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Reportaje a James Petras: «Kirchner va a caer entre dos caballos»

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El sociólogo norteamericano, antes de partir de Buenos Aires y luego de visitar Neuquén y dar varias conferencias en la Capital, formuló su pronóstico: el nuevo presidente es un jinete incómodamente montado sobre las demandas de la sociedad y las del poder, que ya empezó su campaña de debilitamiento. La crisis, entonces, retornará rápidamente. Así de contundente es este Petras que critica a todos, excepto a Zanon.

En el segundo subsuelo de un hotel ligeramente inconcebible, mientras se escucha estruendo de vajilla amontonándose para ser lavada, el sociólogo norteamericano James Petras estruja su gorra gris y pronuncia una profecía:

«La crisis argentina volverá con mucha fuerza en seis o nueve meses. Es inexorable. Kirchner va a caer entre dos caballos». El nuevo presidente sería un jinete incómodamente montado sobre las demandas la sociedad y, a la vez, las demandas del poder que realizará una campaña de debilitamiento. Para Petras, esa campaña ya la inició el diario La Nación. Y la cabalgata tiene plazo fijo.

Esa es una de las conclusiones que sacó de su reciente visita a la Argentina, donde brindó varias conferencias en las cuales anunció que visitaría la fábrica de cerámicas recuperada Zanón, en Neuquén: «Voy para aprender cómo ganar. Porque eso es lo que me interesa. No sufrir y perder. Y sí luchar y ganar».

Una de las diferencias de Petras con otras celebridades que visitan a la Argentina, además de sus ideas y cabalgatas, es el hotel. Lo instalaron en uno de dos estrellas, el Ayamitre, ubicado -como su nombre lo indica de modo inolvidable- en Ayacucho y Mitre, Buenos Aires. Por ahí rondan turistas ostensiblemente ahorrativos: afroamericanos de mirada desconfiada, vecinos paraguayos, chilenos y bolivianos de compras, y centroamericanos inciertos bajo la mirada de un conserje integrante de la tradicional colectividad española. Sirven el desayuno en un segundo subsuelo de fórmica y neón que sobrevivirá a cualquier bombardeo, donde colapsan todas las señales radiales y todos los celulares.

Allí Petras con su viejo estilo, provocador, un poco esquemático y siempre polémico, revisa su visita que atravesó la primera vuelta electoral, la posterior fuga y misterio protagonizada por el menemismo, y la situación de la izquierda y los movimientos sociales.

-¿Por qué está tan seguro de que la crisis volverá?

-Al principio habrá un repunte. Lavagna no es tonto. No es tonto. No es Cavallo, no está totalmente entregado. Va a tratar de lanzar una recuperación económica, planes para favorecer la industria. Comercio, obras públicas, construcción. No hay duda de que en algún sentido van a tener un pequeño repunte, a partir de junio o julio, pero llegando a septiembre, será el pacto con el FMI. Ese será el primer retroceso del gobierno. Concesiones.

-Pero Kirchner ha dicho que está demostrado que se puede vivir sin el Fondo. Y que no quiere presiones.

-(Con una chispa de ironía en la mirada) Mire. La gente que celebra la salida de Menem está equivocada. Menem no es persona. Menem es el nombre de la configuración del poder institucional, económico y financiero, que va a hacer un contraataque contra las exigencias mínimas de Kirchner.

-¿En qué consistirá el contraataque?

-No van a pagar impuestos, van a seguir evadiendo. Los bancos americanos y extranjeros aquí van a ayudar para que siga la fuga de dinero. No van a aceptar ningún dirigismo. Nada de dirigir inversiones de largo plazo, fomentar la producción industrial. Entonces, el proyecto del gobierno depende de la colaboración capitalista, financiera, sindicatos, Estado: ese es el concepto de que con disciplina al capital y ajustes a los obreros va a poder lanzar obras y proyectos. Pero primero, yo creo que los capitalistas no van a aceptar ningún sacrificio. No están acostumbrados. Y creen que con la salida de Menem del ballotage van a aumentar la imagen de un presidente minoritario. Van a tacharlo como débil, y cosas peores. Es una campaña que ya lanzó el diario La Nación.
Del otro lado, los obreros y los empleados con su expectativas, no están en posición de someterse a ningún ajuste más. Creo que Kirchner va a caer entre los dos caballos, no será parte de un proyecto derechista, ni de uno progresista.

