Nota
Hebe y el ayuno de las Madres: el valor de los patrulleros, las puertas y la bosta
Las Madres de Plaza de Mayo realizaron un ayuno en reclamo de la libertad de los 15 presos y presas de la Legislatura detenidos desde hace más de 400 días en lo que los juristas consideran una causa armada. Hebe de Bonafini anunció que visitarán próximamente a los detenidos, junto al músico León Gieco y dijo, en otro terreno: «El Presidente se está juntando con toda la basura y la ralea que dejó Duhalde, y eso lo condenamos».
Tenían un pequeño cartel que decía: ayunantes. Allí estaba Sonia Sánchez, de AMMAR Capital, organización que tiene presas a Carmen Ifrán y a Marcela Sanagua.
Y estaba Miguel Santiago, el marido de la prisionera Margarita Meira.
Y Valeria Amitrano, la hermana Martín, el preso que inició en Devoto una huelga de hambre a la que se sumaron otros dos de sus compañeros: César Gerez y Marcelo Ruiz.
Había familiares, amigos, integrantes de Pañuelos en Rebeldía-el Equipo de Educación Popular de la Universidad de Madres- y mucha gente solidaria con las víctimas de una prisión absurda frente a la cual la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con Hebe de Bonafini a la cabeza, propuso un ayuno para exigir una sola respuesta: la libertad.
El miércoles comenzó movido. Parte de los ayunantes se instaló en el salón auditorio de la Universidad de Madres, en Hipólito Yrigoyen frente a la Plaza del Congreso. Allí estaban las propias Madres, para escaparle al menos al frío, acompañadas por las mujeres del comedor Los Pibes y un grupo de docentes de la Universidad. Otro gran grupo se instaló a ayunar en la vereda. Allí llegaron tres patrulleros con aire belicoso para quitar las banderas y a los ayunantes, en nombre del Código Contravencional contra el que se manifestaron los que hoy están presos. Uno de los docentes los enfrentó con una frase que describía la situación:
–¿No les da vergüenza usar tres patrulleros para detener a una bandera?
-¿Qué pasó con la policía, Hebe?
-Se armó lío porque vinieron tres patrulleros a sacarnos los carteles de la vereda. Decían que molestaba el paso de los peatones (lo cual, además, no era cierto) . Te imaginás: salimos a la vereda y a los que sacamos fue a los patrulleros y a la policía. Se quedaron con la sangre en el ojo. Hablé al ministerio.
-¿A cuál?
-Al del Interior (a cargo de Aníbal Fernández). Les dije
¿Nos quieren meter presas a las Madres? Están todos locos. Eso le dije. El ministro estaba reunido con el Presidente, pero mandaron a decir que fue un error, que me quede tranquila. Siempre dicen lo mismo: que es una equivocación.
-Un error, o un exceso.
-Tantas equivocaciones de estas hemos pasado en esta vida… La policía se fue, y nosotras vamos a seguir con lo que estamos haciendo.
-Lo de la policía, entonces, ¿habrá sido una intimidación, un error, o alcoholemia?
-Para mí hay algún tarado que quiere ganar puntos, subir un escaloncito. Pero ojo: cuando decimos el otro soy yo lo que estamos diciendo es que hoy están ellos en la cárcel, y mañana podemos ser nosotros.
Hebe de Bonafini, durante el ayuno que duró de 10 de la mañana a 10 de la noche, aprovechó el tiempo para responder a decenas de entrevistas, escribió un artículo para un diario sobre George Bush, coordinó la presentación de un libro en la Biblioteca de Madres, recibió a León Gieco, coordinó con el músico una próxima visita a los detenidos, llevó a recorrer la Universidad de Madres a algunos de los que se acercaron. Subió y bajó escaleras del mejor humor, muy mejorada de la fractura en la pierna izquierda que padeció hace un par de años, cuando cayó al limpiar la heladera en su casa sobre el piso enjabonado.
