CABA
Nora Cortiñas en Es La Política: “Este destrozo que están haciendo es un crimen de lesa humanidad”
La Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora fue la invitada de una nueva emisión de Es La Política, el programa producido por lavaca y Canal Abierto. Desde su inicio en la búsqueda de su hijo Gustavo hasta la crítica al proyecto económico del Gobierno actual: “Yo voy a vivir para verlos en la cárcel”. La independencia para la defensa de los derechos humanos. El feminismo. La desobediencia civil. Cómo vencer a miedo. Y qué significa la resistencia en esta época.
-Un señor alemán hace mucho dijo que las personas que luchan toda la vida son las imprescindibles. Por eso hoy estamos con una persona imprescindible. Nora Cortiñas es Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Nora -o Norita- es Memoria Verdad Justicia, rebeldía, marcha, valentía, acompañamiento, independencia, inteligencia, afecto. Es cerebro y corazón. El trayecto que va desde su hijo Gustavo a las y los 30.000. Y es la agenda en tiempo presente de todo crimen, de todo conflicto y de toda injusticia. Nora es mujer del pañuelo blanco y pañuelo verde. Y lleva desplegada una bandera: la de la sonrisa. Cree que en Plaza de Mayo, en cada jueves de ronda y verdades, hay una especie magia. Por eso queremos preguntarnos si esa magia es política.
-Te falto un adjetivo: resistencia. Las madres lo venimos haciendo desde hace 42 años, ya se van a cumplir 43. Pura resistencia. Y visceral. Salir a la Plaza no es costumbre. En todo caso hay compromiso, pero cuando amanecés, cuando te levantás cada día, todo lo que vas haciendo es política. Todo es en base a ese entorno político para sobrevivir. Eso es el estado espiritual.
–¿Cuándo te diste cuenta de ese despertar político?
-Cuando se llevaron a Gustavo empecé a salir a la calle para estas actividades políticas. Mucha gente decía, cuando nos veía o escuchaba: “Las madres hacen política”. Ahí no me daba cuenta. Decía: “No, bueno, pero la gente se confunde”. No, no se confundía. Después de mucho tiempo nos dimos cuenta las Madres que fue un movimiento colectivo, y lo sigue siendo: no es de una sola madre, cada madre tiene su rol por el tiempo y la actividad que tuvimos. Pero todo fue político, todo lo que hicimos, hasta el día de hoy. Porque hoy seguimos pidiendo y se fueron variando los títulos de los pedidos: hasta que aparezcan, encontrarnos, cada tramo era algo. Ahora tenemos que pedir qué pasé con todos: cada uno, mujeres y varones. Que los jueces abran las gavetas, que digan qué paso aquí, a quién dieron en falsa adopción a los bebés que fueron apropiados de sus madres embarazadas cautivas. ¿Qué hicieron los jueces? Pedimos que se abran todos los archivos, qué pasó con todos y cada uno de los detenidos y detenidas. Que una vez por todas se den los nombres de todos los que participaron, cuántos políticos que hoy se pavonean tuvieron que ver con la época del terrorismo de estado y con esa brutal represión. Donde la metodología es la desaparición de forzada de persona, el crimen de crímenes: es un crimen que no prescribe y no es amnistiable, que perdura en el tiempo. Todos los días el desaparecido está desaparecido.
-¿Por qué creés que no se dan a conocer?
-Todo tiene que ver. ¿Cuántos represores y genocidas hay sueltos? Y el peligro es que vuelvan a cometer los mismos delitos. No es una venganza, desde luego los crímenes los tienen que pagar. Pero es para que no estén libres para repetir esa historia tan siniestra que tuvimos en la Argentina.
-¿Cómo fue ampliándose tu mirada sobre los derechos humanos? ¿Qué relación ves entre eso que pasaba en la dictadura cívico militar religiosa con lo que pasa desde la vuelta de la democracia?
-Las Madres en realidad fuimos aprendiendo un poco qué era la política. Después tuvimos la solidaridad de organismos que se fueron formando a medida que avanzaba la represión y ese terrorismo de estado. La APDH, la Liga Argentina de los Derechos del Hombre, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, y así se fueron creando organismos que componían políticos y políticas. Por eso no todos son iguales, y fuimos aprendiendo qué era la política. Lo que siempre nos cuidamos, al menos las Madres de Línea Fundadora, fue hacer política partidista, porque cuando un organismo hace política partidista no puede defender los derechos humanos. En realidad, los derechos humanos los violan los estados y los partidos y gobiernos, entonces si vos tenés un partidismo, ¿cómo vas a defender a las personas que le violan esos derechos? Se confunde todo, no sirve. Siempre tuvimos un criterio de no hacer política partidista, pero sí aprendimos a ver y organizar la política, a analiza la circunstancia, las actitudes y las aptitudes de los políticos, cómo tomaban y encaraban la defensa de los derechos humanos, pero eso costó muchos años.
