análisis riguroso sobre el papel de la prensa, en dictadura o en cualquier otra época.
Como en La crisis causó dos nuevas muertes (codirigida con Damián Finvarb en 2006), Escobar pone en el centro de la escena las maquinaciones de los llamados medios de información, lo hace con el rigor y el conocimiento de quien es parte de los mismos desde un lugar marginal por elección, alejado de esa enorme maquinaria que minimiza a la verdad transformándola en un bien de intercambio. Escobar y Acuña no pretenden ser los dueños de ninguna verdad; apenas son periodistas ejerciendo su integridad profesional, artística y personal, la que en casos como estos tiene el tono de las verdades de a puño.
Investigar, atenerse a los hechos e informarlos. ¿Qué otra cosa debería ser el periodismo? Para responder a esta pregunta Escobar le entrega la cámara a Eduardo Paredes, editor de la revista “Somos” durante la dictadura, y a Alfredo Serra, editor histórico de “Gente”, ambas de Editorial Atlántida. Las verdades de ambos son sostenidas con distante calma por Paredes y con un énfasis de tribuno (que deja muy atrás el cinismo de Julio Blanck en la famosa entrevista de La crisis causó…) por Alfredo Serra (quien, entre otros desbordes menores, dice poco más o menos que “Gente” fue la pionera del nuevo periodismo latinoamericano).
Investigar, alterar los hechos e informar según los partes de inteligencia; hacerlo, eso sí, con convicción y hasta orgullo. Tal es otra forma posible de la verdad. ¿La canalla también tiene derecho a difundirla? ¿Es tal el alcance y la necesidad de la voz del otro según la cita de Jaspers que encabeza esta nota? Sí, dice la Sonata de Escobar; este revulsivo ejercicio nos complementa y nos acerca a la utopía de la verdad. Asumir ese desafío es un ejemplo de comprensión y sagacidad creativa, también un infrecuente ejercicio de humanidad. En la fuerza de su denuncia, en su total ausencia de maniqueísmo y su coraje, Sonata en si menor va mucho más lejos que la notable La crisis… Es periodismo documental y es también un thriller político de una potencia dramática y una pericia narrativa que la ponen en la línea de la mejor tradición argentina en esos géneros: la de Rodolfo Walsh.
Historias, tiempo presente, voces, el dolor de los sobrevivientes y la soberbia de los cómplices. Las manos intactas de Estrella como una amalgama de todo, como una triste e inevitable cura en si menor.

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Septiembre en Mu Trinchera Boutique

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Obras de teatro, música, comida rica, dos ceremonias especiales, y una propuesta para las infancias: este septiembre te esperamos en nuestro espacio (Riobamba 143, CABA) con todas estas propuestas. Recordá que si sos suscriptor, tenés descuentos.

Sábado 7 de septiembre, 20.30hs

TERROR DE ARRABAL

Tres barrios porteños, tres leyendas urbanas y la pesadilla de una inquilina en busca de hogar. Terror de Arrabal es un unipersonal de narración oral que recorre leyendas urbanas de la Ciudad de Buenos Aires en el camino de una inquilina que mudanza tras mudanza no para de chocar con lo paranormal.

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Septiembre en Mu Trinchera Boutique

Domingo 8 de septiembre, de 13 a 17 hs

PACHA URBANA

Una ceremonia para testimoniar la vida y celebrar el placer del encuentro colectivo. 

Un ritual para nutrir el cuerpo y el alma, con el escenario urbano de fondo, con nuestros pies sobre el territorio que nos cobija.

Empanadas salteñas, bebidas, DJ y fiesta: todo incluído.

Anfitriona y cocinera: Carla Morales Ríos

Musica en vivo y DJ: Big Mama Laboratorio 

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Septiembre en Mu Trinchera Boutique

Sábado 14 de septiembre, 20 hs

NENA GORDA

Un biodrama que surge de la convicción de que una herida personal es un interesante y genuino punto de partida para la creación. En éste caso, el foco está anclado en lo más íntimo y a la vez universal: el cuerpo propio y la mirada de los otros sobre él.

