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El derecho que nos falta: abogadas por #AbortoLegalYa

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402 abogadas de todos los sectores estamparon su firma en una nueva Carta Abierta a diputados y diputadas para que voten el proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito. Las expertas que firmaron analizan qué significa este momento histórico y por qué hay que hablar de legalizar el aborto. Nelly Minyerski, referente histórica de la Campaña: «Hemos pasado de 100 años de mujeres que no sabían cómo era el órgano masculino a que las niñas de 12 o 13 años tengan hoy el pañuelo verde en las marchas y que lo consideren un derecho: es un mundo distinto». Nuestra crónica, video y reportaje fotográfico.

El derecho que nos falta: abogadas por #AbortoLegalYa

Fotos: Martina Perosa para lavaca


Los aplausos que abrazan a la abogada Nelly Minyerski, que llegó con su pañuelo verde al cuello, recorren décadas de reivindicaciones y conquistas. Son las 15:40 y el hecho de que una de las históricas referentes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito sea una de las 402 firmas de la Carta Abierta de Abogadas a diputados y diputados para que voten la legalización del aborto, es otra gota de esta marea verde que desde el comienzo del plenario de comisiones en la Cámara de Diputados no hace más que inundar cada espacio de este país.
«Hemos pasado de 100 años de mujeres que no sabían cómo era el órgano masculino a que las niñas de 12 ó 13 años tengan hoy el pañuelo verde en las marchas y que lo consideren un derecho: es un mundo distinto», sintetiza Minyerski a lavaca. «Estamos trabajando y tratando de aprovechar esta coyuntura que se ha presentado considerando que, más allá de los propósitos que puede tener el Gobierno, vamos a hacer todo lo posible para que se dicte esta ley, porque es una cuestión gravísima de discriminación e hipocresía en nuestra sociedad. Y luchar por esto no impide luchar por todos los otros derechos económicos y sociales muy castigados. Es un derecho que tenemos las mujeres, humano, personalísimo, que se nos niega. Y es una deuda de la democracia muy grave, que no ha logrado saldar con más de las mitad de la población: las mujeres».
Luego, se disculpa y deja de hablar: es el momento de la foto colectiva.
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Fotos: Martina Perosa para lavaca


Poner el cuerpo
La doctora Verónica Heredia es una experta en desaparición forzada en democracia y es una de las motorizadoras de la Carta Abierta de abogadas por #AbortoLegalYa. “Es la necesidad de que nuestra voz sea escuchada. Si bien hay muchas que conformamos muchos espacios, es la voz de una organización. Cada una queremos decir al Congreso con nuestros nombres, apellidos, por primera vez, que se nos escuche a cada una: queremos poner el cuerpo en nuestro pedido”.
Heredia, también, participó en el caso FAL, el emblemático fallo de la Corte Suprema que precisó los alcances del aborto no punible. “Era un caso de Comodoro Rivadavia. Me junté con la niña, su madre, su abuela y su abogada en su casa. Todas habían sido abusadas. Y era muy significativo cómo la abogada decide acompañar esa petición de la madre después de encontrarlas en Tribunales leyendo el Código Penal, y que la niña dijera que si continuaba con el embarazo se iba a suicidar. Era un peligro para la salud de la niña que no estaba contemplado en el Código Penal, según la mirada de jueces de todas las instancias y de los médicos. Por eso es imprescindible modificar el Código para sacarle esta conducta y para que sea una decisión que debe ser adoptada, contemplada y protegida por el sistema de salud”.
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Verónica Heredia, María del Carmen Verdú. Fotos: Martina Perosa para lavaca