“Las Madres fuimos las primeras feministas”
-¿Cómo vivís vos con el estallido que tuvo el feminismo?
-Yo no era feminista. No entendía el feminismo. Hace muchos años, cuando era mucho más joven, las imágenes que mandaban del feminismo eran de Europa, y yo me acuerdo de algunas fotos que las mujeres salían a la calle y para mostrar libertad revoleaban el corpiño. Decía: ¿esto es el feminismo? No entendí por muchos años. Ahora, hará hace unos años, cuando empecé a salir a la calle, cuando se llevaron a Gustavo, que además de ser una nueva ama de casa como se hacía antes (ahora eso ya no existe) me di cuenta que tenía derechos y tenía deberes. Es un poco de ignorancia de la vida fuera de las cuatro paredes de mi casa. Gustavo me decía a veces: “Mamá, vos no ves más que adentro de tus cuatro paredes”. Hasta que salí a la calle y vi de las cuatro paredes para afuera. Ahí empecé a caminar con mujeres. Y no todas las mujeres de esa época, cuando nosotras salíamos a la calle, nos querían. Algunas mujeres nos encontraban exageradas en enfrentar esa dictadura siniestra, criminal. Era una cosa un poco arriesgada. Demasiado. No las mujeres políticas que tuvimos alrededor, que también fuimos aprendiendo de ellas, de ir a los encuentros de mujeres donde intercalás tus vidas con otras mujeres y vas viendo que hay afuera de esas cuatro paredes. Digamos que ahí empezó la mirada al feminismo. Igual les voy a decir: las madres fuimos las primeras feministas, en enfrentar a la dictadura. Salimos a la calle visceralmente, no era que planificamos con un mapita y protocolo, no, salimos a la calle a enfrentar lo peor que había en el país y que eran los genocidas en esa Casa de Gobierno. Yo me doy cuenta ahora, como me doy cuenta que también nosotras ejercitamos la desobediencia civil, pero ahora me voy dando cuenta.
-Nombraste recién al miedo. ¿Qué te da miedo o qué es el miedo para vos?
-El miedo es que siga una política de hambre como tenemos, un país con desocupados, un país pobre. Tengo miedo de que un día seamos como muchos de los países pobres y miserables del mundo. Tengo miedo que como seres humanos se vaya degradando tanto la política hasta llegar como estamos viendo ahora en Argentina el hambre en la calle, en la cara de niños, de mujeres, de hombres. Ese terror al hambre. Porque no es miedo: es terror al hambre. A la hambruna que pasaron otros países de posguerra. Nosotros no tenemos por qué. Ahora en la Rural se pasaron ventilando que somos un país para alimentar 400 millones de personas, de ser humano, y acá en Argentina los millones que se mueren de hambre hoy, en pleno siglo 21. Eso son los miedos. De que además el hambre puede provocar la ira de los pueblos y lleve a un desastre.
El miedo y la desobediencia civil
-Pensaba en la idea de desobediencia civil.
-Y que nos costó, porque se llevaron a las madres de los presos políticos. Después a las tres fundadores de Madres. A las dos monjas francesas. No fue gratis esa desobediencia.
-La “madre” en ese momento estaba en las antípodas de la idea de política y rebeldía.
-Por eso digo que fue visceral, no fue un plan político salir a la calle a buscar a nuestros hijos. Te llevan un hijo y una hija, te amputan, te sacan una parte de tu cuerpo. Ahí no medís: ¿qué miedo podes tener si te llevaron una parte de tu vida? Ahí es cómo se revierte el miedo, y viene la dicha muy fuerte que esa lucha por la desobediencia civil ante cualquier cosa que quieran frenar.
-Decías del miedo que tenés de que continúe esta política de hambre. ¿Qué pasa cuando ves que este gobierno fue electo por los votos?
-Creo que hay hacia el ser humano un manejo a través de la política. En este caso la gente va absorbiendo una propaganda y no es que la gente sea imbécil porque vota esto. Llega a un grado de inconciencia, escucha propaganda que deforma y la misma gente que es víctima de esta política termina diciendo: “no, pero yo lo voy a votar porque a lo mejor le doy la oportunidad”. Ya le diste. Cuatro años. Hay una cosa de inconciencia, no es que la gente sea ignorante y lo vota. No llega a eso. Hay otro camino que hace que escuche: por eso se invierte mucho dinero en la propaganda, por eso los que van a hacer la propaganda a los políticas estudian y hacen esos shows que vimos estos días. Y mucha gente en ese show dice: “Y bueno, es lo que tenemos”. Esa frase medio ridícula. Y no creo que la gente toda sea imbécil, ignorante. Pone el voto y hay una cosa interna que hace que lo malo lo siga probando. Un poquito para los psicólogos.
