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Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

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Una nutrida movilización sindical y social convocada por la CGT y las dos CTA llegó hasta Tribunales este miércoles rechazando el DNU elaborado por el poder ejecutivo, mientras el gobierno presentaba en Diputados un proyecto llamado “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”. Básicamente este documento pretende diluir la división de poderes y concentrar poder en el Ejecutivo para que se dedique a legislar temas cruciales para el presente y el futuro del país.

Tal vez ese proyecto signifique justamente una marcha atrás para el DNU tras la serie de cacerolazos masivos de la semana pasada y este tipo de movilizaciones de otro tipo de “bases”. O quizá sea simplemente un complemento para garantizar por diversas vías el objetivo de ajuste, estancamiento, desindustrialización, disciplinamiento social y licuación del sistema democrático que viene impulsando el gobierno.

El oficialismo tiene minoría absoluta en el parlamento: el avance de este tipo de medidas solo podría materializarse con el apoyo y/o la negligencia de fuerzas políticas que decidan acompañar este tipo de medidas que buscan romper el sistema jurídico y constitucional del país. Milei usa estos días para promover sus propuestas en reportajes realizados por ex periodistas (a quienes curiosamente ya no llama “ensobrados”) o vía redes, como con la imagen de una falsa bandera argentina en la Casa Rosada y la consigna: “No la ven”, dedicada a quienes no acuerdan con sus medidas. Anunció incluso la realización de un plebiscito si el Congreso no aprueba sus proyectos, acusando de “coimeros” a los diputados que se opongan a los mismos.

Los organizadores respetaron aproximadamente el “protocolo” de la ministra Bullrich movilizándose por las veredas antes y después de la concentración. Sin embargo la violencia policial se hizo presente. El saldo de la jornada –como había ocurrido con los cacerolazos y movilizaciones de Córdoba el 21 de diciembre– fue de 7 detenidos, uno de los cuales es un periodista, Martín Brunas, capturado por las fuerzas policiales por registrar justamente la detención de un profesor de arte que no estaba manifestando sino saliendo de la pizzería Banchero.

Video del momento de la detención de Martín Brunas: sobreactuación policial porque Martín había registrado otros apresamientos.

Fueron detenidos Samuel Robledo, Ignacio Lautaro Robledo y Agustín Iván Ricardi, además de Brunas. No se conocían los datos de otras tres personas también apresadas. Fueron enviados al Instituto Superior de Seguridad Pública, ubicado en Santiago de Compostela 3800 de CABA.

Entre los principales gremialistas, que además ocuparon el palco, estaban Héctor Daer (Sanidad), Pablo Moyano (Camioneros), Sergio Palazzo (Bancarios), Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingieri (Obras Sanitarias) y Juan Carlos Schmitd (Portuarios), entre otros.   Hubo también actos y movilizaciones en Córdoba, Santa Fe, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego y San Juan.

La CGT se reunirá este jueves para anunciar la realización de un paro, aunque sin fecha. Previendo eso muchos de los manifestantes en Tribunales cantaron dos consignas: “Paro general” y “Poné fecha”. Fue un modo de las bases de exigir a las dirigencias acciones concretas frente al aplastamiento de derechos impulsado por el gobierno. Voces, sentimientos y miradas desde la marcha. Crónica de un día de sol con pronóstico cada vez más tormentoso.

Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

Erika tiene 41 años y camina por la avenida Corrientes con un cartel con una cara triste que llora. Es enfermera en el Hospital Ramos Mejía, en la ciudad de Buenos Aires, desde hace 13 años, y apenas le alcanza para llegar a fin de mes, con dos hijas de 6 y 14 años a quienes ya no les puede comprar más yogur. “Y ahora, con el DNU imaginate. Nos quieren esclavizar: ¿los grandes empresarios van a poder decidir cuánto ganás y comés? ¿Ya no vamos a poder reclamar más por miedo a que nos echen?”, se pregunta, en dirección a Plaza Lavalle, donde una masiva concentración de los gremios de la CGT, la CTA, movimientos sociales y partidos de izquierda explicitó el rechazo del mega DNU del gobierno de Javier Milei.

La cita es frente al Palacio de Tribunales, donde la CGT presentó un pedido de amparo para frenar la medida en dos fueros distintos. El primero, el fuero laboral, lo rechazó ya que el decreto entrará en vigencia recién el viernes. El segundo, el fuero contencioso y administrativo, se asumió competente, habilitó la feria judicial, y le exigió a la Jefatura de Gabinete que dé una respuesta a la demanda en un plazo de tres días. 

Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

Sin dirigencia

Por eso, Erika marcha, como miles de personas de diversos gremios a su alrededor. “¿Cuál es la necesidad y urgencia de la ley de tierras? ¿Y de los clubes como sociedades anónimas? Para eso, hacé una nueva Constitución a favor de los empresarios y de Estados Unidos, más fácil -dice-. ¿Para qué estudiamos? ¿Para qué trabajamos? Somos personas. No podemos perder los derechos que conseguimos de un día para el otro. Si no luchamos ahora no vamos a perder solo nosotros, sino todos”.

Aclara que no es piquetera: “Pero todos tienen que salir, porque nos vamos a morir de hambre todos. Los pacientes ya no tienen remedios. Van a los hospitales a buscar cosas que ya no les llegan por obra social. ¿De qué libertad hablan?”.

Llega a Plaza Lavalle, donde el canto “la patria no se vende”, uno de los hits, cruza diversos gremios. ¿La dirigencia quiere el paro? “Si la dirigencia no está en sintonía, el pueblo va a salir como salió a Congreso todos estas noches. La gente salió sin una dirigencia. Y te repito: acá todos tienen que salir, hasta los que tienen un mercadito, porque no van a poder vender y van a quebrar”.

Erika, ya una con esta multitud, entra a la plaza. 

Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

Canciones y razonamientos policiales

Ninguna canción fue coreada por toda la Plaza de los Tribunales, lo cual grafica la diversidad y cantidad de sindicatos y organizaciones presentes. Por ejemplo, “paro general” y “poné la fecha” fueron agitadas en su mayoría por los partidos de izquierda, aunque sobre el final se sumó una mayoría.

Una de las que generó mayor entusiasmo fue “la patria no se vende”, coreada por gremios, movimientos y, también, la izquierda. 

La otra foto de día y el otro hit de la jornada fue “al protocolo se lo meten en el culo”; canto que, si bien se escuchó frente al Palacio de Tribunales, tuvo su momento de auge cuando la movilización desconcentraba por la Avenida Corrientes: allí la Policía Federal intentó impedir que se cortara totalmente el tránsito y habilitó dos pasajes por los costados para que las miles de personas se amontonaran por esos embudos. Aunque la gente quisiera cumplir esa invitación policial, no se podía: la presión de la masa hacía que se produjeran empujones con la Policía que, nerviosa, golpeaba con sus escudos hasta que el sinsentido del operativo se tornó evidente: la gente tardaría más tiempo en desconcentrar, se generaría tensión, todo para satisfacer la performance barruntada por la ministra Bullrich.

Ante la evidencia de esa realidad uno de los efectivos que comandaba el operativo dio la orden de que sus colegas se retirasen de Corrientes.

Minutos después confesó a lavaca que no se coordinó bien el protocolo: en una esquina lo aplicaron y en la otra no. El tránsito igualmente se cortó por la cantidad de gente que desconcentraba. Ya desarmado, el oficial confiesa: “Mejor así, lo otro genera tensión con la gente”.

Más temprano, otro comisario de traje, a cargo del operativo en la propia Plaza, asegura que no tiene cifra oficial sobre la cantidad de gente. Y responde sobre el protocolo: “Es imposible con esta cantidad de personas”. ¿Se esperaba mayor tensión? “No, no, todos colaboraron”, dice sobre la marcha en sí, aunque horas después habría detenciones. 

Las bases en la calle: masiva movilización sindical contra el DNU de Milei

La ley del dron

Junto a las fuerzas policiales, hay una pechera del Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial de la Memoria (CPM). Son jóvenes que siguen de cerca a las y los efectivos que custodian Corrientes. Junto a ellos –3 equipos, 20 personas en esta movilización– se encuentra Roberto Cipriano, coordinador del Comité, quien relata sobre este dispositivo conjunto de la Comisión por la Memoria, el Comité Nacional de Prevención contra la tortura, dentro de la Defensoría del Pueblo. “La idea es monitorear el despliegue de las fuerzas de seguridad en el marco de la protesta social. Estar in situ, caminando y recorriendo la marcha relevando cuál es la situación”.

¿Qué vieron?
Vimos mucho despliegue policial: carros, hidrantes, que tienen por función más amedrentar, asustar, mostrar el poder de las fuerzas. Todo es nuevo, porque el año pasado no había fuerzas federales desplegadas de esta manera. Hay una política de saturación suponiendo que eso va a prevenir incidentes. Hay muchos drones, que no se sabe de quiénes son.

Al protocolo, ¿cómo lo analizan?

Claramente el protocolo no se puede aplicar en una gran manifestación. Hoy todas las calles aledañas a Plaza Lavalle estuvieron cortadas por la cantidad de gente, y es parte de la manifestación. El protocolo es una disputa de sentido, nada más. Cuando Bullrich estaba en la oposición también cortó calles. Es un protocolo totalmente irracional y claramente la disputa es para que la gente no se manifieste en el marco de estas medidas que se están tomando, que consolidan la pobreza en nuestro país, necesita justamente de las fuerzas de seguridad para sostener esa política.

¿Están buscando amedrentar?

Hoy vino mucha gente, fue notable. Puede ser que alguien se amedrente, pero son marchas pacíficas. Nosotros monitoreamos también la de la semana pasada, en Plaza de Mayo, que son marchas organizadas: hay gremios y organizaciones. Hay que ver qué pasa cuando las manifestaciones sean espontáneas, porque la crisis se va a agravar, la gente se va a manifestar. Lo vimos en los cacerolazos: ahí no hubo protocolo antipiquete. 

Al finalizar la jornada, la Policía de la Ciudad detuvo a –al menos– siete personas. Uno es el secretario de Prensa de Unidad Popular (UP), Martín Brunas, por filmar el operativo de la policía. La detención se produjo pese al habeas corpus preventivo colectivo que la justicia transformó en amparo, tras la presentación de la Asociación Civil Periodistas Argentinas (PA) y la Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina (AReCIA).

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Analizar tranquilamente

En la plaza, el secretario Gremial de ATE Nacional y secretario general de la CTA Autónoma de Buenos Aires, Oscar De Isasi, dice que la única forma de “convencer” al gobierno de que cambie el rumbo es con movilización popular.

“Está claro que tomó la expectativa de muchos argentinos que lo votaron de vivir mejor, pero este decreto no tiene necesidad ni urgencia para los sectores populares, sino para los sectores económicos y la casta política que él representa –apunta-. Sabe que tiene que hacer todo lo necesario para entregar áreas estratégicas del Estado y precarizar las relaciones laborales porque esa mayoría circunstancial electoral no va a durar toda la vida, y a medida que esa gente vea los efectos de las decisiones del presidente va a salir a la calle a luchar”. 

En los cacerolazos, la movilización reclamó por un paro general: “Estamos trabajando para construir un paro general lo más temprano posible. Para eso tenemos que acordar con todas las centrales y que las bases estén masivamente confrontando, porque un paro se hace cuando hay fuerza organizada para llevarlo adelante. No va a pasar mucho tiempo para que el paro sea una realidad”, avizora. 

Sergio Escalante integra el Consejo Directivo del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), en la CGT: “Respetamos la legitimidad del presidente, pero cuando toca intereses del movimiento obrero organizado de forma arbitraria e inconstitucional no tenemos más que reclamar. Cuando viene una medida de este tipo, se termina precarizando de hecho y avanzando independientemente de la norma”. Sobre el paro general: “Somos orgánicos. Antes de un paro, tiene que haber un Comité Central Confederal, porque esto no lo decide un triunvirato, sino que se escucha no solo al Consejo Directivo sino también a las regionales”.

¿Qué dicen las bases?: “Percibimos un desánimo. Estamos en guardia. Hicimos asambleas y, en general, los más comprometidos ya hablan de paro, pero somos orgánicos esperando qué se decide arriba, porque la única manera de que un paro sea positivo es cuando es orgánico y organizado”. 

Sobre la calle Tucumán, Liliana Olivera y Ezequiel Majul, presidenta y vice de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), apoyan el paro: “Notamos disconformidad en el trabajador docente. Uno de los puntos del decreto es eliminar el derecho a huelga. Por supuesto que estamos de acuerdo con el paro”.

Enfrente del Teatro Colón, el secretario general de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), dice que el gobierno no puede llevar el DNU como “una motosierra salvaje” y reclama que sea el Congreso el lugar para discutir esta política, pero es cauteloso sobre el paro: “Vamos a analizar tranquilamente un plan de lucha. El jueves se reúne el Comité y tiene que ser la conducción la que establezcan los tiempos necesarios en cada una de las acciones. Nosotros ni nos vamos a apresurar ni a ser retardatarios”. 

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Musk y el “cariño al presidente”

En el medio de la plaza, y debajo de un solazo de mediodía, el secretario general de la seccional Campana del Sindicato Unido Portuarios Argentinos (SUPA), Gustavo Rodríguez, plantea que el DNU no es de necesidad ni urgencia, sino de necesidad personal.

“Los peces grandes van a colapsar al mercado. Hablan del señor Elon Musk, ¿pero qué va a hacer? Va a traer a Starlink que te va a manejar los precios de todo, así como es Techint y algún otro grupo alimentario”.

¿Qué piensa del paro general?: “Entendemos que 6 de cada 10 votaron al presidente. Muchos seguramente estén hoy en esta plaza. No hay que esquivarle al bulto. Hoy no estamos generando ningún paro, sino una demostración de cariño al presidente: lo único que pretendemos es que reflexione, porque si sigue con esta medida unilateral de querer avasallar los tres niveles del Estado, lo único que va a conseguir es que esto se incendie rápidamente. Viví el 2001, viví a Menem: no quiero volver para atrás”. 

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Sudor y lágrimas

La que tiene bien en claro qué tipo de “cariño” vino a manifestar es Daniela, docente “de ochenta escuelas” (dice medio en broma medio en serio). Vino sola, desde Moreno, oeste del conurbano bonaerense.

“Por el pisoteo, el patoteo, la mojada de oreja constante. Mi presencia es un granito de arena que ayuda a decir: basta”. Está enojada porque su sindicato, SUTEBA, no llamó a movilizar. ¿Había energías? “Mirá, durante todo este 2023, en los paros hubo directivos diciendo: si ustedes faltan les pasamos falta injustificada. Una extorsión. Yo falté igual. Estaba re instalado ese discurso de persecución. Lo que pasa es que el discurso de Milei de ‘sangre, sudor y lágrimas’ pega en un montón de gente. Yo también la vivo con sangre, sudor y lágrimas, pero sé de qué lado estoy, y que soy trabajadora”.

¿Cómo ve el termómetro social en Moreno? “Estamos hechos mierda. Los chicos están muy solos, muchas familias de escasos recursos no llegan a atenderlos por una multiplicidad de factores: la pobreza, la educación que se transformó en asistir y no a hacer pensar. Creo que los docentes tenemos una responsabilidad grande en esto que está pasando: como educadores de contenido y formadores, estamos haciendo agua”. 

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Construcción y destrucción

Sonia tiene 21 años y es de la Rama Mujeres de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA). “Ya empezaron los despidos en las obras públicas. No es manera de a dos semanas de asumir pisar así los derechos de los trabajadores. Encima, nos quitan el derecho a la protesta”. Cuenta que tiene un compañero que votó a Milei, pero se arrepintió: “Se puso cabizbajo cuando anunciaron lo del transporte: tiene que tomarse cinco colectivos para llegar al trabajo”.

El DNU pone de ejemplo a la UOCRA como modelo para negociar las indemnizaciones por sector. ¿Está de acuerdo? “No, porque es sacar un derecho que perjudica a toda la clase. Es inconstitucional y nos perjudica a todos”. 

Pasadas las 13 horas las columnas empiezan a desconcentrar. Verónica, 40 años, es trabajadora del ferrocarril Sarmiento, en la estación Haedo, oeste del conurbano, preocupada por la privatización anunciada.

“No estamos exentos. El ajuste va a seguir y esta ola privatizadora ya la vimos en los 90, con cierre de ramales y pueblos abandonados. Hay una gran preocupación en todos los sectores”.

¿Paro general? “Sí, es necesario que comience hoy un plan de lucha con la CGT a la cabeza, porque se viene una pérdida grande de derechos”. 

Precisamente, sobre la calle Libertad, camina Héctor Daer, uno de los triunviros cegetistas, rodeado de un musculoso grupo de hombres. Se retira de la Plaza Lavalle mientras cientos le van cantando dos canciones:

  1. “Paro general”.
  2. “Poné la fecha”. 

Este jueves, tras la reunión del Comité Central Confederal, la Confederación General del Trabajo evaluará la respuesta a ambos estribillos. 

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4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

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La familia de la joven asesinada en Capilla del Monte volvió a viajar de Buenos Aires a Córdoba para reclamar que se asigne urgentemente un fiscal en la causa y que se investigue su femicidio. Hace 4 años el cuerpo de Cecilia fue encontrado luego de estar 20 días desaparecido; su familia denuncia una trama local que involucra a la última persona que la vio con vida, el ex boxeador Mario Mainardi, jamás investigado, y la complicidad de la justicia de Cruz del Eje, representada por Paula Kelm, que buscó inculpar a un perejil. Gracias a la lucha familiar se logró anular esa línea de investigación, que culminó en un juicio nulo, pero desde entonces no se retomó la instrucción; y pese a que en diciembre se anunció que un nuevo fiscal tomaría la causa, eso no sucedió, y las dilaciones siguen. Crónica de una nueva reunión con promesas y sin hechos, cuando la impunidad se hace cada vez más grande y el reclamo, también: “Verdad y justicia para Cecilia Basaldúa”.

Por Bernardina Rosini

Daniel y Susana, padre y madre de Cecilia Basaldúa ya perdieron la cuenta de las veces que han viajado desde la ciudad de Buenos Aires a Córdoba con el único objetivo de lograr justicia por su hija. Han perdido esa cuenta pero no la cantidad de días que contabiliza la impunidad: 1460, es decir, cuatro años. 

En efecto, hace cuatro años (el 25 de abril de 2020) encontraron el cuerpo de Cecilia Gisela Basaldúa en un codo del Río Calabalumba en Capilla del Monte, luego de veinte días de estar desaparecida. Cuando Daniel y Susana llegaron ayer a los Tribunales en Córdoba Capital, se los ve invadidos por la bronca y el hartazgo. Son cuatro años sin Cecilia y a la par sostienen que las líneas de investigación han sido deliberadamente manipuladas y el material probatorio  de contundencia, ignorado

La última vez que estuvieron parados sobre esa vereda fue el pasado 7 de diciembre, tras reunirse con el Fiscal General Juan Manuel Delgado. Celebraban la noticia: “Tenemos fiscal, vinimos con 3.000 firmas de apoyo pidiendo fiscal y lo tenemos. Es el Nelson Lingua y comienza el 1° de febrero, después de la feria judicial”. Cinco meses después, otra vez viajan 700 kilómetros para golpear la puerta del Palacio de Justicia pues tal designación no sucedió y la causa acumula once meses sin fiscal a cargo de la instrucción.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas
Daniel Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia: viajaron desde Buenos Aires para mantener una reunión y reclamar justicia por su hija.

El baile del fiscal

Mientras los Basaldúa llegaban el 25 de abril nuevamente a Córdoba para pararse frente a Tribunales y exigir justicia, fueron notificados que la Fiscal General Adjunta Bettina Croppi los convocaría a una reunión. 

Antes de ingresar al edificio Daniel comparte la situación actual de la causa “Nos vienen diciendo que no designan fiscal porque falta una firma: me cuesta creerlo. No puedo hacer nada más que venir y reclamar. Hasta ahora la única justicia que logramos fue que no metan preso a un inocente”. 

Hoy le cuesta hablar; tiene un nudo en la garganta y el rostro de su hija estampado sobre el pecho. “Sólo espero que esta investigación vaya tras los verdaderos sospechosos, tras Mario Mainardi, última persona que vio a Cecilia con vida, quien tenía pertenencias de ella y las regaló; la policía y la fiscal Paula Kelm contaban con ésta y más información y nunca lo investigaron. No podemos creer que Mainardi, que dijo trabajar en Uber porque no podía acreditar ingresos, tenga más poder que Diego Concha, quien fue durante décadas Director de Defensa Civil de la provincia y sin embargo hoy está preso”. 

Daniel pasa lista de todos los uniformados que participaron del caso y que hoy se encuentran desplazados, procesados o presos por distintas causas: el común denominador es la violencia de género. 

Mientras las abogadas ingresan junto a los padres de Cecilia a la reunión, afuera les esperan periodistas, agrupaciones feministas, trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos y familiares víctimas de violencia institucional. Repiten el colgado de banderas, los carteles con rostros de otras víctimas, y los cantos que se recitan como mantras: “¡¡Queremos fiscal, queremos fiscal, queremos fiscal!!” y “¡¡Justicia, justicia, justicia!!”.

Al salir, Giselle Videla -una de las abogadas de la familia- comparte lo conversado en la reunión: “Para iniciar nos han pedido disculpas puesto que en noviembre nos dieron la seguridad que tendríamos fiscal apenas finalizada la feria judicial. Como hoy no hay fiscal, y están subrogando fiscales de otros territorios que toman la causa por un plazo corto de tiempo, el avance es mínimo. Nos informaron en relación a esta situación que la designación de Nelson Lingua espera la firma del gobernador, Martín Llaryora. Ahora bien, nos enteramos que será designado como Fiscal reemplazante, y no como Fiscal titular puesto que Lingua no ha rendido el concurso que lo habilita para ese cargo; debe rendirlo ahora y recién en julio- agosto podremos saber si será finalmente el fiscal titular de la causa”. 

Para que se entienda: desde que el tribunal absolviera a Lucas Bustos en julio del 2022 reconociendo su inocencia y su no vinculación al crimen, y ordenara una nueva instrucción para dar con los responsables del femicidio, la causa demoró meses en ser asignada a un fiscal. Luego recaería en el Dr Raymundo Barrera de Cruz del Eje, fiscal que, hábil con el calendario, entre feria judicial y licencias llegó a junio del 2023, mes en el que se jubiló. 

Por la presión de la familia Basaldúa, en diciembre el mismísimo Fiscal General anunció la designación del Lingua el 3 de febrero; eso no sucedió y no hay certeza de que Lingua resulte el fiscal que definitivamente dirigirá la instrucción, puesto que no cumple con los requisitos.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

Preguntas sin respuesta

Es mediodía y el cielo se refleja en las ventanas del edificio neoclásico de la calle Caseros; da la impresión que adentro estuviera vacío, que sólo es una fachada. “Hoy, 25 de abril se cumplen cuatro años de la aparición del cuerpo sin vida de Cecilia Gisela Basaldúa” lee Susana de la pantalla de su celular; ella también lleva una remera con el rostro sonriente de su hija. Sigue:

Cuatro años de impunidad y de violencia sistemática por parte del Poder Judicial a quienes pedimos y exigimos justicia por ella. La causa volvió a foja cero en el 2022 luego de pasar por un juicio vergonzoso.

El tiempo pasa y los asesinos de Cecilia siguen libres e impunes. No tenemos fiscal ni respuestas” y continúa “¿Cómo vamos a llegar a la verdad? ¿Qué fue lo que pasó con Cecilia? ¿Por qué tardó tanto en aparecer? ¿Dónde está Mario Mainardi? ¿Por qué la fiscal Paula Kelm ordenó tan rápidamente detener a un joven sin tener pruebas? Todas estas preguntas nos conducen una y otra vez a un círculo cerrado de impunidad entre funcionarios judiciales que se jactan en demostrar un abuso de poder constante”. 

La carta leída en la vereda, casi sobre la calle, concentra todas las preguntas que la investigación del femicidio debiera responder. 

Y la carta también cierra como se espera que cierre la investigación: “Verdad y Justicia para Cecilia Basaldúa”.

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La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Séptima entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa de lavaca Lina Etchesuri.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Ese jueves hacía 38 grados de calor pero parecían 43. El calor quemaba y picaba.

Faltaba el aire, el que había estaba caliente y la humedad pegoteaba.

El día que acompañé a la Ronda haciendo fotos para este proyecto, fui descubriendo imágenes a medida que los pasos y las sillas de ruedas daban vuelta como siempre, hace 2392 jueves.
La ronda siempre me emociona. Mucho. Las miro a las madres y veo proyectada las fotos de sus hijxs en su mirada, hacia delante, repitiendo Presente como un mantra de presencia y resistencia. Lxs veo a ellxs en imagen, mirando de frente en su juventud detenida. Veía a Elia, que ronda en silla de ruedas, con la foto de su hijo Hugo Meidan, desaparecido el 18 de febrero de 1977, hace 47 años, y pensaba si ese día hizo tanto calor, si la luz tenía esta misma inclemencia.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

En las rondas transcurre un tiempo extraño, persistente y atemporal. Las hermanas abrazan las fotos de sus desaparecidxs, gritan sus nombres con contundencia, caminan junto a las madres, junto a nosotrxs.

Transforman el tiempo y la imagen en un futuro posible.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Sobre Lina

Soy Lina Etchesuri. Fotógrafa, editora y docente

Soy parte de la cooperativa Lavaca desde hace más de 12 años donde hago todo lo que me describe y más. Me hace sentir muy orgullosa y feliz.

Estudié con Filiberto Muganini en el Rojas durante los 90s. Hice la carrera de fotógrafa en la Escuela de foto y artes visuales de Avellaneda, durante el 2001 y los años siguientes. 

Me seguí formando en talleres visuales con mi querida Julieta Escardó y muchxs más.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Viajé haciendo fotos durante algunos años: conocí al subcomandante Marcos y le saqué una foto en la que se está riendo. Estuve en Cisjordania, Palestina, durante 3 meses, viviendo retratando la vida bajo la ocupación. 

Junto con algunas personas y amigxs fundamos MAFIA en 2012, un colectivo de fotógrafxs que sigue hasta hoy.

Coordino talleres de foto e imagen.

Soy mamá de Fermin.

Y me encanta hacer todo lo que hago.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

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Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

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Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

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La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

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Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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