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El código de la resistencia: Silvia Delfino y el proyecto contravencional porteño

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Pese al acuerdo Macri-Ibarra, la movilización de la sociedad civil logró ya seis postergaciones –ahora hasta el 7 de julio- del tratamiento de la reforma al Código Contravencional porteño que busca penar piquetes, bajar la edad de imputabilidad, marcar zonas rojas para travestis y prostitutas y crear delitos inexistentes. ¿Cómo se construyó la resistencia al proyecto? Silvia Delfino, profesora y activista, explica cómo la acción lleva al consenso (y no al revés), y analiza por qué el gobierno de Ibarra se equivoca con respecto a la clase media.

Cuarenta organizaciones totalmente dispares lograron trabajar en conjunto para luchar contra la reforma. Se oponen a políticas de represión y de restricción de espacios públicos.
A partir de la acción, llegaron a acuerdos sobre contenidos. Analizaron los proyectos, golpearon despachos, realizaron manifestaciones y coparon la audiencia pública.
Dice la profesora Silvia Delfino: «Los códigos contravencionales son inconstitucionales. Sólo sirven para dar lugar a arbitrariedades y para la caja chica policial».
«Ibarra tiene una falsa caracterización de la clase media porteña que, si bien pide orden, no acepta la represión».
La experiencias constituye un tipo de articulación inédita, donde la acción de resistencia concreta lleva al consenso, y no al revés.

A pesar del acuerdo entre el jefe de gobierno porteño Aníbal Ibarra y el empresario y político Mauricio Macri para reformar el Código Contravencional porteño, el proyecto no logra llegar al recinto legislativo. La postergación esta vez es hasta el 29 de junio. Silvia Delfino, miembro del Área Queer del Centro Cultural Ricardo Rojas, docente e investigadora de las universidades de Buenos Aires y Entre Ríos, y una de las principales activistas contra la reforma, explica las claves para comprender en qué punto está el conflicto.

-¿Cómo se construyó la resistencia política a la reforma del Código de Convivencia de la Ciudad?

-La mayoría de las 40 organizaciones trabajamos juntas desde el año 94, cuando comenzó a discutirse el código actual y la derogación de los edictos policiales. Son muchas luchas distintas que se articularon transversalmente. Todas tienen en común la denuncia de políticas de represión y de medidas restrictivas al uso del espacio público. No sólo trabajamos contra el Código Contravencional de la Ciudad, sino también contra edictos y códigos de todo el país. Son la herencia de la dictadura. La Constitución Nacional los prohibe, porque tipifican delitos que no están previstos en el Código Penal. Por eso decimos que estos códigos son inconstitucionales. Sólo sirven para dar lugar a arbitrariedades, para la caja chica policial y para el autoritarismo: por ejemplo, castigan con arresto la vagancia, la mendicidad, el desorden público, el merodeo. Son todas figuras del siglo XIX.

-¿Qué tipo de organizaciones confluyeron en este espacio?

-Son organizaciones que levantan la bandera de la antirepresión y la antisdiscriminación. Pero a su vez, son grupos que en los últimos años sumaron reclamos concretos que vinculan la represión a la situación de pobreza. Entre otros, están Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, H.I.J.O.S., las asambleas barriales, movimientos de gays, travestis, lesbianas y transexuales, artistas callejeros, cartoneros, asentamientos populares, piqueteros, estudiantes. Todas, además, se oponen a las restricciones al uso del espacio público. Empezamos trabajando en el local de H.I.J.O.S., que tuvo un rol importante al permitir hace unos años que encabezaran sus marchas los grupos de travestis, gays y lesbianas. Después nos reunimos en el de la Liga por los Derechos Humanos, y también en varias asambleas.

-En un momento de tanta fragmentación de los movimientos sociales, ¿cómo se consiguió el consenso?

-Uno puede pensar la fragmentación de los movimientos desde la diferencia de los contenidos. Pero por otro lado puede pensar esto desde las modalidades de acción. Muchas veces, aunque los contenidos sean distintos, las prácticas son similares. Y a partir de la coincidencia de la acción, llegamos al consenso del contenido: no es posible la vida democrática con represión. En eso estamos todos de acuerdo.

-¿Cuáles son esas modalidades en común?

-La acción directa y ocupación del espacio público. La democracia abrió el espacio público a la ciudadanía pero inmediatamente lo cerró, puso restricciones porque empezó a definir al conflicto como desestabilizador del sistema. Y muchos organismos de derechos humanos también cayeron en esta trampa y se autolimitaron. La Legislatura porteña es una muestra de lo menos dinámico de la democracia: concibe al conflicto como un desequilibrio, en vez de verlo como parte de la discusión propia y esencial en una democracia. Nuestro acuerdo también consiste en oponernos a toda política pública que tipifique delitos de autor: esto es portación de cara, color, condición social, apariencia física. Todo eso es discriminatorio.

-¿Qué acciones concretas realizaron para detener la sanción de la reforma del Código?

-Leímos los proyectos, hicimos un análisis e involucramos a todos los organismos que podían realizar informes técnicos: el CELS, la CORREPI, el SERPAJ (Centro de Estudios Legales y Sociales, Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional, Servicio de Paz y Justicia). Después tratamos de hacer públicos los proyectos y también realizamos una tarea propia de la acción ciudadana: pedir argumentos a los legisladores, visitando despacho por despacho. Trabajamos en forma conjunta con quienes podían acompañarnos. Por ejemplo, la Secretaría de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad, que realizó un informe condenando la baja de la edad de imputabilidad que alienta el proyecto de reforma. Además, hubo un aprendizaje mutuo de las distintas luchas, que permitió acciones conjuntas, por ejemplo, de vendedores ambulantes, artistas callejeros, etcétera. Y seguimos atentamente el tratamiento de la ley, como se hace en las democracias más activas. Por eso nos encontrábamos semanalmente.