-¿Y entonces?

-Entonces el peligro en esta situación es que la izquierda no esté pensando el futuro, planificando un proyecto político. Podría dar Kirchner un viraje a la derecha profundizando la crisis y las tensiones sociales, o podría entrar al escenario una combinación de López Murphy con la base menemista para una política proto-fascista. Murphy es un fascista disfrazado, particularmente después de la derrota que sufrió como ministro. Ya no va a jugar con guantes blancos.
Es un escenario que con algunas oportunidades para cambiar el sistema, por la debilidad del proyecto de Kirchner, pero también hay peligros. La mayoría de los progresistas están haciendo propuestas a Kirchner para que sea un keynesiano reformista consecuente, pero creo que Kirchner no tiene conciencia de hacer un viraje hacia un verdadero izquierdismo reformista, sino de conseguir cambios instrumentales para fortalecer un proyecto de liberalismo con tintes desarrollistas.
Creo que este proyecto tiene pocas posibilidades en el mediano plazo. Un repunte de meses, no más.

-Que usted relaciona con las negociaciones con el Fondo.

-En agosto o septiembre va a ser el momento de la verdad. Veremos si Kirchner empieza a adaptarse a las exigencias del gobierno norteamericano, que ya desde el primer día reclama un ajuste, pagar la deuda. No le dieron ni un momento de respiro. Ellos creen que, a mayor presión sobre el gobierno, mayor posibilidad de que le den las espaldas a los que lo votaron o pensaron en votarlo.
Pero la situación más crítica, política, va a ocurrir a partir de octubre o noviembre. Eso es más o menos como veo la cosa. Queda un residuo de organizaciones sociales poderosas. Zanón, los desocupados tienen una fuerza formidable, hay menos asambleas populares, pero queda una conciencia crítica. No creo que las facciones del partido injusticialista representen a la gente. La gran mayoría de los que iban a votar tenían otro programa. Ni Saa ni Kirchner, que no tenían nada que ver con las necesidades ni las percepciones del pueblo. Eran el mal menor, para parar a Menem.
Pero la derechización de las opciones no significa la derechización de las conciencias.

-Usted dijo que iba a Zanón, para aprender ¿Qué le pareció la visita?

-Fue muy positiva en todo sentido. Entre todas las limitaciones que hay, entre el boicot del gobierno, la falta de créditos y el esfuerzo por estrangular la actividad económica, hay allí más 300 obreros trabajando con mucha disciplina y con ventas y producción. Pagan salarios igualitarios de 800 pesos. Además hay participación de obreros en las asambleas, sus comisiones, su dirigentes. Todo está en orden.
Faltan otras cosas: más financiamiento, extender sus redes de comercio, etcétera. Lo que más me impactó es la unidad de los diferentes sectores sociales. Desocupados, ocupados, sindicatos de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), CTA (Central de Trabajadores Argentinos), y todos, profesionales, médicos, abogados, los que no son de derecha apoyan este movimiento. La iglesia también. Esta unidad es el mecanismo de supervivencia. Y es una buena lección para toda la Argentina, porque quiere decir que se pueden unificar fuerzas y a partir de esa unidad lograr el éxito de los proyectos sociales y económicos.

-Un argumento es que ese tipo de consenso es más fácil en el interior que en las grandes ciudades.

