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Lo que hay para ver: teatro independiente en la sala, y también bajo las estrellas

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Las artes escénicas pueden ocurrir en distintos espacios, ya sea en una sala teatral como en una vidriera, en la calle, una plaza o un parque. Son infinitas las posibilidades de darle lugar a la belleza y así sellar el pacto entre intérpretes y espectadorxs. También pueden suceder en el tradicional horario nocturno o en la mañana de un domingo. Hoy te contamos sobre cuatro obras que recorren diferentes atmósferas. La catarsis de la carcajada cuando se vuelve insostenible la congoja. La soledad del ídolo que ya no es funcional a los planes del consumo y se vuelve un producto descartable. El universo de los ciegxs y un cuestionamiento: ¿quiénes son lxs que no ven? Y un relato conmovedor sobre un joven en el día de su cumpleaños, los vínculos que se tejen en torno a lo que se pretende invisibilizar, la aceptación no como pasaje a la frustración sino como salida al encuentro de otras realidades posibles.

Los siete gatos de una vida

Lo que hay para ver: teatro independiente en la sala, y también bajo las estrellas
Foto: Paola Evelina

Se asoman mirando compungides, inconsolables. Una mujer llora con desesperación. Sospechamos que alguien ha abandonado este mundo y elles destilan toda su aflicción por quien acaba de partir,como si buscaran extirpar la pena del cuerpo con inmediatez para continuar con la procesión de sus vidas. Hay gestos que reflejan un dramatismo desmesurado  y provocan que las comisuras de los labios se extiendan progresivamente hacia arriba. La fatalidad se pasa de rosca y transmuta en una secuencia descabellada que lleva a moverse en el asiento con cierta incomodidad porque no despierta pena sino carcajada. Este grupo adorablemente desquiciado nos remite con su vaivén emocional a algún film tragicómico italiano, somos culposos espectadorxs que no buscamos reirnos de la desgracia ajena, pero no podemos evitarlo. También invoca el clima de cualquier película de Kusturica, donde lo disparatado es muy bien acompañado por los acordes de la música balcánica. Lo que suena en vivo  —guitarra, piano y trombón— enfatiza el devenir de cada momento de esta obra de teatro físico compuesta por siete escenas.

Dicen que los gatos tienen siete vidas. ¿Y nosotres cuántas vidas transitamos en una sola vida? Un cuerpo que respira, puede ser solo eso o puede ser la intención permanente de desafiar a la adversidad con el poderoso estallido de la risa.

Con idea y dirección de la intérprete, coreógrafa, dramaturga, directora y docente Catalina Briski, Los siete gatos de una vida empezó a gestarse en el verano de 2018, “Comencé a escribir sobre siete muertes, creo que ciertos duelos personales empezaron a volverse imágenes palpables. Se me armaban siete cuadros en principio, hubo bocetos, maquetas, imágenes. Trabajamos con los ejes: lo que está vivo, lo que está muerto y lo muerto dejó de tener esa connotación de algo que simplemente no respira. Lo muerto puede ser el olvido, lo alienado, lo que ya no se ama, lo que ya no se desea”.

¿Qué elementos actuaron como disparadores? “El cuerpo como un medio poético que desde sus múltiples formas y estados nos acerca a relatos, se asoma a sentidos y siempre estamos afirmando algo entre lo absurdo, lo siniestro y lo poético. Esos conceptos nos acompañan”. La obra desencadena múltiples reacciones “Preguntarnos qué está pasando con la vulnerabilidad, mostrarnos frágiles con la muerte, el miedo a morir, sembrar preguntas es algo vital para todes. Hay momentos que pueden despertar tristeza, melancolia y puede haber momentos de extrema ridiculez que pueden generar risa y otros estados. Es un momento de goce, de catarsis, de expresión y de encuentro. Todo el ritual del teatro queremos que sea de mirar, observarnos y jugar un rato.”.

Teatro del Perro, Bonpland 800, CABA

Estreno sábado 9 de octubre

Sábados de octubre y noviembre, 21 hs

@teatrodelperro

@catabriski

La Meca

Lo que hay para ver: teatro independiente en la sala, y también bajo las estrellas
Foto: Santos Loza

Milton Alí la pegó. Es conocido como la “estrella de Mataderos”, canta cumbia y la rompe con su banda La Meca. Sus fans lo idolatran y parece tenerlo todo, pero como ya sabemos, la fama es puro cuento, un mar de espuma que en algunas ocasiones puede tocar fondo. La nueva obra con dramaturgia, dirección y actuación de Mariana Bustinza, es un musical, es una historia que nos resuena en el pecho, es el relato del ídolo sin freno, sin brazos en los que sostenerse cuando la adversidad pega dos cachetazos.

