CABA
El acto, desde abajo
La ex presidenta Cristina Fernández convirtió su citación para declarar ante la Justicia en un acto opositor. Antes de escuchar su discurso, una multitud criticó al poder judicial, las medidas del gobierno actual y protestó contra los despidos y el ajuste.
La ex presidenta Cristina Fernández convirtió su citación para declarar ante la Justicia en un acto opositor. Antes de escuchar su discurso, una multitud criticó al poder judicial, las medidas del gobierno actual y protestó contra los despidos y el ajuste.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
“¡Gracias Bonadío, mirá lo que armaste!” vocea un hombre cubierto por un pilotín celeste, mientras alrededor se agita una multitud humedecida. La Policía Metropolitana calculó 12.000 personas, la Federal 25.000 y los organizadores imaginaron 250.000, todas creencias numéricas para adornar a favor o en contra lo real: muchísima gente para este miércoles lluvioso, que para muchos comenzó a la madrugada y para todos culminó en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, en Retiro, convertido en escenario del primer acto opositor de Cristina Fernández de Kirchner.
La ex presidente había sido citada a declarar en una causa gaseosa (venta de dólares a futuro) por el juez federal Claudio Bonadío, quien acaso no supuso este escenario. O tal vez sí: conviene recordar que las corporaciones son las que marcan la agenda de estos tiempos. En este caso, la corporación judicial, que le confiere así cierta sintonía inestable a la palabra justicia.
Desde la noche anterior llegaron columnas bonaerenses de múltiples organizaciones kirchneristas. A la mañana temprano se fueron sumando sindicatos y organizaciones que tomaron como punto de encuentro la plaza Fuerza Aérea Argentina, de Retiro, alrededor de la vieja Torre de los Ingleses, que tras la guerra se llama Monumental.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
La justicia en el banquillo
Cantos de la gente que se iba reuniendo:
“El que no salta tiene cuenta en Panamá”.
“Che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”.
“Vamos a volver”.
Dante, 17 años, vino en el tren que desde José León Suárez. “Creía que era el único que venía al acto, pero de golpe una persona empezó a cantar ‘vamos a volver’ y todo el tren lo siguió”.
En la plaza hay un exaltado vendedor. “¡Pilotos a 50, paraguas a 70! ¡Estuve en la marcha de Nisman, ahora acá! ¡Soy un panqueque, papá!”, grita el hombre, que tal vez merezca un lugar en alguna Honorable Cámara de Diputados o en el mismo fuero federal.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
Antes de ir hacia la puerta de los tribunales, Alicia le saca una foto a Omar. Ambos son analistas de sistemas. Análisis del sistema, según Omar: “La justicia es como un poder monárquico, no la mueve nadie, no pagan impuestos, y encima los ponen con las servilletas” (Memoria: el juez Bonadío estaba en la famosa servilleta que Carlos Corach esgrimía ante Domingo Cavallo con la lista de jueces fieles al menemismo). Alicia cuenta algo más: “Trabajo en el Estado. Prefiero no decirte dónde. Echaron mucha gente. Pero ¿sabés qué hicieron después? Tomaron gente propia, y con sueldos más altos. Gente que ni experiencia tiene, pero es del PRO. En el área de recursos humanos pusieron a una fabricante de zapatos. Aprovechan la precarización laboral para hacer lugar a sus propios militantes”.
Alejandro Ruiz, del sindicato de Televisión (SATSAID): “El kirchnerista fue un proyecto que incluyó y distribuyó. Uno sabe que en todo gobierno hay errores o cosas que tienen que ver con la corrupción. Pero ¿quién juzga a la corrupción? ¿Los mismos que perdonaron a Macri con las escuchas o no hacen nada con las cuentas off shore? Sigue pendiente una reforma”, sugiere, mientras cuenta los malabarismos del sindicato frente a empresas como CN23 (100 despidos, propiedad de Sergio Spolszky, vendido en febrero al grupo Indalo de Cristóbal López) o la emisora 360 (empresa manejada por Electroingeniería). Ruiz: “Empresarios absolutamente irresponsables. Recibieron dinero por pauta oficial, pero ¿qué hicieron? Como ahora les levantaron las pautas del Estado tienen problemas todos los canales que han tenido que ver con el kirchnerismo, y también los otros, porque el mercado publicitario privado es pequeño y concentrado”.
