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Se viene Orguyo: un nuevo ciclo de MU Trinchera Boutique para festejar el deseo y la transformación

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En noviembre la sala MU Trinchera Boutique se tiñe de colores, retumba de alegría por lo conquistado, suma garra para lo que aún falta y con mucho glitter celebra el mes del orgullo. OrguYo. La voz propia para la identidad colectiva es un ciclo que reunirá obras, performances, documentales e instalaciones producidas por distintos elencos. A través de cinco domingos que se desarrollarán desde el 7 de noviembre hasta el 12 de diciembre, en Riobamba 143 (CABA) se aunarán diferentes propuestas para coincidir en un abrazo colectivo, que repare las heridas y produzca un estallido del gozo, como afirman sus realizadorxs: “Es hora de volver a tomar las calles, llenarlas de amor, de celebración y de orgullo”. Toda la info y el cronograma del ciclo en esta nota.

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El ciclo OrguYo. La voz propia para la identidad colectiva es la nueva propuesta que comenzará en noviembre en la sala Mu Trinchera Boutique, y reunirá diferentes oportunidades de conectarnos con la potencia de la identidad, con las infinitas maneras de ser y sentir. Así, desde las artes escénicas, nos conectará con distintas maneras de contar realidades de este presente. Con textos hondos, sentidos, que desatan la catarata testimonial. Con canciones que alborotan los sentidos y reconfortan los corazones. Con un documental que invierte lo que suele sucede, según aseguran sus realizadorxs: “Vimos demasiados documentales sobre personas trans realizados por personas cis”.

El desarme, el juego y la transformación

La primera fecha de Orguyo será el 7 de noviembre y combinará la presentación de Nene Bueno y un dúo musical con Carmín Lupe y Gaby Gap. En primer lugar, Nene bueno incluye algunos textos escritos “antes del desarme, transformación y destierro de mi identidad —cuenta Lihuén— desde la negativa a cumplir la expectativa de mujer, esposa y madre, que me impuso la temprana educación cristiana, hasta el actual confusionismo de ser trans y no entender qué tengo que hacer”. 

Gabi Gap

Por su parte, el dúo musical performático interpreta canciones reversionadas y transformadas: cumbia, bolero, folclore, hits de los 90 y reggaeton, con humor y desparpajo. Carmín Lupe, actriz, clown, cantante, y Gaby Gap, cantautora, artista plástica y docente, ofrecerán también sus propias canciones para contar los universos que atraviesan a cada una. Carmín y Gaby se conocen desde el 2014. “Venimos presentando hace algunos años un espectáculo que se llama ‘Anplag’, donde jugamos como en esos unplugged de MTV, de los ‘90,  a reversionar canciones y darles nuestra impronta”, cuenta Gaby Gap. Pegaron buena onda sobre el escenario y decidieron formar este dúo, con las reminiscencias musicales de sus adolescencias y otras canciones que fueron incorporando y que las inspiran a crear distintas atmósferas musicales. Lupe: “Empecé a trabajar desde el travestismo, desde una identidad más marica, me fui empoderando desde un lugar de gorda, también, y desde un reflejo muy profundo con mi identidad actual que es sentirme trans no binaria. A partir de ahí todo se fue transformando, el repertorio, cómo nos plantamos, reivindicando nuestras identidades”.

El arte y el apocalipsis

OrguYo presentará también una obra con dramaturgia de Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese: La moribunda, en homenaje a Batato Barea, con las actuaciones de Principutx y Nai Gonzalez P. “Cuando esta obra se creó originalmente fue pensada en un contexto distinto al que tenemos ahora. Pero curiosamente sus tópicos encuentran resonancia en este contexto de la pandemia/postpandemia: el encierro, la abrumadora y constante presencia de la muerte, el mundo apocalíptico. Entonces todo eso se actualiza, se puede ubicar en el aquí y ahora, en las casas de todes durante la primera cuarentena”, cuentan quienes le darán vida a esta obra en el escenario de MU Trinchera Boutique.

