Nota
Parazo docente: masiva movilización por la educación pública
Unas 70 mil personas marcharon desde el Congreso hasta el Ministerio de Educación en lo que fue la primera jornada del paro de 48 horas decretado por las cinco federaciones docentes. Reclaman desde la apertura de la paritaria nacional hasta la infraestructura de las escuelas. Voces, fotos y carteles del primer round de esta semana caliente.
El hombre sube al subte en la estación Pasco de la línea A y apenas se le escucharán algunos acordes perdidos entre los guardapolvos y carteles que viajan en el vagón, porque prefiere hablar:
-Hoy es un gran día y está bien que así sea: hay que salir. Por ustedes, maestros.
El hombre es aplaudido y comienza a tocar una canción que el aviso por altoparlantes de la estación Congreso tapa y entonces una marea humana desciende.
Son todas maestras, son todos maestros.
Se saludan y de a poco empiezan una entonación que repetirán durante una jornada indisimulable: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode”. La marea se dirige hacia la escalera mecánica y, en cuestión de segundos, la calle queda poblada.
#Ahora: Los docentes llegando al Congreso para marchar hasta el Ministerio de Educacion. #ParoNacionalDocente. pic.twitter.com/5RsHsZxna4
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) March 6, 2017
Un cartel advierte: “Estamos en clase de derecho”.
Y así será: una enorme columna unirá en cuestión de horas el Congreso y el Ministerio de Educación en el marco del Paro Nacional de 48 horas convocado de forma unánime por las cinco federaciones docentes y la adhesión de los sindicatos de base de las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires. La intención del Gobierno nacional de no abrir la paritaria federal, las declaraciones del ministro de Educación, Esteban Bullrich – quien dijo, entre otras cosas, que el problema es que los maestros “trabajan cuatro horas”, el pedido de la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal de sumar voluntarios si los gremios bonaerenses no aceptan el aumento del 18 por ciento, las chicanas del Presidente Mauricio Macri y las amenazas de muerte a la familia de titular de SUTEBA, Roberto Baradel, fueron algunos de los hechos que sumaron a la explosión de una movilización que las organizaciones calcularon en 70 mil docentes.
Desde el acto, la secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), Sonia Alesso, subrayó: “No nos arrodillamos: no tenemos miedo”.
Aprendiendo en la calle
Sobre Avenida Rivadavia una niña con guardapolvo se tapa el rostro para poner en primer plano un cartel: “Si cree usted que la educación es cara, pruebe con la ignorancia. Ley 26.075. Paritaria Nacional Docente!”. Otra muestra su cara y un papelito en el que escribió: “Hoy aprendo”.
Silvia Chapapietra, maestra y directora de la Escuela 49 de Banfield, provincia de Buenos Aires, está por empezar a marchar. Dice que además de lo salarial hay puntos que no son de reconocimiento, porque la información está sesgada. “El salario es paupérrimo y no alcanza, porque el básico de un maestro hoy es de $3.878 y el inicial lo tiene asegurado sólo un maestro que tiene un cargo y aun así no llega a las 10 mil pesos si no tiene antigüedad. Partamos que sin sustento para poder reproducir la fuerza de trabajo no podemos salir a ningún lado. Pero no estamos sólo por los salarios: un segundo punto son las infraestructuras de las escuelas que, por lo menos en Provincia, dan vergüenza. Es triste que los niños más carenciados tengan que ir a esas escuelas”.
Otro punto es la comida. “Publicitan que nos dan cereales y carne, pero invito a cualquier funcionario a que le dé esa dieta a sus hijos. Realmente creo que si no nos movilizamos no vamos a presionar a nuestros dirigentes para tener un plan de lucha. Los maestros compramos la tiza, pintamos las escuelas, pagamos las fotocopias. Las escuelas donde los papás pueden pagar la cooperadora tienen cortinas, cartulinas, pero las otras quedan en la miseria total”.
¿Cuántas horas trabajan? “Mucho laburo no se ve. Además pareciera que somos apostolados porque nuestro trabajo extra y no pago está como institucionalizado: preparamos los materiales, la didáctica, imprimimos, leemos hasta altas horas. Hoy no tenés nada público si querés capacitarte, porque lo que tenés que hacerlo en tu casa y en base a tus tiempos y tus formas”.
“Estamos peor”
Silvia dice que durante el último año no llegó ninguno de los libros que llegaban antes. “Ojo: no estoy haciendo partidismo, no me interesa. Sólo describo. Las netbooks de Conectar Igualdad se bloquearon hace un año y nunca vinieron a destrabarlas. No llegan partidas para ninguna cosa. Antes no habíamos llegado a algo extraordinario, pero era una base para seguir exigiendo. Ahora es nada. La gobernadora Vidal nos tiene que decir dónde está el plan de vacunación, porque hasta 2015 los equipos de salid de los municipios y Nación vacunaban niños de 6 y 11 años. El año pasado no fue nadie. Nosotras sabemos y por eso podemos hablar de lo micro y de lo macro: estamos peor”.
Algunos carteles alertan:
- “Es el Gobierno el que obliga al paro por no cumplir la ley, no los sindicatos”.
- “Todo paro es político”.
- “#NoQuieroSerVoluntaria”.
