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La fiscalía del despojo en Ciudad de México

Cómo opera la unidad especializada en desalojar personas en el DF, con procedimientos por fuera de la ley.

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En esta nota Eliana Gilet y Ernesto Álvarez muestran que en la Ciudad de México ya no hace falta una sentencia judicial para vaciar una vivienda. Desde 2016 hasta la fecha retrataron cómo la fiscalía ambiental ganó potestad para investigar las denuncias por despojo de inmuebles en la capital y usó ese poder para definir antiguos conflictos de vivienda, al expulsar a los vecinos sin permitirles defenderse y entregar sus casas al capital inmobiliario, sin intervención de un juez. Las crónicas, los datos y las fotos de esta investigación que revela la violación a derechos humanos por parte del Estado, como parte de un problema de vivienda estructural que azota a la región.

Texto: Eliana Gilet y Ernesto Álvarez / Quinto Elemento Lab.

(Desde Ciudad de México) Cuando escuchó las patadas en la puerta, se alarmó y miró la hora: pasaba las once de la mañana. Abrió la puerta y dos policías de investigación encapuchados entraron a la sala, apuntando a su mujer y a su hijo. Se metieron al departamento, gritando que de una vez les dijeran dónde estaban las armas, las drogas. Antes que los sacaran de su casa sin explicación, el padre identificó a quien traía la operación a cargo. Vestido de traje y corbata, con un fajo de hojas en un expediente, encaró al agente del Ministerio Público, Juan Carlos Díaz Alamilla, con quien tuvo la discusión que sigue: 

–¿Dónde está tu orden?

–No tengo por qué tener una orden.

–¡Claro que tienes que tener una orden para desalojarnos!

–¿Sabes una cosa? ¡Me vale madre!

Díaz Alamilla encarnó el poder que desde 2016 tiene la fiscalía ambiental de la Ciudad de México, para investigar denuncias por despojo. El funcionario firmó el acuerdo de aseguramiento del viejo edificio de Leonardo da Vinci 129, tras recibir una denuncia anónima; facilitó su demolición y entregó el predio vacío a un abogado. Todo esto, en dos meses: octubre y noviembre de 2017. Para diciembre, el edificio fue demolido con las cosas de la gente aún dentro. Hoy, hay una torre de departamentos de alta plusvalía construida por la empresa GDC Desarrollos. 

La fiscalía del despojo en Ciudad de México
Niño encapsulado por policías durante el desalojo de su departamento y 36 viviendas más en la calle 2 de Abril, colonia Guerrero, el 10 de julio de 2018. Fotografía: Ernesto Álvarez y Eliana Gilet

El mecanismo del despojo

Desde que fue bautizada como Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y de Protección Urbana (Fedapur) en el gobierno de Miguel Ángel Mancera (2012-2018) hemos reporteado 36 casos de edificios asegurados por esta autoridad; en diez casos, fueron expulsados vecinos precarios que llevaban años buscando la regularización de su tenencia ante el Instituto de Vivienda de la capital (Invi). A partir de la revisión de cinco expedientes de la fiscalía ambiental, identificamos una forma de desalojar extrajudicialmente, ignorada hasta el momento en las discusiones sobre gentrificación y recambio poblacional de la capital. Opera así:

1. Aseguramiento exprés. Poner en custodia objetos vinculados al crimen investigado, es una potestad que tiene cualquier agente del Ministerio Público. Pero cuando lo “asegurado” es un edificio habitado, se encubre un desalojo extrajudicial tras el eufemismo. Asegurar un edificio es tomarlo por la fuerza y en los expedientes analizados se evidencia cómo esta decisión no pasa por ningún control externo a la fiscalía ambiental, como sí ocurre en los juicios civiles que hasta el momento monopolizaban la emisión de órdenes de desalojo.