Los jueces también son mafiosos
-Los 15 presos de la Legislatura llevan 404 días en la cárcel. ¿Cómo se entiende?
-No se entiende. Yo no quiero comparar a los compañeros de la Legislatura con cualquiera de los mafiosos, porque sería injusto. Pero si los tienen presos para ejemplificar diciendo que no hay que romper puertas… ¿qué ejemplo vamos a poner con los que se robaron todo en este país? Lo que hay que hacer es poner presos a todos los políticos que nos afanaron la vida y que privatizaron hasta a la madre.
¿Cuántas puertas de la Legislatura se robaron?
-No sabría calcular, pero en valor monetario y social, el país ha perdido miles de millones de puertas de la Legislatura en los últimos años.
-Entonces para dar el ejemplo, tendrían que ir presos Menem y Duhalde, que son los principales mafiosos, Manzano, que ahora compra canales de televisión, Ruckauf, Grosso. Ese sería el ejemplo, y no detener a los compañeros que reclaman trabajo.
-¿Y habló de esto con alguien del gobierno?
-Se lo dije a Cristina Kirchner. Me contestó: pero viste lo que pasó, fueron agresivos, rompieron una puerta. Yo le dije que una puerta se arregla con madera. No se puede comparar. ¿Qué comparamos, el hambre con la madera?
-Un detalle: los que están presos ni siquiera fueron los que rompieron la famosa puerta.
-Pero ponele que hubieran sido. Va preso el que rompe un vidrio, y los cogotes y los mafiosos andan por la calle como si no hubieran hecho nada.
-A los presos se les negaron todos los pedidos de excarcelación, pero además no saben siquiera cuándo tendrán un juicio.
-Las Madres no pedimos fecha de juicio, lo que pedimos es la libertad. Li-ber-tad. ¿Qué juicio? Que enjuicien a los atorrantes y mafiosos.
Los jueces tendrían que considerar eso, si los jueces fuesen seres normales… pero son tan anormales, tan mafiosos como los mafiosos, y por eso no ponen nada de su parte para liberar a los compañeros. De eso nunca se dice nada. Se habla de los políticos mafiosos, pero los jueces… ¡qué mafia! Ni te cuento.
Y no hacen nada contra los que te afanan todo el tiempo, contra los que torturan en las comisarías, a los que coimean: agarran siempre a los más débiles.
-¿Es una cuestión política o judicial?
-Yo creo que es una cuestión de Ibarra, que no se quiere ir y quiere ganar los votos de la derecha diciendo yo hago la seguridad ¿vieron? Metí presa a la gente que tiró piedras. Yo quiero la seguridad. Para mí es un turro. No me queda otra expresión. Le falta unirse con Patti a Ibarra, y está completo.
Y no me extrañaría que un día se junte con Patti o con Rico. No me extrañaría.
-En ese caso se dirá: la política es el arte de lo posible.
-Claro, la política tiene esos vericuetos tan trágicos.
-Usted habló de esos vericuetos hace poco, criticando las alianzas del gobierno.
-Sí. Dije que el Presidente se está juntando con toda la basura y toda la ralea que dejó Duhalde, y que eso lo condenamos.
28 años de paciencia
Uno de los blancos de sus palabras fue el intendente de Merlo, Raúl Othacehé. Textualmente la señora de Bonafini había dicho, a metros de la Casa Rosada: Los traidores también tendrán su castigo. Todos los traidores que hoy están siendo parte del gobierno, que nosotros vemos que tiene muchas aristas y muchas facetas y nos duele. Porque no se puede juntar con Othacehé, Presidente, porque Othacehé es un asesino, es un tipo de lo peor y si se hizo kirchnerista que se la banque y se quede en su casa. Pero el Presidente no debería haber ido a avalar esa posición, eso es lo que nos dolió. Él (Othacehé) que haga lo que quiera, que se modifique de Duhalde, de Menem, del que quiera, pero lo malo es ir a avalar. Uno gana las elecciones con las cosas sanas, con las cosas honestas, con las cosas derechas. Ya le costó bastante caro al Presidente juntarse con Duhalde para conseguir ser presidente. Ahora se lo sacó de taquito, pero resulta que se está juntando con toda la basura y toda la ralea que dejó Duhalde y eso las Madres lo condenamos.
