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Observatorio «Lucía Pérez» de violencia patriarcal: primer padrón autogestionado y público de femicidios, travesticidios, muertas por aborto clandestino y desaparecidas

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Presentamos un nuevo registro público y autogestivo de la violencia patriarcal. Con orgullo y permiso de la familia lo bautizamos Observatorio Lucía Pérez, en nombre de las vidas de las jóvenes que ella representa. Elaboramos este registro de femicidios, travesticidios , muertas por aborto clandestino y desaparecidas durante 2020 que aquí compartimos, mientras tenemos en proceso de elaboración un padrón de los últimos diez años. Invitamos a colaborar para actualizar, corregir y precisar la información enviando los datos a [email protected]

No son cifras. Es el registro social de aquello que el Estado no hace, a pesar de estar obligado. No son números. Es la cartografía de la violencia patriarcal y la descripción de cómo opera el Poder Judicial, la policía y las pocas medidas de protección con la que cuentan las víctimas antes de ingresar a esta dolorosa planilla. No es un “proyecto”. Es el esfuerzo cotidiano de muchas manos enlazadas para aportar datos, chequearlos, analizarlos y pensar así, en panorama, las acciones que prevengan estos crímenes atroces. No es un padrón. Es una invitación a que se aporten los casos que faltan, se corrijan los errores y se precise la información para intentar así trazar una mirada panorámica que nos ayude a pensar y a hacer, a actuar y a exigir, a movernos y sacudir lo que sea necesario para detener esta pandemia y curar estas heridas que son a la vez, biográficas y sociales.

Hay otros padrones y eso significa que hay otras personas y organizaciones interesadas en lo mismo, así que lejos de establecer una competencia, el Observatorio Lucía Pérez se propone una tarea colaborativa para mejorar y optimizar todos los registros que la sociedad realiza con mucho esfuerzo y con diferentes criterios, pero sin duda con el mismo objetivo: aportar a las soluciones.

En este caso, la propuesta es registrar las siguientes violencias patriarcales:

Femicidios

Con nombre, edad, fecha y localidad (en caso de provincias) y barrios (en caso de Capital Federal), ya que es un dato que nos permite identificar el territorio de posibles acciones de prevención, pero también de contención, ya que todo femicidio representa la violencia ejercida sobre un cuerpo, pero al mismo sobre una familia, un grupo de afectos y una comunidad. No existe hasta el momento un protocolo que obligue al Estado a actuar en escuelas o en barrios luego de haber sufrido un femicidio.

Otro dato importante es la carátula con la que el Poder Judicial inicia la investigación de estos crímenes, ya que de ella depende no solo la suerte que correrá la investigación y luego, el trámite hasta llegar a la sentencia, sino algo muy importante, que aprendimos gracias a las familias sobrevivientes de femicidios: los derechos de las y los huérfanos por estos crímenes. La llamada Ley Brisas, por ejemplo, restringe sus beneficios de acuerdo a las calificaciones judiciales y el Estado no ha procurado hasta hoy ninguna otra forma de hacer llegar la ayuda necesaria cuando más la necesitan. Es un derecho vulnerado a las infancias, grave incumplimiento que en cada caso y cada día sigue cometiendo el Estado.

En el mismo sentido, tratamos de sistematizar la información sobre si la víctima había realizado denuncias y pedidos de protección, así como contabilizar los días que transcurrieron desde la denuncia de su desaparición hasta el hallazgo del cuerpo, en los casos que así sucedan.

Son todos datos muy difíciles de obtener solo por el registro periodístico, lo cual representa un esfuerzo social para obtener la información y chequearla con juzgados, familias y otras fuentes, lo cual supone que todos los casos registrados están en permanente actualización.

La gran deuda es con las mujeres más pobres y de localidades más remotas, ya que sus asesinatos ni siquiera son registrados por los medios, que representan una primera y más accesible fuente de alerta.

Es por todo esto que pedimos colaboración para completar este padrón, enviando los datos al mail: [email protected]

El envío de datos será el primer paso para que, luego de chequeada la información, se sume al padrón para ir completándolo.

En esta primera etapa enfocaremos nuestros esfuerzos en el registro de este año -2020-, pero tenemos en proceso de elaboración un padrón histórico de los últimos diez años, con 1.619 casos registrados.

Travesticidios

Mucho más difícil de sistematizar, ya que las violencias que se ejercen sobre los cuerpos trans y travestis no suele ser noticia en los medios, aunque en los últimos años hemos avanzado tanto en esta batalla que hay agencias como Presente y organizaciones como la agrupación Rosa Naranja que informa cotidiamente sobre estos crímenes.

Educadas por Lohana Berkins, consideramos que las violencias que se ejercen sobre esos cuerpos son tantas y tan diversas que debe considerarse travesticidio tanto el crimen perpetrado por una persona como por el sufrimiento, desigualdad y maltrato que reciben cotidiana y sistémicamente y que las lleva inevitablemente a la muerte. Llamamos a esos casos “travesticidio social”.

El registro se completa con testimonios de compañeras y amigas que nos acercan datos, que luego chequeamos.

Muertas por aborto clandestino

Entramos aquí a una zona oscurecida por la impunidad de la que goza históricamente el aborto clandestino. Con la intención de terminar con esta cultura del ocultamiento intentamos abrir este registro que hasta ahora tienen en 2020 un único caso, registrado en plena cuarentena. Pedimos entonces y especialmente la colaboración del personal de salud, con absoluta garantía de reserva de la fuente.

Desaparecidas

Este registro es de actualización permanente y pretende dejar constancia de qué esfuerzos realiza el Estado y cuánto tiempo demanda el hallazgo de las desaparecidas. Fue el papá de María Cash quién nos explicó la necesidad de crear un organismo centralizado de búsqueda de mujeres, niñas y trans desaparecidas, idea que expresó a funcionarios de diferentes áreas de gobierno, sin suerte. Él murió en un choque en la ruta, mientras iba tras un dato y por su hija. Nuestra forma de honrarlo es trabajar en este registro para que impulse que se concrete su idea.

Por último, agradecemos muy especialmente a la familia de Lucía Pérez por habernos enseñado tanto y por habernos permitido que el nombre de su hija, de 16 años, asesinada el 8 de octubre de 2016, designe este registro.

Es entonces en nombre de las vidas de las jóvenes que ella representa que hacemos todo esto.

Padrón enero/abril 2020

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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños 

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El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.

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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

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Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Por Claudia Acuña

El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y  familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación:  es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.

Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.

¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.

A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.

Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.

El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.

Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.

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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

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Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez

Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.

Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.

En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.

Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.

A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.

En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.

Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.

Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?

Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.

Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.

Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.

La pregunta es: ¿por qué?

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