La Moribunda

El director, Enrique Luna, se refiere al significado de Batato en su vida: “Representa la primera vez que me puse un vestido y tacos para actuar. Estaba cursando el primer año de Actuación de la UNA con Bernardo Cappa y no me encontraba con la propuesta del docente. Una noche, en una improvisación, me puse un vestido negro de una compañera e improvisé un poema sobre unos hinchas de Atlanta que me devoraban entera. Terminó la impro y el profe me sugirió investigar el teatro de Batato y Urdapilleta. Yo ni sabía quiénes eran, tenía a Gasalla y a Tortonese en la mente pero no a Batato y a Urda. Todavía vivía en lo de mi viejo, en la Villa 21—24 de Barracas, y tenía mucho miedo (y muchas ganas) de travestirme para actuar. Conseguí el libro Te lo juro por Batato en la librería del Rojas y me puse a ver los sketches de ATC de Tortonese, Gasalla y Urdapilleta en YouTube. Me compré una peluquita carré hermosa, una pollerita roja, unos tacos divinos y una camisa de señora (todo en el Once). Cuando colgué en el patio de casa el vestuario, para sacarle el olor a naftalina de la feria americana, mi viejo me preguntó ´¿Qué es eso?´. Yo le respondí muy segura: ´Vestuario para hacer teatro´,  y la conversación terminó ahí. Hoy día me doy cuenta de que el legado de Batato me ayudó tanto a encontrarme como artista como en una identidad que se corre del binarismo”.

El actor y performer Peter Pank, co-director de La peli de Batato, les dio permiso para incluir algunos fragmentos del film. “Creemos que quienes hacemos teatro desde la disidencia hoy día tenemos mucho que agradecerle a las personas que pusieron el cuerpo antes que nosotres y hacer esta obra es nuestra forma de dar las gracias”.

Realismo mágico travesti

En La pieza de Tiara (domingo 28 de noviembre), la anfitriona es la poetisa, performer y sincronizadora labial Tiara Julieta BB, que presenta textos autobiográficos: “Con este nuevo realismo mágico travesti que tiene como referentes a Camila Sosa Villada, a la serie de La Veneno. Son fragmentos de mi vida, o mi vida medio ficticia, o la vida que no fue pero hubiese querido que sea, hecha una fantasía”. Canciones, poemas, textos y la coronación de una princesa serán parte de la presentación de Tiara.

La pieza de Tiara

Ese domingo también estará Vía Láctea, una experiencia escénica que surgió de un proyecto dentro de una materia del profesorado de teatro en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD). El poema de Mariano Blatt, Una galaxia llamada Ramón, fue el disparador a partir del cual Nahuel Sánchez escribió un texto.  “La propuesta es acercar la historia de dos pibes de barrio que se enamoran —cuenta Ayelén González Pitta, la directora y asistente en escena—. El relato es desde un personaje, El Rubio, y es a través suyo que conocemos un poquito de su mundo”.

Día de la visibilidad CIS

Euforia Productora (5 de diciembre) nos trae un curioso documental: Día de la Visibilidad Cis, donde el objeto de estudio son las personas cis y quienes dan su opinión son personas trans. Justo al revés de lo que suele ocurrir. “Estamos saturados de las producciones donde, en tono muy serio y autorizado, se habla de las vidas trans. Esas producciones difícilmente cuentan con gente trans trabajando y mucho menos dirigiendo, tomando decisiones artísticas o armando el guión. A lo sumo, cuentan con algunas colaboraciones de celebridades trans para dar su visto bueno o quizás contrataron una actriz trans para figurar algunos minutos bajo instrucciones definidas por otros”, cuenta Emanuel Fausto, director junto con Julián Chacón. Les actores y actrices son: Ari Laxague, Noche Nacha, Emanuel Fausto, Diego Watkins, Neu, Michelle Lacroix, Fer Della Costa, Augustus Magnus, Romina Bustamante, Gaita Nihil y Julián Chacón y la música a cargo de Fawn Pereyra.

Elegante Sport

El último domingo del ciclo será el 12 de diciembre, a cargo del dúo Elegante Sport, integrado por Jorge Thefs y Ariel Osiris, que presenta En el Sarmiento/Once/Haedo/Granada, una obra que comparte vivencias personales con textos del escritor, poeta, performer y músico Ioshua y del escritor Federico García Lorca. “Elegante Sport es un duo que nació con nuestro encuentro como dos maricas de generaciones diferentes —asegura Jorge Thefs— pero hermanadas por las manos del destino. ‘En el Sarmiento Once/Haedo/Granada’ fue para nosotres unir los universos maricones de Lorca y Ioshua, y sus miradas sobre el deseo (otres maricones) que son sin duda también perspectivas políticas necesarias para nuestro artivismo y sentir cuir. El deseo, el amor, la axila sudada de une noviecite del barrio”.

