Nota
Crimen en el Obelisco: el relato del abogado de las organizaciones donde militaba Facundo Molares

Facundo Molares Schöenfeld, uno de los atacados hoy por la policía tras una manifestación en el Obelisco, falleció poco después en el Hospital Ramos Mejía. Diferentes organizaciones convocan a un acto en el mismo lugar para este viernes a las 10 de la mañana. Molares sufrió un infarto mientras la policía lo obligaba a permanecer boca abajo y con las manos atrás. Los manifestantes aseguran que antes había sido golpeado. Veinte minutos después llegó una ambulancia de SAME y Molares fue trasladado al Hospital Ramos Mejía. En un comunicado el SAME planteó: «Las causas del deceso se relacionan con un paro cardíaco producto de factores de riesgo».
La manifestación reunía a no más de 30 personas, muchas menos que los efectivos policiales que llegaron a reprimir ese acto mínimo.
Facundo Molares: El video de Susi Maresca
Hubo además otras seis personas a quienes la policía tumbó también al piso boca abajo, mientras gritaban sus nombres y gritaban aún más para que alguien comprendiera la situación de Molares. En uno de los videos se escucha a una manifestante que le grita varias veces a la policía: “¡Está morado!” , “Dalo vuelta ya”. Uno de los policías finalmente accede. En el mismo video queda claro que la policía demora en hacer algo, mientras una voz masculina les grita: “¡Está teniendo un infarto, loco!”. Luego de varios minutos intentaron la reanimación, con los resultados conocidos.

Todo ocurrió durante un acto del MTR (Movimiento Teresa Rodríguez) y Rebelión popular. Las otras personas detenidas fueron Rubén Yaquet, Alicia Machado, Lucía Machado, Jimena Cejas, Hernán Loyola y Horacio Ferreyra.
Molares nació en Argentina en 1975, militó políticamente durante el menemismo y en 2003, durante un viaje por Latinoamérica, se incorporó a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Abandonó esa organización en 2018, y volvió al país ejerciendo tareas como fotoreportero. En esa condición viajó a Bolivia durante el golpe contra Evo Morales, donde fue herido y detenido. Fue extraditado a la Argentina, y luego detenido en Chubut, ya que la justicia colombiana reclamaba extraditarlo a ese país. Estuvo detenido unos nueve meses hasta que fue liberado.

El abogado Eduardo Soares resumió así lo sucedido a lavaca junto al Obelisco:
“El acto era una especie de sátira al proceso electoral, porque justamente tanto Rebelión Popular como el MTR no participan en el proceso electoral. Entonces lo único que había habido acá es que se prendió fuego a una urna. Cayó la policía, arremetió, echó, detuvieron a, Facundo, que se acercó para poner un poco paños fríos en la situación”.
Soares recordó también que cuando fue detenido por pedido de Colombia el ministro Aníbal Fernández aseguró: ‘Este es un terrorista de las FARC, es el comandante Camilo’. Ni bien cayó sacó el twitter… todos lo recordarán”.
Video: El relato del abogado de las organizaciones donde militaba Facundo Molares
Continúa Soares: “cuando estuvo detenido fuimos a hablar con la jefa del Servicio Penitenciario. Nos dijo: “Es un terrorista”. Le respondimos: no le pedimos privilegios, pero por lo menos que no lo torturen como lo están torturando”.
El abogado considera que la policía tenía detectado a Molares: “Fueron directamente a agarrarlo. Saben. Saben sus problemas cardíacos porque toda su historia clínica la tienen ellos, la tiene el Servicio Penitenciario, la policía, los servicios de inteligencia: se la hemos dado nosotros cuando estaba detenido. Sabían que tenía un problema cardíaco serio. Así que lo buscaron, lo patearon en el piso, lo dejaron sin atención hasta que muera, y una vez que murió llamaron a una ambulancia: simple. Hicieron lo que tenían que hacer”.
¿Tiene familia?
– Si, tiene el papá que vive en Trevelin a 3.000 kilómetros de acá. La mamá murió.
¿Cuánto tiempo había estado preso?
-Cerca de un año más o menos. Fue liberado hace un año.
Los lugares de detención de Molares Schonfeld fueron la Unidad 17 de Esquel y la Unidad 6 del Servicio Penitenciario de Rawson, desde donde lo remitieron luego a la cárcel de Ezeiza.
Sobre la causa de esa detención, argumenta Soares: “Los cargos no fueron acá sino en Colombia, donde lo acusaban de ser el comandante Camilo de la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Él jamás negó que militó en la FARC. Nosotros lo pudimos liberar porque esos hechos estaban anmistiados”.
En el Obelisco se organizaba una vigilia, esperando el acto convocado para este viernes, a las 10 de la mañana.

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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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