Nota
La republiqueta sojera: radiografía de un modelo violento
Repúblicas Unidas de la Soja es un libro editado por el Grupo de Reflexión Rural a finales de 2007, donde se describe el modelo y su inevitable crisis. Es un aporte fundamental para comprender a nuevos actores del poder económico, sus métodos y objetivos. “La soja no es un mero cultivo, es un sistema que condiciona cualquier política” advierte en la introducción Javiera Rulli, compiladora de los artículos que conforman el libro. Es, también, la que describe didácticamente los alcances de esta nueva forma de ocupación territorial, que condiciona las democracias latinoamericanas.
“Los agronegocios y las industrias extractivas constituyen el eje estructural y el origen de los principales conflictos sociales y ambientales en la región sudamericana”, puntaliza Rulli. Ahora también sabemos que a esta lista hay que sumarle los conflictos políticos, que vuelven aun más urgente el llamado que la autora realiza: “Necesitamos hallar los elementos intelectuales que nos permitan visualizar y enfrentar esas nuevas situaciones neocoloniales, poder repensar las relaciones de la ciudad y el campo en épocas de globalización.” Para que así, es quizá útil y necesario identificar el problema en su real dimensión. Aquí, una síntesis y el libro completo, en formato pdf.
El sistema
La soja no es un mero cultivo, la soja es un sistema que condiciona cualquier política. El sistema de la soja es, por lo tanto, la cota ciega sobre la que transcurre la confrontación establecida entre progresismo y neoliberalismo, entre soberanía nacional y globalización, entre hallar el propio destino y la subordinación a un destino colonial. Este sistema se define por políticas agrarias diseñadas para un país, desde remotas oficinas que no pueden evitar -más allá de sus buenas o malas intenciones- la tragedia de que esas políticas desvirtúen las democracias de los países a los que van destinadas.
Las nuevas corporaciones
Los agronegocios son uno de los principales núcleos de poder de las corporaciones que dominan el Cono Sur. Dividen a la región en 3 modelos de monocultivos: producción de oleaginosas, árboles para celulosa, y caña para azúcar y etanol. Estas corporaciones comparten el territorio con las transnacionales mineras y petroleras. Actualmente, en la nueva era de la “Bioenergía”, estos diferentes sectores económicos se están fusionando para generar megaoligopolios. Así, desde el agro se está desarrollando una estrategia regional y un proyecto de integración corporativa. La dominación territorial se expresa a través de la expansión de los monocultivos y la culminación de las vías logísticas de escurrimiento hacia los puertos al exterior. Las actividades de los “agronegocios” y las industrias extractivas constituyen el eje estructural y el origen de los principales conflictos sociales y ambientales en la región sudamericana.
Republiquetas sojeras
La soja es un monocultivo, que en la actualidad, se extiende por todo el Cono Sur desplazando a la población rural, devastando las áreas de bosques y pastizales y debilitando las bases de la producción alimentaria de cada país. Los países sojeros se convierten en meras republiquetas sojeras, donde la población se aglutina en las ciudades con planes asistenciales, dependientes de las regalías de la exportación de la soja.
Cultivo geopolítico
La soja es una planta que proviene de Asia, destinada a la alimentación humana después de un proceso de fermentación (tofu). Sin embargo, desde el comienzo de la revolución verde, el cultivo de la soja pasa a ser forraje, y sustituto de las proteínas en la dieta humana, además de ser utilizado como parte de una estrategia geopolítica de ocupación del territorio.
