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San Trabajo: lo nuevo que se está moviendo

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Una caravana convocada por organizaciones sociales colmó las calles porteñas con 100 mil personas que marcharon desde Liniers a Plaza de Mayo en el día de San Cayetano. Fue la aparición de otros actores sociales: los más humildes, los informales, las cooperativas. Adhirieron sectores sindicales. Reclamos por la falta de trabajo genuino y los tarifazos, llamados a la unidad, a la marcha federal y al paro nacional. Voces, colores, historias e ideas que fluyeron bajo el sol del domingo

Esta vez el contador mental entró en cortocircuito. En un momento de la tarde se hizo imposible seguir calculando las cuadras, las personas, las caras, las banderas, los colores, los cantos, las consignas y los carteles de la impactante movilización que organizaciones y movimientos sociales convocados por Barrios de Pie, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y la Corriente Clasista y Combativa (CCC) sostuvieron desde las 9 de la mañana a lo largo de más de 10 kilómetros.

Liniers fue el punto inicial de la concentración. El santuario de San Cayetano, santo patrono de los trabajadores, y uno de los más populares en Argentina, fue el punto de encuentro más allá y más acá de lo religioso, de acuerdo a lo que se vislumbró en la caravana a puro sol. El punto de llegada fue la Plaza de Mayo, 110 cuadras más allá, donde algunas de las organizaciones habían preparado ollas populares y choripanes para los que venían marchando.  

Según los cálculos de los organizadores en Plaza de Mayo, donde un  gran escenario dejaba ver las consignas “Paz, pan y trabajo” y “Tierra, techo y trabajo”, la marcha rompió todos los cálculos: 100 mil personas. El número fue aún mayor si se tiene en cuenta la cantidad de personas que acompañaron sólo tramos de la caminata en cada barrio.

Como Noemí, por ejemplo, que habla desde las escalinatas de un Templo Evangélico en el barrio de Almagro, y saluda con los dedos en V: “Está muy difícil todo. Uno quisiera que a este gobierno le vaya bien para que nos vaya bien a todos, pero hay cosas que no están de acuerdo a las necesidades del pueblo. No se piensa en la gente que menos tiene, sino en la que más”.

O como Antonio, vendedor de roscas en la calle, que vive en la Villa 31 en Retiro, y dice: “La gente ya no puede estar pidiendo comida por todos lados. Tiene que haber alguien que sepa gobernar. ¿Sabés por qué? Los pobres están aplastados”.

Quizá sea por eso que, en este domingo fresco y a la vez casi primaveral, la calle tiembla.

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3.200 pesos

Uno de esos temblores proviene de la marcha de Romina, militante de la CCC en La Matanza, que camina con un casco amarillo sobre su cabeza y una descripción precisa: “La situación no da para más. En este tiempo estamos sintiendo mucho la crisis, más nosotros que somos de la parte más pobre de La Matanza: González Catán, Laferrere, Casanova. Allá está peor que en otros lados. Mucha pobreza, mucha criatura, mucha gente. Y con un plan no hacés nada. Nosotros estamos en cooperativas de construcción, de cloacas, de agua”.

¿Cuál es la principal demanda en los barrios? “Lo alimenticio. La gente va a la escuela por más que no tenga clases. ¿Sabés por qué? Porque tienen comedor. Por lo menos comen una vez por día, o toman una copa de leche. Aunque últimamente no hay nada.  Antes por lo menos te daban para los comedores, ahora ya ni eso. El gobierno se tira la pelota de un ministerio a otro. La situación cambió un 100 por ciento de un año para acá. En un grupo familiar tenías antes a uno que trabajaba en cooperativa o en alguna obra, y por lo menos la piloteaba. Ahora no tienen a nadie. El Gobierno tiene que generar trabajo. Yo no quiero un plan Argentina Trabaja, yo quiero laburar. No importa qué. Pero no quiero un plan que sabés que a veces te lo dan, y a veces no”.

¿Cuánto percibe un integrante de esas cooperativas? “Entre 3200 y 4000 pesos. Imaginate si tenés 4 o 5 personas en tu familia. A veces me sale alguna changa, como cortar el pasto, limpiar una zanja o lavar la ropa, pero tengo tres chicos y, a la vez, estoy sola. Se complica”.