El orgullo como estandarte

“En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”, decía el activista Carlos Jáuregui. En el contexto actual, continúa siendo una urgencia, una necesidad, una forma de lucha, una manera de visibilizar la diversidad y plantarse en la calle con estallidos de color y de exigencias por lo que todavía está pendiente. Gaby Gap reflexiona: “Es vital y súper necesario que se multipliquen los espacios de visibilidad, de amorosidad, de empatía y respeto. Y siempre el arte tuvo un rol imprescindible en esto. Justamente por el poder transformador que es, para mí, su esencia misma”.

Suma Carmín: “Nuestras identidades todavía siguen siendo silenciadas y vulneradas. Como movimiento hemos conseguido derechos importantes, son leyes que regulan la vida en nuestra sociedad. Sin embargo, hay a veces una mirada conservadora y violenta hacia nuestras identidades. Por eso es necesario reivindicar el orgullo, que sea una fiesta, una manifestación política de cómo queremos vivir y ser felices”.

Vivir el orgullo

¿Cómo se vive el orgullo? “Orgullo es visibilidad, destapar la posibilidad de existir así como soy, somos —aporta Lihuén—. Desde muy peke tengo una identidad mutante pero no sabía que podía ser así, hasta que lo vi. Si hacerme visible abre la posibilidad a otre de flashar cualquiera con su identidad, no voy a contribuir a pasar desapercibido. Además, la furia trans tiene que continuar, hacer polvo la cisheteronorma capitalista y, para eso, quizás está bueno encontrarnos, saber quiénes somos. El orgullo, la marcha, está compuesta por muchas cosas. Tiene su lado hegemónico, cubierto de brillo y trajes, todo muy lindo, divertido, y un toque me gusta, pero no hay que olvidar que hay todo un mundo disidente que muere, desaparece en la violencia, la pobreza, el olvido y el miedo. Tehuel no aparece, qué justicia habrá para la Bausis, la Chicho, Fabiola y todas las travas que mataron, tantas que ni los nombres puedo recordar”.

Les integrantes de La Moribunda coinciden: “Hay que reflexionar, porque el colectivo tiene mucho taco gastado, y todo lo que se ha ganado ha sido justamente por la lucha de quienes vinieron antes de nosotres, que son, digamos, nuestres próceres. La lucha que, por ejemplo, acá dieron la Lohana, Diana, Jáuregui, la Marlene, la Susy. Con el avance de la derecha rancia (que se burla de nuestras identidades) en las urnas, la desaparición de Tehuel, los travesticidios, los crímenes de odio, un poco una siente que deberíamos estar prendiendo fuego todo. Pero también el juntarnos y arder entre nosotrxs, entre música, besos, fiesta y amigues, mientras reclamamos por nuestros derechos, mientras llevamos a nuestrxs muertxs y desaparecidxs al frente de la marcha, nos parece que es la mejor manera de celebrar el mes del orgullo”.

Cierra Tiara: “Es hora de volver a tomar las calles, llenarlas de amor, de celebración y de orgullo. Esta marcha en particular es muy política porque se ve muy bien cómo de lo personal construimos un colectivo. Unx deja de ser un trolo en una casa para darse cuenta de que somos un colectivo, mucho más grande de lo que nos podemos imaginar. Estos encuentros son nuestros rituales”.

Libertad, Igualdad, Diversidad

El 2 de julio de 1992 fue un día histórico para el país. Con el antecedente de la Revuelta de Stonewall en 1969 en Estados Unidos, la primera marcha argentina del orgullo gay lésbico —en la que participaron unas 300 personas y cuya consigna era Libertad, Igualdad, Diversidad— recorrió la Av. de Mayo hasta llegar a la Plaza al grito de “Atentos, atentos / atentos que caminan / gays y lesbianas / por las calles de Argentina”. El referente de Gays por los Derechos Civiles, Carlos Jáuregui, estuvo a la cabeza de la organización, junto con la fotógrafa, activista y la primera en declararse lesbiana públicamente, Ilse Fuskova. Participaron chicas travestis y transexuales, aunque en ese momento todavía no estaban organizadas en la Asociación de Travestis Argentinas (ATA). En esa primera marcha, muches llevaban una máscara blanca para no ser reconocides por el temor a perder sus trabajos o ser discriminades por sus familias. Años más tarde, las marchas pasaron a realizarse los primeros sábados de noviembre porque en julio la inclemencia del clima afectaba a varias personas que habían contraido VIH.