-¿Recibió alguna respuesta de presidencia?
-Al gobierno le cayó mal. Me dijeron que tenga paciencia. Yo les contesté que hace 28 años que tengo paciencia, y que las Madres no vamos a hacer un apoyo ni así de pequeñito (encierra lo ínfimo entre su índice y su pulgar) mientras ellos hagan alianzas con los Othacehé.
Por mejores cosas que se hagan, por más traje limpio que tengas, cuando te juntás con la mierda el olor te queda. Las madres no estamos dispuestas a eso.
-Hay una teoría que le adjudican a Kirchner: que la política requiere construir también con bosta.
-De ningún modo. Aunque no hay que hacer comparaciones, porque la bosta para los terrenos es buena. Ni siquiera la mierda merece ser comparada con ciertos políticos. Son la peor lacra. Como el residuo de las fábricas que contaminan, ellos también contaminan todo. Es cierto que el Presidente lo echó a Duhalde, le dio un patadón y lo sacó del medio. Me parece bárbaro. Pero resulta que sale uno y entra otro. ¿Cómo es esto? Si quiere hacer un acto en Merlo que lo haga. Pero no con mafiosos. Y que no me vengan a pedir que traiga pruebas de lo que digo: son mafia. Cuando dijimos que Duhalde era mafia, a mi hija la torturaron y a DElía (Luis DElía, dirigente de la Federación Tierra y Vivienda, kirchnerista acérrimo pero caído en desgracia) le pegaron cuatro tiros. Y nadie dijo nada. Entonces ahora ¿qué va a pasar si nos tiran unos tiros? Entonces que empiecen a meter en cana a los mafiosos que tenemos y son muchos, y listo.
-¿Qué va a pasar después del ayuno?
-Vamos a esperar a ver si hay alguna respuesta. Si alguno tiene algo que decir. Y si no volveremos con la medida.
-¿Cuál es la respuesta que espera?
-Que los liberen. Y punto. No que vengan a engrupirme diciendo que tiene que intervenir la justicia y todas esas pavadas. Cuando dicen eso tiene que intervenir la justicia es porque te están mintiendo. Nunca intervinieron en nada. Por eso no vamos a abandonar a los compañeros presos, y también pedimos el desprocesamiento de los miles de procesados. Porque eso lo están dejando ahí, dándole largas, y para colmo están todos los presos que están en la cárcel sin cometer delitos. Miles. ¿Y entonces? ¿Esa es la justicia que hay que dejar que intervenga? ¿Esos son los jueces, los que dejan presos a todos los que no cometieron ningún delito?
-La política policial y judicial de las causas armadas.
-Claro, estuve con la madre de un pibe (se refiere a Elisa, la mamá de Gabriel Roser, que también participó del ayuno) le armaron una causa, le sacaron una foto, dijeron que era delincuente y listo. ¿Y cómo te defendés, como comprobás la verdad si ellos manejan todo? ¿Quién? La mafia. Mirá lo de Maccarone (Juan Carlos, el obispo de Santiago del Estero a quien filmaron clandestinamente momentos de su relación íntima con un joven) , uno de los pocos obispos que estaba con los pobres, los desposeídos. Un tipo que trabajaba contra los Juárez y contra la mafia. ¿Y viste? Pero te pones contra la mafia, y te cocinan. Ahora hicimos una carta de solidaridad con él, pero ahí tenés el poder con que actúa la mafia.
-Meten miedo.
-Pero no hay que tenerle miedo. Porque la gente tiene miedo y pasan las cosas que pasan. El miedo es la peor cárcel. La que te encierra sin rejas.
-Y paraliza.