La fiscalía del despojo en Ciudad de México
Vecino llora en la calle tras ser expulsado de su casa en Bucareli 121 sin nada más que lo que traía puesto la noche del 27 marzo 2017. Fotografía: Fran Richart

Al asegurar un edificio, la fiscalía ambiental pone sellos que indican el número de expediente. De allí, extrajimos la fecha de inicio de las investigaciones en cada caso y la comparamos con la fecha del aseguramiento. Así evidenciamos que la medida de fuerza es tomada prematuramente, al inicio de sus investigaciones. En Isabel La Católica 245 registramos el plazo más breve: la averiguación inició el 14 de noviembre de 2018 y el edificio fue asegurado el 3 de diciembre de 2018, tras menos de un mes de haber recibido una denuncia anónima contra los vecinos, por haber tirado cascajo en la vía pública. Aún sin pruebas del delito denunciado, la fiscalía lo mantiene “preservado” y bajo su control, desde hace cuatro años. 

La rapidez del aseguramiento tomó a los vecinos por sorpresa y les impidió defenderse, antes de someterles a esta novedosa forma de “desalojo extrajudicial”. En cambio, la autoridad no actuó con esa misma rapidez, al recibir la denuncia por falsificación del certificado de uso de suelo del Colegio Rébsamen, de Coapa, materia que también le compete a la fiscalía ambiental. En este caso, durmió la decisión por seis meses, hasta que el sismo del 19 de septiembre de 2017 mató allí 19 niños y 7 adultos. Retomó su investigación días después del sismo.

La fiscalía del despojo en Ciudad de México
Juan Carlos Díaz Alamilla, agente del Ministerio Público, asegura el edificio en Da Vinci 129, colonia Nonoalco, el 4 de diciembre de 2017. Dejó a 40 familias en la calle. El inmueble fue entregado y demolido para edificar departamentos de alta plusvalía. Fotografía: Ernesto Álvarez y Eliana Gilet

2. Penaliza lo civil. Rogelio León Fortanel supo qué era la Fedapur cuando ya estaba preso. Fue uno de los primeros procesados por despojo en la capital y pasó dos años injustamente detenido en el Reclusorio Sur, hasta que fue absuelto. Logró probar que, el día que la fiscalía lo acusó de cometer el despojo, él estaba en Chiapas. Su nombre fue tomado de un pleito archivado en la justicia civil, cuando Fortanel defendió legalmente a la Okupa Chanti Ollin, un espacio de gestión colectiva, que resistió trece años hasta que topó con la fiscalía ambiental. 

En el aseguramiento del Chanti en la madrugada del 22 de noviembre de 2016 intervinieron 800 agentes de choque (según la tarjeta informativa) que tomaron el edificio trepando por la fachada, para irrumpir en la asamblea que ocurría en el primer piso. La Fiscalía detuvo a 26 personas y las liberó sin cargos, pero Fortanel fue apresado dos días después, por policías de civil que lo metieron en un automóvil sin placas. 

En entrevista, Fortanel describió con claridad el mecanismo del despojo: “Esta fiscalía parece tener todos los poderes que pueda tener una autoridad en el país, porque tienen la facultad de aseguramiento y con eso, de desalojarte, algo que antes sólo podía hacer un juez. Llegué a entender que esta fiscalía fue creada justamente para esto: para anular procesos civiles que pueden ser muy largos en favor de quienes teníamos la posesión, en este caso, el Colectivo Chanti Ollin”.

La fiscalía del despojo en Ciudad de México
Un vecino es atendido por paramédicos luego que la fiscalía ambiental aseguró el inmueble Altamirano 39, en la colonia Tabacalera. Sus pertenencias quedaron dentro del edificio el 15 de septiembre de 2022. Fotografía: Ernesto Álvarez y Eliana Gilet

Durante el primer año de acción del mecanismo, las denuncias por despojo se multiplicaron por siete. Crecieron de 484 carpetas de investigación en 2015 a 3,242 en 2016 y en 2019, pasó de ser considerado un delito de bajo impacto a estar penado con diez años de cárcel, cuando se comete con el agravante de “agrupación delictuosa”. Es el caso de la comunidad mazahua, que pelea su permanencia en la colonia Juárez, en el predio de Turín 46. 

La amenaza de ir a la cárcel inhibió que la gente afectada peleara por sus derechos y que, en la mayoría de los casos, hablase a condición de anonimato, como los vecinos de Da Vinci. No sólo eso: la marca de la fiscalía ambiental es hacerles perder todas sus pertenencias, porque las asegura con el edificio. 