Celebrar el orgullo es, como decía Jáuregui, una respuesta política. En un momento en el que los edictos policiales vigentes avalaban que la policía les llevara presxs. En 1996, el colectivo Arco Iris organizó en Rosario el Primer Encuentro Nacional Gay, Lésbico, Travesti Transexual y Bisexual. Relató Lohana Berkins en Itinerario político del travestismo: “Nosotras presentamos la obra teatral Una noche en la comisaría. Como el nombre lo dice, el eje de la obra era mostrar los atropellos y matratos por los que pasábamos las travestis en una comisaría y, simultáneamente, dar a conocer nuestros sueños y deseos”.

A lo largo de estos años se marchó con diferentes consignas y algunas se volvieron realidad gracias a la lucha incansable de los colectivos: la ley de Matrimonio Igualitario, de Identidad de Género, de Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el hospital, de Cupo Laboral Trans. Este año, con la marcha N° 30,  la consigna será Ley Integral Trans Ya y se suman: una nueva Ley Antidiscriminatoria, Ley de Respuesta Integral al VIH, hepatitis virales, ITS y tuberculosis; Iglesia y Estado, Asuntos separados; Derechos sociales y laborales para les trabajadores sexuales; Basta de violencia policial e institucional; y La igualdad real es con políticas públicas y presupuesto.

La lucha de siempre, las de ahora, las conquistas, lo que falta.

El dolor por les que no están, por las vidas arrebatadas que ayer  fueron semilla y hoy son enredadera florida, extensa y perfumada.

La fiesta como revolución. El orgullo como bandera. La alegría como modo de vivir.

Aquí te presentamos el calendario de presentaciones

Domingo 7/11, 19 hs: Proyecto Nene Bueno + Dúo musical performático: Carmín Lupe y Gaby Gap

Domingo 21/11, 19 hs: Obra teatal La Moribunda, homenaje a Batato Barea

Domingo 28/11, 19 hs: Tiara Julieta BB, Canciones, poemas y textos  + Vía Láctea, obra teatral

Domingo 5/12, 19 hs: Visibilidad Cis, documental

Domingo 12/12: Elegante Sport, experiencia teatral con textos  propios, de Ioshua y García Lorca

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Daniel Solano: la Corte Suprema confirmó la detención de los siete policías condenados por homicidio

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Los siete policías condenados a prisión perpetua por el asesinato de Daniel Solano, el joven salteño de 27 años desaparecido en Choele Choel el 5 de noviembre de 2011, fueron detenidos tras el rechazo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a un recurso de queja de los efectivos, y así deberán empezar a cumplir la pena en prisión por primera vez desde la sentencia. El juicio concluyó el 1 de agosto de 2018, pero desde entonces los oficiales Sandro Berthe, Pablo Bender, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel, Diego Cuello y Héctor Martínez estaban en libertad, a la espera de la resolución de la Corte. “Nunca los sacaron de la policía: tenían libertad, cobrando sueldo y portando armas”, dice Leandro Aparicio, uno de los abogados de la familia Solano, que subrayó su “satisfacción” por el fallo: “Uno está golpeado, pero esto da energías para poder avanzar. No hay muchos casos que se detengan a 7 policías”.

La desaparición de Daniel se produjo tras un episodio de violencia policial en la vereda de un boliche de la ciudad. Antes había reclamado por su sueldo y el de sus compañeros como trabajadores rurales de la empresa Agrocosecha, tercerizada de Expofrut Argentina. Aparicio: “Fue un homicidio más allá de la desaparición, y fue un homicidio en un contexto de trata de personas, que está denunciada en la justicia federal de Roca, como está denunciado el narcotráfico, pero la causa no se mueve como se debería. Está parada. Pero esto va a servir para darle un impulso a toda esas cuestiones pendientes”.

Pedidos de justicia por Daniel Solano en 2012, a meses de su asesinato.

