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Marcha del 24: la minoría multitudinaria

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Voces, ofertas, reflexiones, encuentros, unidades, remeras, poemas, disputas y sueños de una marea con memoria, que siempre vuelve a poner los pies en el asfalto. Por Pablo Marchetti
 
-¿Sabés lo que me gustaría a mí? –pregunta la mujer, 60 años, remera blanca con leyenda “Nunca Más”?
-¡Que pierda Macri y se vaya ya! –le responde su amiga, 55, blusa latin-american style, prendedor con la cara de Cristina, que camina al lado.
-¡No! –retruca la primera-. Lo que me gustaría es que se caiga el avión cuando se va de viaje. Que se caiga en el océano. ¿Te imaginás?
-Che, pobre la tripulación –dice su amiga.
-Sí, eso es cierto –reflexiona la primera-. Son gente que está laburando.
-Además, quedaría Michetti de presidenta –dice la hija de la de la remera de “Nunca más”, 28, pañuelo verde atado a la cartera, también latin-american style.
-¡Tenés razón! –dice la madre al escuchar lo que dijo su hija.
-¡Dejate de joder, terminaríamos diciendo ”¡Volvé, Mauricio!” –dice la amiga.
-Bueno, Michetti también podría viajar en ese avión –insiste la primera de las amigas, la madre de la joven.
-En ese caso, quien quedaría como presidente de la Nación es el actual Presidente Provisional del Senado, un señor que se llama Federico Pinedo –dice la hija.
-¿Viste? –reacciona la del prendedor con la foto de Cristina-. Mejor que pierda la elección en octubre y que se vaya cuando se tenga que ir.
*
Las tres mujeres se ríen. Hablan en tono alto, porque alrededor hay mucha gente que también habla. Pero que también canta, tira pirotecnia, usa altoparlantes o vende cosas. Pero hablan sin importar lo que pasa alrededor, porque se encuentran en su territorio, en tierra amiga.
Las mujeres caminan por la vereda de Avenida de Mayo, entre Piedras y Chacabuco. Van en dirección a Plaza de Mayo, igual que la marcha. A mano izquierda, si seguimos el sentido del tránsito automotor de Avenida de Mayo. Pero a mano derecha, si seguimos el único sentido de hoy: hacia Plaza de Mayo.
El 24 de Marzo se ha convertido en un día de peregrinación. El lugar a llegar es Plaza de Mayo, obviamente. La Tierra Santa donde nacieron Madres y Abuelas. Y aunque la gente viene y va (al territorio sagrado hay que llegar, pero luego hay que salir, para volver a entrar, así es el ciclo de la fe) las tres mujeres van.
Como la marcha, ellas van.
*
Son dos filas: una que da a la vereda. Y la otra, que da a la calle. Filas de gente que vende. “Se vende mucho menos que el año pasado”, dice la señora que vende remeras. Las que más salen, hoy, son la de temática feminista. Le siguen las de temática kirchnerista. Y ahí nomás, la del tema que nos convoca hoy. Si es que hay un tema que nos convoca.
Da la sensación de que el 24 de marzo es un día que quedó instituido en torno al único día de verdadera unidad de eso que puede llamarse “izquierda” o “campo popular”, o todo eso junto. Desde el peronismo al anarquismo, pasando por la centroizquierda, la socialdemocracia y el trotskismo.
Si uno se mete en la interna dura de la marcha, llega a la conclusión de que no son una, sino tres: la kirchnerista, la trotskista, y la que intenta llamar a la unidad pero termina resultando una tercera. Igual no importa: la gente que no está en la interna dura de la marcha no nota nada de eso.
Desde afuera se ve como una sola marcha, porque eso es en realidad lo que es. Así se define, por decantación. Y por los enemigos. Aunque a los organizadores no les guste, aunque a muchos sectores les parece hipócrita que otros participen. Y en ese sentido hay de todo. Pero de todo. Vayan un par de ejemplos:
Ejemplo 1: “Caraduras, lo nombraron a Milani y marchan el 24”.
Ejemplo 2: “Caraduras, utilizan la marcha del 24 para pedir la libertad de De Vido y Boudou”.
Ejemplo 3: “Caraduras, son los izquierdistas más puristas, pero los compañeros muertos y desaparecidos los pusimos nosotros”.
La marcha del 24 es un acto de fe porque logra hacer realidad algo que es totalmente imposible en cualquier otro ámbito: la unidad de los sectores que, en un lineamiento ideológico clásico, se ubica a la izquierda de la escena política.
Una unidad imposible, que se vuelve posible a pesar de los protagonistas. Que se da sólo aquí, en esta fecha. Bueno, sólo no. Hoy no.
*Marcha del 24: la minoría multitudinaria
Madres. Abuelas. Mujeres.
El movimiento de derechos humanos fue el gran opositor político a la dictadura. Y no significó la irrupción en la Argentina de un nuevo actor social: significó la irrupción de una novísima actriz social.
Las figuras fueron mujeres. Mujeres que por primera vez, colectivamente, marcaron la agenda política. Seguramente por eso hoy, el movimiento feminista convive tan bien con el 24 de marzo.
En los muchos devenires que ha tenido la marcha del 24, en las muchas mutaciones, el componente feminista es una clave de hoy. Se ve en los pañuelos verdes. Pero se ve también en las palabras de la vendedora, que dice que las remeras feministas se venden más.
“Pulseras sororas”, dice otro de los puestos. Tienen frases por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Más allá, las pibas de Aguante Las Pibas, reparten folletos que dicen: “30 mil compañeres detenides desaparecides presentes”.
Adentro del folleto está el poema Quiero recordar cómo es el mundo, de Ana María Ponce. El poema fue escrito en cautiverio y lo rescató Graciela Daleo, sobreviviente de la ESMA. Ponce también estuvo detenida en la ESMA y está desaparecida.
Quiero saber cómo se ve el mundo
Me olvidé de su forma
De su insaciable boca
De sus destructoras manos,
Me olvidé de la noche y del día
Me olvidé de las calles recorridas
 