Por una democracia real
Otra de las firmantes es la abogada de derechos humanos Elizabeth Gómez Alcorta, que subraya que es imposible pensar en una democracia real sin aborto legal. “El Derecho cumple un rol fundamental como herramienta de control social, que tiene un impacto diferencial sobre el cuerpo de las mujeres. Cuando, en 1921, el Código Penal fue sancionado y se criminalizó el aborto, solo votaban hombres y solo lo eligieron diputados y senadores varones. O sea: la población masculina eligió representantes varones que criminalizaron la autonomía de nuestros cuerpos. Y es el momento de hablar para pensar una democracia sustantiva”.
A su lado está María del Carmen Verdú, abogada de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi). “Mucho más importante que hablar de despenalización es hablar de legalización: es una discusión que tiene el mismo matiz que tenía años atrás la exigencia no sólo de la derogación de leyes de impunidad sino su nulidad. En el caso del aborto, la legalización busca garantizar los medios para que no sea simplemente discursivo la reivindicación de lo gratuito y legal en el hospital. Si solo despenalizás, eliminás la figura penal como delito del Código, y así va a seguir siendo necesario tener un montón de plata para que un médico particular practique la intervención. En cambio, la legalización exige que  el Estado garantice los recursos para que cualquier mujer de cualquier situación económica y social pueda acceder al derecho elemental de interrumpir voluntariamente el embarazo”.
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Fotos: Martina Perosa para lavaca


La burocracia patriarcal
Cristina Lembeye fue la única jueza de la Cámara del Crimen de Caleta, en Santa Cruz, que votó por la absolución de los petroleros de Las Heras en 2014. Hoy está jubilada y es una de firmas que exige #AbortoLegalYa. “La legalización implica una política de Estado que garantice el derecho de las mujeres a tener una atención en un hospital público como todas las ciudadanas y ciudadanos, y no que vayan presas. Es algo básico considerando la cantidad de mujeres que murieron y siguen muriendo a raíz del aborto clandestino. Argentina es un país grande y el problema no es sólo de la Ciudad de Buenos Aires: hay lugares donde ni siquiera se aplicó el fallo FAL de la Corte, de 2012, ni se pudo acceder a un aborto en el sistema público porque hay jurisdicciones donde todo el servicio de Obstetricia y Ginecología es objetor de conciencia. Entonces hablamos de un derecho que no está garantizado, y sólo puede serlo por ley”.
Mariana Barbitta es la presidenta de la Asociación de Mujeres Penalistas Argentinas (AMPA) y se define como abogada y docente en el “fuero más patriarcal, que es el penal”. ¿Por qué? “Sabemos lo que significa la criminalización de estas conductas: es la cárcel. El Congreso tiene en sus manos la posibilidad de dejar de criminalizar esta conducta”.Barbitta explica que desde 1921 el Código Penal regula abortos no punibles y eso es síntoma de una expresión de una causal de salud de esa época. “Esta ley va por más: es exigir que cualquier mujer que decida interrumpir su embarazo pueda hacerlo sin autorización judicial, sin burocratización. Esto ya lo dijo la Corte en el fallo FAL, ese camino está iniciándose. Que jurídicamente pueda salir del Código Penal es un mensaje clarísimo de un Estado democrático, respetuoso del derecho de las mujeres y que decide criminalizar cuestiones importantes. El Derecho Penal es lo más violento que tenemos en el sistema judicial y encarcelar a mujeres en un contexto de vulnerabilidad y desigualdad refuerza un mensaje nefasto que choca con las garantías constitucionales y con la necesidad como impone la Cedaw (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de la ONU) de que las mujeres debemos ser respetadas en nuestros derechos humanos”.
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Fotos: Martina Perosa para lavaca


En busca del estallido
Mariana Volpi, mediadora prejudicial y abogada en la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) expone su mirada: “Trabajé en mediaciones familiares con diferentes tipos de conflicto, y el tema del aborto se presentó varias veces, relacionado con los silencios en las familias y en cómo repercuten en conflictos que tienen que ver con silencios históricos, muchas veces provocados por el rótulo que tenía la práctica como delito. Y es el Estado el que te coloca en un lugar de infractor, de inmoralidad, de ilegalidad, de una manera absolutamente hipócrita. Por eso, cuando ya existe esa ruptura en ese acto, la mayoría de la sociedad comienza a comprender que es una protección de derecho. Y allí la ley se hace necesaria y estalla”.
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Mariana Volpi, abogada de la Procuración Penitenciaria de la Nación. Fotos: Martina Perosa para lavaca


