#NiUnaMás
Radiografía de otra pandemia: la violencia machista
Hoy 28 de marzo fueron encontradas asesinadas tres mujeres y una niña de 7 años. Todas llevaban días desaparecidas, una de ellas casi un mes. Otro de los efectos de la cuarentena es el aumento de la violencia machista que hoy vuelve a mostrar su peor cara. Las historias de estas mujeres, y las ideas para frenar el contagio de la muerte.
Cristina y Ada Iglesias

Cristina Iglesias y su hija Ada Iglesias, de 7 años, están desaparecidas desde el miércoles 25 de marzo en Monte Chingolo, Lanús Oeste. Su hermano, Fernando, hizo la denuncia a la Comisaría 6ta y las busca desde el primer momento. En una publicación de Facebook explicó que no había rastros de ellas, que nunca se iría sin avisar a la familia, que la casa estaba revuelta, que encontraron en la casa del novio los documentos y las llaves de Cristina. Además, denunció que sufría violencia machista y a su pareja, Abel Romero, no lo encuentran desde entonces.
Cristina y su hija estaban cumpliendo la cuarentena obligatoria con Abel. La policía encontró rastros de sangre lavados en el colchón de la casa. Lavaca se comunicó con Fernando cuando estaba reunido con la policía porque habrían encontrado el cuerpo de ambas enterrado en el fondo de la casa donde hacían la cuarentena. Horas después el municipio confirmó que eran ellas.
Haydee Salazar

El Ministerio Público Fiscal de Río Negro confirmó que hallaron este mediodía sin vida a Haydee Salazar en el arroyo Ñireco de Bariloche. Desapareció el domingo 22 de marzo y su familia la buscaba desde entonces. Su hija Liliana está muy conmovida, explicó a lavaca, y no quiso continuar hablando.
“Exigimos al Ministerio Público Fiscal que explique cuáles fueron las medidas de investigación que tomaron ante la desaparición de Haydee”, manifestó en un comunicado la asamblea Ni una menos de Bariloche, y recalcó uno de los eslabones de la máquina de la injusticia: “la primera hipótesis de investigación ante la desaparición de una mujer debe ser la violencia de género y no la averiguación de paradero como se hizo. Una vez más muere una mujer en nuestra ciudad y la justicia actúa con criterios patriarcales, adjudicando culpa a la mujer sin ni siquiera plantearse la existencia de un agresor”.
Claudia Repetto

Pasaron 27 días desde de la desaparición de Claudia Repetto en Mar del Plata.
Hoy, pasadas las 13 horas, encontraron su cuerpo en el kilómetro 534 de la Ruta 11, cerca de Los Acantilados, a 10 kilómetros del faro camino a Miramar, y a 20 metros de donde se había encontrado una pala durante los rastrillajes anteriores.
Veinte metros.
El domingo 1ro de marzo Claudia, 53 años, desapareció. La familia lo denunció cuando la mañana siguiente ella no llegó a su trabajo. La carátula inicial de la causa fue “doble averiguación de paradero” porque tampoco se encontraba a Ricardo Rodríguez, 54 años, a pesar de que los hijos de Claudia apuntaran a él desde el principio. Igual que en la búsqueda de Haydee, la investigación empezó sin tener en cuenta que sufría violencia de en este caso su ex pareja.
“Ellos buscan a las personas muertas desde un principio, cuando no sabían ni que buscaban”, dice a lavaca Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, asesinada hace tres años también en Mar del Plata, y quien acompañó a la familia de Claudia Repetto. La caratula cambió recién semanas después, “no sé si lo hacen a propósito, porque no les importa, porque no saben, la verdad es terrible. La investigación de Claudia estuvo mal hecha desde un principio. Un vecino denunció que faltaba la pala, ¿para qué podría tener este hombre una pala? Se lleva una mujer y una pala. Los hijos ya habían denunciado que el tipo era violento con su madre. Fueron pareja, se separaron hacía más de siete meses, ella no quería volver”.
De los 27 días que Claudia estuvo desaparecida, 26 días estuvo prófugo Ricardo Rodríguez, su ex pareja, que se declaró autor del femicidio al ser indagado por el fiscal Fernando Castro, después de ser atrapado por los hijos de Claudia.
Sí, los hijos.
A ellos los llamó un amigo avisando que creía que Rodríguez estaba en las calles Rondeau y Vértiz. Y ahí estaba: en bicicleta y con una mochila. Ahí lo atraparon anoche.
Esta mañana, al igual que anoche, la familia concentró frente a los Tribunales marplatenses, su abogada les confirmó que Claudia estaba muerta y ahí en la calle la policía los reprimió.
Jorge, hermano de Claudia, dijo sobre la búsqueda al medio cooperativo marplatense Qué Digital: “Necesitamos justicia. No puede ser 26 días buscándola y donde estaba no la podían encontrar”.
¿Cómo se frena esto? Marta: “Yo creo que acá lo que vamos a tener que hacer es empezarnos a unir y denunciar a estos personajes, hacerles el jury que corresponde y poder ir sacándolos. Las personas, la sociedad, tenemos que ser los observadores de esta gente, de cómo hacen el trabajo. Están haciendo un trabajo, ni más ni menos que desde la Justicia. Lo hacen pésimamente mal y tienen que rendir cuentas a su pueblo de ese trabajo para que no nos pase lo que nos está pasando”.
Mañana, 18 horas, se convoca a un grito desde donde cada una esté: Justicia por Claudia Repetto.

#NiUnaMás
La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños
El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.
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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.
Por Claudia Acuña
El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación: es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.
Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.
¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.
A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.
Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.
El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.
Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.
#NiUnaMás
Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez
Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.
Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.
En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.
Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.
A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.
En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.
Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.
Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?
Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.
Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.
Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.
La pregunta es: ¿por qué?

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