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Hasta Santiago, siempre

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Crónica y reportaje fotográfico de un velorio interrumpido por la noticia de otra muerte, y de un entierro íntimo en 25 de Mayo. Las anécdotas sobre cómo era Santiago Maldonado, y las reflexiones cómo leer su vida. 
Ella llegó con sus borcegos, mitad de cabeza rapada, mitad de pelo púrpura, campera negra y la estampa del Lechu en su espalda desde La Matanza, luego de haber estado durante todo el día anterior frente a la Morgue Judicial del Cuerpo Médico Forense, en la Ciudad de Buenos Aires, a la espera de algún dato que le aclare qué le pasó a su amigo. Son las 15:30 de un sábado con un sol que quema y ella acaba de llegar y está sentada en uno de los bancos de cemento de las plazoletas de 25 de Mayo -esas en las que el rostro del Brujo se repite en cada uno de los árboles en una perfecta línea de fuga- junto a un joven que acaba de conocer y que muestra dos tatuajes que su amigo, Santiago Maldonado, le dejó en el cuerpo.

Hasta Santiago, siempre

Foto: Nicolás Freda


Hablan de su hip hop, de su freestyle, de sus lecturas, de sus comidas, de sus charlas, de sus plantas medicinales, de su bicicleta, de sus viajes, de sus ojos, de su sonrisa, mientras faltan treinta minutos para que la ceremonia de despedida comience en la Cochería Serrano, calle 6 esquina 29.
-Es feo ver que están todos y él no -dice ella, que prefiere no decir su nombre para que los medios comerciales no puedan usar lo que diga como una declaración propia, sin su autorización-. No me gustan los velorios ni los entierros, pero necesito cerrar algo. Por eso vine. Si te olvidás, algo se pierde.
Hasta Santiago, siempre

Foto: Nicolás Freda para lavaca.org

La esquina

Es sábado y muchos negocios están cerrados. Las calles, desiertas. Un grupo de chicos en bici juegan en una de las plazas y ubican dónde está la calle 6 esquina 29. Todos están conmovidos por lo que está por suceder. Se lo ve en sus caras. Y lo dicen, aunque no lo conocieron. “Es terrible lo que le pasó, muy zarpado”, dice uno, 13 años.
La esquina de la calle 6 y 29 es una esquina de pueblo y son los propios vecinos quienes la transforman en algo más. Un grupo dibuja sobre la calle un corazón con afiches con el rostro de Santiago y una sola palabra: «Justicia». Otro grupo pega esas mismas hojas en las paredes y los vidrios negros de la cochería. También en carteles donde antes había otra consigna: «Aparición con vida». Sobre un vallado ubican con amor telas de colores y otras dos palabras que, como un dibujo suyo, se tatúan en la piel:

  • «No me olviden».

Hasta Santiago, siempreSon las 16 y las puertas aún no abrieron. Comienzan a llegar vecinos, familiares y amigos de otras provincias y ciudades, latitudes que Santiago sembró en cada uno de sus viajes como las semillas que siempre llevaba a cualquier lugar y hoy crecieron con la fuerza de una raíz que exige y pide y grita memoria, verdad y justicia.
Y, también, despedirlo en paz. Eso que hoy, con la noticia repentina de la muerte de Rafael Nahuel en Bariloche, no va a suceder.

Lo real y lo virtual

La calle 29 está cortada en sus esquinas por un cordón que atraviesa de esquina a esquina. Hay algunos efectivos policiales. Alguien pregunta a qué se debe tanta presencia policial, como el retén que está a la entrada del pueblo. Un empleado municipal explica: “El municipio suspendió todas las actividades del fin de semana y pidió 300 efectivos por el velorio. Tuvieron que venir de partidos vecinos porque Veinticinco no cuenta con esos policías”,  Desde temprano algunos medios alertaban del “amplio operativo de seguridad”, temiendo manifestantes.
Nada ocurrió: los vecinos y amigos que llegan se fusionan en un abrazo, en una lágrima, en una sonrisa.
En un mismo y múltiple recuerdo.
En lo real contra lo virtual.

Hasta Santiago, siempre

El corazón de carteles pegado por amigos y vecinos de 25 de Mayo.
Foto: Nicolás Frade para lavaca.org


Como Eduardo Cisneros -55 años, auxiliar de una escuela- que llega en bicicleta y no es familiar ni amigo. “Vine a apoyar a la familia. Y a pedir que se investigue bien lo que pasó. No puede ser tanto tiempo un desaparecido. No puede ser”.
Como Paola Gomez, sola, sentada sobre el cordón.
-Nos conocíamos del barrio. Solía venir a casa, tomábamos mate. Me tatuó: tengo una mariposa y un tribal. Era una persona llena de vida, que no tenía maldad. Dibujante, bohemio. Una vez fuimos a la laguna del pueblo y armaba dibujos mirando las estrellas. Santiago te llenaba de vida.