Entre esas cuestiones, en abril habrá audiencias por la acusación a otros cuatro policías, entre ellos Tomás Vega, a quien la familia lo señala como el “nexo” con la empresa: “Vega estuvo cuando le pegaban a Solano en el boliche. Vio todo eso. Y fue el que estuvo a cargo de la investigación los primeros día de la desaparición”.

Daniel sigue desaparecido. Gualberto, su papá, murió en medio del juicio, sin poder llegar a la sentencia por homicidio, y fue el principal motor de la causa que denunció la desaparición forzada y la connivencia judicial y estatal bajo un reclamo concreto que repitió una y otra vez a lo largo de seis años y medio: “Quiero encontrar el cuerpo y llevarlo”. No se detuvo un día: hizo huelgas de hambre, inició acampes y se encadenó al juzgado para exigir respuestas. Así reveló la trama de explotación laboral en Río Negro, la corrupción judicial que cubrió el caso y logró la detención de los oficiales que hoy están presos. Aparicio lo recuerda: “Nosotros tenemos esperanza de que el cuerpo aparezca. Algún policía capaz que se puede quebrar, o Vega mismo, sabiendo lo que se viene, puede dar información. Hemos hecho lo imposible para que aparezca el cuerpo”.

Compartimos la investigación de MU sobre este caso:

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Sí, podemos: 20 años del No a la Mina de Esquel

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Esquel está cumpliendo 20 años del histórico plebiscito en el que por más del 81% de los sufragios la comunidad votó «No a la Mina» y rechazó así la instalación de la megaminería en la región. A qué le dijeron que «Sí», desde la nota histórica que se hizo desde MU en uno de los tantos viajes, el primero, a la madre de muchas batallas.

El 23 de marzo se cumplieron 20 años del rechazo a la megaminería en Esquel, símbolo de lucha contra los proyectos contaminantes, inconsultos, impuestos en silencio y con violencia, y símbolo también de la democracia participativa, la organización y una lucha que se contagió a otros lugares del país.

En estos días hubo recitales, charlas, caminatas, marcha el 23 de marzo, y este domingo culminará la celebración con un ascenso al cerro Calfu Mahuida, un modo de simbolizar ese contacto permanente de la comunidad de Esquel con la naturaleza.

La historia viva cuenta que un puñado de vecinas y vecinos, que fueron cada vez más, comenzaron a reunirse, a estudiar la situación, a ir a escuelas, clubes, barios, difundiendo capilarmente, en una movilización a la vez inmensa, lo que se estaba tramando para hundir a Esquel en la megaminería. El 4 de diciembre de 2002 fue la primera marcha que reunió a más de 6.000 personas. Nunca desde entonces se dejó de marchar el 4 de cada mes.

Esa creación de movilización involucró otro hecho histórico: se había formado la Asamblea No a la Mina, grupo apartidario, horizontal, democrático, diverso, expresión de las nuevas formas de organización social que emergían en el país tras la crisis de 2001.  

El mecanismo asambleario en el que participaba todo el que quisiera, llevó a presionar la situación hasta obtener la posibilidad de la que se celebraron ahora 20 años: el 23 de marzo de 2003 se realizó un plebiscito en el que la comunidad rechazó por más del 81% de los votos al proyecto que intentaban imponer la empresa Meridian Gold y el Estado. Esquel hizo nacer aquel No, pero además generó un contagio en diferentes lugares en que se manifestaban  conflictos ambientales en todo el país (Gualeguaychú, Famatina, Andalgalá, como emblemas de una actitud ciudadana no ha dejado de crecer hasta hoy frente a diferentes situaciones territoriales, de salud, y hasta de derechos humanos). Se ponía en foco al modelo extractivo.

Desde aquellos años Esquel ha pasado por situaciones de todo tipo que han sido reflejadas tanto en lavaca.org como en la revista MU:

  • la intención de dar vuelta la decisión de la población a través de campañas de acción psicológica y desinformación;
  • el espionaje a vecinas y vecinos que integraban la Asamblea, por parte de la AFI, como forma de amedrentamiento y control social;
  • las presiones políticas y hasta laborales que sufría toda persona involucrada con el proceso asambleario;
  • el contagio fundamental de la acción de Esquel a toda Chubut, que se pobló de asambleas en todo el territorio, incluyendo a las comunidades de pueblos originarios, siempre rechazando los proyectos y negociados minero-estatales;
  • las trampas legislativas detectadas cuando se obtuvo la foto del diputado Gustavo Muñiz (del Frente para la Victoria) chateando por celular con el gerente Gastón Berardi de Yamana Gold, la empresa que había asumido el proyecto para impedir y ningunear la Iniciativa Popular presentada por la ciudadanía para que se convirtiera en Ley;
  • las represiones a los manifestantes en Rawson, cuando la lucha debió concentrarse en la capital provincial; el acoso mediático a toda esta movida en defensa de la naturaleza por parte de buena parte del sistema mediático, dependiente de pautas publicitarias estatales y privadas.
  • Y, por nombrar algo de lo más relevante en los últimos tiempos, el Chubutazo, o “Chubutaguazo”, con que la provincia movilizada logró dar vuelta de un modo comovedor en 2020 un nuevo intento de legislación que bajo el disfraz de una “zonificación” provincial buscaba lo de siempre: ir por la minería. La ciudadanía logró tumbar esa intentona y reponer la ley que prohíbe los megaproyectos extractivos.
  • Otro detalle de estos tiempos: ya hay una tercera generación de integrantes de las asambleas participando plenamente, un sub-17 que demuestra el alcance de todo lo que se ha realizado, también desde el punto de vista inter-generacional.

Esquel fue el nacimiento de la resistencia de Chubut, que no significa solamente un rechazo al saqueo y la contaminación, un No, sino también múltiples Sí:

  • Sí: sí a la vida.
  • Sí a la reivindicación por la positiva de otras formas de producción que no impliquen la destrucción.
  • Sí a la necesidad de licencia social para cualquier proyecto, de cuidado de ambiente como forma de preservación de la vida y el trabajo.
  • Sí a nuevas formas de relación entre lo humano y la naturaleza. A nuevas relaciones también entre las personas para plasmar la idea de que el agua vale más que el oro, y de que el futuro es posible.

Como homenaje a todo eso aquí puede verse la primera de las notas publicadas en MU sobre la asamblea de Esquel: “La madre del No”, para conocer esa experiencia histórica hecha de resistencia, inteligencia, generosidad y, también, alegría.  

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24 de marzo de 2023: Que la memoria (los) ilumine

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Crónica de un nuevo 24 de marzo desde la voz de la gente, que habla de todo: de cuánto estaba el chori la marcha pasada a cuánto está hoy; de la pesificación de los fondos jubilatorios y de las elecciones por venir; de las dos marchas, y de la realidad. La necesidad de seguir enfrentando al fascismo, ¿cada vez más presente?, y la energía que da la calle. El recuerdo de Hebe, la presencia y las palabras de Nora Cortiñas, la partida sin condena de Carlos Blaquier. Lo pendiente: los juicios aún en curso, la falta de respuestas del Poder Judicial y de la política, les desparecides de hoy. La presencia de niñas y niños como herencia de una sana costumbre: memoria, verdad y justicia, ahora y siempre.

Y si de vos
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez sí…

“Octubre 1976”, de Ana María Ponce, desaparecida.
24 de marzo de 2023: una de las intervenciones callejeras con el Nunca Más como bandera. Foto: Sol Tunni

Ahora es marzo de 2023.

24 de marzo de 2023.

Un pibe alto camina lento, con ojos tristes; el frente y el dorsal de su musculosa negra, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi abuelo”. Al lado, su mamá, camina lento, con una sonrisa apenas esbozada. Su musculosa gris, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi papá”. Caminan lento porque hay un océano de cabezas, pies y corazones que se dirigen desde el Congreso de la Nación hacia Plaza de Mayo, a reivindicar la Memoria, la Verdad y la Justicia, a 47 años de la noche más sombría.

El pibe alto se llama Thomas Aballay y sostiene un cartel que contiene la foto de su abuelo, cuya sonrisa es tan ancha que parece desbordarse de la imagen. Se lee: “Jorge Oscar Tanco, detenido desaparecido, 16/09/1976”. Dice: “Pertenezco a la agrupación de Nietos de desaparecidos, conmueve un montón estar acá. El Nunca Más no debe quedar en el aire, por eso hay que seguir luchando”. Lo escucha su mamá, Maika Tanco, la hija de Jorge. Plantea deudas de esta democracia en relación a los castigos por los crímenes de lesa humanidad: “Necesitamos hablar no sólo del pasado, sino del presente y del futuro. La cárcel para los genocidas debe ser definitiva; cárcel común, no que estén en sus casas. Además, los juicios están retrasados. En los últimos cuatro años no hubo adelantos significativos y eso quedó manifiesto en que el empresario Carlos Blaquier acaba de morir sin ser juzgado por su complicidad con la dictadura. 47 años después, no es justicia. Y él ni siquiera la tuvo; falleció como inocente, y no lo fue”.