La lucha y una cerverza
-¿Este gobierno es lo que esperabas o hicieron más?
-Hicieron más. Uno sabía que era un gobierno de derecha. Tienen tantos que así que tengo miedo que a veces vuelvo atrás en las historias de los países y me hace acordar al nazismo cuando empezó. Yo no quiero ser pesimista o negativa, me resisto, digo no, tengo que tener esperanza de que el pueblo va a resistir, vamos a salir adelante, ¿pero qué? ¿Nos falta que la gente siga votando? ¿Nos falta otra etapa? Y eso sí me da miedo. Porque me hace acordar mucho a los años 74 y 75: estos días llega un amigo mío plástico, que estaba haciendo monolito para Santiago Maldonado y lo provoca gendarmería, y hacen todo un show de que lo están persiguiendo. Le tiran abajo la puerta de la casa, lo sacan a los tirones y después dicen resistencia a la autoridad. No cometió ningún crimen, lo meten preso y lo tienen sin defensa posible porque los jueces primero escuchan a la policía. Esa deformación de la realidad sí me asusta, porque estamos desprovisto de derecho. No hay Estado de Derecho: ¿dónde golpeas una puerta acá cuando corres peligro todos los días cuando salis a la calle? Porque las madres salimos a la calle y el miedo de que nos pasara algo ya les había pasado a nuestros hijos e hijas. Y así cuando le paso a Azucena Villaflor, a Ester Careaga, Mary Ponce de Bianco, que también salían todos los días a la calle. Entonces todo esto te hace volver al pasado, que yo no quiero volver. No queremos más dictadura y terrorismo de estado ni percusiones de orden político.
-¿Cómo se sale de esto? ¿Qué crees?
-Luchando. La calle. Todos los días. Llenar las calles. Todos los jueves llenemos la Plaza de Mayo. Una propuesta hago. Con carteles y carteles, que el mundo entero reciba qué está pasando en Argentina. La resistencia.
-Pensaba en tu agenda, que es la agenda social de la Argentina.
-Yo levanté la bandera de mis hijos. Recogí las banderas de los 30 mil y no voy a ningún lado por obligación: voy por compromiso. A la Plaza de Mayo los jueves, porque tengo un compromiso. Tiene magia la Plaza. Te encontrás, te mirás a los ojos, te abrazás. Yo digo que vamos los buenos. Y se encuentra la gente, a lo mejor tiene ese ratito, quizá a tomar café. O una cerveza. Según, porque una tampoco es una monja. Pero las monjas deben tomar cerveza también.
“Van a ir a la cárcel”
-¿Tenés esperanza todavía?
-Sí, tengo esperanza. Una fuerza espiritual muy grande que me da mi familia. Ya mis nietas son adolescentes y tengo un compromiso de vida y un compromiso con este pueblo que lucha todos los días como luchaba Gustavo y los 30 mil. Me olvide de contarles algo: también estoy luchando hace muchos años contra la deuda externa. No es de ahora. Ahora es obscena, no la vamos a poder pagar nunca. Pero como nos enterraron hasta acá, quizá un día al Fondo Monetario Internacional (FMI) no le importa si no pagamos la deuda. Ellos cobran los intereses que nosotros no sabemos cuánto son. Pero un día sale un paquetito, y se lo llevan con tierra y todo. Y no quieren que paguemos la deuda porque sabe que tenemos que pedir todos los días un poco más. Entonces en una ventanilla pagamos los impuestos y ganancias, en la otra están para darte la platita que pedís. Es un trueque. Y mientras tanto el hambre funde en nuestro país. Además, este gobierno, al hacer una deuda por 100 años, ¿qué se creyó que era el pueblo? ¿De piedra? ¿No pasar por el Congreso?
-No es que le salen mal las cosas: está planeado así.
-Está planeado. Le está saliendo bien. Pero bueno, así les va a ir a ellos. Van a ir a la cárcel, porque no se la van a llevar de arriba. Este destrozo que están haciendo a la república, al pueblo, y a la credibilidad de la gente es un crimen de lesa humanidad. Porque perjudica a toda la humanidad. Y no se la van a llevar de arriba. Yo voy a vivir para verlos en la cárcel, voy a hacer un esfuerzo.
-¿Qué es para vos la política?
-Es una herramienta que nos dicen que es para defender la democracia. No quiero que la política haga con el pueblo lo que se le dé la gana. No quiero eso: quiero vivir en un estado de respeto a todos los seres humanos, de respeto a todos los derechos que tenemos y que realmente se muestre que somos un país civilizado y no queremos que seguir hundiéndonos en este pozo en el que estamos ahora. Que así sea.
Mirá el programa completo acá
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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