Hasta Santiago, siempreEl abrazo

Las puertas se abren pocos minutos después de la llegada de Sergio Maldonado. Lo aplauden. Alguien grita: “Fuerza”. Lo abrazan. Él sonríe y agradece.
De a poco, jóvenes y señoras y señores y niños -también algunos periodistas- se encolumnan detrás de la puerta de la casa de sepelios, resguardada para proteger la tranquilidad de la familia por trabajadores con pecheras azules del gremio telefónico y, también, por integrantes de la organización social Flores Solidario con pecheras blancas. Cuidan que nadie ingrese con celulares en mano y, muchos menos, cámaras fotográficas. Fue el único pedido de la familia para estos días: respeto.
Hasta Santiago, siempreAdentro, hay silencio. Los abrazos se escuchan. Algunos pocos susurros, lágrimas que se apartan de los ojos. A medida que la fila de personas que quieren despedir a Santiago Maldonado avanza, una imagen congela la respiración: allí, al lado del féretro, parada, está Stella, su mamá, con un prendedor con la cara de su hijo menor.
Stella no abandonará ese lugar durante todo el día ni tampoco el siguiente, tocando el ataúd que también lleva una foto de Santiago en un portarretrato. A cada persona que pasa, dice lo mismo:
-Gracias.

Del submarino a Benetton

Afuera, en la calle, un grupo de vecinas recuerda al Santiago niño, el que salía de la escuela e iba a sus casas a jugar, el que tocaba la guitarra en las plazas y en las calles, el que hacía murales, el que no quería pisar hormigas para no matarlas, el que se fue del pueblo “porque no era para él”, el que siempre volvía porque extrañaba a su mamá, a su abuela, a sus amigos. El Santiago que iba a volver en agosto.
Hasta Santiago, siempreCon ellas está Fanny, 13 años.
-En mi colegio me peleo porque dicen que el submarino vale más que la vida de una persona. No digo que no sea gravísimo, pero yo les digo que al submarino no lo desapareció el Estado. Voy a una escuela privada y no podemos hablar de él. Está prohibido, incluso hay un número al que podés llamar si la maestra habla del tema. El otro día estábamos hablando de las ovejas que producían lana y la maestra nombró los campos de Benetton. Y dijo: “Antes de que me digan algo, yo no sé nada de Santiago Maldonado y tampoco quiero saber nada”.
-¿Y vos qué pensás?
-Me indigna, porque no piensan en ellos, que también les puede pasar lo mismo. Siempre digo lo mismo: no se puede defender lo indefendible.

La noticia

Poco después de las cinco de la tarde llega la noticia que romperá la intimidad familiar. “Hay un muerto”, dice alguien. Un mensaje de WhatsApp que llega y un dato que se confirmaría con nombre y apellido durante el correr de las horas: Rafael Nahuel, 22 años, asesinado por balas de plomo en una represión del Grupo Albatros de la Prefectura en la comunidad Lafken Winkul Mapu, en Villa Mascardi, en Bariloche. Otras dos personas fueron heridas.
Algunos periodistas se hacen eco de comentarios espontáneos para transformar en declaraciones lo que no fueron más que expresiones conmovidas de dolor y bronca. Esa misma sensación seguirá hasta las diez de la noche, cuando la cochería cierre sus puertas.

