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La ley Ómnibus de Milei en el Congreso: ¿de qué lado están?

Se escuchan discursos apurados y apretados en siete minutos, leídos por invitados de la llamada sociedad civil, mientras legisladoras y legisladores observan sus celulares, se miran entre ellos, conversan en algún rincón, salen apresuradamente rumbo a lo desconocido, o entran con gesto perplejo a la sala Anexo C de la Cámara de Diputados, donde se cocina parte del futuro que tendrá la autodenominada Ley Ómnibus enviada por el Presidente Javier Milei. Por su tamaño, el proyecto representa una reforma constitucional de facto y a sola firma, y por las presiones del gobierno, busca un tratamiento exprés que sería el más vertiginoso de la historia legislativa de acuerdo al volumen y profundidad institucional de lo que se quiere cambiar, destruir y/o rediseñar. Qué dicen y qué callan los integrantes del plenario de las tres comisiones que tienen que producir el dictamen. Y una joyita: el texto completo de la intervención del director Santiago Mitre.
Texto: Sergio Ciancaglini
Los diputados y diputadas se ubican en largas mesas con tazas de té y café, interesantes medialunas y luego, sándwiches de miga. Hay termos, mates y una calma espesa mientras la gente habla acelerada y a veces desesperadamente, describiendo imágenes de un país en situación de derrumbe por lo que ha venido pasando, y sobre todo, por lo que parece avecinarse. Es posible que con el correr de los días haya números más precisos, pero la proporción entre quienes cuestionaron la Ley y quienes la apoyaron fue de entre 5 y 10 a 1. Nadie es muy entusiasta con respecto a que eso signifique algo al final de esta historia.

El clima dentro del Anexo C es de una silenciosa confusión. La confusión es una estrategia de control, un estilo de comunicación metódicamente aplicado por el actual gobierno. La confusión –y su deriva en incertidumbre– es a la vez un estado de ánimo, mientras desde fuera de este Anexo C ocurre la presión destinada a garantizar votos para este proyecto oficialista, en modo express: el Presidente Milei viaja a Davos, Suiza, a hablar con los supuestos dueños del mundo y, tras su promocionado asado a la romana en Olivos, dejó la orden de cabotaje: acelerar la aprobación del dictamen de comisiones, que la Ley vaya al recinto de la Cámara y que se la trate antes incluso del 24 de enero, fecha prevista para el paro de la CGT. Al cierre de esta nota, faltan 8 días.
Lo que hagan o lo que dejen de hacer los diputados puede significar una autodisolución práctica del Congreso. O evitarla. No hay mucho registro de parlamentos suicidas.
El proyecto de “Ley de Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” tiene 183 páginas, con demasiados temas cruciales, pero quizás el Capítulo 1 describa lo principal:
“La presente ley contiene delegaciones legislativas al Poder Ejecutivo nacional de emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, social, previsional, de seguridad, defensa, tarifaria, energética, sanitaria y social, con especificación de las bases que habilitan cada materia comprendida y con vigencia durante el plazo específicamente previsto”.
La delegación de poderes en estas once áreas enumeradas será obedecida por los diputados de La Libertad Avanza (40), y se especula que totalmente rechazada por los de Unión por la Patria y la izquierda (suman 107), con lo cual hay una carrera de obstáculos para ver quién consigue llegar a los 129 votos necesarios para aprobarla, o para rechazarla.
La clave son los votos de quienes no se han definido públicamente. Allí está amasándose lo que vendrá.

