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Rita Segato: la raíz de la nueva política

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La antropóloga pasó por el foro de CLACSO y dejó preguntas desde la economía feminista emancipatoria. Su aporte fue parte de las mesas de trabajo donde se pensaron nuevas formas de política y de organización de la vida. Por Lucía Aíta y Anabella Arrascaeta.
Es casi mediodía en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y el aula 207 está llena. En el último día del 1° Foro Mundial de Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO, el grupo de trabajo de Economía Feminista Emancipatoria convocó a una mesa de trabajo para pensar los aportes que le hace a su campo la antropología feminista.
En eso, o por eso, llega Rita Segato, antropóloga, profesora de bioética y una de las referentes de la perspectiva feminista decolonial. ¿Qué quieren decir todos esos títulos? Que sus ejes para pensar el mundo son los cuerpos y las relaciones humanas. Que hurga en las tramas profundas que hacen que las violencias machistas sean posibles. Y que según sus investigaciones esas tramas provienen desde los tiempos de Colón.
Rita es nacida en Argentina pero se exilió, viajó y vivió en varios lugares de Sudamérica. En esos viajes y movimientos Segato realizó también estudios exhaustivos en México, centro latino del grito “vivas nos queremos”.Sin ir más lejos, fue Rita una de las primeras en señalar los asesinatos sistemáticos de Ciudad Juárez como parte de las nuevas guerras contra las mujeres. Fue además una de las primeras en decir que había vínculos entre el narcotráfico -uno de los negociados en los que se apoya la financierización actual de la vida- y los asesinatos de mujeres. Se sumó a denunciar los femicidios y las crueldades al mismo tiempo que desnudaba cómo esa tragedia es un efecto constitutivo de la modernidad.
Segato piensa y escribe desde los pilares decoloniales: raza, sexo y clase. Desde ese lugar es sumamente crítica con el avance del capitalismo exacerbado pero no discursivamente sino desde lugares sensibles, con ejemplos etnográficos concretos y echando luz a las contradicciones. Por eso, como ella misma advierte, conviene escucharla en vivo e interpelarla para que su pensamiento fluya. “Yo estoy un poco de adorno: mi campo no es el de la economía feminista, pero encontré un cauce: a mí me interesan mucho las preguntas y el pensar en conversación”, dijo al comenzar la charla. “En ese hábito de estar preguntando y respondiendo, por ahí podemos pensar mejor, y no monologar”.
La propuesta de Segato parecía un resumen de las dos corrientes que quedaron en evidencia en el foro de CLACSO: la oficial (y monologuera), y la de los grupos de trabajo. Una ocurrió en estadios y fue televisada, mientras la otra se tejió por abajo, se desplegó por toda la ciudad y tuvo como espíritu la necesidad de crear teoría a partir de los problemas y desafíos que surgen de los movimientos sociales.
Con la esperanza de iluminar ese otro CLACSO compartimos tramos de lo que Rita convirtió en conversación y creación.

Vínculos vs. cosas

Estoy pensando en voz alta. Para mí es muy problemático pensar en el asalariamiento del trabajo hacia las personas que amamos. Esa tarea, a la que no me gusta llamarle trabajo porque es una tarea, una faena, no puedo transformarla en trabajo asalariado. Porque podemos llegar a transformar en trabajo alienado lo que es una tarea, que yo personalmente no dejaría de hacer. Sería reducir lo vincular a donde la meta es la obtención de las cosas; al final nos transformamos en cosas nosotros también. Es ese el camino del salario, del trabajo alienado. La definición de la pedagogía de la crueldad es: todas aquellas prácticas que nos enseñan a transformar la vida en cosa”.
“Por el otro lado está lo que llamo el proyecto histórico de los vínculos. Para obtener objetos de consumo sacrificamos vínculos. Invierto vínculos en el proyecto de las cosas, pero también invierto cosas en el proyecto de los vínculos. Hay una contradicción irreductible donde poner la inversión”.
“El proyecto histórico vincular en realidad entra en contradicción con el asalariamiento, con la transformación en trabajo de las tareas que no son trabajo. No todas las tareas son trabajo. Trabajo en el sentido clásico machista de trabajo alienado, de trabajo comprado por el salario, trabajo que entregamos, que vendemos por un salario. Hay tareas que no se pueden comprar o vender. A mí me encantaría adherir a la tesis que hoy viene con tanta fuerza y que retoma a Marx de que el trabajo femenino es una pieza fundamental en el beneficio del capital. Pero ahí implicaría decir que lo vincular puede ser cosa, puede ser comprado y vendido. No puedo llegar, tengo un impedimento en mi propia filosofía, en mi propia sensibilidad, en mi propia afectividad. Ahí me quedé sola. No puedo pensar en la faena, no trabajo, del afecto, del cuidado, de la dedicación, de la compasión, por mis hijos, por grandes amigos, por mis gatos. ¿O sea que lo que hago por mis gatos es trabajo? ¿Entienden que hay un problema ahí? Quizás pensándolo un poco más podemos llegar a un acuerdo”.