Breve historia de la invasión
En Sudamérica, este cultivo empezó como leguminosa con el fin de enriquecer la tierra con nitrógeno para ser implementada en el ciclo de rotación de cultivos, pero se convirtió paulatinamente en la gran estrella de la monocultura del modelo agroexportador. La soja se extiende desde los ‘60 en Brasil, Argentina y Paraguay. En Argentina, se expande masivamente en los años 80, acabando con el sistema de rotación entre ganadería y agricultura, instalando la agricultura permanente. A mediados de los 90 el modelo de la soja trasciende a una nueva fase con la incorporación de la biotecnología y el gran evento: la soja resistente al herbicida Roundup, creada por la Monsanto. Este fenómeno gatilla un crecimiento exponencial de la superficie destinada al monocultivo gracias a los bajos costos de producción y las altas tasas de ganancia. En Argentina, en el último ciclo 2006/2007 se obtuvo un volumen récord de cosecha de 47,5 millones de toneladas, alcanzando 16 millones de has cultivadas, lo que representa más del 50 % de la superficie agrícola.
El nuevo modelo
Para entender el modelo de la soja, se debe aclarar que ya no estamos hablando de una agricultura tradicional que emplea escalas moderadas de superficie, abastece al mercado nacional y es una fuente de trabajo. Este modelo supone una agricultura sin agricultores, una agroindustria que consiste en la commoditizacion y primarización de la producción agrícola e implica la industrialización y el empoderamiento del sector por los agronegocios y la (re)estructuración de la dinámica productiva local/ regional. Finalmente, no se puede ignorar que el modelo agroexportador de la soja es una consecuencia inherente de los procesos de integración y globalización económica. Desde las dictaduras de los años 70 en el Cono Sur, se reordenaron los poderes económicos en el territorio, para que posteriormente, en democracia, las instituciones financieras internacionales pudieran diseñar programas económicos con objetivos geopolíticos. En la actualidad, las instituciones financieras y la banca internacional inyectan y especulan con los capitales desde sus diversas caras. Por un lado, la banca multilateral financia la construcción de la infraestructura que soporte al modelo agroexportador -tales como la hidrovía y todo el complejo del IIRSA, que consiste en autopistas, ductos, telecomunicación, puertos, etc.- y que finalmente se traducirá en mayores niveles de deuda externa. Por otra parte, las caras privadas de las instituciones financieras internacionales y la banca privada se dedican a inyectar dinero al sector industrial y de agronegocios promoviendo la expansión de la frontera agropecuaria. En la zafra del 2003/04 cuando los monocultivos de soja se extendían por 14,2 millones de ha, el 60% de la tierra estaba en manos de pooles de siembra o empresas similares.
Cómo funciona
El modelo de la soja consiste en un paquete biotecnológico compuesto por la semilla trangénica de soja RR (Roundup Ready), plaguicidas – principalmente los herbicidas a base de glifosato- y la técnica de siembra directa. Este paquete es indivisible, dado que estos 3 componentes son los que permiten la industrialización de la agricultura, la implementación de grandes superficies de monocultivos y la ventaja de mínima mano de obra. Se trata de una agricultura sin agricultores. En la Argentina actual, con tecnología de punta, para 1000 has solo se requieren 2 personas trabajando por año. Pero la necesidad de poseer capital, recursos económicos para poder adquirir insumos y solventar la maquinaria necesaria, hacen que la soja se vuelva sólo rentable a grandes escalas y esto genera un proceso violento en el que va desapareciendo el pequeño productor. El productor remanente se convierte en un personaje dependiente de pagar los créditos adquiridos y vive calculando lo que necesitará en insumos hasta la cosecha; depende pues completamente de los créditos y los adelantos que le otorgan los silos y las financieras. Es una carrera contra el tiempo para que este productor mediano desaparezca. La lógica subyace siempre en la obligación de expandirse continuamente para poder mantenerse competitivo.