Lo que plantea Maika, minutos después lo confirman en números desde Sobrevivientes, Familiares Compañerxs y Amigxs del Centro Clandestino de Detención «El Olimpo”, emplazado en el barrio porteño de Floresta: “Hoy, 8 de cada 10 condenados por delitos de lesa humanidad están en sus casas cumpliendo las penas que debieran completar en cárcel común”. Desde que se reabrieron los juicios, entre 2006 y 2022 hubo 283 sentencias dictadas, 1115 personas condenadas y 171 absueltas. Hay 15 juicios en curso y 75 causas aguardan fecha de debate. En relación a la falta de celeridad, se debe a la escasez de tribunales orales disponibles. Un ejemplo es el proceso judicial por las violaciones de derechos humanos en el Centro Clandestino “Puente 12”, en La Matanza. El debate, pactado para principios de 2022, recién comenzará el próximo 3 de abril “por cuestiones de agenda”.

Como el mundial

El olor a humo que emana de decenas de parrillas acompañan toda la marcha. Hay olor a chori, hay olor a un pueblo que, pese a ser una fecha que evoca la peor de las crueldades, se hermana, se abraza. Se trata de una fecha para encontrarse y reencontrarse, con unx mismo y con el resto. El barro que se multiplica con el paso de las horas en varios sectores de la Plaza de Mayo refleja la masividad de la cita ineludible. Hay mil banderas de organizaciones sociales, de partidos, de sindicatos; pasacalles, stencils, graffitis viejos y que acaban de nacer; bombos, cánticos, intervenciones artísticas; hay sueños compartidos: “La importancia de estar acá es mostrar que la derecha, los milicos, la policía, no tiene la cancha libre; desearía que fueran menos, pero no lo son, siguen teniendo mucho poder. Entonces, la única defensa que tenemos es la calle”, alza Cecilia, 69 años, de Florida Norte. Y profundiza: “Hay que apuntar a la igualdad social como eje; tenemos alimentos para millones de personas, pero la mitad de nuestra población infantil es pobre. Alguien se la está llevando y es contra ellos que debemos pelear”.

Antes de empezar a marchar, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, le dice a la lavaca que está “con mucha fuerza para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”; le dice que “el país está cada día peor, porque este gobierno, gobierna para los ricos, y hay que resistir en la calle”; le dice que pasó su cumpleaños (93, el 22 de marzo) “muy feliz, llena de abrazos y de afecto, pero la felicidad nunca es completa y será así hasta encontrar a Gustavo (su hijo, desaparecido)”; dice que el compromiso “debe ser hasta morir” y antes de terminar la charla, en medio de un intenso calor, propone ir tomar una cerveza al final de la jornada.

Lucía Iérmoli tiene 35 años y está embarazada de seis meses. “Las conquistas hay que defenderlas acá, contra el poder concentrado que sigue creciendo. No estar un día como hoy marcaría una ausencia. Que reviente de gente esta plaza es un logro de todas, de todos. No sé cuántos lugares en el mundo tienen un día que reivindique la memoria”, dice, con voz tierna y con Vera en la panza, que también sigue creciendo. A su lado, su amiga Alejandra Spinetta, 59 años, agrega: “No se puede no estar acá; si uno falta, si no se compromete, es dejarle el lugar para que avance la derecha”.

A unos metros, Laura, de 66, está contenta. Muestra una vitalidad que está recuperando, a medida que avanzan las horas: “Es mi primera movilización después de la pandemia; estuve muy enferma, durante muchos años, pero hoy sentía que debía estar con mi pueblo y no me arrepiento: me llena de energía”.

Detrás, una imagen bellísima que retrata a Hebe de Bonafini, en el primer 24 sin su presencia física. Está con sus dos hijos, chiquitos, ambos desaparecidos. Una frase acompaña el cuadro, a 40 años de la recuperación de la democracia: “El día que me muera no me tienen que llorar. Hagan una fiesta en la calle, porque hice lo que quise y peleé con todo como quise”.