La interpretación de Mariana como el líder cumbiero merece ponerse de pie al término de la obra. El vestuario, la forma de hablar, la gesticulación le otorga absoluta verosimilitud al personaje. Mariana ya viene transitando la dirección de obras que indagan sobre les que solemos denominar “marginales”: Menea para mí, Lo que quieren las guachas y Gorila. La Meca continúa en esa temática. “Está también dentro del universo del barrio pero toca el tema del éxito y de cómo puede llegar a influir en alguien vulnerable. Además está el tema de la adicción y de la soledad. Y el contrapunto de los momentos de recitales.  El proceso de La Meca, fue primero de escritura, la empecé a escribir en el 2017 y la terminé en el 2020. Luego Facundo Salas hizo la composición de las canciones, a medida que íbamos ensayando. En un principio hubo dos actores varones y con el tiempo sentí que tenía que hacerla yo. Una especie de llamado interior”, cuenta Mariana.

La obra tiene a la música como otra gran protagonista. Al ingresar a la sala, ya estamos escuchando una cumbia. Cada vez que canta, Milton nos arenga a acompañarlo con las palmas. Mariana está más que familiarizada con lo musical: creó Cumbicus, una banda en la que es cantante y compositora. “Me encanta la música, me gusta que el teatro tenga música. Por lo menos el que hago yo, siento que completa un todo que en mÍ funciona y me interpela. Hay momentos de coreografías, música y canciones en vivo. En esos casos la narración avanza de la misma manera pero con lenguaje diferente”.

La Meca es el nombre de la banda que convirtió a Milton en un fenómeno, al menos por un tiempo. Es un lugar donde llegar para alcanzar los sueños, aunque quizás en algún momento se derrumbe y haga falta buscar otra meca, otros sueños. ¿Qué despierta Milton en cada espectadorx? Mariana sostiene: “Todas las personas tenemos la capacidad de dejar de lado los prejuicios, pero para eso hay que hacer un trabajo de conocimiento. Y ese conocimiento puede derivar en comprensión. Un prejuicio es una valoración a priori desconsiderando el contexto y experiencia de ese otro que se juzga. El teatro, el arte en general, es una herramienta de unión”.

Teatro El Extranjero, Valentín Gómez 3378, CABA

Domingos 20.30 hs

@teatroelextranjero

@cumbibustinza

Fragmentos de oscuridad, los caprichosos objetos del destino

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Foto: Laurencia Alvarellos Alonso

La cita es en la noche de un sábado en Lacarra y Remedios, sobre una de las veredas del Parque Avellaneda. El director del grupo de teatro callejero La Runfla, Héctor Alvarellos, nos da la bienvenida a la nueva creación de este grupo que está cumpliendo 30 años de vida escénica y cuya morada es el espacio cultural La Casita de la Selva, en el pasaje La Selva, a pocas cuadras del parque. Los personajes de la obra se nos acercan sosteniendo lámparas en la oscuridad de la noche. Quien nos invita a seguirle es la que viste de blanco, con su cara de calavera y sus dedos de hueso. Con cierta tensión, vamos detrás de ella en peregrinación silenciosa atravesando el parque hasta llegar a un espacio donde conviven tierra, pasto y grandes árboles. Hay aves de colorido plumaje subidas a las ramas de los árboles, a las estatuas que ocupan el parque y desde ahí nos observan.

Un grupo de ciegxs está a la deriva, deambulan en la oscuridad permanente portando grandes ramas con las que tantean la superficie. El guía no aparece y no saben cómo regresar. Entrecierren los ojos y abran sus oídos, nos susurran antes de sumergirnos en otros pequeños mundos. Tres escenas diferentes y en simultáneo acontecen en distintos escenarios naturales. Uno de ellos incluye palabras del poeta Federico García Lorca: Nunca jamás se podrán figurar los hombres la alegría que estallará el día de la gran revolución. La revolución de la que hablaba Lorca tiene que ver con un suceso específico: la desaparición del hambre.