La sociedad que dice basta
Susana Sanz es una histórica abogada feminista que defendió derechos laborales en los ´70, militó en Montoneros, fue perseguida, se exilió y luchó contra la violencia contra las mujeres. “Creo que las cosas no surgen porque sí. Hace muchos años que se viene discutiendo y peticionando el aborto legal, pero era muy difícil instalarlo a nivel de agenda pública. Pero hubo toda una serie de acontecimientos, de avances, y de inserción de mujeres en la vía pública que irrumpió con esta demanda en la que la interrupción del embarazo es una parte. Creo que es un momento donde hizo eclosión un trabajo subterráneo de años y, principalmente, de las mujeres más jóvenes, que dicen basta al atropello, a la falta de Derecho, a que no sea considerada en toda su dignidad como persona. Es un basta. Y eso es algo que se ha manifestado notablemente en las últimas marchas, un estado de agitación que hay públicamente respecto a la demanda de exigir un pie de igualdad y en libertad”.
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Susana Sanz y Dora Santillán. Fotos: Martina Perosa para lavaca


La cualidad de rebelión
La foto colectiva concluye con los puños de todas las abogadas en alto, los pañuelos verdes ondulando y el grito “aborto legal ya” que resuena en el aire.
Entonces, Nelly Minyerski retoma lo que estaba diciendo: “Nunca vivimos un momento de tanta apertura como este, aunque en el debate los antiderechos siguen repitiendo sus argumentos. Cuando uno amplía derechos no se restinge a nadie, pero cuando restringe, se limita a otras personas. Yo no obligo a quien considera que el embrión es una persona a que se haga un aborto. Es un momento particularmente interesante. No seremos el primer país que bajo un gobierno de derecha vote una ley de aborto. También tenemos que ver que hay una ola, un crecimiento de pañuelos verdes que tiene una significación especial. Que hay una marea, algo incontenible. Algunos sostienen que es para ocultar lo que está pasando: las mujeres sufrimos la no vigencia de derechos personalísimos, como la criminalizaicon del aborto, pero también todos los desastres políticos y sociales que sufre el país. Eso no quiere decir que porque no se logran derechos no luchemos por éste. Hay que aprovechar intersticios para luchar derechos”.
Minyersky recorre luchas históricas como el derecho al voto, la ley de divorcio, el ejercicio conjunto de la patria potestad de hijas e hijos, la cuota para cargos electivos.Y los anticonceptivos abrieron un campo muy nuevo: el derecho a tener placer sin tener miedo de ser una reproductora y obligarla a  la mujer a ser madre o caer en el campo del aborto. Se van implicando un derecho atrás de otro. Fuimos avanzando. La humanidad tiene experiencias, las mujeres vivimos sometidas y sin derechos durante centenares de años. La pregunta es por qué. Primero este actuar del poder nos convence que somos inferiores y no se nos ocurre no tener un amo, inclusive es su seguridad. Pero también ese poder autoritario va creando y transformando la cantidad de discriminación en cualidad para poder rebelarse. Y algún día analizaremos este momento: es muy notable.  Todo lo que sea ampliar derechos al goce y la felicidad, son pasos adelante”.
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La abogada Nelly Minyerski. Fotos: Martina Perosa para lavaca


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Claudia Ferrero, de Apel, junto a colegas. Fotos: Martina Perosa para lavaca


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La ex jueza Cristina Lembeye, Verónica Heredia y Elizabeth Gómez Alcorta. Fotos: Martina Perosa para lavaca


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Con las planillas de firmas reunidas en el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad. Fotos: Martina Perosa para lavaca


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La abogada Cristina Monserrat. Fotos: Martina Perosa para lavaca


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Marisa Graham y Nelly Minyersky. Fotos: Martina Perosa para lavaca


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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]

Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!

De la idea al audio: taller de creación de podcast 

Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.

¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.

Vas a poder evaluar el potencial de tu proyecto, desarrollar tu historia o propuesta, pensar el orden narrativo, trabajar la realización sonora y la gestión de contenidos en plataformas. Te compartiremos recursos y claves para que puedas diseñar tu propio podcast.

¿A quién está dirigido?

A personas que comunican, enseñan o impulsan proyectos desde el formato podcast. Tanto para quienes quieren empezar como para quienes buscan profesionalizar su práctica.

Contenidos:

  • El lenguaje sonoro, sus recursos narrativos y el universo del podcast. De la idea a la forma: cómo pensar contenido y formato en conjunto. Etapas y roles en la producción.
  • Producción periodística, guionado y realización sonora. Estrategias de publicación y difusión.
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Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.

Docente:

Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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