-Eso es una parte de la explicación, pero no toda, no es la simple geografía. Yo creo que hubo una política astuta de Zanón que buscó unir fuerzas. No pensaban que eran la vanguardia de todo. Trabajan junto con los desocupados, no hay esa división de sindicatos por un lado, desocupados por el otro. Por ejemplo, cuando golpean a los desocupados, los obreros se movilizan frente a las comisarías para liberar a los encarcelados.
Todo eso me parece extremadamente positivo, en contraste con algunas actividades y movimientos en Buenos Aires donde cada grupo tiene sus piqueteros, sus fragmentos, y no están a la altura de tener alianzas orgánicas.

-Usted decía que frente a la crisis, muchos grupos se han preocupado más que nada por aumentar su número de afiliados.

-Sí. Fíjese que con Duhalde las desigualdades crecieron, las cifras de pobreza subieron, pero uno tiene que ver que frente a este fenómeno los movimientos sociales no estuvieron a la altura de canalizar un proyecto político sumando fuerzas. A lo sumo, querían que su grupúsculo crezca un poco.
Otro problema: también existía una ideología casi anarquista, que pensaba sólo en la horizontalidad, que cualquier líder o programa eran autoritarios, que la perspectiva política era una imposición inaceptable. Y terminaron por desorientar a todos, porque se dedicaron a hablar, hablar, hablar, sin tomar decisiones concretas para actuar particularmente en un proyecto político. Así, la gente empezó a irse y cada uno trató de buscar soluciones personales.
Y entonces aparecen los punteros, con las bolsas de trabajo, para reconstruir redes vinculadas con el gobierno, cooptando algunos líderes locales, y debilitando la unidad. Todos estos factores son parte del retroceso.

-Es un laberinto. Los partidos de izquierda -según usted mismo ha dicho- viven con un balde en la cabeza: no ven y escuchan sólo sus propios gritos. Por otro lado, frente a esos grupúsculos -uso sus palabras- que fragmentan todo lo que tocan, muchos movimientos buscaron ganar autonomía. Pero ahora usted dice que al hacer eso son anarquistas. No lo entiendo.

-Mire, yo creo que hay un fetichismo del «que se vayan todos», la autonomía, la horizontalidad, han hecho tanto o más daño que la izquierda a los movimientos sociales.

-¿»Que se vayan todos» es fetichismo?

-Es fetichismo porque no entienden que las asambleas necesitan un liderazgo, necesitan un programa, una visión del poder, y cuando no, terminan cada cual haciendo pequeños emprendimientos estilo «oenegés» (organizaciones no gubernamentales) montándose en una situación de dependencia absoluta de las bolsas de trabajo, y con sus propios caciques locales que dominan todo en nombre de la horizontalidad.
Yo creo que disolver las asambleas no fue cosa sólo de los grupos de izquierda. Horizontalidad absoluta, discusión de cualquier cosa ad infinitum, o solamente buscar soluciones a los semáforos en las esquinas: yo creo que todo eso terminó despolitizando a mucha gente, que se alejó de las asambleas que no servían para resolver problemas. Y la otra cara de la moneda: si los horizontalistas no tienen ninguna solución, mejor ir al puntero, que trae una bolsa de comida, o encuentra un trabajo de tres meses. Son dos lados de la misma cosa.

-Pero Petras: negar la horizontalidad es negar el debate político a los que están afiliados a un partido de izquierda.

-No, no. Acá se confunde. Incluso este inglés expatriado (se refiere al irlandés John Holloway, autor de Cambiar el mundo sin tomar el poder) que estuvo aquí en ese grupúsculo de los situacionistas, hablando del «no poder»… Eso no tiene ninguna influencia en ningún país del mundo, mucho menos en Inglaterra. No conozco a nadie en el mundo que no quiera el poder. Una mujer quiere poder para manejar la casa, busca formas para negociar. Los indígenas cocaleros quieren el poder en Bolivia, los Sin Tierra luchan por el poder. Y esto otro es la masturbación intelectual de la pequeña izquierda intelectual de las universidades, con un fantasma, una idea que no se ubica en la realidad. Pero le van dando vueltas-vueltas-vueltas, hasta que empiezan a creer sus propias ideas sustituyéndolas por la realidad.
Este inglés nunca supo nada de América Latina, no conoce la validez de ningún nacionalismo, y dice que hablar de imperialismo es «distraer a la gente de la lucha internacionalista».
¿Sabe qué es? Es un típico británico imperialista, que nunca entiende nada. Parece de izquierda radical, pero no entiende que la lucha social empezó en la lucha contra el colonialismo y la dominación. Yo creo que en este sentido debemos decir que aquí hay que construir las teorías en función de la realidad de los países.