La misma bolsa
Un caso es el de la diputada Margarita Stolbizer, en el grupo férreo que elije no salir de la sala. Su partido es GEN, incorporado al bloque Hacemos Coalición Federal, que suma 23 integrantes y captó a 9 provinciales, instalándose en un lugar que puede resultar decisivo (y por ahora indefinido) cuando se vote. Aceptó unos minutos para hablar con lavaca:
-¿A dónde va este debate? ¿Qué es lo que terminará pasando?
-Es tan equivocada la estrategia de pretender que salga todo como está -que es la pretensión que tiene el Poder Ejecutivo-, como la pretensión de no aprobar absolutamente nada. Las dos cosas son equivocadas, hay que encontrar una posición que sea rescatar las cosas que están bien, que pueden ayudar a alguien y, obviamente, eliminar las que no lo están bien. Nuestro planteo es que el proyecto no tiene una priorización de temas. Meten en la misma bolsa cosas que nada tienen que ver, se ganan enemigos, confrontan de gusto, cuando habría que abocarse a ver cómo se resuelve el problema principal de la gente que es la inflación, la pobreza y el empleo.
-Que se agravan cada vez más, y mientras tanto está vigente el DNU…
-Pero el DNU me da la impresión de que corre más riesgo en la justicia que acá. Llegando al final de la feria judicial, en febrero, me parece que ahí es donde no resiste un test de constitucionalidad.
-Retomo entonces: ¿qué pasará con el proyecto ómnibus?
-Acá me parece que vamos a terminar con algún dictamen que despeje un poco, apoye las cosas que se pueden apoyar y no las que no se pueden apoyar.
-¿La delegación de poderes al Ejecutivo?
-Ese es el tema central. Delegación puede haber como hubo en otros gobiernos, acotada a lo económico, emergencia financiera, fiscal. Pero no todo lo que piden. Un año. Con prórroga.
-Pero ese es el problema: ¿entregar y delegar y disolver facultades que son del Congreso por un año?
-No. Hablo de una delegación muy limitada en esos términos, y limitada además a los contenidos que la ley tiene. No le podés delegar para que haga lo que quiere con las privatizaciones, por ejemplo. Lo que nosotros decimos es: cada privatización tiene que venir acá y el Congreso es el que tiene que resolver cada empresa, cada pliego, cada cosa. No le vamos a dar facultades para eso. Por eso digo, las facultades son limitadas en la materia y en el tiempo. Las que tuvieron antes todos los Presidentes: facultades delegadas, acotadas.
-Pero el gobierno reclama todo, y presiona por todo.
-Eso no se les va a dar. Lo que ellos piden no se les va a dar. Van a tener delegaciones como tuvieron todos los gobiernos, acotadas en la materia, en el tema y en el tiempo. Esa acotación es económica, financiera y fiscal.
-Pero allí ya entregan gran parte de facultades al gobierno.
-No. No: yo me refiero solo al artículo que habla de la emergencia. Después tenés que ir en todos los artículos que tiene facultades delegadas específicas: en eso se va a acotar lo que se les va a dar. Por ejemplo privatizaciones: no hay una facultad indiscriminada para que haga todo. Todas las otras facultades van a estar limitadas.
-Entiendo el argumento, pero es un Ejecutivo y un Presidente que declara públicamente que ustedes, al poner límites, son coimeros, idiotas útiles…
-Mirá: de este gobierno me preocupa todo. Ahora me voy porque quiero escuchar las exposiciones…
Tesis sobre lo razonable
Otra integrante del bloque HCF es Paula Oliveto, de la Coalición Cívica/ARI. Iba rumbo a una reunión, pero aceptó hacer una parada de pasillo legislativo.
-¿Qué va a pasar con este proyecto? ¿Le van a dar la delegación de poderes a Milei?
-Hay que dividir las cosas. Una es la herramienta que necesita un gobierno para hacer frente a una crisis económica que es seria, es cierta, y que está afectando a muchos argentinos. Pero nosotros no estamos de acuerdo con las delegaciones de facultades. Es una práctica que viene hace mucho tiempo. De hecho Alberto Fernández tuvo nueve delegaciones y nosotros votamos en contra. En la Constitución existe la posibilidad de delegar, por ejemplo ante una crisis, y tiene que ser acotada en la cuestión económica y tienen que tener base y por un tiempo razonable. Que no es lo que tiene este proyecto.
¿Qué sería lo razonable?
-No es razonable que un Parlamento le ceda al Poder Ejecutivo una delegación de competencias propias por el máximo del tiempo que tiene el gobierno, que son cuatro años.
-¿Pero uno o dos años, no es lo mismo desde el punto de vista de la magnitud de lo que se quiere hacer? Estarían licuando al Congreso.
-Yo no estoy a favor de eso. Hay gente que propone que sea por un año y que la prórroga la disponga el propio Congreso. Yo, así como está, no. Si hicieran otra redacción que hable de una delegación con base determinada en materia económica exclusivamente, y con base definida, lo pensaría, pero no es lo que está mandando. Ni creo que lo hagan.
-¿Y el bloque qué va a hacer?
-Todavía no lo discutimos. Están modificando cosas a cada momento, así que hay que saber cuál es el proyecto definitivo. Igual te digo: me parece bastante cínico que los que acompañaron las delegaciones a Alberto Fernández ahora se hagan los ofendidos y los republicanos. Es exactamente igual. El capítulo de jubilados es una copia del texto del anterior gobierno que aprobó todo el kirchnerismo. Yo no lo aprobé. Trato de ser coherente. Ojalá otros diputados también. Y el resto de cosas de este proyecto, como las modificaciones al Código Civil, al Código Penal y tantas más, no hablan de una emergencia. Perfectamente pueden tratarse en marzo, escuchando a todos los sectores.
Biología partidaria
Una definición política inesperada fue brindada a lavaca por el biólogo molecular, profesor emérito de la UBA, investigador del Conicet y autor de más de 140 trabajos internacionales, Alberto Kornblihtt.

El científico Alberto Kornblihtt durante su intervención.
-¿Qué cree que pasará con este proyecto?
-Dependerá de los diputados radicales, si traicionando su historia de movimiento popular y democrático le llegan a dar los votos a este gobierno que quiere erigirse como dictadura a través de decretos y leyes perversas para cambiar a la sociedad y al país, retrocediendo decenas de años. Entonces mi expectativa es que estos diputados radicales y por supuesto los de UxP sean conscientes del peligro que tendría avalar las medidas de este gobierno.
-Usted está focalizando en la delegación de poderes.
-En todo. Todo esto, así como está hecho, hay que rechazarlo: el DNU por completo y la Ley Òmnibus por completa.
En su intervención de siete minutos Kornblihtt planteó:
“Los científicos estamos preocupados desde que el entonces futuro presidente Milei dijera por TV que cerraría el Conicet porque los científicos no producimos nada. Estamos preocupados por medidas que consideramos una condena de muerte a las capacidades nacionales que son fundamentales para las posibilidades de desarrollo futuro. Me refiero a la derogación de la Ley de Tierras, la modificación de la Ley de Glaciares, de la Ley de Bosques Nativos, la Ley de Protección Ambiental, todas para dar ventajas al capital privado en detrimento de la preservación del ambiente y los recursos naturales”.
Distracciones
“La verdad e es que lo veo complicado –dice el diputado riojano Ricardo Herrera (del bloque UxP)–. Complicado porque te hacen maniobras distractivas de parte del oficialismo para que estemos discutiendo, con alguna maniobra dilatoria, y mientras consigan el número de votos que les falta y traten de imponerlo”.