- “Educar es liberar, nunca someter. Yo soy educación pública”.
- “Docente y sostén de hogar”.
- «Carlos Fuentealba presente».
- “A Macri las únicas clases que le importan son las altas”.
- “La educación se defiende”.
El #ParoNAcionalDocente visto desde los balcones del @HotelBauen. pic.twitter.com/lX6MFySqVb
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) March 6, 2017
Cómo se produce la violencia
Marcela, maestra de primer grado de la Escuela 10 del distrito 14 de la Ciudad: “Cuando el Estado desvaloriza la educación como está pasando genera violencia. Entonces marcho porque yo soy una trabajadora por la paz y no puedo permitir que desde el Estado se genere violencia. Muy bien con los voluntarios, hay muchas áreas que necesitan completarse, y de hecho yo soy voluntaria en muchas áreas: en mi escuela hago de psicóloga, de médica, de trabajadora social. Y no me preparé para nada de esto, tuve que tomar recursos de otros lados para poder sostener a las familias que vienen con alguna esperanza, o llorando, o con golpes, porque el Estado no da respuestas”.
Otro argumento contra las cuatro horas. “Yo trabajo ocho horas, llego a casa y tengo que preparar material, tengo que tener reuniones con gente que me ayude a trabajar las problemáticas sociales que vemos porque los profesorados no te preparan. Sólo te dan algunas didácticas pero no te preparan para abrazar a una madre porque viene golpeada, a acompañarla en la denuncia, a decirle dónde hay que acudir. No te preparan para los chicos que vienen los lunes y se duermen en primer grado porque tienen hambre. Todo eso implica sentarme a leer y buscar estrategias”.
¿Por qué piensa que ocurre ese desinterés? “No es desinterés, esto es intencional: un país que no se educa es un país esclavo toda la vida. Un país que no es educado no puede pensar, reflexionar. El mensaje es muy perverso».
El abrazo
Uno de los momentos más emotivos ocurre cuando la columna pasó frente al Hotel BAUEN, empresa recuperada por sus trabajadorxs desde 2003. En la última semana se conoció que la jueza comercial Paula Hualde dispuso el desalojo para el 17 de abril (era el 14, pero lo corrió ya que ese día cae en Semana Santa) luego del veto a la ley expropiación del Presidente Macri. El hotel convoca a organizaciones y movimientos este jueves a las 18 para pensar qué acciones tomar. Las trabajadoras, mientras, vitorean desde el balcón la manifestación docente.
Desde la calle sube una ovación y un canto: “El BAUEN no se va”.
Lo que duele
Por las calles también marchan docentes de todo el país. Uno de ellos es Javier Ruiz, docente de Educación Física de la escuela 4418 de Embarcación, Salta: “Vinimos en apoyo a la educación pública, gratuita y de calidad”. Otro es David Toledo, secretario general de la Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP): “Nosotros venimos de acordar a nivel provincial un aumento de salario del 32% que estira el salario mínimo por 15 horas cátedra a 14 mil pesos. Venimos solidariamente y con muchas preocupaciones para exigir la convocatoria a la paritaria nacional. No es sólo por lo salarial sino para dejar clara la obligación de la Nación de asistir con planes, proyectos y recursos del Estado a las jurisdicciones provinciales. Vemos con mucha preocupación algunas acciones de este Gobierno, en muchos casos antidemocráticas”.
Angie, preceptora de la escuela 1 en Constitución: “Soy preceptora hace más de 20 años. Estamos enojados. Nos sentimos ninguneados, desprestigiados. En lo particular hasta siento un abandono de la sociedad a la educación pública. Me pegó mal los ofrecimientos para voluntario, que se suma al mito de los tres meses de vacaciones y a las cuatro horas de laburo. Duele. Es una mezcla de todo: bronca, enojo, dolor, pero también amor con nuestros chicos, con quienes compartimos cada día nuestro rol dentro de la escuela. Ponemos el cuerpo en cada chico: cada uno es una situación, un conflicto, una alegría, un deseo, pero los edificios los tenemos súper abandonados. Desde que está el macrismo en Capital fue un vapuleo y una agresión constante. Mucha desprotección”.
El orgullo
Un hombre aplaude emocionado hasta las lágrimas en la esquina de Callao y Corrientes. No es docente. A su lado tiene apiladas cajas de Coca Cola y vasos de plástico. Es vendedor.
Se llama Alberto. ¿Por qué aplaude? “Siempre vengo a las marchas. Hoy vine porque tengo hijos y quiero que ellos tengan un buen futuro. Yo no lo tuve: nunca fui a la escuela. Y me emociona ver esto por todos los compañeros que están luchando por algo tan bueno como la educación en cada chico. Me pone muy orgulloso poder estar en la calle para pelear y reclamar lo que nos corresponde. Fue una falta de respeto cómo se trató a los docentes estás últimas semanas, este último mes. Cómo estuvieron mintiéndoles. Pero creo que todos juntos vamos a poder salir. Si el pueblo sale a la calle, lo vamos a lograr”.
Alberto sabe de lo que habla: esta semana continúa con la movilización del martes 7 de la CGT y las CTA, y se completa el miércoles 8 con el Paro Internacional de Mujeres.
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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