Nota
El palacio en debate

La sesión especial convocada para repudiar el intento de magnicidio contra la vicepresidenta de la Nación se impregnó de la interna de la oposición: el Pro votó y abandonó el recinto, pero la UCR se quedó y dejó en claro que va a disputar el liderazgo de Juntos por el Cambio. El repudio de periodistas parlamentarios al ataque del neofascista Milei a las trabajadoras de prensa fue el colofón de este debate que dejó expuesto el nivel de la representación política en momentos de máxima tensión institucional. Por Anabella Arrascaeta.
El consenso duró siete minutos. La sesión especial convocada para repudiar el intento de magnicidio contra la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se abrió con 138 diputados y diputadas que sentándose en el recinto de la Cámara de Diputados garantizaron el quórum. Afuera, no había ni banderas políticas, ni militancia.
A las 12.54 horas, después de que un tenor cante el himno, Cecilia Moreau dijo: “Nunca pensé que esta iba a ser la primera sesión que me tocase presidir habiendo crecido en democracia”. Moreau tiene 45 años, estuvo en 2020 al frente de los plenarios de comisiones que consiguieron que el aborto sea ley, y asumió el rol de presidenta de la Cámara de Diputados luego de la renuncia de Sergio Massa. Desde entonces no se había sesionado.

Cuatro minutos después, tomó la palabra el diputado Cristian Ritondo, presidente del bloque del PRO, y advirtió que luego de votar su bloque se iba a retirar. “No es la calle ni el recinto el lugar para determinar los culpables de un delito”, dijo.
A las 13 horas se votó un texto de cuatro párrafos, breves y lavados. Del proyecto original Juntos por el Cambio pidió sacar la expresión “discursos de odio”. Se sacó. Un minuto después de la votación el PRO ya no estaba en el recinto.
En el Salón de los Pasos Perdidos 17 de los 50 diputados y diputadas del PRO, posaron ante las cámaras de televisión y los periodistas y justificaron así su posición: “Nos parece peligroso un discurso que culpabiliza a los medios, a los opositores y al Poder Judicial, que investiga y hace su trabajo de manera independiente. No vamos a validar que sea el recinto un espacio que replique esas declaraciones”, reafirmó María Eugenia Vidal. Después se fue del salón donde estaba la prensa, también el resto de las mujeres de su espacio. Quedaron entonces ante las cámaras Cristián Ritondo y Diego Santilli.

