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El triunfo de Milei por amplio margen: ¿ganó la motosierra?

Voces y miradas desde el búnker de La Libertad Avanza, con Milei consagrado como Presidente: qué dicen y piensan algunos de sus votantes, de clase trabajadora. El efecto castigo, lo que se juega y las incógnitas sobre lo que vendrá: medidas económicas, derechos humanos, educación y salud pública y más. ¿Será?
Texto: Claudia Acuña
Fotos: Lina Etchesuri
A las 12.30 de este domingo distópico Javier Milei, antes de emitir su voto, tuvo que pasar delante de las cinco placas que recuerdan a los veinte desaparecidos de esa sede de la Universidad Tecnológica Nacional. Su ahora electa vicepresidenta, Victoria Villarruel lo hizo horas antes en Caseros y en el jardín de infantes que funciona en la que era la casa de Alicia Cristina Amaya, 21 años, asistente social también desaparecida por la dictadura.
“Eso para mí es parte de la Historia. Ya está resuelto y ahora hay otras cosas importantes que resolver”, dirá -ya cerrado el comicio- un señor parado sobre la Avenida Córdoba, para explicar su voto a esos candidatos de La Libertad Avanza. Todavía hay poca gente, ni siquiera está cortado el tránsito y las cámaras se entretienen con las notas de color: un payaso, dos cosplay, el vendedor de banderas amarillas y el “especialista en gasto público” que reparte entre los periodistas un papelito con sus datos impresos: mail, celular, redes sociales.
A las siete de la tarde, cuando comienzan a circular los datos del primer y segundo cordón bonaerense, ya el partido está jugado: no alcanza. Lo saben ya en el bunker de Unión por la Patria y lo intuyen en el de los libertarios, pero en la calle no hay todavía una sensación clara de victoria. Todavía creen que será una noche larga y por eso no hay cánticos ni celebraciones. Tampoco alegría.




Dos horas después el clima es otro. Por los parlantes suena El amor después del amor y la calle comprende el mensaje. “¿Ganó llegar a fin de mes?”, pregunta una señora a un cronista de tevé sin sospechar que acaba de definir lo que muchos no comprendieron hasta hoy, cuando las cifras del escrutinio del 50% de los votos daban cuenta de un resultado inesperado, incluso para quienes estaban allí.
Una pareja que está con su hijita cuentan que llegaron desde Lugano. Ella es “empleada doméstica” y él obrero metalúrgico. “Esto es un gran cambio. Es otra cosa”. La señora confiesa que no sabe qué va a pasar mañana, pero con sus palabras explica porque votó eso: no quería más de lo mismo. Votó el cambio.
¿Creés que tu trabajo va a mejorar con este cambio?
-Creo que sí, espero que sí. Tengo esa esperanza.
Su marido, el obrero metalúrgico, también la tiene: “Espero que haya más estabilidad. Esto está horrible”.
Muy cerca de esta pareja están Yamil y Brian, dos jóvenes que llegaron desde el norte bonaerense. Yamil es obrero textil y le falta un año para recibirse de ingeniero civil. Así explica qué motivó con su voto: “La verdad, la esperanza. Y el cansancio, también. El cansancio de ver que cada día de trabajás un montón y no podés llegar a fin de mes”.




Brian cursa su primer año de Historia en el Joaquín V. González y no teme que el electo candidato cumpla con su promesa de arancelar la educación pública: “Eso fue lo que dijo el partido de Massa, con su campaña de miedo, pero la verdad… yo confío en Milei”.
Estefanía, una señora que llegó con su hijo veinteañero, dirá sobre este mismo tema: “ Demonizaron ciertas propuestas que ni se detuvieron a entenderlas. Intentaron que la gente asocie la palabra voucher con algo malo sin prestar atención con lo que significaba”.
¿Y qué significa?
-Que vas a poder elegir la escuela por su calidad.
Lautaro, su hijo, no cree que sea exactamente así, pero su voto tiene otro motivo: “Es el único candidato que me pareció sincero y con propuestas fuertes para cambiar el país. Lo que más me convocó es la dolarización”.
También está la señora anti kirchnerista que rechaza esa propuesta por “la tremenda corrupción: eso principalmente. Más que nada eso. Y que tienen muchos privilegios los funcionarios, también”. Emerge, quizá, en su argumento, una consecuencia inesperada de la grieta que cavó el coronavirus: quién tuvo que soportar la pandemia con sueldo fijo y aguinaldo y quién no. ¿Quédate en casa fue un privilegio? ¿La respuesta puede explicar una parte de estos disrruptivos porcentajes? Es algo más sobre lo que habrá que reflexionar.
Jonatan y Macarena llegaron desde Córdoba, provincia que aportó un importante caudal de este aluvión. Él es empleado en un kiosco, ella estudiante. ¿Qué los sedujo? “La propuesta de privatización”.
– Y cuando pensás en la década del 90 con Menem, con todas las privatizaciones que se hicieron en ese momento, terminamos en el corralito en 2001. ¿Eso no te genera un poco de temor?
–Sí, genera mucho temor, pero a la vez hay que animarse, porque si seguimos así, yo creo que cada día va a ser peor.

Ya son las 22 y ya es Milei Candidato Electo quien habla por las pantallas. Lee un discurso con tono moderado, mientras que la ya, sí, ahora multitud canta “Cristina va a ir presa”.
El cierre es con el grito “Argentina, Argentina”, un sustantivo propio que a partir de mañana sabremos qué significa.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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