El diputado riojano Ricardo Herrera.
Plantea Herrera: “Han producido una megadevaluación a minutos de haber asumido. El brutal ajuste ha pasado por ahí. Y después de haber asumido te sacan un DNU, te sacan una Ley Ómnibus, pero con el DNU vigente más allá de los intentos de algunos gobernadores, de algunas sindicatos y organizaciones de haberlo querido frenar en la justicia. La Corte dijo: ‘Mire muchacho, que lo resuelva la política y después volvemos nosotros en febrero’. Y así ha sido con todo, mientras discutimos un número mágico que nos permita llegar al recinto”.
¿El bloque es homogéneo en el rechazo?
-Sí, pero con 102 no alcanza, tenemos que ser más, tanto para rechazar la ley como el DNU. Porque esto es un enorme ajuste que no lo paga la casta, salvo que la casta sean los jubilados, los asalariados, los consumidores. Acá pagan los de siempre, y ganan también los de siempre.
¿Cómo puede evolucionar esto?
-Nosotros apelamos a la racionalidad de muchos legisladores provinciales que van a tener sus economías seriamente afectadas, y de la Unión Cívica Radical. Yo no sé si alguno de esos diputados va a querer volver a su casa sin haber hecho nada por la Movilidad Jubilatoria o el Fondo de Garantía de sustentabilidad que les daba a los jubilados cierta tranquilidad para cobrar, y hoy van a quedar a merced del Poder Ejecutivo si esto se aprueba. Y así con muchos temas del país que tenemos que discutir. No me hubiera disgustado que por cada tema mandaran un proyecto de ley. Sobre jubilaciones, sobre tema electoral, retenciones, pymes. Eso permitiría discutir y hacer las cosas como corresponde y no como ahora, que en términos de producción y de cultura notamos que hay un ataque deliberado a determinados sectores.
El gobierno argumenta que tiene el aval de los votos…
El 23 de octubre de 2023 el 70% le dijo que no a Milei. Y luego en el balotaje ganó porque no había otra opción para muchos votantes. Pero eso no le da patente alguna. Los votos también son de quienes entraron al parlamento con un 70% que no lo votó a Milei”.
Herrera señala otro indicio: “A minutos de haber salido Milei por cadena nacional, la gente empezó con las cacerolas, salió a la calle espontáneamente, y no fue a Plaza de Mayo ni al Obelisco: vinieron a tocarnos las puertas a nosotros. No fue decirnos ‘que se vayan todos’. Al revés: fue decir que frene a este ajuste: necesitan al Congreso. Esperan algo frente al avasallamiento del Presidente de la Nación”.
Por último señala. “Espero que en muchos diputados prime la racionalidad. He hablado con muchos, y están muy molestos porque el Presidente ha sido descortés, ¿no? Y esto me lo decían colegas de otros partidos: no podemos ser sujetos de extorsión. Que nos digan que si el dólar aumenta o hay inflación, es culpa nuestra. Bueno, en ese sentido está todo abierto todavía. Hay que ver qué pasa en los próximos días”.
La demagogia y la destrucción
Las intervenciones en el plenario de esta jornada fueron sobre temas farmacéuticos, ambientales, de consumidores, movimientos sociales, científicos, sindicales (Héctor Daer de la CGT y Hugo Cachorro Godoy de la CTA Autónoma), de pequeñas y medianas empresas, de productores de biodiesel y decenas más, hubo un tiempo para la edición de libros (con Alejandro Katz) y para el cine, con Santiago Mitre y la productora Vanessa Ragone, Presidenta de la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica.