Así comienza Quiero recordar cómo es el mundo, poema de Ana María Ponce.
Marcha del 24: la minoría multitudinaria
La señora que vende remeras dice que la cosa está muy dura. Muestra la gran cantidad de remeras que tiene en el piso, exhibidas sobre una lona. “Hace un par de años, a esta altura apenas me quedaban cinco o seis”, cuenta, a las cinco de la tarde. “Es que el año pasado costaban cien pesos y hoy cuestan 250. Y te juro que más baratas no las puedo poner porque pierdo plata”.
“Yo soy una busca”, reconoce la mujer. “Pero honesta y laburante. Esto es un laburo, pero hoy el Gobierno, además de aumentarnos todo, nos persigue y no nos deja vender. Yo me las rebusco como puedo, ¿qué voy a hacer? También vendo en canchas, pero obviamente, otros dibujos”, concluye y se ríe.
Esto, todo esto también es el 24 de marzo.
*
También es 24 de marzo el de los choris. O el de las hamburguesas. Porque así como el 24 de marzo se llena de contenidos que recogen luchas contra injusticias por parte de distintos sectores de izquierda o inconformistas, también se puede analizar la marcha desde un punto de vista gastronómico.
El 24 de marzo es la confirmación de la vigencia absoluta del choripán en la gastronomía porteña al paso. En las planchas y parrillas donde se hace choripán se han consolidado también las hamburguesas y las bondiolas. Una confirmación del avance de la carne de cerdo frente al aumento descomunal de la carne vacuna.
Lo que resulta curioso es la sofisticación de cebolla caramelizada, queso cheddar y huevo frito, elementos clásicos en las marchas del 24 y, en general, de todas las marchas. Esto es algo que se ve también en movilizaciones sindicales o de movimientos sociales.
Por fuera de la carne, hay una fuerte presencia de sándwiches y budines vegetarianos o veganos. Un rubro que el 24 de marzo comparte con el 8M o la marcha del Orgullo. Pero no con las convocatorias de la CGT o Los Cayetanos.
*
Las pibas de  Aguante Las Pibas eligieron la poesía. Pero hay de todo: instalaciones, fotos, marionetas gigantes, murales. Están las clásicas intervenciones de La Garganta Poderosa. De todo.
De todo es lo que cabe en ese gran recipiente de movilización social en que derivó el 24 de marzo. No hablo de una desnaturalización. Al contrario, hablo de un devenir natural. O de una proyección. Mirar con ojos de 24 de marzo este presente. Y analizar nuevas y viejas injusticias.
Pero a no confundirse. La marcha del 24 es un lugar de revisión y reversión, y es también un espejismo. No podemos, por lo tanto, pensar que ese es el clima social.
Es conmovedor encontrarse en la calle el 24 de marzo. Es un día de abrazos, de reencuentros, de ver a muchísima gente que hace tiempo que no ves. Es un día de alegría, de recordar con alegría el dolor. Pero sigue siendo un día de pocos.
A pesar de la multitud, la plaza es la plaza de quienes no marcan agenda electoral. Pasó en las elecciones de 2017, cuando el Gobierno ganó los comicios de medio término a pesar de las multitudinarias marchas por Santiago Maldonado.
Puede ser que al Gobierno no le vaya bien esta vez. Pero esto parece no tener que ver con marchas como la del 24 de marzo. Ni siquiera en una marcha multitudinaria, netamente opositora, como la de hoy.
Eso sí: es seguro que el país sería infinitamente peor sin esa movilización impresionante que todos los años llega a Plaza de Mayo.
Peregrinación, opinión política, profesión de fe. Memoria, historia, futuro. Catarsis, abrazos, esperanza. Todo eso es la marcha del 24 de marzo. Y es también comprobar que las intensidades de algunas minorías son tan enérgicas y multitudinarias que por momentos parecen grandes mayorías.
Marcha del 24: la minoría multitudinaria
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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