Reflexiona Alvarellos: “En casi todas nuestras obras abordamos el tema del poder en sus diversas formas, pero ¿qué contar? ¿qué hablar hoy en este mundo tan caótico?, ¿tiene sentido nuestro teatro frente a realidades tan crudas?, nos preguntamos. Y en ese pensar, nos encontramos con un futuro tan oscuro que no nos permite ver, estamos ciegos frente a los objetos del destino que nos generan miedos e incertidumbre. Y al querer reconocernos nos damos cuenta: Estamos juntos pero no sabemos nada los unos de los otros”. Fragmentos de oscuridad estaba próxima al estreno cuando estalló la pandemia, luego hicieron funciones en febrero y marzo de este año, hasta que nuevamente hubo restricciones.

Retomar la actividad teatral es una alegría para el grupo que, por cercanía, elige el Parque Avellaneda para hacer sus irrupciones al aire libre. Muchas obras han realizado a lo largo de tres décadas, entre ellas El Gran Funeral estrenada en diciembre de 2001 en el Antiguo Natatorio del parque, el mismo día en que se decretaba estado de sitio. “Convertir al transeúnte en un espectador” es el desafio del teatro callejero. “Lo más importante es generar un hecho extra cotidiano que llame la atención, aunque en muchos casos es difícil hacerlo con personas que están metidas dentro de su celu o que se dirigen a un lugar con mucho apuro”. En esta ocasión, las coordenadas del encuentro se pautan antes, para presenciar juntes la función a la gorra, bajo la luz de la luna.

Parque Avellaneda, Lacarra y  Remedios, CABA

Sábados 21 hs

Reservas: 11 7360-0176

@larunfla_teatro

@mtyc.parqueavellaneda

Mi hijo solo camina un poco más lento

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Estrenada en 2014, Mi hijo solo camina un poco más lento, es de esas obras imprescindibles, que no pierden vigencia y como los clásicos, se vuelven entrañables. Conservan el horario poco habitual para el teatro —domingos las 11.30 de la mañana— que era el momento en que podían juntarse los actores y actrices para ensayar, y decidieron probar si funcionaba. El actor y curador del primer Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América, Matías Umpierrez le propuso dirigir esta obra a Guillermo Cacace. En el Festival habían participado diez obras extranjeras dirigidas e interpretadas por directorxs, actrices y actores argentines, entre ellas estaba Mi hijo solo camina un poco más lento, del dramaturgo croata Ivor Martinic. En ese momento, Cacace desistió porque no podía asumir ese compromiso. Umpierrez le rogó que leyera la obra, la leyó, se conmovió y por supuesto, dijo que sí.  

La obra transcurre el día en que Branco cumple 25 años. Tiene una enfermedad que no se nombra durante la obra y que lo mantiene en silla de ruedas. Una madre que niega la dolorosa realidad, un padre huidizo, una hermana que se siente culpable de su felicidad, una abuela que desea que ojalá se enamore y le hace confesiones que nadie más conoce; una tía desopilante que enmascara lo que siente con cataratas de palabras y una simpática joven que pretende mucho más que su amistad.

¿Por qué conmueve tanto la obra? Su director, Guillermo Cacace, responde: “Tenemos muchas hipótesis acerca de qué pasa con la obra, pero lo que podemos decir es que nos conmueve mucho hacerla. Que eso irradie, contagie e invite es algo que pertenece a lo que no se puede poner en palabras. Siempre digo que amé a todas mis obras, pero con ésta fuimos correspondidos. Y si hubiera pasado que del otro lado no nos amaban, no íbamos a dejar de amarla”. La actriz Paula Fernández Mbarak, que interpreta a Mía, la mamá de Branco arriesga: “En la obra están todos los vínculos posibles de los seres humanos. Habla de cuestiones existenciales, hace preguntas en las que no hace falta estar en esta situación concreta para cuestionárselas. Habla de cosas que por algún lado te pegan”.

Imperdible oportunidad para verla por primera vez o reincidir con esta obra que como dice su director: “Afirma que algo se puede. Hay que soltar un poco, poder andar en la diferencia. Tal vez son fantasías mías, pero quiero creer que la gente viene porque quiere creer eso”.

Teatro Picadero, Enrique Santos Discépolo 1857, CABA

Domingos 11.30 hs

Hasta el 24/10

@teatroelpicadero

@guillermo_cacace

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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CABA

Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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