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Escena Política Día 2: ser la utopía

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Con toda la energía de preguntas que venían del día anterior,  llegó un segundo encuentro de Escena Política. Artistas, docentes, investigadores y periodistas se juntaron a poner el cuerpo una vez más en una jornada de caminatas performáticas y talleres que buscaban contestar una nueva pregunta desde la sensibilidad: ¿Cuáles son los futuros posibles?
La mañana comenzó con la videoconferencia del  periodista e investigador español Amador Fernández Savater. Editor de Acuarela Libros, bloguero eldiario.es, activista del movimiento de indignados en España y una de las miradas más interesantes sobre el 15M, abrió el segundo día del Congreso Transversal Escena Política, bautizado Futuros posibles. Paradigmas del habitar, paradigmas de gobierno y comunidades sensibles.

Escena Política Día 2: ser la utopía

Amador Fernández Savater. Foto: Lina Etchesuri para lavaca


La entrevista con Fernández Savater partió de la pregunta: ¿Cómo se piensa lo común? A continuación, algunos apuntes.
 Categorías: “Mi pensamiento tiene que ver siempre con una cierta implicación en aquello en lo que escribo. Soy bastante inseguro para relacionarme con categorías. Toco suelo firme debajo de los pies cuando hable de algo y siento que, de alguna manera, estoy en contacto con ella. Una experiencia, un movimiento. Me siento más seguro. Esa inseguridad con el pensamiento, al mismo tiempo, me paree una potencia, porque te obliga siempre a ese contacto. Hay un filósofo francés, Jean-François Lyotard, que hace una distinción interesante entre la relación con los signos y los tensores. El signo es una señal que interpretamos, porque hay un código preestablecido: nos pasamos la vida relacionándonos con signos, presuponiendo cosas, aplicando códigos a las relaciones que vivimos, personas que nos encontramos. Pero Lyotard dice que podemos encontrar otra cosa, que llama tensor, y es lo que no cabe en ningún código previo. Es lo que interrumpe y nos empuja a una creación de sentido. Puede ser una crisis, una pregunta, una pasión, un encuentro, pero es algo que nos pasa por el cuerpo, una vibración”.
Definiciones de lo político: “Hay una definición de la política de Jacques Ranciere que me parece muy justa: la política no consiste en el enfrentamiento de un grupo con otro, que es como vemos la política día a día, en los medios, en el Parlamento. Es más el conflicto de un mundo contra otro. Mi vivencia del 15M verificó un poco esta idea: lo más interesante que nos pasó en la plaza es que entramos en contacto con un mundo en conflicto con el mundo neoliberal. Lo más importante del 15M no era solamente aquello que queríamos, una democracia mejor o el fin de los recortes o la corrupción, sino también el cómo queríamos eso que queríamos, qué mundo nos estábamos dando a nosotros mismos”.
Crear terreno común: Fernández Savater recordó un debate con el teórico y activista Franco Bifo Berardi (quien participó en el Congreso el viernes, por videoconferencia): “A mi regañó una vez, me dijo: ´Amador, hablas mucho de política´. Le pregunto cómo llamaría entonces al 15M. Me dijo: ´Un fenómeno de amistad´. Hay un gran problema en la palabra política. Por inercia, automatismo, desplaza nuestros deseos, la mirada, las prácticas al horizonte de ese teatro representativo que es la política de los partidos, del Parlamento, sin entender que la política no es algo que pasa entre nosotros para pensar que es algo que pasa ante nosotros. Nos convertimos en opinadores de un espectáculo que se ofrece ante nosotros y la intervención política para estar en una opinión. Tenemos que ponernos nosotros como centro de gravedad de la política. En la plaza era preguntar cómo queremos vivir juntos, y en ese contexto la palabra tuvo una tensión muy positiva, porque creaba un terreno común”.
Cambiar para dura: Una de las preguntas fue qué problemas o desafíos enfrenta ese terreno común. “En la dimensión del campamento en la plaza, el problema era la duración. Hay efervescencias creativas, muy ricas, fogonazos, pero no dura, y lo que dura es esa dimensión dura del partido, Estado. Esto son chispazos en la noche que alumbran pero luego, no son suficientes. ¿Cómo hacemos durar esta política, que tiene que ver con la vida?”. El pensador español señaló como una posible respuesta la creación de transformadores: “Pensar instituciones como transformadores de la energía. Cambiar para durar, no estabilizarse. Hay que encajonar esa energía a los moldes previos ya establecidos, sino pensar cómo podríamos crear transformadores para relanzar la energía de modos distintos”.
Escena Política Día 2: ser la utopía