A los de Da Vinci se les permitió entrar brevemente dos personas por familia a sacar algunas cosas, pero la mayoría de los muebles se perdió en la demolición del lugar. Además de la posesión, se les despojó de cómo probar que alguna vez la tuvieron. Ni se diga del daño económico que les implicó quedarse sin nada.

La fiscalía del despojo en Ciudad de México
Un hombre recién desalojado habla por teléfono frente a una publicidad inmobiliaria el 11 de marzo de 2022. El desalojo de Insurgentes 96 dejó a 50 familias en la calle. Fotografía: Ernesto Álvarez y Eliana Gilet

3. Cambia el suelo de manos. Comparados al total de denuncias por despojo recibidas, es baja la cifra de 268 edificios asegurados entre 2019 y 2021. Sin embargo, el 61 por ciento de ellos fue entregado a los denunciantes. Para esto, tampoco intervino ningún juez, ya que los expedientes muestran que esta decisión depende del agente del Ministerio Público que lleva el caso.

La fiscalía del despojo en Ciudad de México
Una vecina camina en Puebla 261, colonia Roma, tras el desalojo ordenado por Banca Mifel el 11 de julio de 2020. Cargadores picaron paredes y techos para dejar las viviendas inhabitables. Fotografía: Ernesto Álvarez y Eliana Gilet

Este super poder se concentró a inicios del año 2016 en la sede central de la Fiscalía General de Justicia y se gestó en dos ordenamientos cuando Miguel Ángel Mancera fue procurador y luego jefe de gobierno. Sin embargo, el mecanismo ha gozado de buena salud durante el gobierno de Claudia Sheinbaum. Tuvo cinco titulares, pero la actual es Alma Luisa Rodríguez Soberanes y aunque cambió de nombre a Fiscalía de Investigación en Delitos Ambientales y en Materia de Protección Urbana (Fidampu), mantiene sus potestades intactas. 

Desde 2022, una decena de autoridades de alto nivel del gobierno capitalino conforman la “Mesa de Despojos” y respaldan el mecanismo como un pilar del Plan de política criminal de este año: “el aseguramiento de inmuebles por parte de esta institución inhibe la intención de los grupos delictivos de continuar con la ejecución del delito, permitiendo la entrega y devolución a la persona que se encuentra legitimada”, según el citado documento.  

Una vez “restituidos” (como la fiscalía llama al cambio de manos tras el aseguramiento) los edificios quedaron abandonados o fueron derrumbados. Salvo Cuauhtémoc 166, donde los vecinos frenaron la demolición ilegal gracias a tres clausuras de obra entre 2020 y 2021. Su esqueleto permanece medio de pie, medio caído, como un fantasma entre las colonias Roma y Doctores, que recuerda que no todo conflicto se resuelve por la fuerza.

La fiscalía del despojo en Ciudad de México
Una madre acuesta a su hijo en la Navidad de 2017. Vecinas montaron un campamento después de ser desalojadas en Cuauhtémoc 166, colonia Centro. Fotografía: Ernesto Álvarez y Eliana Gilet

Despojo y desalojo

Laura Frías fue la Ministerio Público que firmó la suerte de Cuauhtémoc 166: mandató el aseguramiento tras dos meses de investigación; ordenó el desalojo del plantón (con la presencia del ex fiscal, José Espinosa Nolasco) que las afectadas sostuvieron dos años y medio junto al predio, el 5 noviembre de 2019. Y entregó el lugar a los denunciantes: Antonio Omar Abud Cardona, hijo de Antonio Abud Nacif, un arquitecto de 90 años; y al abogado Roberto Sánchez Rocha, quien firmó junto a Frías el documento de recepción de Cuauhtémoc, fechado el 28 de noviembre de 2019, que forma parte de esta investigación. 