Leonor, de Ingeniero Maschwitz (Escobar), marcha sosteniendo una de las tres T (por “Tierra, Techo y Trabajo”) junto a dos compañeras de la Federación de Cartoneros nucleada en la CTEP: “Somos 5200 sólo en una cooperativa, en Capital. La estamos viviendo bastante duro. Todo está caro. No se puede vivir. Nosotros vivimos el día a día y no podemos pagar un litro de aceite a 90 pesos en los barrios. Hoy un cartonero saca 300 pesos por día viniendo a trabajar más de 8 horas. Y el Gobierno de la Ciudad no nos cumple con lo acordado: ropa, indumentaria, bolsones. Y en estos días estamos viendo cada vez más necesidad y hambre. Tuvimos que inaugurar un merendero. Por todo eso marchamos. Lo bueno es que acá hay unidad, y unidos hacemos la fuerza”.

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El vicio del círculo

Frente a todas las columnas de organizaciones sociales marcha el Movimiento Misioneros de Francisco. Santiago, de General Madariaga, camina con una pancarta que de un lado tiene el rostro del padre Carlos Mujica y del otro, al obispo Enrique Angelelli, símbolos de la Teología de la Liberación en Argentina. Asesinado uno en tiempos de la Triple A y el otro en un accidente fraguado durante la dictadura.

“Hoy se empieza a debatir nuevamente la Teología no como una forma de hacer política, sino como una forma de acompañar a los trabajadores. Acompañamos a los que no tienen pan en la mesa y se han quedado sin trabajo. Estamos reclamando pacíficamente en nombre del Papa Francisco para que se cambie para mejor la calidad de vida de los compañeros. En Madariaga hay cada vez más desempleo y se están abriendo cada vez más merenderos”.

¿Cuántos? “De diciembre a hoy se abrieron siete nuevos comedores. Estamos dando lo que la  sociedad no recibe del Estado. Y la cantidad de chicos aumentó”. ¿Por qué? “Los padres se quedan sin trabajo y mandan a los chicos a los comedores. En algunos casos, hasta los padres vienen. En Madariaga, por ejemplo, no se permite la venta ambulante, y el que no puede vender tortas fritas no tiene para comprar el pan. Entonces es un círculo vicioso que hay que cambiar, primero, fijándose qué necesita la gente, y no las empresas. Si las empresas necesitan aumentar las tarifas, la gente se va a quedar sin comer. Contra eso marchamos”.

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Cuando falla el consumo

Adriana no marcha, pero desde el cordón saluda la movilización.

-¿De dónde es?

-Caballito, lamentablemente.

-¿Por qué lamentablemente?

-Por son todos gorilas.

¿Qué le parece lo que está viendo?

-Estoy de acuerdo con todo lo que sea a favor de la gente y en contra de este Estado que tenemos ahora. Yo soy de la época del  ‘76, y esto me da aire. Que la gente reaccione es bueno. Porque la cosa está mal, pero es parte de la política que ellos están implementando. O sea: lo están haciendo bien. No es un error, es una política que no está a favor de las grandes mayorías.

Más allá de su lamento por el barrio, el ruidazo del jueves en Caballito contra el tarifazo fue uno de los más potentes en la Ciudad. “Y… la gente no es pelotuda. Llega un punto en que el bolsillo te duele, aunque no tengas ideología, lo cual me parece horrible. Y si no podés consumir lo que llegabas a consumir, tarde o temprano vas a salir a la calle”.

Enrique, de Floresta, no pertenece a ninguna organización. Sólo camina tomado de la mano con su mujer, Ana. “Estamos hartos de todo lo que está ocurriendo. Toda la vida marché. Ahora con más razón: tengo 70 años y viví muchas de estas. Espero que la gente joven pueda cambiarlo. Hay que insistir. No hay que bajar los brazos nunca. Todo está mal, no hay algo particular: no hay trabajo, no alcanza el dinero. ¿Qué más hace falta? No hay que quedarse. Hay que salir y protestar. De a poco. Esto es un inicio. Hay que insistir. Hasta que nos oigan”.

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El dato novedoso

Daniel Menéndez, coordinador nacional de Barrios de Pie, dice que la columna del movimiento llegó a unas 10 mil personas. “La principal demanda es el trabajo. A partir de la pérdida de la changa y de trabajo informal, vinieron todos los problemas. Los comedores colapsados, parroquias abarrotadas y más problemas con la droga, todo  tiene que ver con una ausencia del Estado que mantiene lo peor de los aumentos permanentes de precios en lugar de generar empleo”.