A lo largo de todas la marcha los temas recurrentes son esos: despidos, desempleo, empobrecimiento, ajuste son los conceptos que fluyen entre la gente empapada. César, vendiendo pilotines, transmite la imagen de una persona humillada: “Detesto lo que está pasando. Hacen todo esto de traerla a Cristina para tapar toda la inflación y los desastres que están haciendo. Me estoy cagando de hambre hermano. Era repositor para una empresa privada. Nos rajaron a varios en diciembre y acá estoy: en la calle. ¡Pilotos, 50 pesos madre, llévese uno!”.
Gustavo, arquitecto, llega con su hija de 21 años: “La citación a Cristina es un invento para agredir a un proyecto de país. Que investiguen los casos de corrupción es lógico, pero esto es otra cosa. Es un mensaje. Hay una parte de la justicia que responde a intereses opuestos al pueblo”.
Eduardo, dueño de una pequeña imprenta: “Kirchner y Cristina recuperaron la política, eso lo agradezco. Lázaro Báez, Cristóbal López, Jaime y todo lo demás: si son corruptos, que vayan adentro y que devuelvan la plata. Es básico”. Sugiere otra idea: “Toda esta gente que viene, reconoce y agradece. Para mí los otros políticos no reconocen esto. O los periodistas. Creen que es una presión a la justicia. No entienden el amor”.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
Teoría del medio vaso
La ex presidente Fernández de Kirchner quedó convertida en referente opositor casi excluyente de un conglomerado en el que no está muy clara cuál es la ecuación entre el amor del que habla Eduardo y el espanto de quienes empezaron a entender qué es el ajuste. Otro misterio es a dónde lleva un escenario político y mediático binario: entre macrismo y kirchnerismo no hay nada.
Martín suspira: “Para tapar problemas inflan las causas” ¿Son infladas las causas que se imputan al kirchnerismo, más allá de la del dólar a futuro que parece la menos sólida? Martín: “Me parece que nunca vamos a tener los elementos objetivamente planteados para opinar. Onda: ¿quién mató a Kennedy? Qué sé yo”.
Con una empresa de distribución de medicamentos, César pone otra mirada: “No me sorprenden los casos de corrupción. Nadie pone las manos en el fuego sobre cosas que han ocurrido en el kirchnerismo, no jodamos. Lo de hoy es una maniobra política contra Cristina. Lo de Báez, puede ser más o menos inflado, pero es real. Y tampoco se puede armar algo si el candidato es Scioli, a quien voté. Ni te puede sorprender Bossio. Todo eso es real. Pero también es real que estamos acá. Para mí no es todo lo mismo. La alternativa a esto es Macri. Al kirchnerismo le veo el vaso medio lleno; pero a éste, en el vaso no le veo ni una gota”.
Otra idea: “Ver a la gente agradeciendo por lo bueno que hizo el gobierno anterior me emociona”.
La emoción es bella, ¿alcanza?
Dante, con la sabiduría de los 17 años: “Banco esto, pero también pienso que lo de tener un liderazgo que hay que seguir no es tan bueno, porque se termina y sonaste”. Un poco más allá Guido dice: “Yo sí creo en los liderazgos fuertes, y Cristina nos empodera”. ¿Oficio? “Asesor de un bloque de Diputados”.
Hamburguesas y antropólogos
Sobre Comodoro Py la muchedumbre es cada vez más abigarrada. Cuentan que la ex presidente está con el juez, recusándolo y presentando un escrito. Daniel Catalano, de ATE Capital: “Si hay algo que habría que cambiar es a la corporación judicial. Esa reforma se frenó en el anterior gobierno, pero es una cuenta pendiente. Tiene que hacerse para que haya un marco democrático para la justicia, que hoy anda atrás del poder económico”.
Hamburguesas y choripanes a 40 pesos. Javier, el vendedor: “Anda todo para atrás. Ganaba 5.000 en un día fuerte, yendo a River, Boca, San Lorenzo. Ahora saco menos de 1.000. A la gente le chuparon la plata”.
