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Santiago Maldonado: recurso para que se investigue su desaparición forzada seguida de muerte
Antes que termine el año se conocerá la decisión de la Cámara de Casación sobre el caso Santiago Maldonado. Su muerte en 2017 había sido tipificada como efecto de un “abandono de persona”, pero su hermano Sergio y la abogada Verónica Heredia interpusieron un recurso para que se investigue el caso como una desaparición forzada seguida de muerte, lo cual implica la responsabilidad del Estado. También reiteraron el pedido de que un grupo de expertos independientes inicie la investigación para saber qué pasó. «Queremos saber la verdad, cualquiera sea y por dolorosa que sea», dijo a los jueces Sergio Maldonado.
La Sala IV de la Cámara de Casación Penal tiene en sus manos el destino de la causa por la desaparición y muerte de Santiago Maldonado. En la audiencia realizada hoy la abogada de la familia, Verónica Heredia, reiteró su pedido de que se mantenga la figura de desaparición forzada como única forma de garantizar una investigación amplia e integral y que esa investigación sea realizada por un grupo de expertos internacionales e independientes. Al llegar el momento de las preguntas de los jueces, le pidieron que precise qué tipo de expertos requería esta causa y la doctora Heredia precisió: “Estamos en un caso que involucra a una población criminalizada por el Estado, perseguida judicialmente, como es el pueblo mapuche: un experto independiente podría garantizar el marco de confianza necesario para que aporten sus declaraciones. También es necesario requerir un análisis imparcial del manejo de la comunicación hacia la opinión pública que se hizo desde el Estado, medios y trolls que impactó en el caso. Hemos presentado, además, en la causa el listado de expertos que se desempeña en la Comisión Intermericana de Derechos Humanos en casos que involucra violencia estatal”.
La abogada también resaltó un dato para resumir el trato recibido por la familia en este largo proceso judicial: “En el mismo momento en el que el juez y la fiscal se negaban a recibir a Sergio Maldonado habían ordenado intervenirle su teléfono”.

La doctora Heredia apeló en su exposición a dos fallos referidos a desapariciones forzadas que esa misma sala –compuesta por Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Javier Carbajo – tuvo en años anteriores. “En abril de 2012, en la causa de Iván Torres (joven desaparecido en Chubut en 2003), dictaron una resolución donde entienden que debe investigarse una desaparición forzada en democracia de forma amplia”, explicó a lavaca. “En septiembre de 2014, dictaron una resolución en el caso de César Monsalve (13 años, desaparecido en 2013) donde, a pesar de haberse encontrado el cuerpo de la persona desaparecida, dijeron que había que continuar investigando la desaparición forzada porque la aparición del cuerpo si bien termina con la desaparición forzada no extingue la responsabilidad penal. Tambén se pronunció sobre algo clave en este caso: sólo se puede investigar el tipo penal si se estudia el contexto”. Heredia subraya que ni el juez Lleral ni la Cámara de Comodoro investigaron ese contexto. “Por lo tanto, jamás investigaron la desaparición forzada. Nosotros decimos: acá falta una investigación”.
¿Cómo confiar en esta estructura?
“Queremos saber la verdad, no importa cuál sea, más allá de lo dolorosa que pueda ser”, dijo Sergio Maldonado mirando a los jueces, que lo escuchaban con atención. “Es imperiosa la verdad en nuestras vidas. Hace dos años y cuatro meses que nos cambió la vida. Para que tengan una idea de la necesidad que tenemos los familiares de saber la verdad, el 8 de julio, mi abuela, en la última conversación que tuve con ella, me dijo que quería morirse para averiguar qué le había pasado a Santiago”.
Sergio hizo un relato cronológico de los cómo vivió el proceso judicial: el maltrato del juez Otranto y la fiscal Ávila, la última vez que los vio, los tres rastrillajes por parte de las fuerzas de seguridad en el mismo lugar en el que el 17 de octubre de 2017 encontraron el cuerpo de Santiago, la ruptura de la cadena de custodia con el ADN del joven. “¿Cómo podemos confiar en esa estructura de seguridad?”, preguntó. El juez Hornos le preguntó cuántos hermanos eran y cuándo era la fecha de cumpleaños de Santiago, en un gesto que quizá buscó un intento de cercanía a una víctima en un ámbito que siempre mostró para con él su cara más hostil.
Sentados frente a los jueces también estaban los respresentantes de las querellas del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) y la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). Todas remarcaron no sólo los agravios que sufrió la familia en el proceso de búsqueda de verdad y justicia, sino también las fallas de una causa, detallando los pedidos de pruebas que no fueran respondidos. Por ejemplo:
- El CELS destacó que hoy la causa está sin juez porque todos se inhibieron.
- La APDH recordó que la Justicia nunca ordenó peritar el celular de Pablo Noceti (entonces jefe de Gabinete del ministerio de Seguridad). Tampoco se midió la altura del río en la que apareció el cuerpo de Santiago en la fecha en que apareció: es decir, las medidas que figuran en la causa corresponden a otros meses, y eso distorsiona directamente la medida del caudal.
- La CPM citó a las causas de lesa humanidad para describir que existe en esta causa la misma política de parcialización y fragmentación de los expedientes, “no permitiendo acceder al conocimiento del hecho completo, y encontrarnos con que parecen hechos que se cortan en fotografías y no en la película de lo que existió”.
La importancia del contexto

Por su parte, la abogada Heredia precisó algunos detalles:
- Citando los fallos de Iván Torres y César Monsalve: “¿Por qué insistimos en desaparición forzada si estamos en democracia? ¿Por qué seguimos insistiendo si apareció el cuerpo, nos preguntan? Con Iván Torres dijimos que la desaparición forzada tenía que investigarse con toda la amplitud requerida. Esta sala tuvo en cuenta también el contexto en el que desapareció Iván. Tanto Lleral como la Cámara de Comodoro descartaron analizar el contexto. Esa sola afirmación habilita a que se investigue todo este proceso teniendo como base el delito de desaparición forzada. Y la Corte Interamericana de Derechos Humanos indica que sólo se puede analizar el tipo de desaparición forzada si se tiene en cuenta el contexto. Si no se tiene en cuenta esto, no se está analizando una desaparición forzada”.
- “La desaparición forzada no es una sumatoria de delitos: es un pluridelito”.
- “¿Qué sabemos de este caso? Sabemos que la última vez que vimos a Santiago con vida había a su alrededor centenares de gendarmes. Sabemos que 78 días después aparece en ese lugar sin vida. Y que aparece en un lugar que había sido rastrillado tres veces por las mismas fuerzas de seguridad que estaban rodeándolo la última vez que estaba con vida”.
A las 14:44, el juez Hornos llamó a labrar un acta para concluir la audiencia.
Según estiman las querellas, antes de fin de año los jueces deberían tener una resolución.


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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar: