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Las sin tierra: ¿Quién mató a Rodolfo Orellana?

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El crimen de Rodolfo Orellana desnuda el déficit habitacional en la provincia de Buenos Aires , el problema del hambre y el rol de las organizaciones. ¿Cuál es la estafa detrás de la propiedad de los terrenos? El rol de la policía y el termómetro social de las vecinas. Por Lucas Pedulla.
Sobre la mesa de madera sostenida por dos cajones de cerveza hay siete velas encendidas. Es casi la única iluminación de esta sala, sin contar el tenue rayo de sol que se filtra entre los dos portones de chapa que separan la calle de tierra de la casa de Lía Mamani en el barrio 17 de Noviembre, Villa Celina, La Matanza.
ras las velas hay coronas y dos fotos de su marido, Rodolfo Orellana, ubicadas en otra mesa acompañadas de una botella de licor, un bollo de pan en una lata y un vaso de plástico, junto a sus pecheras de la Organización Libres del Pueblo (OLP) y de la Confederaciòn de Trabajadores de la Economìa Popular (CTEP).
Sentada frente al santuario, Lía recuerda la última vez que lo vio: “El 22 de noviembre se corrió el boca a boca en el barrio. Decían que la gente iba a pedir esos terrenos, pero para pagarlos en cuotas. A eso de las tres de la mañana él entró en el cuarto, rápido, agarró un gorrito y una mochila. Yo estaba dormida. ‘Me estoy yendo’, me dijo. ‘No vayas’ , le dije. No tuvimos tiempo para hablar. Salió. Y no volvió más. Después, alrededor de las seis de la mañana, me llaman diciendo que estaba mal. Que la policía no dejaba entrar ambulancias. Lo llevaron al hospital en auto particular. Pero ya estaba fallecido. Murió en el momento, me dijeron”.
Rodolfo ‘Ronald’ Orellana -37 años, papá de tres varones y dos niñas, cooperativista textil de la OLP que fabrica 6.000 guardapolvos para el Ministerio de Desarollo Social- fue asesinado esa mañana de un balazo de plomo en medio de una represión de la Policía Bonaerense a un intento de toma de tierras en la zona de Puente 13, en La Matanza. Las interpretaciones sobre su muerte comenzaron de inmediato: el diario Clarín publicó que la muerte se había dado por una herida de arma blanca en el marco de un enfrentamiento entre vecinos por la ocupación del predio. El procurador general bonaerense, Julio Conte Grand, lo desmintió al día siguiente: “La autopsia preliminar determina el ingreso de un proyectil de arma de fuego por la zona del omóplato de la espalda y orificio de salida en la zona facial a la altura de la nariz, luego de penetrar el maxilar y la zona dentaria”.
Los vecinos afirman que los disparos provenían de una sola dirección: la Bonaerense. La causa por el asesinato tramita en la Unidad Fiscal de Homicidios Dolosos de La Matanza, a cargo de Jorge Daniel Yametti. Lía: “La policía está para cuidar, no para matar. Tengo miedo de que esto quede en la nada. Tiene que hacerse justicia. Tiene que saberse quién lo mató. Dicen que, al escapar de la represión, mi marido se cayó al correr y que ahí me lo mataron. Directamente. No lo dejaron levantarse. No puede ser que lo maten así como a un perro. No puede ser”.

Las sin tierra: ¿Quién mató a Rodolfo Orellana?

Foto: Nacho Yuchark

Estafas & querandíes

El Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) relevó que en Argentina hay 4.400 sitios que involucran villas o asentamientos informales en el que -estiman- viven 4 millones de personas. Casi el 38 por ciento se encuentra en el conurbano bonaerense.
El predio de Puente 13 -ubicado en la intersección de Camino de Cintura y la autopista Ricchieri, en Ciudad Evita- es foco de múltiples conflictos desde hace años. Hoy está dividido en tres sectores: A, B y C. En febrero de 2016, el referente de la colectividad boliviana y militante de la CTEP en La Matanza, Iber Mamani, acudió con compañeras y compañeros a un llamado de auxilio en el sector B. Cuenta a MU: “Un vecino nos avisó que estaban desalojando y rompiendo sus casas. Nos encontramos con la Bonaerense y topadoras. Los vecinos nos decían que habían comprado esos lotes y no entendían por qué los estaban echando”. La policía reprimió, Mamani terminó en el Hospital Ballestrini con cinco balazos de goma en las piernas y hubo cinco detenidos.
Comenzaron a estudiar qué había pasado. La titularidad de esas tierras es del Estado a través de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), que hace 50 años había otorgado esos terrenos a un particular al que se le asignó una custodia del lugar. Cuando falleció, la persona que quedó a cargo fue su hija, María Isabel Carballo. “Ella desconoce el contrato y reivindica la titularidad de los terrenos por prescripción adquisitiva, es decir, por usucapión”, explica Pablo Ledesma, abogado de la APDH. La usucapión es la adquisición de alguna posesión que confiere la calidad de dueño a alguien por el mero hecho de tenerla, según plazos que fija el Código Civil y Comercial. Por ese motivo, explican, hay dos procesos judiciales. Uno es del Estado contra la mujer por desalojo. El otro es un juicio de esta particular contra el Estado por esos terrenos.
El conflicto comenzó a echar raíces sobre el territorio y la necesidad de vecinos y vecinas. Mamani: “Carballo vendió una cesión de derecho por esa usucapión a los vecinos. Pero nos dimos cuenta de que la señora nunca tuvo la potestad de la tierra. Era, lisa y llanamente, una estafa”. Los vecinos del sector B, entonces, comenzaron a organizarse. Armaron mesas de diálogo con la Municipalidad, el Consulado de Bolivia y APDH para que la AABE se interiorizara en el conflicto. También convocaron al colectivo Tres Ombúes, una organización dedicada a la preservación de una porción del sector C, declarada Patrimonio Arqueológico porque hay vestigios de un cementerio quedandí. Mamani: “Fueron reuniones con todos los actores, para que quedara en claro que las familias del sector B habían comprado esos terrenos de buena fe. La AABE lo entendió y prometió una solución, con el acuerdo de no seguir loteando ni revendiendo”. El conurbano, sin embargo, tiene sus propias leyes.
Mamani subraya que en el sector A viven entre 20 y 25 familias; en el B, entre 45 y 50; y en C, hay unas 300, ya que es el predio más grande. ¿Qué pasó con el acuerdo de no avanzar? Mamani: “Allí aparece en juego otra persona, Rolando Pardo, un puntero de Lugano, que compró todo el sector C a Carballo para revender, aun sabiendo el estado de esas tierras”. El avance sobre el sector C fue denunciado por el colectivo Tres Ombúes, que observó el deterioro del sitio histórico luego de los negociados. Los vecinos del B, además, denunciaron que Pardo y Carballo los estaban amenazando.
Por ese motivo, la APDH exigió una reunión con el jefe de Seguridad del Municipio y la fiscal general, Patricia Ochoa. Sólo ella los recibió. Cuentan a MU: “A partir de otros hechos de violencia, temíamos que todo terminara en una pelea entre vecinos por culpa de los negociados. Pero nunca nos imaginamos todo lo que pasó”.
La reunión fue un día antes del asesinato de Orellana.

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Foto: Nacho Yuchark

Dormir en una comisaría

Las hermanas Rosse Mary y Mirian Calizaya también se enteraron de la toma de los predios de Puente 13 por el boca a boca. “Fuimos porque dijeron que el terreno iba a ser pagado, en cuotas, una vez que nos censáramos”, dice Mirian, 25 años, mamá de Daira Alejandra, tres meses. Ellas fueron antes de las seis de la mañana.
Rosse Mary, 31 años, alquila dos piezas en Villa Celina. “Cada una tiene tres metros por tres. Una la uso para cocina. La otra, para descansar. Tengo dos nenes. Pago 3 mil pesos por cada una. Pero otras compañeras pagan hasta 15 mil por dos piezas. Nunca participamos de ninguna toma, pero lo que nos llevó a muchas personas a ese lugar fue la posibilidad de no vivir más de alquiler en alquiler. Y no queremos nada de arriba, no: queremos pagarlo. Por eso fuimos. Pero hoy la situación está cada vez más difícil”.
Cuando llegaron se encontraron con muchos policías. Algunos vecinos sostienen que vieron a Pardo hablando con los efectivos. Otros, que había varias “personas de civil” dialogando con los uniformados. Y si bien aún no declararon en sede judicial, todos subrayaron a la OLP que los disparos salieron sólo de la Bonaerense. Y, en particular, apuntan a una “oficial rubia”, que sindican como la autora del crimen de Orellana.
Las hermanas Calizaya no tuvieron mucho tiempo para observar. Rosse Mary: “No paraban de disparar. Cuando salíamos, vimos caído a Ronald. También otro vecino tenía un tiro de bala de goma en la cara”. Sin razón, tres mujeres policías tiraron a Mirian al piso. La retuvieron casi una hora. La llevaron a las comisarías de San Justo, Ciudad Evita (la misma que coordinó el operativo, y donde testigos apuntan que vieron efectivos consolando a una “oficial rubia” muy nerviosa) y de La Tablada. También detuvieron a otros tres vecinos.
Allí comenzó otro calvario. Mirian estuvo detenida e incomunicada desde ese jueves hasta el martes. Dice a MU: “Te tratan muy mal, como si hubieras matado a alguien. Me encerraron en una celda vacía. Pared y suelo. Nada más. En la noche me pasaron una colcha, que la había traído la OLP, y así dormí hasta que salí”. Su peor tortura: “No me dejaban amamantar a mi hija. Debía alimentarla cada dos horas”. Sólo pudo verla algunas veces y en pocos minutos. Rosse Mary tuvo que llevarla el sábado al Hospital Garraham por un cuadro de deshidratación, con fiebres y vómitos por una leche que no le era apta. Le rogó al comisario por la situación. La respuesta: “Tu hermana tenía que haber pensado bien antes de usurpar”.
Las mujeres del merendero Sol y Tierra, donde trabajan y militan las hermanas, se movilizaron junto a organizaciones el domingo 2 de diciembre a la puerta de la comisaría. Recién así lograron que los efectivos respetaran el sistema de horas que habían previsto. Tras la liberación, todos afrontan una causa por “usurpación”.

La otra cara

En el merendero Sol y Tierra, Villa Celina, faltan dos horas para las cinco de la tarde. El momento en que llegan 300 niños y niñas -aun de barrios vecinos- tiene a Mirian y Rosse Mary, junto a otras seis mujeres, preparando el arroz con leche y amasando bollos que en minutos se convertirán en pan casero y torta fritas. Este es otro de los espacios de la OLP, junto a las cooperativas textiles (donde trabajaba Ronald) o las de panadería (donde trabaja Lía), que surgió en enero de este año luego de un diagnóstico claro: el hambre, la otra cara de la falta de vivienda.
“Somos más de 100 mujeres que trabajamos acá”, dice María Estela, 36 años. Rosse Mary dimensiona: “De lunes a viernes damos merienda: somos cuatro compañeras por día. A las 14 estamos puntual acá. Nunca repetimos comida. De 17 a 19 repartimos. Luego, limpiamos y dejamos todo listo para el día siguiente. Terminamos a las 20: son seis horas, a veces más. Y los sábados somos ocho compañeras: arrancamos a las 8, a las 12 damos de comer, hasta las 14. Lavamos y ordenamos”.
Los domingos los están dedicando a kermesses donde cada integrante de la organización debe comprar un plato. La recaudación irá a la compra de una heladera o microondas. Diego Markus, referente de la OLP en La Matanza, y compañero de Ronald en la cooperativa textil, apunta: “Peleamos para que el trabajo de las compañeras sea reconocido. Hay otros más tangibles, como la gastronomía o lo textil. Estos son los llamados sociocomunitarios. En términos monetarios, pueden dar pérdida, pero son los que más sirven al barrio. Acá se le da un lugar para que los chicos se recreen, estudien, y eso también tiene que ver con la vivienda digna”.
Rosse Mary pone un ejemplo. “Hay un chico que vive a una cuadra de General Paz. Viene casi todos los días a pie y a pie se va. Serán unas 20 cuadras. Llega, se toma su merienda, come, saca su tupper y se lleva tres o cuatro platos, con la mochilita cargada”. Rosse Mary se toca el pecho: “Tiene 9 años”.

Lo que no se dice

Por la casa de Lía todo el tiempo hay visitas. Ella saluda a cada una con un beso. Y pregunta a compañeros de la organización si tienen noticias sobre lo que más le importa en este momento: a una semana de su asesinato, aún no tiene el cuerpo de su marido para despedirlo en paz. “El día que tenía que ir a retirarlo me retuvieron en la fiscalía, diciendo que tenía que declarar. Sólo quería retirar a mi marido. Soy asmática. Me descompuse. Mi bebé se puso a llorar y no me dejaban dar de tetar”. Fue el único contacto con lo que suele llamarse “la Justicia”.
Markus, fuera de la casa, dice: “Los compañeros no sabían del trasfondo de esos terrenos. La realidad es que el predio tendría que haber estado regulado por el Estado, pero acá el Estado no interviene. Un ejemplo: en Sol y Tierra, la calle, el poste de luz, todo, salió de plata de los vecinos. Y los compañeros viven en piecitas hacinados sólo para estar con sus hijos y producir. Hace unas semanas acá fallecieron tres niños: la mamá vendía en la feria, y por un cortocircuito se prendió fuego la casa. Murieron calcinados. No salió en ningún canal de televisión. Quiero decir: no existe el Estado acá, y sólo cuando está la posibilidad de organizarse y de ir a buscar un terreno vacío,aparece y en su peor versión: matando y encarcelando”.
¿Cómo entender lo que nos muestra este conflicto?
Iber Mamani: Lo que hay que decir acá es que el cómplice perfecto es la policía: saben que en esos predios estaban construyendo. Hay toda una cadena de corrupción pero, en su lugar, dicen que son ocupas y que el problema son los inmigrantes. No es el punto: hablemos de la necesidad que hay en los barrios populares. La gente está pasando una situación económica y habitacional tremenda. Eso no sale en los medios. La gente la está pasando mal. Y, en medio de la desesperación, se enteran de estas cosas y sólo quieren un pedazo de tierra para vivir de forma digna. Parece que hay que recordar que la vivienda es un derecho.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro.

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro.

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro.

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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