-Y no hay que dejarse paralizar. Siempre decimos el otro soy yo. Entender que hay que ser solidarios. No con papelitos. No quiero saber nada de adhesiones con papelitos. Que vengan con el cuerpo. Que traigan y pongan el cuerpo. El papelito es bárbaro, lo más fácil, te quedás en tu casa y mandás papelitos, firmás solicitaditas, adhesiones, pero el cuerpo te lo cuidás bien. Pero yo digo (abrazándose su propio cuerpo) : ¿par qué sirve el cuero? ¿Para guardar un montón de huesos que encima están re-viejos?
-Muy argentino eso de reclamar justicia con papelitos.
-Claro, todos muy conmocionados pero sin comprometerse. Nosotras ponemos el cuerpo, y estamos completamente comprometidas con la situación. Y por eso también decimos: no importa, pase lo que pase, la mafia no se puede enquistar en el gobierno. Y aunque el Presidente tenga el pensamiento de que mañana va a echar a los mafiosos, no sirve que se junte con mafiosos gruesos, que fueron duhaldistas y siguen siendo. Es mentira que hayan cambiado. Esos no tienen amigos. Su único amigo es la mafia y no se van a separar. Si dicen lo contrario, dicen una macana, que el presidente les crea si quiere, pero nosotros no.
-Y entonces, ¿qué van a hacer el día de las elecciones?
-Estamos discutiendo. Las madres siempre hemos propuesto no votar. Pero cuando vimos lo que pasó con Menem, que ganó con el 5% de la gente que votó, nos dio miedo. Acá no tenemos muchas opciones. Tendremos discusiones con Kirchner, no nos gustan muchas cosas que hace y otras nos gustan mucho. Bueno, pondremos en equilibrio lo que sí y lo que no. Pero tampoco sea cosa que no vote nadie, y de golpe gane la derecha, López Murphy, la mafia enquistada. Entonces estamos discutiendo. No es una decisión tomada. A lo mejor decimos que la gente vaya a votar, o que las Madres vamos a votar. Pero además estamos preparando un documento para llevarles a todos los políticos con las cosas que las madres queremos. A los políticos más o menos potables.
-¿Planteando?
-Compromiso con este tema de los presos de la Legislatura, trabajo, justicia, temas de niñez, montones de cosas.
-Un riesgo: que respondan con papelitos.
-No aceptamos papelitos. Aceptamos hechos. Ni siquiera aceptamos las palabras. Porque ¿viste cómo es? Empiezan a prometerte, mucha promesa de aquí y de allá. Y después se las lleva el viento. No me gusta que me digan vamos a hacer esto. Me gusta que me digan: hicimos esto.
En la vereda, una rueda de sillas blancas cobijaba la palabra de los familiares de los detenidos. Una ronda con historias de vida, que el Equipo de Educación Popular de la Universidad de las Madres está zurciendo al aire libre, para que todos escuchen.
La mamá de Gabriel Roser un militante barrial del Mup al que le armaron una causa por robo- cuenta qué sintió cuando fue a visitarlo en la cárcel el día en que su hijo cumplía 26 años y vio cómo desnudaban y cacheaban a su hijita de 4 años, la hermana preferida de Gabriel.
Miguel informa que Margarita Meira está a punto de ser abuela por segunda vez, dentro de un mes.
Sonia recuerda los cuerpos de sus compañeras Carmen y Marcela. Esos cuerpos siempre castigados, siempre explotados. Carmen tiene un hijo, un nieto y su nuera adolescente a cargo. Marcela sus dos criaturas y todos sus hermanos… Ellas han sostenido esos hogares con esos mismos cuerpos que ahora están aguantando la cárcel. Poner nuestro cuerpos a ayunar es lo menos que podemos hacer por ellas.
Los que caminan Congreso atraviesan la charla con curiosidad y los ayunantes aprovechan el desconcierto para entregarles un volante.
El papel dice: libertad a los presos y presas de la Legislatura.
Aunque así, escrito a mano y con marcadores de colores, esté diciendo mucho más.
Nota
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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