Sin embargo, la UCR y el resto de los partidos que conforman Juntos por el Cambio, se mantuvieron sentados en el recinto.
El diputado Facundo Manes (UCR) – quien se autopercibió en una nota periodística como científico- explicó el por qué de esta división del interbloque. Según declaró en una radio mientras periodistas lo rodeábamos: “Hay una coalición que ahora tiene diferentes matices. Desde el 2015 al 2019 era prácticamente de un solo color. A partir de la elección del año pasado, donde el radicalismo sacó casi un 50 por ciento de los votos, se levanta en la Provincia de Buenos Aires, y eso hace que se levante el radicalismo de todo el país. Hoy el radicalismo es una fuerza que va a luchar por la presidencia de la Nación el año que viene, que va a competir en todos los distritos y en todas las categorías y eso se está viendo en la Cámara. Somos una coalición opositora, pero diferentes identidades y el año que viene la sociedad elegirá quien la lidera”.
¿Por qué está presente?
“Es un momento triste para la sociedad, nos estamos dando cuenta de algo obvio: que el odio de uno y otro lado pueden hacer de Argentina un país inviable. Lo que tenemos que hacer es trabajar con empatía, ante cada palabra de odio, comprensión; ante cada palabra de violencia, empatía. Estamos frente a un momento histórico. La solución es salir por arriba de esta grieta que nos empobrece y cada vez nos aleja más del mundo civilizado”.
Cuando a Manes le preguntan sobre los discursos de odio que algunos diputados y diputadas destilan libremente contesta: “Todos tenemos que reflexionar, hubo errores de todos lados”.
El diputado Julio Cobos (también UCR), quien fue vicepresidente cuando Cristina Fernández de Kirchner gobernaba, también opina que “hay responsabilidades compartidas”. Sobre los discursos violentos: “Siempre hay discursos que son individuales, más allá de las expresiones que como espacio podemos sacar; todos somos grandes y responsables de lo que expresamos. Puede haber pensamientos distintos, pero esto no puede impedir o poner paño en los ojos para que recuperemos el camino de encuentro de diálogo y tolerancia que es lo que en 40 años de democracia tenemos que consolidar.
¿Cómo se construye un límite a esas expresiones individuales?
“Dando el ejemplo, no contestando. Ahora si a mí me dicen una cosa que me ofende y redoblo la apuesta, seguramente esa respuesta no va a solucionar nada”.
¿Hay una escalada de violencia?
“Espero que no, porque no nos sirve a nadie. No le sirve a Cristina. Esta escalada va a conducir a más pobreza, más inflación y todo lo que entre todos tenemos que encontrar la forma de solucionar”.
Después de la votación, ya sin el PRO en el recinto, llegaron las expresiones políticas sobre lo sucedido. Fueron doce quienes tomaron la palabra, cabezas de distintos bloques.
Quien habló último fue Germán Martínez, presidente del bloque del Frente de Todos, y quien negoció, junto a Cecilia Moreau, con la oposición el texto que llegó al recinto. “Tiene una gravedad tan importante lo que le pasó a Cristina que la respuesta institucional de la Cámara de Diputados tenía que manifestarse, ya que estamos en presencia de un hecho político, no policial”. Así Martínez le contestó al diputado José Luis Espert (Avanza Libertad) que antes había dicho: “No entiendo por qué la Cámara se encuentra sesionando un día sábado para tratar un hecho de índole policial y que tiene que ser dilucidado por la justicia”.

El diputado noefascista Javier Milei (Avanza Libertad) habló al estilo show televisivo. Después se fue del recinto gritando desaforado “casta, casta, casta”. Más tarde agredió a una periodista que hacía su trabajo. Y después trasladó la agresión a twitter. El Círculo de Periodistas Parlamentarios (CPP) de la Cámara de Diputados emitió un comunicado repudiando el maltrato ejercido por el diputado y expresando solidaridad con la colega.
La diputada Miryam Bregman (PTS) habló después de Milei y le marcó la cancha: “Quiere contraponer muertos alguien que tiene una fuerza política con alianza con todos los genocidas del país, responsable de la desaparición de 30 mil compañeros y compañeras”. Al lado de Milei estaba sentada su socia de bloque Victoria Villarruel, abogada negacionista.
El bloque de izquierda acompañó la sesión, pero se abstuvo de votar. El conflicto fue por esta frase: “Exhortamos a la dirigencia toda y a la población a buscar todos los caminos que conduzcan a la paz social”. La diputada Romina Del Pla (Partido Obrero) explicó: “No podemos suscribir la idea de que puede haber una paz social integrando a todos los actores sociales del país. Estamos en una sociedad dividida en clases donde los intereses son antagónicos y hay una mayoría de la sociedad que está siendo afectada por el ajuste y el pisoteo de los derechos. Somos claros en el repudio, pero no nos pueden llevar a la idea del apoyo al gobierno ni al terreno de una unidad nacional que termina aplastando a los que reclaman. Hay que atender los principales reclamos populares. Hay una agenda que este Congreso tiene que tratar: aumento de salarios, de jubilaciones, la situación educativa, sanitaria. En este Congreso no se discute nada de eso, solo se discute cómo se llevar adelante un ajuste. Así está de espalda a la mayoría de la población, y el discurso de los fachos se asienta en el hartazgo. Y sirve como excusa del corrimiento a la derecha del oficialismo y de la principal oposición”.
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Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
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Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
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