La cara visible
Con el modelo de la soja se inauguran nuevos grupos económicos; la agricultura se vuelve un de los grupos inversionistas especulativos, tales como el grupo Los Grobo de la familia Grobocopatel en Argentina y el Grupo Favero S. A. en Paraguay. Estas son las caras más visibles, los llamados “reyes de la soja, de grandes grupos inversores que alquilan tierras en múltiples lugares, y ni siquiera recurren a comprar los terrenos porque sus proyecciones son “máximo rendimiento a corto plazo”, una especie de maquila agrícola. Según Grobocopatel él se considera el Sin Tierra más grande del mundo y plantea que la biotecnología ha democratizado la agricultura, porque ahora todos pueden dedicarse a la agricultura, solo se requiere tener capital. Así también se da la entrada masiva de capital extranjero, en Argentina el fenómeno de extranjerización de la tierra afecta el 17% de la superficie. También se produce este mismo fenómeno de forma oculta cuando se establecen empresas manejadas por locales, pero con capital extranjero.
La cara oculta
Detrás de la soja, uno encuentra grupos anónimos de inversiones donde especulan con fondos de pensión, participan grupos de inversores que combinan los sectores de comunicación, ganadería y otros. Así se conforman los “pooles de siembra” donde se integran contratistas rurales, empresas de agroquímicos, inversores (nacionales y extranjeros) para llevar a cabo producción agropecuaria. Estos grupos de inversión son los actores más violentos en la penetración de las nuevas áreas. Se trata más bien de mercenarios empresariales con manejos de matones, una especie de “Chicago boys” mezclado con estilos de la “pesada” de la dictadura. Estos personajes, por apropiarse del terreno, en muchos casos no ponen límites en cuanto a la corrupción, violencia y destrucción ambiental. Este sector es la punta de lanza asociada con los silos transnacionales.
Los gigantes de la exportación
La soja es exportada finalmente por unos pocos actores económicos. El mercado internacional está regido por un puñado de Corporaciones de las grandes graneleras -Cargill, ADM y Bunge – se han repartido el territorio del Cono Sur. Los protagonistas de este sector son las corporaciones de cerealeras que actúan como “gigantes invisibles” que controlan todo el mercado alimentario. La integración vertical de estas corporaciones les permite dirigir íntegramente el desarrollo de la agricultura a través del control total de los productores, convirtiendo a éstos en meros eslabones de una cadena de producción industrial. Con el surgimiento del mercado de agrocombustibles, el futuro de la producción agrícola se torna aún más lúgubre.
El desafío
Los agronegocios ocupan el territorio y condenan a la población a migrar, sea a la pobreza de los márgenes de las ciudades o a los trabajos precarios. Necesitamos hallar los elementos intelectuales que nos permitan visualizar y enfrentar esas nuevas situaciones neocoloniales, poder repensar las relaciones de la ciudad y el campo en épocas de globalización. En este marco de violencia no hay mesa de diálogo posible, ni responsabilidad social empresarial, que solo pretende mitigar los impactos y desarrollar políticas asistencialistas.
Repúblicas unidas de la soja
editado por el Grupo de Reflexión Rural
Compilación a cargo de Javiera Rulli
El libro completo:
- La expansión de la soja en Latinoamérica por Javiera Rulli
- Soja, del besar a tragar el sapo por Sebastião Pinheiro
- Monocultivos y Monocultura: La pérdida de la Soberanía Alimentaria por Jorge Eduardo Rulli, Adolfo Boy
- Soya transgénica en la ayuda alimentaria por Elizabeth Bravo
- Perspectivas futuras del Agronegocio de la soja: Biodiesel, el nuevo mercado por Stella Semino
- La ruta de la soja en el Noroeste Argentino por Oscar Delgado
- Pueblos fumigados en Argentina por Lilian Joensen
- Los refugiados del modelo agroexportador. Impactos del monocultivo de soja en comunidades campesinas paraguayas por Javiera Rulli
- La paramilitarización del campo con la expansión de la soja por Javiera Rulli
- Soya en Bolivia: Producción de oleaginosas y dependencia por Georgina Catacora
- Soja tour: yo me bajo, ¿y tú? por Álvaro Porro
- ¿Qué hacer? Otra agricultura para construir soberanía alimentaria y territorial por Reto Sonderegger
- Anexos
Nota
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
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