Nota
Periodismo sin patrón: La Portada, el nuevo medio recuperado en Esquel
Dos grupos de trabajadoras y trabajadores de las empresas Páginas del Sur y El Oeste, en Esquel (Chubut), formaron una cooperativa de trabajo cuyo nombre es todo un símbolo en el actual escenario de cierre de medios, miles de despidos y precarización: Prensa Unida. Ocho personas editaron así el diario La Portada que lanzaron nada menos que el #DíaDelPeriodista y agotaron en dos días. Es el quinto medio recuperado desde diciembre de 2015 hasta hoy. Los desafíos, el frío, la solidaridad, las nuevas agendas y los futuros debates.María de los Ángeles Alberto sabe lo que es pasar frío. Habla desde Esquel, municipio de Chubut, donde este fin de semana habrá temperaturas por debajo de los 0 grados, y dice: “En un momento nos quedábamos en la redacción, otros en la cocina, pero uno de los días que más recuerdo fue cuando llegamos y nos habían cortado el gas. Se habían llevado las canillas. A eso se sumaba que no teníamos escritorios, sillas. Nos moríamos de frío”.
Ángeles habla de un vaciamiento.
De sueldos impagos desde junio de 2016.
De sus 46 años.
De sus 2 hijos.
De sus compañeros y sus compañeras.
De marchas, de tomas, de changas.
Pero hoy no tirita.
Hoy es una de las ocho personas que el 7 de junio, #DíaDelPeriodista, sacaron a la calle un nuevo periódico, cooperativo, editado de forma autogestiva que se agotó en dos días: La Portada (https://diariolaportada.com.ar/). No es un medio más, sino el ensamble de dos grupos de trabajadoras y trabajadores que no quisieron quedarse en la calle luego del cierre de las empresas Páginas del sur (donde trabajaba Ángeles) y Diario El Oeste, en Esquel, y hoy conformaron una cooperativa cuyo nombre es símbolo de estos tiempos: Prensa Unida.
“Queríamos festejar nuestro día de la mejor manera”, dice a lavaca.
-¿Cómo?
-Con la gente y sin patrón.
Construir futuro
La cooperativa que edita La Portada cuenta con un staff de 8 personas: cuatro corresponden a Páginas del sur y cuatro a Diario El Oeste. Ángeles era la diseñadora gráfica de Páginas hacía cinco años: “No cobrábamos desde junio del año pasado y, antes, nuestros sueldos llegaban con atrasos. Vivimos muchas situaciones desagradables, mucha angustia, hechos provocados para que nos vayamos”. Eva Herrera, trabajadora en edición: “Iniciamos un proceso de reclamo de salarios en febrero y llegamos a una retención de tareas en junio. Se decidió avanzar en esta medida de fuerza pero el tiempo, las marchas y las asambleas fueron pasando mientras el Ministerio de Trabajo no nos daba ninguna respuesta. En febrero de este año comenzamos a ver qué hacíamos”. Ambas trabajadoras cuentan que Páginas continúa saliendo editado sólo por el dueño: “Son gacetillas que refrita con una muy mala diagramación”.
El proceso en El Oeste fue similar. “La situación económica siempre fue inestable”, dice Sebastián Daher, redactor desde 2011. “Estamos hablando, en ambas experiencias, de empresarios que se acostumbraron a vivir de la pauta publicitaria del Estado, sobre todo del provincial, y lo que pasó es que después del cambio de gobierno, ese flujo se cortó. Ahí empezó a notarse el desequilibrio financiero, pero mientras nosotros estábamos sin cobrar desde enero, los dueños del diario estaban vacacionando en Cuba y en Uruguay”.
Daher cuenta que estuvieron un mes y medio sin cobrar: “Diciembre de 2015 lo percibimos en febrero de 2016: ahí empezó todo. Luego fueron migajas, siempre fuera de tiempo”. Esa situación duró seis meses: el 22 de junio llamaron a paro por tiempo indeterminado. “La situación nunca se acomodó y eso nos llevó a repensar nuestro futuro en el oficio”.
–¿Cómo vivieron ese proceso?
-Fue una situación muy compleja. Tengo compañeros con 35 años de trabajo y de experiencia que han quedado en la calle. Estamos hablando de más de 25 familias que se quedaron sin nada por culpa de empresarios que se llevaron toda la plata. Tuvimos más de un año y medio de sufrirla de verdad: sueldos, alquileres, impuestos, servicios. Se hizo muy difícil. Teníamos dos salidas: o nos íbamos a nuestras casas o pensábamos en nuestro futuro. Eso hicimos.