Regresar, a través de sus objetos, al cuarto de la infancia; aquel sitio que alberga aún el recuerdo, las memorias, los deseos de otros proyectados sobre nosotros.

Una foto. Una pequeña bailarina clásica llamativamente gorda es el disparador para preguntarnos ¿Qué tiene que cambiar para que el cuerpo de una niña sea suficiente?

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Domingo 15 de septiembre, 18 hs

MARYTA DE HUMAHUACA

KILLA RAYMI (la Fiesta de la Luna)

Maryta de Humahuaca, cantora indígena, jujeña, llega a Buenos Aires para presentar sus nuevas canciones en una ceremonia con artistas invitadas.

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Viernes 20 de septiembre, 21 hs.

Maca Mona Mu

Nos invita a recibir la Primavera

presentando su disco Ruca.

Canciones enhebradas a través del elemento fuego para iluminar, abrigar, cocinar y encender nuestros sentidos.

La voz de Maca Mona Mu narra emociones íntimas que exponen la nueva sensibilidad de esta época.

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Sábado 21 de septiembre, 20.30 hs

SER EVA, por Eva Basterra Seoane

Textos y canciones para no olvidar, el arte para testimoniar y celebrar la vida. 

La Eva artista, la que se rebela, la que se entrega, la lucha, la que grita, la que muerde, la que sueña, la que vive.

Un encuentro mensual, con una invitada especial en cada ocasión. En esta oportunidad: Graciela Daleo, docente, investigadora, sobreviviente de la ESMA.

Eva es escritora, cantora, murguera, feminista, hija de Víctor Basterra y Laura Seoane, sobrevivientes de la ESMA. El testimonio de Victor fue crucial en el Juicio a las Juntas Militares, inmortalizado en un texto de Jorge Luis Borges.

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Domingo 22 de septiembre, 16 hs

FESTIVAL MOSTRES E INFANCIAS

¡Primer Festival para Infancias libres y Todo Tipo de Familias, porque deseamos que crezcan en toda su diversidad!

Habrá:
-Ronda de Lectura con hadas travas madrinas: Susy Shock, Luz Ventura, Eugi
-Juegos participativos y Juegos cooperativos: Amarella y Amarellita.
-Talleres organizados por la Editorial Muchas Nueces.
-Música en vivo: La Banda de les Mostres, Susy Shock, Sofia Dieguez, Lelé Música, Amarella, Mika De Frankfurt, ¡y más amigues!
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Diez años después: comienza el juicio por el femicidio de Nancy Fernández

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Comienza este martes el juicio por el asesinato de Nancy Fernández que se extenderá entre el 3 y el 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Por Anabella Arrascaeta.

Nancy tenía 36 años cuando el 2 de mayo de 2014 fue encontrada en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Venía reclamando justicia por su hija, Micaela Fernández (14), que un año antes había sido secuestrada, violada y asesinada (ambas en la foto de portada). Sin embargo, se caratuló el caso de Micaela como suicidio. El acusado es Juan Carlos Corvalán, conocido narco de la zona. Nancy y Micaela eran parte de la comunidad qom Yecthakay, de Tigre.

Esta historia, situada en el Municipio de Tigre, se teje entre muertes e impunidades. El crimen de Micaela Fernández fue caratulado como suicidio, y sigue impune. Este martes comienza entonces el juicio por el asesinato de su madre, Nancy Fernández, que se extenderá hasta el viernes 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Hay un solo imputado por el femicidio: Juan Carlos Corvalán, narco de la zona.

El entramado detrás de estas muertes sigue aún sin visibilizarse. 