Purismos vs. incoherencias

«Nuestra vida es totalmente anfibia. Vivimos todo el tiempo con un pie en cada proyecto: es imposible ser radical, purista. El purismo es egocéntrico, es monoteísta. La primera lección de purismo es la idea de un solo dios, una sola justicia, una sola verdad, un único futuro, una utopía única. Todas las formas extremas radicales, puristas, son egocéntricas, monoteístas. Estoy en este momento en un desmonte del monoteísmo que nos está conduciendo al fundamentalismo, que es el problema que tenemos hoy.
Vamos maniobrando de manera ambivalente, anfibia, las inversiones en un camino y en el otro, de una forma no radical que es lo que nos enseñan los pueblos indígenas. Los pueblos indígenas pudieron sobrevivir porque para ellos A y no A pueden ser verdades al mismo tiempo: viven un espíritu práctico que occidente canceló. El occidente, para poder reinstalar el espíritu práctico de dos verdades antagónicas, tiene que hacer un esfuerzo filosófico extraordinario y de gestión de la incoherencia.
n el mundo indígena la diferencia no es incoherencia: es posible ser incoherente tranquilamente. Por eso es posible ser cristiano y pachamámico al mismo tiempo. Hay que aprender de quien sobrevivió a estos 500 años de masacre: si hay alguna inteligencia estratégica superior en este mundo es la inteligencia de sobrevivir a 500 años de genocidio. Una lógica que no es la europea, no es la monoteísta, no es la eurocéntrica, no es la lógica purista”.

Principios vs. reciprocidad

«En mis textos hablo de la diferencia entre binarismo y dualismo. Y patriarcado de bajo impacto y patriarcado de alto impacto. El primero es el de las sociedades poco atravesadas por el pacto colonial, un orden conflictual permanente en el que se toman tierras y cuerpos. Eran sociedades que tenían un orden dual y jerárquico bajo nombres del orden moderno que son la igualdad y la libertad, abstracciones que sobrevuelan pero no están enraizadas en ningún lugar. Nosotros repetimos los principios, por ejemplo, de la Revolución Francesa, como si fueran la gran cosa hasta hoy. Y las comunidades tienen otra palabra que es la reciprocidad, que es enraizada y es verdadera; está en la vida real, no es un principio abstracto. Entonces el discurso en el mundo tribal es un discurso jerárquico, una jerarquía de valor y de prestigio de las tareas masculinas, pero es una jerarquía explícita. En cambio, la nuestra es una jerarquía encubierta. Lo que hicieron esos principios de la Revolución Francesa es tapar, esconder el status que nunca pudo ser abolido”.