Foto: Lina Etchesuri para lavaca


Segunda parada: mirar el pasado para pensar el futuro.
Luego de unir el Centro Cultural Paco Urondo con el Caras y Caretas con una caminata sonora, de 15 a 18, se  desarrollaron los talleres. Uno de ellos, con un nombre tan complejo como su contenido, fue Genealogías de una subversión utópica, en el que se habló de historia y política en el arte argentino. Investigadores del arte y la sociología, el  GAC (Grupo de artes Callejeros) y el artista Roberto Jacoby compartieron lecturas de épocas e hipótesis de acciones futuras.
En este taller se armó un espacio de discusión sobre experiencias históricas de prácticas estéticas y políticas. Se recordó el activismo de los 60 y 70 para pensar el hoy. La consigna era llevar a la puesta en común una propuesta de acción.
Escena Política Día 2: ser la utopía

Roberto Jacoby. Foto: Lina Etchesuri para lavaca


En ese contexto, Jacoby señaló como idea de utopía, al propio Congreso y detalló sus fortalezas: “Creo que la utopía hoy se construye desde la negación de lo existente. Hacer una propuesta que niegue el orden existente es más posible que pensar algo nuevo desde cero. Veo esa marca de  discutir lo existente en formas distintas, tanto el miércoles con Ni una menos  como en este Congreso. No sé si son ambas acciones importantes por lo que van a  conseguir, pero sí lo son por su existencia y su forma. Este Congreso lo veo significativo en su trayectoria, por las acciones que proponen desde el inicio. Son propuestas que no existían antes de hoy. Desde los títulos de las actividades hasta la  forma de hacer las alianzas entre colectivos. La idea de trabajar en red y aprovechar lo que cada uno sabe. Todo eso es lo utópico. No es un espacio puramente de artistas como trabajadores, ni exclusivamente como activistas políticos: también es un espacio de pensamiento crítico”.
La propuesta de Jacoby: “Hay que estudiar cómo funciona el Macrismo porque no solo es un grupo de descerebrados. Es importante estudiarlo para saber hacia dónde nos van llevando las acciones que hacen y también las que vamos haciendo nosotros”. Concretamente, Jacoby propone crear un observatorio de la acción política gubernamental y un inventario de los recursos culturales creados desde la sociedad.
Inspirado en un artículo de la artista alemana Hito Steyerl -que Jacoby tradujo para el colectivo Escena Política con el título Si no tienen pan, coman arte– en el cual se propone el seguimiento de las obras de arte cómo forma de análisis del capital financiero: cómo son las adquisiciones, cómo se especula con los precios, quiénes las tienen en su poder, etc. “Hito nos plantea así el uso de la tecnología, el procesamiento de datos y el acopio de información, que son herramientas que maneja el capital financiero, para ponerlas a disposición de la sociedad y en contra del mercado. Juntar información es muy valioso”, resalta.
Escena Política Día 2: ser la utopía

Foto: Lina Etchesuri para lavaca


Juan Laxagueborde, sociólogo, expresó en tres escenas un cuadro de situación. La primera está contenida en los diarios del escritor Ricardo Piglia: una forma de vivir la cultura –describe, por ejemplo, cómo un amigo le tocaba timbre a cualquier hora para charlar- pero también un ideario utópico. “Piglia cuenta un encuentro en Cuba con León Rozitchner, gran defensor de la revolución. Rozitchner le pregunta: “¿Vos vivirías acá?” y en la pregunta está la respuesta, que se intuye espantada. Dirá Laxagueborde: “La utopía de esa generación de intelectuales era vivir en la calle Corrientes”, que por entonces incluía un bar como La Paz, informal tribuna de debate de esos primeros ‘70.
La segunda escena es sobre dos lugares emblemáticos de los 80: El Parakultural y Bolivia. Contará que el creador de Bolivia, Sergio De Loof, definió su proyecto por contrapunto con Einstein, creado por Omar Chabán y escenario de Los Redondos, Soda Stéreo y Sumo, entre otros grupos emblemáticos.  “En sólo se emborrachan y vomitan. Nosotros por lo menos les damos de comer”, le dijo de Loof. Vomitar y nutrir: dos formas de poner en acto la cultura quedaron así contrapuestas por Laxagueborde.
La tercera es un cuadro que colocó arriba de la puerta del aula que reúne a este taller. Es una imagen tranquila, que recorta un rincón de Parque Lezama. Su autor es Mauro Cruz, un muchacho de 25 años que llegó desde Mar del Plata a esta ciudad, vive en una pensión y se dedica a pintar paisajes tranquilos, con un estilo clásico, armónico, “ingenuo”, admite el sociólogo. “Es lo contrario al activismo, un regreso a un origen perdido, un no sé para qué, un silencio”, dirá Juan Laxagueborde. El silencio que transmite ese cuadro no es de pausa, sino una forma de recortar el ruido. De tiempos de callar para hacer, o de hablar a través de lo que se hace. “La creatividad necesita silencio”, nos propone pensar Laxagueborde.
La posibilidad grupal
Luego de los talleres, la puesta en común fue tan delirante como armónica. Las consignas incluían pasar al centro de la ronda cuando querías tomar la palabra, autocronometrarse y dibujar algo después.
Escena Política Día 2: ser la utopía