-Los que hablan de no tomar el poder se fundamentan en algo tan local como el zapatismo mexicano, y el subcomandante Marcos. ¿Usted qué opina?

-No, no, es una mala lectura. Los zapatistas tenían el proyecto inicial de marchar a la ciudad de México y conquistar el poder. Había una coordinadora de 30 organizaciones armadas en el resto del país, que continuaban debatiendo el momento, las condiciones… y al final los zapatistas decidieron arrancar el motor tomando la iniciativa. Lo que pasa es que los otros grupos no los acompañaron. La marcha a México no funcionó.
Además, el programa original era antiimperialista, contra el Nafta, y abiertamente declarado socialista: poder, capital, socialismo. Cuando coparon dos ciudades el ejército entró en combate y los zapatistas tuvieron que retroceder y quedarse en un cerco. En ese espacio geográfico limitado, algunas comunidades indígenas los apoyaron. Marcos convocó a dos conferencias nacionales para ver si podía montar una organización política para todo el país. Hubo participación muy entusiasta de hippies, feministas, homosexuales, algún sindicalista. No tenía bases sólidas para montar un frente nacional.
Entonces se queda con el frente zapatista, un grupo de presión y de propaganda, pero nada más. Frente al cerco y frene al fracaso de no haber podido montar una organización, Marcos empieza a cambiar su discurso y a adaptarlo a la nueva realidad: ahora dice que no van a conquistar el poder. Entonces hablamos de los «procesos limitados», convirtiendo el defecto en virtud, y elaborando teorías sobre las limitaciones. Los extranjeros teóricos pequeñoburgueses extrapolaron todo de su contexto y montaron toda esta teoría del no poder. Pero los zapatistas tienen armas para defender lo poco que les queda. Es poder. El fusil es poder. Si no quieren el poder, ¿por qué no desarmarse, o dejar que el ejército entre? No tiene ninguna lógica.

-El hecho de decidirse por la autonomía requiere poder.

-Sí, pero lo del zapatismo es como el cuento de la zorra y las uvas. Como no las podía alcanzar, decía que las uvas eran amargas.

-Pero Petras, la gente busca alternativas a los partidos de izquierda, porque también han sido un fracaso. Insistir en el error es una forma de locura.

-Ahí volvemos al comienzo. Las prácticas de luchar por el poder a partir de la unidad de sindicatos, obreros, desocupados, sectores progresistas, existe en Neuquén. Si utilizamos eso como modelo de cómo hacer política, combinando lo micro con lo macro, lo social con lo político, las asambleas con liderazgos de representación, creo que tenemos la base realista de cómo se debe construir. Ni el sectarismo de la pequeña izquierda, ni el infantilismo de no querer el poder. Es una construcción desde abajo, pero con un conocimiento de a dónde quieren ir.

-Ahí está el problema. Todo lo ocurrido en los últimos tiempos, piquetes, asambleas, fábricas recuperadas, movimientos: nada de eso surgió de los partidos que sólo van atrás a alimentarse de eso.

-Estas actividades fueron muy positivas porque movilizaron y politizaron a mucha gente y pusieron presión sobre el sistema de dominación tanto partidario como gubernamental y sobre la burocracia sindical. Es positivo, pero no avanzaron más allá, hacia un proyecto político apuntando al poder. Era más un grupo de negación. Y de afirmación sectorial. Pero fracasó, y hay que aprender la lección. Creo que ahora hay que presionar al ATE, a los docentes, forzar a que rompan con los partidos dominantes. Hay que presionar para que se convoque a una formación política unitaria aunque sea reformista, para el bienestar social y mejorar los ingresos y bajar la desigualdad.