Miguel es antropólogo: “Vine porque hay que frenar a la derecha que gobierna al país”. Su mujer Gloria dice algo parecido. Ambos trabajan para el Conicet y cuestionan al ministro de Ciencia y Técnica Lino Barañao. Cuando era kirchnerista, criticarlo por su apoyo al modelo transgénico, fumigador y sojero parecía sinónimo de hacerle el juego a la derecha. Gloria: “Cuando siguió con este gobierno, a la comunidad científica nos llamó la atención. Después descubrimos que no, que está haciendo las cosas de la mano de intereses personales”. Miguel: “Ahí volvemos a las contradicciones del kirchnerismo. Cristina lo tuvo como ministro y avaló que siguiera con Macri. Claro que eso no quita que este gobierno significa un retroceso”.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
Cañitas voladoras
Beatriz usa piloto y sombrerito tipo Burrberrys. Es psicóloga. “Vine sola, me parece que hay que defender cosas claras. Pero si el objetivo no es aclarar judicialmente las cosas, sino embarrarlas para que funcionen a favor de la actual gestión, estoy en contra. Por eso vine. El Poder Judicial actual tendría que sincerarse”.
¿Kirchnerista? “He votado de todo. No voté a Kirchner, pero después vi lo que hacían, no el blablablá. Se hizo mucho por una parte de la población que no tenía acceso a la educación, a poder vivir un poco mejor. Valoro el intento de equiparar. Después sí voté a Cristina. De lo actual, me preocupa si hacen las cosas adrede. Tal vez el objetivo es que todo esté como está. Porque si hay gente sin trabajo, va a aceptar empleo por dos pesos, y la van a tener oprimida, y no van a poder reclamar. Entonces es una política, no es una casualidad, un error o una burrada: es premeditado”. Beatriz tiene pacientes que apostaron por el PRO: “Pero el ajuste y los despidos empiezan a preocupar a todos”. ¿Sobre este acto? “La gente está desesperada por tener a alguien que la represente. Todo está mal, pero al menos tengo la alegría de estar esperanzada siguiendo a alguien. No sé si eso va a cambiar las cosas. Pero una ve a la gente contenta, llorando de alegría. Mi miedo es que todo quede en una explosión de cañitas voladoras y termine en eso. Pero bueno. Ojalá que no”.
Cambio
Hernán y Lorena son dos hermanos de Bella Vista (San Miguel, noroeste del Conurbano) que trabajan en jardinería. Dice ella: “No fuimos a trabajar para venir acá”. Dice él: “Para hacer el aguante”. Ella: “Deberíamos estar cumpliendo con nuestros clientes: todos macristas”. ¿Es un tema eso? “Es un tema. Tratamos de no hablar de política, pero la realidad te supera”.
¿Qué realidad? Hernán: “Una desigualdad social muy grande. Se están tomando muchas medidas preparadas para gente que no vendría a ser el pueblo, sino sectores concentrados de mucha riqueza. Ahí entra la justicia: que no es realmente ciega ni pone los mismos valores en la balanza”. Lorena: “El proyecto no murió. Venimos a hacer el aguante. Nos sentimos socialmente representados”.
Hernán: “Fue buena la idea del gobierno al decir que iba cambiar algunas cosas, pero detrás de la palabra ‘cambio’ había una gran estafa popular. Una mentira. Hay una angustia. Espero que podamos volver. Y lo que se hizo mal, se haga bien”.
Cristina Fernández de Kirchner habló desde un palco, sin compañía. Solo ella y la multitud.
En uno de los móviles de televisión ponen el sonido fuerte para que la gente alrededor escuche mejor. “En Canal 13 están pasando El Zorro”, dice alguien. La ex presidenta habla de despidos. En el móvil asienten, y aplauden fuerte cuando el discurso termina.
La multitud vuelve a los medios de transporte. En el subte todos pagan. Los vagones van repletos de gente que estuvo en la movilización. Muy pronto las caras alegres se transforman en caras de subte, opacas, casi todas con las miradas clavadas en las pantallas de los celulares. La vida vuelve a la normalidad, al menos hasta que se demuestre lo contrario.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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