Lo íntimo

«En ese mundo jerárquico y dual hay dos espacios plenos de vida y politicidad. Uno es el espacio de los hombres con sus tareas a distancia, entre casas, entre aldeas y entre pueblos. Con el frente colonial y después con el frente estatal que continúa así. El Estado nunca perdió su relación colonial con lo administrado, su relación de exterioridad a lo administrado, siempre externo en relación a los pueblos y la sociedad misma. El otro mundo en ese mundo dual es el mundo de las mujeres, con sus tareas. Ese mundo que es político pero que fue limitado a lo privado en la transición a la colonial modernidad. El espacio de los hombres engloba y secuestra todo lo que pretende ser dotado de politicidad. Y cualquier enunciado que se pretenda político va a tener que ser enunciado en esa esfera englobante cuyo rey es este último momento de la historia de la masculinidad que es el Estado. Se roba toda la política, todo lo que tenga que ver con el mundo, lo colectivo, y las decisiones que afectan la vida del colectivo. En lo doméstico es el lugar de los horrores que son papá y mamá y nene adentro, donde las mujeres morimos: morimos porque se despolitiza completamente. Eso no era así, era un lugar atravesado con muchísimas presencias, muchísimos ojos”.
“Las sociedades transicionales, o sea la tecnologización, son lo más violentogénico que puede existir. Porque en esa transición lo que sucede es la precarización y la absoluta destrucción de la politicidad de las mujeres. Aunque uno vea a una mujer en el espacio público siempre será al final, a lo último, siempre empujaremos eso al campo de la intimidad. La violación, en vez de ser considerada tortura, se piensa, por ejemplo, como consecuencia de un deseo sexual, y es absurdo. Eso tiene que ver con la privatización y la intimidación del espacio de las mujeres. La estructura binaria no es una relación entre hombres y mujeres, es una estructura donde hay un espacio que es universal, donde se anuncian las cuestiones de interés general. Y ahí tienen que hablar las mujeres forzando su ingreso. Al espacio que era plenamente político y de toma de decisiones de las mujeres le llamamos doméstico, y pensamos que es íntimo y privado pero es político también. Es otro lugar donde se piensa y se atraviesa el destino colectivo”.

La economía del buen vivir

«Esa domesticidad plenamente política, esa economía continúa existiendo. La economía del poder vivir aquí y ahora, de garantizar la continuidad de la vida. Esa domesticidad es sobrevivencia garantizada de esa comunalidad dual. Es la pregunta de las mujeres: cómo vamos a vivir, de cómo vamos a comer hoy. Ahí permanece ese jirón de politicidad doméstica que es hoy economía. Es una economía que no se enraiza, nunca es una economía para siempre soberana: es lo que sucede al mundo, a nuestro mundo. Es tocarle la puerta a la vecina y decirle ‘¿tenés una cebolla?’ Eso es político: es de ahí que debemos partir para retejer la política. La raíz de la nueva política, que de las manos de los hombres que han fracasado en todas partes -fracaso también de los progresismos y de las así llamadas revoluciones- está pasando para ese otro lado. Es lo que nosotras ya sabemos hacer pero no le hemos llamado política porque se clausura como política en el momento de transición a la colonial modernidad. Ese enraizamiento garantiza la vida: esa vecina que me da el huevo cuando no fui al supermercado.
Hay que hacer la política del día a día, retejer el tejido comunitario, derrumbar los muros que encapsulan los espacios domésticos y restaurar la politicidad de lo doméstico propio de la vida comunal. En esta politicidad de esas tecnologías vinculares surgirá el formato de la acción política capaz de reorientar la historia en la dirección de una felicidad mayor pautada por el fin de la prehistoria patriarcal de la humanidad. Es la política de las mujeres la que ahora tiene su vez. No queremos un matriarcado que sea igual que el patriarcado pero con otros genitales. Es en los dobleces de la vida que está la politicidad femenina. Quizás el gran desafío es cómo crear una retórica a esa politicidad sin subjetivarla, sin transformarla en un matriarcado. Quiero un mundo sin hegemonías, un mundo en plural. El patriarcado es hegemónico, por eso aun siendo mujeres, nuestra mirada sobre el mundo es la mirada del patriarcado, el ojo de todas, todes, todos. Entonces: ¿cómo hacer para romper la hegemonía y no colocar en su lugar ninguna otra hegemonía?”.

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
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La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

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Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI

Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.

El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos. 

El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas
Atilio Benedetti, UCR-Entre Ríos, principal promotor del proyecto, expone en la reunión del pasado martes.

Exposiciones sin consenso

El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.

En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.

Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.

Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.

La evidencia del modelo

Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para  relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.

Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.

Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.

Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.

María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.

Antecedentes que enferman

Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós. 

Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.

Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.

Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.

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