Diez años después: comienza el juicio por el femicidio de Nancy Fernández

Nancy Fernández, de la comunidad qom del Tigre. La asesinaron porque seguía denunciando que el caso de su hija Micaela no había sido un suicidio, sino un asesinato (Foto de Canal Abierto)

Los crímenes

En 2013, cuando Micaela Fernández desapareció, su madre Nancy fue a la Comisaría 6ª de Talar pero no le quisieron tomar la denuncia; había sido secuestrada y violada por varios hombres. Cuando su hija apareció días después, con golpes, cortes en la cara y el pelo cortado, Nancy insistió en denunciar lo sucedido y otra vez volvieron a negarle ese derecho. En una entrevista con la TV Pública, Nancy reveló que la policía la llevó a la comisaria, donde la ataron y golpearon. Cuenta Nancy en el video: “India de mierda, me dijeron, te callás la boca, no vas a hablar vos”. 

El 17 de febrero de 2013 Micaela apareció asesinada en la casa de Dante “Pato” Cenizo. Tenía un tiro en la cabeza. La investigación de su muerte estuvo a cargo del fiscal Diego Molina Pico, de la Fiscalía de El Talar, que a los pocos meses archivó la causa caratulada como suicidio. Dante “Pato” Cenizo solo estuvo preso por venta de drogas. 

Un año después, mientras Nancy, reclamaba justicia y denunciaba la complicidad policial en la trama, la encontraron en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Ahora, diez años después, su muerte llega a Tribunales. 

El reclamo de justicia

Nancy y su familia son parte de la comunidad Qom Yecthakay del partido de Tigre. Micaela tenía una hermana: Lisette Fernández, que tenía 12 años cuando asesinaron a su hermana, y 13 cuando asesinaron a su mamá. Cuando cumplió la mayoría de edad tomó el reclamo de justicia y se rodeó de las organizaciones que desde el territorio acompañan los reclamos por los femicidios locales. 

La misma red que acompaña por ejemplo el reclamo de justicia por Luna Ortiz (asesinada en 2017 cuando tenía 19 años) estará presente en los Tribunales acompañando a Lisette. 

“Es importante el acompañamiento porque es una causa fuerte. Esta red de mafia territorial se creía que al matar a Nancy y al morir su abuelo Eugenio de tristeza, Lisette no iba a hacer nada por su corta edad, pero cuando cumplió los 19 años decidió salir como particular damnificada, y es importante levantar junto a ella el pedido de justicia”, dice a lavaca Marisa Rodríguez, mamá de Luna Ortiz y miembro de la red que acompaña el pedido de justicia por Nancy y Micaela.

Marisa Rodríguez, la mamá de Luna Ortiz, junto a Lisette, hija de Nancy y hermana de Micaela que retomó el reclamo de justicia ante la audiencia que comenzará este martes 3.

Esa red garantiza por ejemplo que durante esta semana Lisette tenga cómo trasladarse al juicio, y se quede a dormir cerca de Tribunales. También organiza que la joven tenga la comida para la semana y las actividades de acompañamiento que sucederán en la calle mientras el proceso transcurre, además del claro apoyo y contención. 

El juicio marca la posibilidad de empezar a desarmar el entramado de impunidad. Un primer paso en un largo camino que se inicia por juzgar como femicidio el crimen de Nancy, y que después pueda dar lugar a lo que todavía no se hizo increíblemente: vincular la muerte de Nancy con el crimen de su hija Micaela, y poder poner luz en la trama de responsabilidades y complicidades que mantuvieron durante 10 años sus femicidios sin justicia. 

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Talento eterno

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Ricardo Talento –actor, director, dramaturgo y docente, fundador del Circuito Cultural Barracas y uno de los principales impulsores del teatro comunitario–  se “mudó de casa”, como dicen las Madres de Plaza de Mayo cuando alguna de ellas parte hacia otras dimensiones. El recuerdo de Luis Zarranz, periodista, escritor y autor de del libro Actores Sociales, de Lavaca Editora: una investigación, descripción y guía sobre una experiencia de una profundidad única en el mundo, con Ricardo Talento como uno de sus emblemas. En esa obra Luis explica el rol del teatro comunitario en la reconstrucción del tejido social tras la dictadura, hasta el presente. Y en esta nota cuenta sus batallas, sus conceptos, lo que fue capaz de crear con la mirada siempre puesta en lo grupal. Su debate tanto con el liberalismo como con el progresismo sobre lo que significa el arte como producción social y autogestiva. La definición de la palabra “talento” que le falta a los diccionarios. El retrato de un imprescindible que supo combinar alegría, entusiasmo y comunidad.