-¿Qué acogida tuvieron cuando golpeaban despachos?

-Allí apareció el gran problema de esta Legislatura. Los proyectos se aprueban sin discusiones, porque responden a acuerdos preelectorales. Cuando fuimos a las comisiones descubrimos que no se debate, hay legisladores que ni saben cuál es su función. Esto es lo grave. Sólo se discuten los espacios de poder dentro de la Legislatura.

-Pero hubo debates en las audiencias públicas…

-El Código se iba a tratar por primera vez el 19 de febrero en sesión extraordinaria, junto a un código procesal penal improvisado, especial para la ciudad, que incluía barbaridades como la detención sin orden judicial previa. Se la conocía como la Ley Parche e iba a regir hasta que la Ciudad se diera un código definitivo. Cuando los organismos de derechos humanos comenzaban a plantear los inconvenientes de esa ley, aparece la audiencia pública del 22 de marzo. Se usó la sala Martín Coronado del Teatro San Martín, se gastó muchísimo dinero en publicitarla, y resulta que el vicejefe de Gobierno sólo se queda media hora, no asiste ningún legislador de los que proponen la reforma y de los involucrados sólo participa el secretario de seguridad. Se trataba de un fraude, una puesta en escena para cumplir un requisito. De hecho, el 95 por ciento de las intervenciones se opuso a las reformas del Código: la que sanciona la obstrucción de la vía pública, la que determina la baja de la imputabilidad a los 16 años y la que establece una zona roja que sólo sirve para que recauden la policía y las mafias. Sin embargo, los medios sólo reflejaron que hubo caos y desorden. No hay estado público del debate, porque los medios viven de la publicidad oficial y no informan.

-En su momento, Aníbal Ibarra impulsó el actual Código y subrayaba que era propio de una ciudad progresista. ¿Por qué cree que ahora él mismo alienta una reforma en otra dirección?

-Ibarra, y resto del Frepaso, tienen una mala caracterización de la ciudadanía. Creen que tendrán mayor popularidad cerrando los parques -como el Rivadavia o ahora la plaza Flores- y desalojando viviendas y asambleas. Es el proyecto político de un centro izquierda alejada de la calle, dirigentes que sólo leen los reclamos del periodismo, que por otra parte refleja las operaciones de prensa de esos mismos dirigentes. O sea, terminan leyendo como una verdad lo que ellos mismos hacen publicar. No entienden a la clase media, que si bien reclama orden, repudia cualquier intento represivo. Ibarra tiene una política de alta exposición publicitaria pero de bajo vínculo con la calle. Ahora empezaron las discusiones mediáticas de las elecciones del 2005 y 2007, eso no tiene ningún vínculo con los movimientos sociales. Mientras tanto, esta Legislatura todavía no pudo cumplir con su promesa de una ley para las empresas recuperadas por sus trabajadores. Evidentemente, no comprendieron el mensaje del 19 y 20 de diciembre de 2001.

-¿No lo comprendieron o actúan así precisamente porque lo comprendieron y buscan neutralizarlo?

-Uno podría pensar que el proyecto de que se vayan todos, participación democrática y pública en la toma de decisiones fracasó y retrocedió. Pero otra forma de verlo es pensar que todo eso se transformó en mecanismos de reclamo de opinión pública. En las listas, efectivamente, están todos. Pero esos sujetos hoy tienen que dar cuenta de las decisiones que toman y también del modo en que las toman. Ese fue el verdadero reclamo: no fue contra la democracia, sino contra una democracia que toma decisiones a puertas cerradas. Eso terminó. Pero el gobierno de la Ciudad parece que no lo comprendió. Piensa que puede ocultarse detrás de los carteles publicitarios de la caca de los perros, la bolsita de los cartoneros o el presupuesto participativo. Pero la crisis de legitimidad le llega a todas las instituciones.

-En la Legislatura hay 16 bloques distintos, ¿cuánto influye la desaparición de los partidos tradicionales en las dificultades para reformar el Código?

-Los partidos no existen desde el punto de vista formal, pero mantienen las prácticas de la vieja tradición. Hoy son los intereses personales los que rompen la disciplina partidaria, porque ya están pensando sus próximas elecciones. Además, no cambió la rutina de toma de decisiones. El ibarrista Julio De Giovanni, por ejemplo, nos dice que le gustaría poner una excepción en la reforma para garantizar que no se penalice el uso del espacio público cuando se reclama por un derecho constitucional. Pero asegura que no sería aprobado por la comisión y entonces no da el debate ideológico.

-¿Qué piensa que pasará el 29 con el Código?

-Dependerá en buena parte de los acuerdos a nivel nacional para próximas elecciones. Nosotros no somos exitistas, no pensamos que fueron nuestras acciones la que dilataron el tratamiento de la reforma. Lo que sí logramos fue obstaculizar el tratamiento en secreto. Creo que ahora hay un debate ideológico inédito, que incluye al Estado como actor.

-Sin embargo, el Gobierno prometió una ley de amnistía para los procesados por la protesta social y finalmente nunca la impulsó.

-Eso tiene que ver con el estado de los acuerdos políticos, pero la evidencia de que el delito está vinculado a la policía y a la exclusión ya está en boca de todos, aún de los conservadores. Y a nivel nacional se ha instalado otro debate crucial: con exclusión no hay vía democrática posible.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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