Santiago Mitre y Vanessa Ragone: el cine que no pide plata, sino que no destruyan su autofinanciación.
La intervención de Mitre es un buen parámetro de las arbitrariedades del proyecto de Ley, de su falta de criterio, y de la incapacidad o falta de interés en comprender justamente las realidades positivas para el país, en favor de lo que Mitre llama “demagogia” y “destrucción”.
Este es el texto completo, para cuando alguien decida, en no se sabe qué futuro, filmar una película que tal vez se llame Argentina, 2024.
Mi nombre es Santiago Mitre, soy guionista y director de Argentina, 1985, que hace casi un año hoy, fue ganadora del premio Golden Globe a la mejor película internacional, y también estuvo nominada al premio Oscar, en la misma categoría. Digo esto para señalar que durante todo el recorrido que implicó promocionar esta película pude ver la admiración que genera nuestra cinematografía – y agrego – nuestro país en el mundo. Es –y no voy a ser modesto– una de las cinematografías más respetadas del mundo.
Todos aquí admiramos a Ricardo Darín, pero no sé si todos saben que Ricardo Darín es admirado en todo el mundo. ¿Existirían las películas de Darín, Morán, Suar, Roth, De la Serna entre tantos otros… si no hubiese existido una Ley de Cine que propulsó y sostuvo una cinematografía a lo largo del tiempo? No.
Esto que viví yo el año pasado, seguramente lo vivió Damián Szifrón, con su película Relatos Salvajes que fue un éxito nacional e internacional enorme, con público y premios por todos lados; y algunos años antes, Juan José Campanella con El Secreto de sus ojos ganando el Oscar –cuya admirable productora Vanessa Ragone esta acá conmigo. O La historia oficial, o Camila de María Luisa Bemberg un poco antes también, y hay más.
No sé si lo sabían, pero Argentina es el país que más nominaciones al Oscar tiene en la región. ¿Por qué sucede eso? Porque hay una Ley de Cine que sostiene y fomenta la existencia de un cine argentino. Las películas argentinas se exportan a todo el mundo. Son reconocidas en todo el mundo. Generan divisas, trabajo de calidad y valor agregado. Le dan visibilidad a nuestro país. Generan admiración. ¿Por qué queremos destruir eso? ¿Para qué? Y no solo las grandes películas con grandes estrellas, sino un sinfín de películas pequeñas, hechas con presupuestos muy acotados, que sostienen ese prestigio. Este año, sin ir más lejos, la película Trenque Lauquen, dirigida por Laura Citarella, fue elegida como la mejor película del mundo de 2023 por la más prestigiosa revista de cine de Francia. Podría seguir enumerando casos. Hay muchos. Muchísimos.
Los últimos 30 años han sido fuera de cualquier duda los mejores del Cine Argentino en toda su historia: la primera vez en que el Cine Argentino ocupó un lugar importante y sostenido a nivel internacional. Y eso es indisociable de una política de producción cuyo eje fue un organismo autárquico –ajeno a los caprichos del poder político de turno– y cuyo presupuesto (pese a las insistentes falsedades que se dicen) no está relacionado con el presupuesto nacional. Se autoabastece.
El cine no pide plata: pide que se mantenga la ley que le permite seguir autofinanciándose. La pérdida de esa autarquía (implícita en la inminente intervención) augura un horizonte de menor diversidad, menor calidad, en el cual se vislumbra no un intento de resolver nada sino un gesto demagógico y destructivo. Volverá a la industria del cine en susceptible de convertirse en una herramienta más de los caprichos de la contingencia política. Y mucho más importante, aleja cualquier posibilidad de que efectivamente se realicen las reformas que sí son necesarias. Nada es más perjudicial para el espíritu de cambio que un reformismo apresurado e irreflexivo.
En un momento en que los contenidos cinematográficos son cada vez más demandados gracias a los cambios tecnológicos, en el que Argentina tiene técnicos de altísima calidad y productores que pueden producir y liderar contenidos de gran proyección internacional, no es momento de retroceder y destruir lo obtenido. Sí es momento de pensar cambios: y esos cambios deben ser pensados con responsabilidad, análisis, pensando en lo que el cine puede aportarle al resto de las industrias, a las provincias, y sobre todo a la imagen de nuestro país. Puedo asegurarles que es MUCHO. Seamos responsables. Gracias”.
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Al gran pueblo argentino, ¿salud?

“10 años de formación. 68hs por semana. $797.061 por mes. $2930 por hora”. El cálculo no sólo es un afiche de color amarillo, sino también una síntesis de la situación de residentes del Hospital Garrahan, el centro pediátrico de excelencia en Argentina, quienes organizaron este jueves una marcha desde la institución hasta el Ministerio de Salud.
por Lucas Pedulla/ Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Los residentes son médicos egresados que continúan su formación y que, en este caso, eligieron el Hospital Garrahan como lugar de residencia, de donde egresan 70 pediatras por año. El reclamo viene desde 2024 y alertaron que siguen sin respuestas, pese a que perciben un salario por debajo de la línea de pobreza realizando seis guardias al mes de 24 horas cada una: “Es algo incompatible con la vida -denunciaron-. Nos estamos formando para atender a sus niños. Esto no va por ningún partido político: es nuestro sueldo”.

La gente marchó por la calle, pero el protocolo no se aplicó: una exclusividad para jubilados.
La movilización fue parte de un plan de lucha que incluyó un paro sin guardias de cuatro jornadas, que empujó al Gobierno a dictar una conciliación obligatoria por 15 días para dejar sin efecto las próximas medidas de fuerza. “No es una decisión fácil, pero sí necesaria”, explican desde la Asamblea de Residentes del Garrahan. “Estamos luchando por condiciones laborales dignas, por nuestros derechos y por una salud pública de calidad”.

La marcha comenzó con el Himno Nacional Argentino, y las lágrimas brotaban al entonar “al gran pueblo argentino, salud”, la gran frase de cabecera de esta convocatoria.
- “Sin residentes no hay hospital”,
- “16 horas de trabajo = 1 docena de empanadas”,
- “Soy bioquímica residente y cobro $2930 la hora”
Así fueron algunos de los cientos de carteles que se multiplicaron en manos jóvenes que eligieron la salud pública y quieren lo obvio: un sueldo digno.