¿Cómo se sigue después de la movilización? “Ahora la responsabilidad está en el campo del gobierno. Se ha demostrado y canalizado una expresión de un sector social que está mal. Ahora queda ver qué va a hacer el gobierno con estos reclamos, con este cuestionamiento a la política económica. No es que vinimos porque no teníamos nada que hacer un domingo, sino porque hay problemas concretos vinculados con la situación social”.

¿Cómo interpreta este hecho político? “Yo creo que es histórico. No recuerdo una expresión sobre un sector que está por afuera del mercado laboral, que no está expresado en los gremios tradicionales. Ha sido muy significativa y muy potente. Ahora estamos expectantes: pedimos que se declare la emergencia social y se dicte un comité de crisis. Si no, vamos a trabajar hacia la movilización federal”.

Barrios de Pie estuvo en el gobierno kirchnerista, pero fue de los movimientos sociales que rápidamente tomaron distancia. ¿Cómo se lee esta diversidad en la calle con un mismo reclamo?  “Estamos expresando una demanda con legitimidad. No hay especulación política. Simplemente señalar la realidad que estamos viendo. No estamos militando más que por los intereses de los sectores populares. El dato novedoso es que hay sectores de la CGT que se acercan a este reclamo. El tiempo dirá. Si no se afloja la intensidad del ajuste, todos vamos a estar hablando con todos, espalda con espalda, buscando la mejor salida”.

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Confluencias

Fredy Mariño, integrante de la Mesa Nacional de la CCC, describe cómo está la organización hoy:

“Tenemos, como otras organizaciones, cantidad de compañeros beneficiarios de planes sociales, de Argentina Trabaja, cooperativas que hacen viviendas, cañerías para agua potable, cloacas, que ambicionan a partir de su esfuerzo ganar medianamente un salario mínimo vital y móvil. Hay compañeros que ganan 3200 pesos con un índice inflacionario del 40 por ciento”.

Mariño piensa la jornada cuando la marcha viaja por Congreso: “El tema es cuál es el grado de unidad popular, porque sería difícil explicar esto si no entendés que las políticas de entrega, de hambre, de tarifazo, de inflación, en fin, de macrismo, nos une. Nosotros movilizamos unos 6 mil compañeros Es una jornada extraordinaria. El objetivo está logrado. El asunto es que esto continúe porque, la situación actual, no aguanta más”.

¿Cómo se logra? “Sabemos que hay tremendas diferencias políticas en esta confluencia, pero lo importante es la confluencia en las calles. Después, cada uno tiene sus salidas políticas. Construimos a partir de salir a la calle. Es tan simple y complejo como eso”.

Esteban “Gringo” Castro es secretario general de la CTEP, la organización de la economía popular cuya obra social aglutina a unos 25 mil afiliados: “Pensamos la jornada con estas consignas porque recuperan la memoria histórica de la lucha de los trabajadores. Hay una avidez por expresarse. Pero hoy lo planteamos desde el punto de vista de los trabajadores más humildes. Queríamos hacer visible eso. Y se dio en un proceso de unidad porque vinieron compañeros de la CGT, las CTA. Están dadas las condiciones para crecer en esa unidad. Nos gustaría avanzar hacia un paro nacional con movilización, con otra plaza abarrotada. No estamos dispuestos a volver a los 90”.

¿Cómo se lee esa diversidad que va desde sectores kirchneristas a organizaciones que incluso durante el acto han criticado al kirchnerismo? “Tenés que construir socialmente lo más amplio que puedas. Políticamente, la amplitud es difícil de lograr porque en procesos electorales todo se fragmenta. Pero hay que ir hacia una unidad social: por eso vas a ver a compañeros que somos kirchneristas y reivindicamos a Néstor y Cristina con sectores que han criticado y puesto el eje en lo que faltaba por hacer, más que en lo que se había hecho”.

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Apuntes

Además de las organizaciones citadas, otras banderas: Seamos Libres, JP Evita, La Alameda, Movimiento Sur, Conadhu, bancarios, molineros, judiciales, Federación Universitaria de La Plata, la FUBA, Movimiento Popular La Dignidad. Entre otros dirigentes sindicales, se vio a Hugo “Cachorro” Godoy (secretario general de ATE Nacional), Sergio Palazzo (secretario general de La Bancaria), Hugo Yasky (CTA) y políticos como Jorge Taiana, Juan Manuel Abal Medina, Claudio Lozano, Fernando “Chino” Navarro.

Todos los oradores desde el palco apuntaron a la marcha federal y al paro nacional que, según el murmullo de estas calles colapsadas, cada vez está más cerca. También se pide por la reacción de las CGT frente al presente.