La primera vez que fuimos a Cuauhtémoc, el 9 de junio de 2017, nos desconcertó que no hubiese cosas ni gente en la calle. Dos chavitos nos confirmaron que sí habían sido expulsados pero que todo estaba dentro, salvo los vecinos que buscaban respuestas en distintas oficinas de gobierno. Los encontramos en la sede de la fiscalía, donde pidieron ver el expediente y se los negaron. Sólo si aceptaban la imputación por despojo, les dijeron, les darían una copia. 

Desde entonces, acompañamos el proceso que terminó por darles la razón. El último documento que se agregó a esta investigación está fechado el 24 de junio de 2022 y reconoce, cinco años después del aseguramiento de Cuauhtémoc 166, que la fiscalía no tiene evidencia del delito con que justificó la expulsión de la gente: “hasta este momento procedimental, los medios de prueba son insuficientes para acreditar el cuerpo del delito y la probable responsabilidad del probable responsable”. 

Sin embargo, según consta en el Programa de persecución penal 2023, la autoridad está promoviendo que se modifique el delito de despojo y se “permita detener al despojante en flagrancia”, en el momento del aseguramiento. La propuesta implica que, en vez de mejorar su capacidad para probar el delito, bajarán las garantías individuales para detener a quien se encuentre en el lugar. Si esto hubiese estado vigente al inicio de nuestra investigación, los vecinos expulsados con los que conversamos estarían injustamente presos. 

En los siete años que llevamos trabajando, también reporteamos una ola de desalojos arbitrarios ordenados por la justicia civil, concentrada en la alcaldía Cuauhtémoc. En los 53 casos de desalojo de múltiples departamentos que cubrimos en esa demarcación, ningún vecino tuvo aviso previo a ser desalojado, un requisito del proceso judicial que, en 2019, se incluyó en la Constitución Política de la Ciudad de México.

En un caso del Centro Histórico, Zapata 68, entendimos por qué nadie era notificado: las demandas estaban dirigidas a otras personas, algunas ya fallecidas, por deber rentas de contratos falsos, que ni ellos ni los muertos habían firmado. Organizados desde 2001 en una asociación civil para defender su permanencia, los vecinos de Zapata habían resistido desalojos en 2006 pero, una década después, como si hubiera cambiado el viento, sufrieron 11 desalojos arbitrarios y fueron denunciados por despojo ante la fiscalía en enero de 2019.  

Su caso evidenció cómo, más que atacar mafias invasoras, la “Fiscalía del despojo” actúa contra vecinos sin papeles, con largas posesiones y procesos de regularización abiertos ante el Invi, institución en la que fue canalizada la política de acceso a la vivienda popular en la Ciudad de México, desde fines de los años 90. La carpeta del Invi de Cuauhtémoc fue abierta en 1999 y la de Zapata en 2002.

Desde el terreno, se ve cuánto los despojos de la fiscalía ambiental y los desalojos judiciales, tienen en común: la falta de aviso previo a los afectados; su nulo acceso a los documentos que causaron su expulsión y la imposibilidad de defenderse antes de serlo. Sobre todo, se asemejan en cómo la violencia institucional fue usada contra las personas más vulnerables, en su mayoría mujeres, que habían invertido una vida en esos sitios para tener un lugar digno donde vivir. Esa violencia motivó este reportaje.

Los desalojos extrajudiciales de la “Fiscalía del despojo” hicieron de la criminalización su arma para extinguir décadas de lucha.

Camuflados en la arbitrariedad que campea en los desalojos civiles, se destacan por privar a la gente de todo, incluso de la triste fortuna de ver sus cosas, regadas en la calle.

*

Ernesto Álvarez y Fran Richart en la fotografía y video; Eliana Gilet en la investigación y texto; Axel Hernández y Ernesto Álvarez en la edición de video; Paola Macedo en diseño gráfico; Matías Oviedo y Álvaro Núñez compusieron la canción original llamada “Zapata 68” que se escucha en el video; la producción musical estuvo a cargo de Matías Oviedo en Moreno Musical Home Studio. La locución fue hecha por el rapero mexicano Eme Mala Fe y grabada por Vinicio Cruz, en el estudio Vida Baja Music. Edición de la investigación: Rubén Martín. 

CABA

Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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CABA

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
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Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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