La propaganda manda en el cartel.
En el Ministerio, la marcha se encontró con la movilización contra los recortes para personas con discapacidad, que saludaron: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”. Allí también llegó una familia que no era trabajadora del hospital, sino simplemente usuaria, con un niño de cinco años que tenía un cartel que resumía todo: “A mi mamá la salvó el Garrahan”. Esa vida es, también, lo que hoy salieron a la calle a defender.

Compartimos uno de los comunicados que repartieron, escrito por la Asamblea de Residentes del Garrahan (@asamblearesidentesgarrahan, en Instagram).
“Somos residentes. Médicos recibidos que decidimos continuar nuestra formación especializándonos en Pediatría y elegimos este hospital para hacerlo.
Somos quienes probablemente te hayan atendido en la guardia, en los consultorios y en las salas de internación.
Nos formamos día a día, cuidando pacientes, acompañando familias, aprendiendo de cada historia. Hoy el sistema que debería fortalecernos nos está dejando atrás. No dejamos de esta en los consultorios porque queramos, sino porque no podemos más. Nuestros salarios no alcanzan. Trabajamos jornadas extensas, con enormes responsabilidades, por ingresos que no nos permiten vivir dignamente.
Esta medida es el último recurso de quienes queremos seguir en este hospital, sin tener que abandonarlo para sobrevivir. La salud pública también se cuida cuidando a quienes la sostenemos.
Estar lejos de nuestras guardias, de los consultorios, de nuestros pacientes nos duele. Pero esta lucha también es por ellos y paa ellos. Porque in residentes no hay formación continua, y sin formación continua no hay futuro para el sistema de salud.
Defendemos la salud pública, incluso cuando nos toca hacerlo desde la calle”.

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Jubilados + científicos: la gente que no se guarda en el colchón

El despliegue policial fue otra vez inusitado: gendarmes, prefectos, policías federales y aeroportuarios contra jubilados empujados a la pobreza extrema, cuyo medio de transporte no son la motorizada o los hidrantes, sino los bastones y las sillas de ruedas. Un rato antes, en el Polo Científico, hubo un acto contra el cientificidio producido por un estado que desmantela y desfinancia incluso emblemas de salud como el Hospital Garrahan.
En el caso de Congreso, nuevamente el acompañamiento a los jubilados reflejó una heterogeneidad creciente: curas, organizaciones territoriales, algunos –pocos– sindicatos, organismos de derechos humanos. Y el formato repitió un esquema coreográfico que optimizó el de la semana pasada: el movimiento, por la vereda y la calle, desorientó a las fuerzas que, aun siendo más en proporción, no daban a tiempo de evitar los cortes que lograba una marcha que no se detenía nunca. Esa estrategia también evitó choques directos, aunque los federales se armaron con máscaras para gasear en cualquier momento, gusto del que no se privaron tampoco con la prensa: al menos 18 personas heridas, fue el conteo de la Comisión Provincial por la Memoria. De todos modos, el piquete mayor fue el realizado por la propia ministra Bullrich y sus tropas, que aislaron al Congreso durante todo el día, cortaron Rivadavia, Callao, Combate de los Pozos, Hipólito Yrigoyen y la estación Congreso del subte A, para detener una marcha que, de hacerse, significa una vuelta alrededor del palacio legislativo de unos 20 minutos. De este modo, se instala un caos durante todo el día como para encender las ínfulas represivas. Volvió a escucharse un viejo cántico: “Policía Federal, la vergüenza nacional”.
Crónica de otra jornada con una pregunta que se respondió entre precios de empanadas, medicamentos y bifes de costilla: ¿qué guardan los jubilados bajo el colchón?
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi
Fotos: Sebastián Smock y lavaca.org
Es miércoles otra vez y todo se dispone más o menos como siempre.
Por allá el Congreso, vallado en cada esquina, de imposible acceso salvo para las fuerzas federales que utilizan las oficinas anexas del Palacio que –según la Constitución– debería votar la prórroga de la moratoria o los aumentos de los haberes de las personas jubiladas que están a minutos de reprimir.
Por acá los medios, autogestivos y privados, con máscaras de gas para evitar los químicos bullrichistas, en una naturalización de las condiciones bajo las que debe trabajar el periodismo.

Antonio Becerra, fotógrafo del diario Tiempo Argentino.
El conflicto es visible.
De un lado mujeres y hombres jubilados, muchas veces con bastones, otras con sillas de ruedas, siempre con carteles manuscritos que suelen ser un símbolo del presente.

Medios de transporte para reclamar por los derechos.
Enfrente, la policía Federal, la Aeroportuaria (?), la Gendarmería (?), la Prefectura (?), dedicadas a estos operativos caóticos, costosísimos, que revelan que la voluntad oficialista no es que haya orden, sino que haya represión.