Alguien llevaba un cartel: “Macri, devolvenos el país que nos sacás todos los días”.

Subieron a saludar desde el palco la Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora Cortiñas y el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.

También estaba el historiador y periodista Osvaldo Bayer, sentado frente al escenario. Una de las mayores ovaciones de la tarde.

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Agarraditos

Joana es de Zárate y marcha con cartoneros y recicladores. Está vendiendo sandwiches de milanesa: “La situación está bastante brava. Cobramos 4 mil pesos. Imaginate: tengo una nena y le estoy pagando a la niñera 1500 pesos por mes”. A una cuadra de distancia habla Alicia, de la cooperativa de recicladores El Alamo: “Somos una de las 12 cooperativas que tiene contrato con la Ciudad, pero nuestros compañeros ya están sintiendo esta crisis. Más allá de los manejos políticos, el pueblo está sintiendo que empieza a peligrar lo más básico. Este primer paso espero que no sea el último, porque el que tiene trabajo y el que no, tienen que pelear muy agarraditos de la mano”.

Miriam, de Retiro, trabaja en una de las cooperativas de Barrios de Pie de barrido de limpieza y mantenimiento. “En el barrio estamos un poco complicados. Mucha gente se quedó sin trabajo. Mucha gente pobre. Por eso tratamos de participar en los movimientos sociales, porque en grupo podemos conseguir algo más”.

Facundo, también de Barrios de Pie (trabaja en una cooperativa que hace mantenimiento de edificios), se vino de Virrey del Pino (La Matanza), en medio de Plaza de Mayo: “Con un sueldo de 3100 pesos no llegamos a fin de mes. El aceite, los pañales: no llegás. Hoy combinamos con San Cayetano. Desde Liniers que estamos caminando. En el barrio la situación es desastrosa: tenemos gas envasado y la garrafa está 170 pesos, las calles se inundan, vivimos en casillas precarias. Es lamentable”.

Micaela Román, de la coordinación de Mujeres del Movimiento Evita en Chivilcoy: “Las medidas están pegando en los bolsillos de los compañeros. Esto es una demostración de fuerzas. El pueblo va a salir a la calle y no va a retroceder ni un centímetro de los derechos conquistados”.

A unos metros está Eva, jubilada, que se vino de Monte Grande con un cartel escrito a mano: “San Cayetano: ayudanos a recuperar los 12 mil puestos de trabajo”. No milita. ¿Por qué vino? “Estamos perdiendo todo lo conseguido. En 7 meses, todo para atrás. No hay nada que favorezca al trabajador. Nosotros, gracias a Dios, la podemos contar, pero la Argentina es una máquina: si uno no anda, no anda nadie. Ellos están haciendo lo que saben hacer. Pasa que fue tan bestia eso, que sentimos que nos quisieron asesinar de entrada”.

La Plaza repleta, ahora cantando el Himno, está viva.

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Lo que se ve andar

Sobre 9 de Julio y Avenida de Mayo, apoyado en los barrotes de la boca del subte, está Héctor, empleado, hombre veterano que mira en silencio la marcha. Solo observa. ¿Qué ve? “Algo espectacular, fantástico. La verdad que al ver que la dirigencia sindical no hace nada, no moviliza, con este movimiento tendrían que arrancar de una vez por todas. La situación es una vergüenza. Indignante. Pero así son las cosas. Tiene que salir la gente, los trabajadores, los más humildes y necesitados, o no se va a mover nada. Yo estoy muy conmovido por esta marcha”.

Se lo ve: tiene los ojos como dos gotas de agua. “Por eso vengo a acompañar. No grito, no tengo bandera. Y de una vez por todas creo que los dirigentes sindicales se van a tener que poner al frente. No les queda otra, hermano, porque tarde o temprano los van a sacar del cogote”.

Héctor sigue mirando y hablando. “Soy un laburante, esto me impacta, pero cuando le impacta a los mas humildes además me pone en rebeldia, ¿entendés? Acá además de la muchachada hay gente grande, familias enteras participando. Estoy orgulloso de esta clase trabajadora. ¿Sabés que pasa? Tengo 70 años y viví muchas épocas. Tengo hasta bisnietos. ¿Qué nos espera así? Los medios trabajan de tal manera que la gente es capaz de votar contra sí misma. Yo creo que va a haber una salida. ¿Sabés por qué? Porque así no se aguanta más”.

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Actualidad

Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

Marcha de jubilados: balas y bolitas
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