Hasta Santiago, siempre

Foto: Nicolás Freda para lavaca.org

El fuego

La ceremonia se reanuda  a partir de las 8 de la mañana.Es domingo. Llegan otras personas del pueblo que no habían estado el día anterior. Llegan organismos de derechos humanos. Llega Rubén López, el hijo de Jorge Julio López, desaparecido en 2006. Llega la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, que pregunta si ya hubo comunicado por el joven asesinado en Bariloche.
Vuelven los amigos de Santiago y, también, los recuerdos.
Un grupo de chicas esperan resguardadas del sol bajo un tinglado de un comercio. Vinieron de Mendoza. No quieren dar sus nombres porque están enojadas con la prensa comercial por la utilización que hicieron de su conmoción ante el asesinato de Rafael Nahuel. Y, como respuesta instantánea, buscan recuperar a Santiago con una sonrisa y alegría. “Lo conocí en Neuquén, pero nos hicimos amigos en Mendoza”, cuenta una de ellas. “Fue a fines de marzo de 2015. Estaba con su bici. Estuvimos viajando por Chile, coincidimos cuando ocurrió un derrame de un barco y no dejaban a nadie salir”.
Hasta Santiago, siempreCuenta que una vez en Mendoza salieron a vender pan relleno. Ella estaba cansada de las ventas y él se ofreció para ayudarla: “Paró a una señora de la nada y la miró con esos ojos enormes que tenía. Se re asustó”. Se ríen.
“Era un alma muy libre -dice otra de ellas-. Quería vivir sus experiencias y seguir creciendo. Transmitía una fuerza para vivir la vida que era consecuente con lo que él hacía. Y buscaba eso también para su vida personal. Era contagioso, una persona muy luminosa. ¿Viste que hay personas que te dan buena energía y otras no? Bueno, el loco irradiaba a mansalva. Era un fuego, uno muy grande, como ese cuento de Galeano del  mar de fueguitos. Él era eso: un fuego enorme”.
Hasta Santiago, siempre¿Cómo sigue todo ahora?
Una de ellas dice: “Hay muchas cosas en la humanidad en las que erramos, y me incluyo porque no me considero perfecta. Me parece que hay que hacer un cambio social muy grande. Si no, no va a quedar nada bueno. Hay mucha oscuridad, mucha maldad. Y tampoco te podés quedar de brazos cruzados. Me cuesta creer que hay gente que espera que pasen estas cosas para sacarse un ratito la venda de los ojos y, después, seguir mirando la tele como si fuera la única verdad del mundo”.
Su amiga concluye: “Yo estoy en una etapa en la que necesito despedirme de él para cerrar algo. Eso no significa que dejemos de luchar, con muchas más ganas: es lo que nos mueve dentro de toda esta mierda e injusticia, así como también lo movía al Brujo. Después veré de enfrentar toda la porquería de información. Ahora necesito despedirme de él y saber que va a poder estar, aunque sea, en la tierra”.

Hasta Santiago, siempreLa despedida

Son las 11 y el coche fúnebre estaciona frente a la casa de sepelios. Se forma un cordón. Llegan otras Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y las aplauden.
Hay abrazos y un silencio sólo desatado con cuidado por nuevos aplausos cuando la familia lleva el ataúd al auto. Son los últimos minutos de despedida.
Los conductores se organizan para llevar a quienes están sin vehículo. Así, todos se suben a autos y camionetas que construyen una emotiva caravana de más de 15 automóviles hasta llegar al Cementerio Parque Paraíso.
Algunos se toman de la mano. Otros rezan.
Un padre del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres concluye su oración:
-A Santiago Maldonado le decimos: «Hasta la victoria siempre».
Hasta Santiago, siempreHay aplausos, más abrazos. Muchos rompen en llanto. Cada uno de ellos tiene la certeza de que es el cierre de una etapa y el comienzo de otra que, a su vez, necesita esta ceremonia íntima.
Luego de la oración, la familia toma el camino serpentino hacia la inhumación. Muchas personas los siguen. Algunos se quedan en el rellano y fuera del cementerio, respetando el pedido de la familia: sólo familiares e íntimos.
Así, bajo un sol que quema, desde algún lugar llegó en este mediodía del 26 de noviembre, casi cuatro meses después de que Santiago fuera visto por última vez con vida en una represión en un operativo ilegal de Gendarmería Nacional, un grito que signa esta nueva etapa, que ya comenzó:
-¿Santiago Maldonado?
-¡Presente!
-¡Ahora!
-¡Y siempre!
Hasta Santiago, siempreHasta Santiago, siempre

Hasta Santiago, siempre

Foto: Nicolás Freda para lavaca.org

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

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Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.

Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.

La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.

El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.

Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.

Pero falta para eso.

Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.

En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.

Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.

Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.

Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.

Fin.

Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.

Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.

Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.

Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.

Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.

Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.

Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.

Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.

Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.

Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.

Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.

¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.

¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.  

Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.

¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.

¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Fotos: Sebastian Smok

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.

Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.

Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.

De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.

Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.

Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.

Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Vera, candidato a presidente por la lista Ruge el cambio del centro de estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.

Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.

¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Lila Lemoine apareció vestida de playera de YPF.

Otras celebridades que se llevan las miradas:

El Zorro con la bandera de Argentina.

Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.

Lila Lemoine vestida como playera de YPF.

Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:

  • Castrá
  • Adoptá callejeritos
  • Educá
  • No compres
  • No + piroctenia

Son tatuajes.

En la cara.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?

Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.

La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Carcedo y su libro.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.

¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.

¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.

Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.

Fin.

Equivalencias y bebidas.

Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.

Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.

Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.

Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.

Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.

Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.

La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.

Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.

Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.

Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.

Le han robado el celular.

Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.

El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.

Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:

-Es que está lleno de negros.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
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