Por Luis Zarranz

(foto de portada publicada por la Asociación Argentina de Actores y Actrices)

Ricardo Talento tuvo un apellido que le calzaba justo. Su virtud no estaba solo en su capacidad actoral o dramaturga sino en algo más trascendental y difícil de hallar: la potencia para generar proyectos artísticos comunitarios a lo largo y ancho del país.

En ningún lugar de eso que llamamos mundo existe algo similar –en términos de extensión, recorrido, articulación, transformación y hecho cultural– como el teatro comunitario argentino. ¿Qué es? Teatro de y para vecinos y vecinas. En nuestro país, más de sesenta grupos conforman una red nacional de enorme vitalidad en la que se fusionan conceptos tales como comunidad, arte, identidad, celebración, autogestión y juego: todo como parte de una unidad teatral.

Sin embargo, lo que hace más interesante aún al teatro comunitario es la generosidad fundacional con la que creció. Y es precisamente ahí donde emerge la figura de Talento junto con la de Adhemar Bianchi como directores de los dos primeros grupos del país: fueron ellos quienes durante los días aciagos del 2001 salieron por los barrios a propalar el encuentro de vecinos a través del arte, lo que permitió que surgieran diversos grupos hasta en los lugares más inimaginables del país.

Eso es Talento.

A partir de ese impulso, en pueblos de no más de seiscientos habitantes, por ejemplo, comenzaron a surgir grupos de teatro comunitario en los que participaba buena parte de la comunidad: la vieja estación de tren abandonada pasaba ser un escenario para una función, lxs vecinxs contaban ellxs mismxs la historia del lugar, es decir su historia.

Talento vio allí el hecho cultural en toda su dimensión transformadora.

Antes, mucho antes, en la década del setenta había participado en el Centro de Cultura Nacional José Podestá, en el grupo La Podestá y en el Grupo de Teatro Cumpa. En 1987 comenzó a dirigir al grupo de teatreros Los Calandracas. Finalmente, en 1996, en plena sobredosis menemista, fundó el Circuito Cultural Barracas y, junto a Adhemar, creó “El Fulgor Argentino Club Social y Deportivo”, la gran obra del primer grupo de teatro comunitario, Catalinas Sur de La Boca, hermano mayor del Circuito de Barracas.

Talento eterno

Imagen de la actual versión de El fulgor argentino, espectáculo organizado y creado en1996 por Ricardo Talento y Adhemar Bianchi, cuyo éxito lo renueva año año. Foto Lina Etchesuri

Pero todo el párrafo anterior engendra un error: nada de lo que haya hecho Talento podría conjugarse en singular. Sus iniciativas siempre propiciaron el encuentro con el/la otro/a para, a partir de allí, crear proyectos de índole grupal.

Su nombre y apellido nunca fueron un nombre propio sino sustantivos colectivos. Por eso le preocupaba tanto combatir la aparente capacidad individual de un artista. Ese fue su verdadero arte: dialogar con la época para transformarla en comunidad: “Creemos que el arte es un derecho de todos. El mundo liberal creó la figura del artista como para decir que están los que se permiten desarrollar su actividad y tienen un don. Están diciendo que otros no lo tienen. Y, además, que se trata exclusivamente de una producción personal. Es un nefasto concepto liberal y hay otro del progresismo: la idea del arte como herramienta, como una utilidad. Nosotros creemos que en sí es transformador”.

Eso es Talento.