Foto Lina Etchesuri para lavaca


Uno de los talleres más mencionados en la puesta en común fue Entrismo en la Escuela, coordinado por el Proyecto Secundario Liliana Maresca, un grupo de artistas docentes que trabaja dentro de la escuela secundaria N° 43, de Villa Fiorito.
El taller comenzó con un ejercicio muy práctico y efectivo: en parejas, y sin bajada de línea previa, uno contaba un proyecto personal o idea, el otro lo escuchaba, escribía y se lo devolvía para que complete, subraye o corrija el narrador. Ida y vuelta. Luego, los resultados pasaban a otro grupo de cuatro personas que hacían el mismo ejercicio. Y así hasta llegar a un solo proyecto final.
Las conclusiones que surgieron de ese espacio fueron resumidas por uno de los participantes:

  • Lo posible se define a partir del encuentro entre dos o más personas.
  • Reconocer el egoísmo para poder escuchar.

Mariano, de Radio Sur, aportó una tercera: “Si existe el deseo existe la posibilidad. Para mover los posibles tiene que haber deseo. Como nos dijo Amador Savater esta mañana: la política no es la atención entre dos ideas opuestas sino entre dos visiones del mundo distintas. El mundo se corrió de eje desde el miércoles, como dijo Marta Dillon, gracias al movimiento de las mujeres. Creo que Ni Una Menos y este Congreso son dos espacios que ya se mueven hacia un futuro distinto y posible”
En el medio de la puesta en común un grupo de participantes se pusieron pasamontañas en la cabeza y comenzaron una performance. Lo que hacían era tocar los cuerpos de los demás y moverse al ritmo de las palabras que se habían dicho en la ronda. El resultado: descontracturó aún más la palabra puesta en común.
Un ejemplo cortito y al pie: abrió la posibilidad de pensar en el culo y la concha como espacios de revolución.
Otro de los talleres fue coordinado por La Dársena, un colectivo interdisciplinario de arte. A partir de la creación de una mesa de arena se trató de crear “Un dispositivo material para generar intervenciones” en ese territorio que llamaron “la arena macrista”. Siguiendo con esa idea de la materialización, concluyeron que un colchón Suavestar alcanzaría para representar los últimos años de creación cultural: “cómodo, hegemónico, confortable para algunos y muy poco interesante”.
“La intención fue encontrar una perspectiva geográfica crítica, porque los procesos sociales se desarrollan en lugares. Y nuestras prácticas las tenemos que pensar teniendo en cuenta esos lugares físicos que queremos afectar. Además, pensamos que tenemos el derecho de habitar los lugares desde nuestras propias historias e intereses. Por eso la idea central  fue pensar en términos espaciales para la acción.”
Ese pensar territorialmente permite:
1) Tomar posición: el espacio le da una perspectiva física a la idea, desde dónde uno ve, habla, intenta incidir.
2) Germinar: permite pensar en hacer crecer algo.
3) Provocar un giro: No hay texto sin contexto. ¿Dónde queremos intervenir? En ese sentido, citó el ejemplo de la propuesta del colectivo Hiedrah, que el día anterior en el taller que coordinaron, plantearon la noche y el baile “no como una cualidad temporal, sino como un mundo”. Hiedrah había así conseguido politizar una práctica que sólo el mercado percibe política.
Otras ideas que se fueron desgranando en la ronda:
“El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es una opción”.
“No hay pensamiento colectivo cuando los egos están estallados”.
“Démonos tiempo, El tiempo que va a llevar que surja otra cosa va ser largo. La agresión es el apuro”.
“Estamos imbuidos por la velocidad del capital financiero y la especulación. Es la velocidad con la que nos están capturando la vida.”
“Desarmar aparatos, cuestionar no sólo qué, sino cómo lo estamos haciendo”.
“El primer espacio para hacer política es la crianza”.
“El deseo es una posibilidad o probabilidad”.
“No podemos dedicarnos sólo a observar las políticas públicas. Tenemos que generarlas”.
“Tenemos que ocuparlas”.
“Construir aliados es construir encuentros, sin subestimar ni sobrestimar”.
“El futuro es el acá: lo que nosotros hacemos construye el mañana”.
Los resultados de ese pensamiento colectivo se van a ver en la acción callejera de hoy domingo. Mirá cómo y dónde: escenapolitica.org/cronograma.html
El cierre es fiesta: a partir de 21 y hasta las 2, en Mu.Punto de Encuentro, Hipólito Yrigoyen 1440.

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Foto Lina Etchesuri para lavaca


 
 
 

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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