La respuesta a esa inquietud se agotó en la calle.
Darle color al periodismo
Cuentan que recibieron el apoyo de sindicatos, movimientos y organizaciones sociales. Daher: “La gente, los vecinos, nos decían que teníamos que seguir, que le diéramos para adelante. Sin ese apoyo hubiera sido imposible. Eso nos hizo pensar en la posibilidad de armar una cooperativa y de armar un diario que para Esquel es muy novedoso: tiene 24 páginas, 12 a color, cuando en la ciudad nunca se había hecho algo a color. Estamos muy contentos, pero también sabemos que el lector es exigente y, para eso, vamos a tener que ofrecer un producto de calidad no sólo desde la estética, sino también en los contenidos”.
Ángeles: “Fue una decisión unánime: primero porque no podemos dejar a la ciudad sin diario y sin historia. Segundo: nos debemos a la gente por todo lo que nos ha apoyado. Les debemos buena información. Y lo que pretendemos es ofrecer un nuevo producto: se van a escuchar todas las voces, y vamos a abrir un espacio a la comunidad. Siempre nos acercan información. El sueño es que no sigamos siendo nosotros 8: queremos que esto genere trabajo”.
El diario La Portada se convierte así en el quinto medio de comunicación recuperado desde la asunción de Cambiemos hasta la fecha. Los otros casos:
- Tiempo Argentino (https://www.lavaca.org/notas/1-ano-de-tiempo-argentino-desafios-de-la-edicion-sin-patron/).
- Infonews (https://www.lavaca.org/notas/volvioinfonews-periodismo-cooperativo-y-sin-patron/).
- La Nueva Mañana (Córdoba).
- El Ciudadano (Rosario) (https://www.lavaca.org/notas/mas-periodismo-sin-patron-el-ciudadano-cooperativo/).
La situación habla del escenario de concentración y precarización que están sufriendo miles de trabajadoras y trabajadores de prensa de todo el país. Un dato: desde diciembre de 2015 se han perdido 2500 puestos de trabajo. El último 7 de junio es un reflejo de este panorama: en el mismo día del periodista la Revista Veintitrés cerró sus puertas y La Portada salía a la calle. Ángeles: “En este último tiempo el rubro fue muy afectado. Nos tocó: venimos viviendo desde hace tiempo la precarización laboral. Por eso podemos hacer este medio, mejor incluso, porque nosotros éramos quienes hacían el diario”.
El nuevo mundo
Eva Herrera suma un actor importante en el sostenimiento de la lucha, las marchas, los paros y en el apoyo a la conformación de la cooperativa: el Sindicato de Trabajadores de Prensa del Oeste de Chubut, filial de FATPREN (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa). “El paso a la cooperativa fue el paso siguiente a la lucha sindical después de un año”, dice. “En nuestro caso el sindicato fue fundamental. De hecho, la mayoría somos parte de la comisión directiva, por lo que el apoyo era completo. Hicimos movilizaciones de cuadras y cuadras porque también sumamos el apoyo de otros gremios. Tuvimos toda la contención posible”.
Eva sabe que ahora comienza otra discusión: algunas organizaciones sindicales no aceptan que haya trabajadoras y trabajadores que no dependan de un patrón sino de un sostenimiento autogestivo. Es más: algunos gremios no consideran como “trabajador” a quien no está bajo relación de dependencia. “Le hicimos esa misma pregunta al secretario general de la Federación: ¿qué va a pasar con nosotros, trabajadorxs autogestionadxs? Su opinión es que la Federación tiene que contener a todos y a todas, pero para eso los sindicatos de base tienen que dar la discusión. Yo, además, soy paritaria por zona patagónica. Mi mandato sigue, porque hay otros conflictos y muchas cosas por hacer, y una de ellas es esta discusión”.
La Portada se publicará todos los miércoles en edición impresa y tendrá actualizaciones diarias en su página web. Allí puede leerse la editorial fundacional: “Ante este panorama tan poco alentador y la necesidad de continuar ejerciendo la profesión, defendiendo nuestras fuentes de trabajo y el sustento de nuestras familias, nos vimos enfrentados al desafío de reinventarnos como profesionales. La decisión no fue fácil porque lo desconocido genera aprensión. Debimos, para iniciar el camino del cooperativismo, superar la desilusión de no tener respuestas a nuestros reclamos por parte de las patronales y de la Justicia que – a la fecha – mantiene una “deuda moral” con este grupo trabajadores de prensa”.
El título no tiene metáforas: “Reinventarse en tiempos de crisis”.
En Esquel confirmaron una vez más lo que ya es una praxis: otra comunicación es posible.
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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