Otros medios de transporte.
La danza del Congreso
Sin embargo es miércoles otra vez y la manifestación comienza, pero si la semana pasada ya había sido distinta, porque jubilados, sacerdotes, militantes barriales, sindicalistas, organismos de derechos humanos, socorristas y vecinos se desplazaron en una coreografía que hizo mover hasta el cansancio a las llamadas fuerzas de la ley, este miércoles la performance se optimiza, ganando en eficacia y poesía.
Porque comienzan sobre la plaza, dejan atrás los cordones de las fuerzas sin bajar a la calle, caminan sobre la vereda, cantan “qué feo debe ser pegarle a un jubilado para poder comer”, bordean la calle Hipólito Yrigoyen, llegan hasta la otra punta en Luis Sáenz Peña, doblan en U hacia Avenida Rivadavia, y de repente bajan a la calle, porque a los efectivos (?) no le dan los pies para caminar tan rápido y evitarlo, y entonces cuando llega la PSA la columna pasa de nuevo sobre la vereda cantando “qué vergüenza pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, y vuelven hacia Yrigoyen, y bajan a la calle, hasta que llega Gendarmería corriendo, y entonces vuelven a la vereda, y llegan hasta Sáenz Peña –otra vez– y bajan a la calle –otra vez– y cortan la calle, y de las motos y los autos suenan bocinas, y los manifestantes saludan riéndose como niños, porque la desorientación federal es total, hasta que llega la Federal, y se suben a la vereda, y así sucesivamente.

Crearon un cauce.
Una marcha infinita.
Una invitación a que el próximo miércoles las gotas que van confluyendo en esta ceremonia semanal sean cada vez más.
Cientificidio, motosierra y licuadora
El mismo día, en 15 ciudades del país se realizaron actos en los que participaron miles de científicos contra lo que llamaron “cientificidio”. El hecho se plasma en la motosierra sumada a la licuadora, aplicada a entidades como el Conicet (Consejo Nacional de Actividades Científicas y Técnicas) y la Agencia Nacional de Promoción Científica.

Foto: lavaca.org
Investigaciones y proyectos de todo tipo –desde estudios sobre cáncer hasta resistencia a los antibióticos– son amputados por la motosierra, mientras la licuadora se aplica a salarios que en muchos casos han sufrido pérdidas del 40% durante esta etapa que el gobierno “libertario” define como un éxito.

FotoCobertura colaborativa / RAICYT
En Buenos Aires la concentración se realizó en el Polo Científico (en Palermo), ante una situación que quienes trabajan en ciencia definen como desesperante, por el grado de destrucción y vaciamiento que sufre una actividad crucial.
El planteo fue: «Desde el estudio de la pandemiahasta la producción de alimentos, desde la historia argentina hasta la transición energética, desde las desigualdades sociales hasta la nanotecnología, desde la literatura hasta la biomedicina: no hay agenda de futuro sin ciencia». Los organizadores informaron además: “El poder adquisitivo de salarios y becas cayó un 40%, alcanzando niveles históricos mínimos, comparables a los de 2001”. Ya se han perdido 4.000 puestos de trabajo. La llamada “fuga de cerebros” se ha convertido en otro regalo que Argentina hace al mundo: no solo los recursos naturales sino también los humanos pasan a estar de remate. Los científicos plantean: “El gobierno ha implementado una política de aniquilación de aquello que llevó décadas construir”.

Foto Cobertura colaborativa / RAICYT
Las y los manifestantes se inspiraron en El Eternauta, con máscaras y la consigna “Nadie se salva solo”. Hace más de un año y medio las marchas de jubilados están planteando el mismo tipo de cuestiones y mostrando un camino que parece haber inspirado también al Polo Científico.
Una diferencia notable es que las máscaras de jubilados, periodistas y fotógrafos en Congreso son previas a la serie de Netflix, muchas veces caseras y precarias, y consecuencia de que son literal y semanalmente atacados con gases tóxicos, cosa que ha ocurrido hasta con niñas.
En el caso del Polo Científico, los atuendos están muy bien hechos y son simbólicos, ya que no han sufrido ataques físicos como los jubilados (aunque si siguen reclamando seriamente tal vez lo logren).


Ataques a jubilados y fotógrafos
Volviendo a la marcha de jubilados, las fuerzas federales (Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y de Seguridad Aeroportuaria) comandadas por Patricia Bullrich mostraron ya no solo su cara represiva, sino también una improvisación inusitada. Un decálogo de postales de desconciertos y abusos:
1) Al vallar todo el Congreso –incumpliendo su propio protocolo antipiquete y cortando el tránsito en Avenida Rivadavia, Callao, Riobamba e Hipólito Yrigoyen– , generaron un peligro latente porque la gente debía caminar un tramo sobre Callao por la calle, pegada a los autos.

2) No dejaban cruzar a la gente por la senda peatonal de Rivadavia y Callao y tampoco explicaban el por qué. Solo ganaron reproches e insultos, también, de las personas que no estaban reclamando por las jubilaciones. Por ejemplo, automovilistas.
3) Armaron una barricada en medio de la Plaza de los Dos Congresos, sin ningún sentido (dentro de la plaza no hay calles que despejar).
4) Armaron otra barricada en medio de la vereda, a la altura de Rivadavia al 1771, entre Callao y Rodríguez Peña. Es decir: la policía hacía un piquete que impedía que los transeúntes fueran por la vereda, obligándolos a bajar a la calle. Al rato se dieron cuenta del absurdo y se movieron, entre risotadas e insultos.