-Lo que usted dice me suena a lo que convocó Víctor De Gennaro, de la CTA.

-Pero fue muy confuso y poco consecuente. Él siempre llama a formar un movimiento, para utilizarlo como un mecanismo para negociar con los partidos. Pero no pasa nada: es como un matrimonio que nunca se consuma. No está a la altura de crear algo.
Aquí, el paso próximo es unir a las fuerzas sociales nuevas y dinámicas con estructuras de clase obrera, trabajadores, clase media, media baja, empobrecidos, en un proyecto político que puede ser izquierdismo o reformismo consecuente, dentro del cual la izquierda pueda dialogar y sostener su visión.

-Usted supone que los movimientos sociales deberían poder institucionalizarse ¿En un partido político? ¿O cómo?

-Creo que deben coordinar los roles dinámicos, trabajo de base, con la estructuración con un partido que tenga alguna continuidad y que busque una relación con el poder, con el parlamento, las municipalidades. Hacer una combinación, como Evo Morales en Bolivia, que lucha cortando caminos, con grandes confrontaciones casi insurreccionales, mientras en el parlamento está criticando y denunciando. Con un movimiento que reúne a los cocaleros, los obreros, los jubilados, con una visión del socialismo, pero con un gran líder que está metido en todas partes, está en el parlamento y está en la calle. Está en la asamblea y dando conferencias de prensa. Y tienen asambleas, pero asambleas con delegados y dirección, no una asamblea anarco.

-Pero en la Argentina esas delegaciones y representaciones fueron una estafa o una traición demasiadas veces. No es que la gente las cuestiona porque se volvió anarquista de golpe, o porque amaneció con esa ocurrencia.

-Es cierto. Hay peligros en la cooptación. Pero mucho depende en los mecanismos que tengan las asambleas para descalificar y reemplazar a los delegados.

-Usted dice que las asambleas y movimientos deberían hacer un frente en el que la izquierda cumpla cierto rol. Lo que le van a contestar es que la izquierda tradicional, apenas existe una posibilidad de ese tipo, tiende a controlarla, y termina por romperla.

-Ahora en Zanón hay miembros de partidos de izquierda. Pero son minoría, y la hegemonía la tienen obreros, sindicalistas, que no son miembros de partidos. Y la regla de juego es que se acatan las decisiones de las asambleas, y del sindicato. Está descalificado alguien que empieza a empujar en contra. Los obreros que están en grupos o partidos sienten la presión de los compañeros para acatar las decisiones de las asambleas. Yo creo que si se portan sectariamente serán descalificados y despreciados. Lo principal es la identidad con la fábrica y con la lucha. Para mí, es un buen ejemplo de cómo se puede funcionar.

-Empezó hablando de una crisis futura en la Argentina ¿Cree que hay opción de evitarla?

-No, dadas las configuraciones de poder y los compromisos que se están elaborando, yo creo que la economía va a tener un pequeño repunte, pocos meses, y luego una tendencia hacia abajo. Segundo, yo creo que el gobierno se va a desgastar. Tercero, van a surgir otras movilizaciones populares. Pero también la derecha -en particular López Murphy, los Estados Unidos y el FMI- va a tratar de crear un reemplazo del gobierno. Y todo se va a polarizar entre la extrema derecha y la izquierda social y política.

Según Petras, que huyó del subsuelo calzándose su gorra gris de los años ’50 cuando comprendió que la charla se había hecho más larga de lo previsto, parece haber una oportunidad para la sociedad, siempre que los que quieran honestamente cambiar las cosas piensen en el poder, y liberen su ajuar político del abuso de baldes en la cabeza.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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