Así, en 2001, bajo su dirección, el Circuito Cultural Barracas parió una de sus emblemáticas obras: El casamiento de Anita y Mirko. Un casamiento como una excusa para generar un espacio de encuentro, intercambio y diversión que amortiguara la crisis neoliberal que, como un tsunami, arrasaba con todo. La fórmula que crearon lxs vecinxs fue medicina para curar el agobio, la desesperación y el desencuentro. Y fue también un éxito teatral que lleva veinte años ininterrumpidos de funciones agotadas sábado tras sábado, con más de 70 vecinxs actores en escena.

Talento eterno

El Casamiento de Anita y Mirco, obra y experiencia emblemática del Circuito Cultural Barracas desde 2001, otra muestra de la capacidad de Ricardo para reunir lo social y lo artístico y hacer una fiesta (literal y divertidísima) que comparten y actúan con el público más de 70 vecinas y vecinos del barrio. Foto Lina Etchesuri para lavaca .

Hace un tiempo, en una charla para una nota de lavaca, Talento me dijo: “En todo estos años cambió el clima político y el social, pero sigue esa necesidad de jugar, aunque sea por dos horas, a que no tenemos paranoia el uno del otro. En el fondo, el Casamiento es una ficción: ficcionamos que nos conocemos, que nos podemos divertir juntos, que podemos compartir una mesa sin que nos conozcamos. No es poca cosa”.

Eso es Talento.

Más Talento: “El teatro es la última ceremonia humana que le queda al ser humano. Cuando la comunidad la toma, vuelve a darle encarnadura, sentido. Porque a veces el teatro se vuelve una ceremonia hueca, no de comunicación sino de exhibición: de habilidades, de construcciones artísticas. Una de las cosas por la cual el teatro comunitario tiene tanta repercusión en el público es porque al tomarlo la comunidad vuelve a tener sentido esta ceremonia celebrativa. El vecino produce con otro vecino, que es el espectador: hay empatía y todos juntos estamos participando de un hecho colectivo”.

Así, con esas pócimas, Talento supo dialogar y protagonizar su tiempo: con otros/as: “Creatividad significa cómo puede imaginarse uno de otra manera, cómo puede modificar el entorno y puede construir política. Estás desarrollando prácticas a nivel comunitario, de construcción política, partiendo de la posibilidad de imaginar de otra manera. Y ejercerla, además, porque no es que lo decís teóricamente y después te vas a tu casa solo. No, lo estás ejerciendo todo el día en la práctica, con otros”.

Talento eterno

Cómplices y compinches. Adhemar Bianchi y Ricardo Talento, creadores de espacios de encuentro, intercambio y diversión para escaparle a la desesperación y los desencuentros. Foto LAVACA

Pocas veces palabra y acción se sintieron tan a gusto: eso sí es Talento.

Otra vez, cuando participó del Foro Social de Porto Alegre puso en discusión la frase “Otro mundo es posible”, leiv motiv de esos encuentros. Talento planteó dos cosas: primero que nada iba a ser posible si no éramos capaces de imaginarlo. Y, segundo, que no había que plantear otro mundo posible sino este, el de aquí y ahora, el que se manifiesta en el más político de los ámbitos: el cotidiano.

Eso es Talento.

Hay personas que dejan una huella tan imborrable de su paso por el mundo que resulta imposible mencionarlos en pasado, su tiempo es tan actual que siempre están en presente: eso es también es Talento. Y, por eso mismo, siempre están y estarán vivas: cada vez que un grupo de teatro comunitario se junte, cada vez que empiece una función, cada vez que surja otro grupo más, Ricardo Talento estará ahí, como parte inescindible de esa acción.

La Real Academia Española, que poco sabe del mundo real, admite tres definiciones de “talento”: “1) inteligencia (capacidad de entender). 2) aptitud (capacidad para el desempeño de algo). 3) Persona inteligente o apta para determinada ocupación”.

Le falta la más trascendental de las definiciones: “Talento: sustantivo colectivo teatral y comunitario”.

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