5) Volvieron a gasear a la prensa. Antonio Becerra, fotógrafo de Tiempo Argentino, fue uno de los más afectados.
6) Según registró la Comisión Provincial por la Memoria hubo al menos 18 personas heridas.
7) Para seguir visibilizando su reclamo, un puñado de no más de veinte jubilados empezaron un semaforazo en la esquina de Montevideo y Rivadavia. Cuando se ponía en rojo el semáforo sobre Rivadavia, saltaban a la calle a reclamar e informar frente a los automovilistas. Cuando cambiaba al verde, subían. Así una y otra vez, hasta que llegó un ejército de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) les impidió hasta eso.
8) La mayoría de los efectivos de todas las fuerzas no llevaban identificación.
9) Cuando se les pregunta el por qué, muestran otro de sus protocolos: se ríen socarronamente.
10) Un dato no menor: quienes se ríen, están con trajes blindados y armados hasta los dientes.

Los jubilados que usan máscaras no lo hacen para parecerse a El Eternauta, sino porque son literal y semanalmente atacados con gases tóxicos por la policía, y además por fuerzas de presencia inentendible en la plaza de Congreso: Gendarmería, Prefectura y Policía Aeroportuaria.
El colchón y las empanadas
Entre dólares en colchones y empanadas caras, hay un problema central que tiene menos prensa: la jubilación mínima sigue siendo de $296.481, a la que se suma un bono extra que desde marzo de 2024 yace congelado en $70.000, con lo que el haber llega a $ 366.481.
Armando tiene 74 años y es de Barracas. “Los dólares del colchón y las empanadas de Darín son métodos de distracción, de engaño hacia la gente, que se ve que les sirve porque tienen adeptos y ganan elecciones. Me pregunto cómo pueden lograrlo con el deterioro que están haciendo y con la maldad que tienen, porque no aumentar nuestras jubilaciones lo festejan como una victoria”.

¿Qué tiene usted en el colchón? “Lo único que me queda es el elástico”, dice y ríe por primera vez. Se pone serio: “Siempre que tuve un sope lo tuve que gastar. Y ahora ni eso. He sabido estar mejor, pero no ahora. Tengo el esófago de Barret, una enfermedad por la que debo tomar tres remedios todos los días y este gobierno me quitó el más caro, que antes era gratuito. No puedo pagar 50.000 pesos así que mi doctora me bajó la dosis a la mitad”.
Delia sostiene un cartel que denuncia lo que cobra un senador (9 millones de pesos) y exige “basta” y que los jubilados sean “los primeros”.
Cuenta su modo de supervivencia: “Cobro la mínima, 366 mil. Pago de alquiler casi 200 mil, y 100 mil de expensas. Sacá la cuenta de lo que me sobra para todo el resto del mes. Después la luz, el gas; lo que nos dicen es ‘no vivas, no vivas más’; o sea ¿me tengo que suicidar? Eso es lo que van a lograr, y chau”.

Estela y Lidia tienen 63 y 72 años. Están juntas y enojadas. “Los medios de comunicación son cómplices de que el gobierno nos trate como el repulgue de la empanada, obviando los temas importantes, como es esta protesta. Todo el mundo hablando de Darín, o mostrando sus colchones con el fin de disfrazar la realidad”.
Ven lo positivo de las empanadas: “Es importante que un artista como él haya hablado, porque aunque nosotras comamos en lugares más baratos, no dejamos de sufrir”.
¿Qué se sufre? “Lo que no tenemos en el colchón porque no tenemos ni en la heladera. Ya no estamos cocinando de noche. Ya pasó para nosotros lo de las 4 comidas. No existe más”.
Liliana –70 años, de Sarandí–, Sandra –63, de Quilmes– y Elba –72, también Quilmes– son tres amigas de zona sur del conurbano que tienen la bandera argentina como capas de superheroínas. Liliana se ríe para no llorar de lo que hay debajo de su colchón: “Deudas y cuentas, bien abajo de la almohada, esa que todas las noches no te deja dormir. Hasta el servicio de televisión tenemos que cambiar porque no alcanza. ¿Comer?, por Dios”.
Sandra come al mediodía: “A la noche matecocido, nomás”.
Elba fue a la mañana a hacer mandados porque a la noche viene su nieto a cenar: “Una hora estuve mirando precios. Me decidí por un bife de costilla, medio flacucho: $11.500 el kilo, para que coma bien el nene”. Liliana dice: “Bueno, ¿ves? Yo carne ya no”. Elba suma: “Y yo no voy al doctor porque me va a dar un remedio que no voy a poder comprar –dice y se señala la boca–. Todos los días rezo para que Dios me cuide los dientes”.

Efecto del gas pimienta.
Ricardo, 68 años, trabajó de todo –chofer de colectivos, montador, en una tejeduría de San Martín–, y cuenta que hace cuatro meses lo operaron de cáncer de próstata. “No me alcanza ni para los medicamentos, hijo”, dice, con los ojos como dos espejos. “Estoy acá porque Dios, quizá, me permite vivir un poquito más”. Su mujer trabaja y banca la situación, pero tuvieron que ir cambiando el menú: otro aceite, otras carnes, otra verdura, otro tomate, otros huevos. “Me entendés, hijo, todo hizo que nuestra vida se deteriorara en un sentido de dignidad de la mesa”. No pensó que después de jubilarse estaría de nuevo en las calles, pero acá está, con fe y esperanza de que Argentina pueda cambiar: “Ustedes tienen que razonar, la juventud, porque van a ser los más damnificados. Dios te ayude, hijo”.
Pasó otra marcha y pasó otro miércoles. Y llega un nuevo parte desde el Hospital Ramos Mejía, donde Pablo Grillo permanece internado desde aquel miércoles 12 de marzo cuando fue baleado por un gendarme con el impacto de un proyectil de gas apuntado a su cabeza. “Continúa estable en terapia intensiva. Desde Neurocirugía, su cuadro está controlado y su evolución es positiva. Desde Terapia Intensiva, se le están administrando antibióticos por la detección de una infección en vías urinarias. Está siendo monitoreado y su estado, por el momento, está controlado”.
La jubilación mínima sigue siendo de 366 mil pesos: salvo excepciones, no alcanza para comprarse un colchón. Más de cinco millones de jubiladas y jubilados hoy cobran eso.
Y por eso, también, seguirá esta marcha que parece infinita. El próximo miércoles.

Actualidad
Represión y reacción

(Por Claudia Acuña)
Con las cámaras en alto y sentados en el asfalto (imagen de portada), más de cuarenta reporteros y reporteras gráficas lograron que liberen al fotógrafo Tomás Cuesta y se desestimen varios de los cargos que querían atribuirle a Javier Iglesias, otro de los fotógrafos arbitrariamente detenido al finalizar la ronda de los miércoles de las y los jubilados en el Congreso. También fueron apresados Pablo Luna, jubilado ex trabajador de YPF y Leandro Cruzado, integrante del Club Antifascista, quienes según la fiscalía Este –a cargo de iniciar la causa judicial– podrían recuperar la libertad mañana al mediodía.
Como todos los miércoles la prensa fue blanco de gases y palos por parte de las fuerzas de seguridad, que en esta oportunidad intentaron dar un paso más: el video que muestra la detención de Tomás Cuesta (al final de este artículo) es la evidencia de la brutalidad de su accionar. Cuesta, quien habitualmente trabaja para medios internacionales, estaba cubriendo la ronda para la organización Amnistía Internacional, que en estos días está elaborando un informe sobre la represión estatal a la protesta de jubilados enviando a Buenos Aires a una especialista de la oficina central de esa oenegé, desde Inglaterra.

Uno de los detenidos del miércoles: jubilados y la prensa en la mira.
Javier Iglesias es un fotógrafo independiente que cubría la protesta para medios especializados en temas de represión estatal. Ambos fueron derribados al piso, ambos soportaron la rodilla de un gendarme en la mejilla para aplastarles así la cabeza contra las baldosas, ambos fueron esposados y trasladados al estacionamiento situado exactamente enfrente del ingreso al Senado de la Nación. El contraste se hizo aún más evidente cuando los dos fotógrafos fueron obligados a pararse en el paredón de la playa de estacionamiento mirando hacia el frente: lo que veían desde esa posición era el Palacio, símbolo de la representación democrática. Quizá porque el oficio es exactamente ese –saber mirar– los y las fotógrafas que llegaron hasta allí para conocer la situación de sus colegas decidieron hacer entonces un camarazo con sentada: no iban a naturalizar otro miércoles de impunidad. El momento, además, era muy sensible: acababan de llegar las noticias del resultado de la nueva operación al reportero Pablo Grillo, a quien una descarga de Gendarmería lo hiriera de gravedad y le dejara como secuela una hidrocefalia que hoy obligó a colocarle una válvula para drenar el líquido del cerebro al abdomen.

Otro de los detenidos. Foto publicada en Tiempo Argentino.
El primero en sumarse a la plantada fue el secretario general de Sipreba, Agustín Lecchi. “Todos los miércoles jubilados y periodistas somos el blanco de la represión. No nos vamos a mover de acá hasta que tengamos una respuesta”. También personal de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad se presentó tanto en el estacionamiento como en la fiscalía para conocer la situación y los argumentos que, supuestamente, justificaban las detenciones. Finalmente llegaron los representantes políticos: el diputado Germán Martínez –presidente del bloque de diputados de Unión por la Patria- la senadora Silvina García Larraburu y el senador Mariano Recalde: en ese orden. En tanto, la fiscalía aceptó revisar “pruebas”: comprobó así que no había ningún video ni declaración policial que justificaran la detención de Tomás Cuesta y ordenó su liberación. Los tres restantes debían esperar la decisión del juzgado, por que la fiscalía ya había validado las detenciones en un trámite más rápido que el pedido de explicaciones.

“La clave fue la reacción”, sintetiza uno de los colegas de Tomás, que comunicó inmediatamente la noticia a su mamá que en estos días está trabajando en el Festival de Cannes: es la jefa regional de la agencia internacional de noticias Associated Press.

Un signo de los tiempos: Detenidos sin explicación, contra la pared, en un estacionamiento usado por la policía ubicado exactamente frente al así llamado Honorable Senado de la Nación Argentina.