Retrato de Hebe de Bonafini: símbolo de lucha y de una época. Foto: Sol Tunni

El 24 de marzo de 1995 a las 6 de la mañana llegó al mundo Victoria Rossi. “Victoria por la frase del Che, de ‘hasta la victoria siempre’, por el concepto del triunfo del pueblo”, rememora Viqui, a metros de la Catedral vallada, en su cumpleaños 28. “A partir de que empecé a militar en el centro de estudiantes del secundario, sentí que los 24 de marzo ya no había lugar para festejos personales, sí para abrazos, sí para estar con mi gente, pero desde un lado más colectivo”. Su mamá y su papá, militantes de izquierda, venían a las marchas mucho antes de que se decretara feriado, allá por 2022: “Desde chiquita fui consciente del valor que tenía esta fecha y me acuerdo que en cuarto grado fue el último cumple que festejé en la escuela. Sin embargo, estar acá es lo más importante en este día; un año no vine y algo me faltó. Decidí que esa sensación no la quiero sentir más”. Y asocia: “Más allá de que esto no sea una celebración, vivo un 24 de marzo como lo más parecido a ganar un campeonato del mundo, porque hay un gran motivo para juntarse: hay orgas, partidos, familias, parejas, gente que va de la mano con quien quiere y eso tiene que ver con la búsqueda de la libertad por la que peleaban las y los desaparecidos”.

Ideas de ayer a hoy

Un hombre cuarentón camina de la mano de su hija. Ambos tienen puesta el mismo modelo de remera que exige “Juicio y castigo”. La diferencia es que una es talle X y la otra es talle S. Expresa Lucas: “Estamos acá por dos motivos: por responsabilidad social y porque mi papá es uno de los 30 mil”. ¿Qué utopías de su viejo hay que traer al presente? “Nunca dejar de hacer política seria y trabajar mucho en los barrios”. Se va a seguir marchando, siempre de la mano de su hija. En su espalda, de su mochila cuelga un pañuelo blanco que denuncia: “Pablo Córdoba, desaparecido”.

Ana Valverde escucha atentamente el documento leído por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 72 años, milita hace 54 y lleva bien alto un cartel con la foto y el nombre de Patricia Gaitán, desaparecida por la última dictadura cívico militar eclesiástica. “La principal pelea de los 70 que hay que dar hoy es cómo lograr la unidad de las y los laburantes”. Dice que es jubilada y protesta porque “el gobierno nacional acaba de confiscar el fondo de garantía de sustentabilidad que estaba en dólares y que por un DNU lo pesificó. Esto no perjudica a quienes ahora somos jubilados, sino también a ustedes, los más jóvenes”.

–¿Vos aportás? –me pregunta.
–Sí.
–Bueno, te acaban de afanar.

Un pasacalle grita: “30.000 razones contra el FMI”; un cartel pegado con engrudo sigue la línea: “Basta de extorsiones del FMI”; desde arriba del escenario, en el documento que leen los organismos de derechos humanos, se agita: “El Poder económico es el gran ausente de este proceso, y su impunidad la seguimos pagando como pueblo, porque nos siguen sometiendo a la miseria, buscando un enriquecimiento sin límites y sin importar los costos”. Abajo, la inflación arrasa. Alberto es de Avellaneda y atiende una parrilla que instaló en la esquina de Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini: “En la marcha pasada, el chori estaba 150 pesos, cobrándolo caro; hoy, yo lo tengo 700, como barato; en otros puestos está hasta 900”. A 50 metros, Viviana está sentada en un banquito. En el piso, sobre una lona, expone pañuelos blancos y azules, con la consigna “Nunca Más”. “El año pasado estaban 250 pesos, hoy 500”. Agrega: “Fue muy floja la venta, hoy se vendió mucho menos que en 2022”.

La primera actividad que arranca el 24, a media mañana, y la que cierra, a eso de las 20, se da en Plaza de los Dos Congresos. Es un festival por la memoria donde cantan bandas de heavy metal, que se organiza desde hace 16 años. Quien presenta a las bandas se llama Fernando Ricart, tiene 52 años, un pelo larguísimo y un padrino que estuvo detenido desaparecido: “Se lo llevaron por ser delegado, como si eso fuera un delito. Estuvo un mes y medio desaparecido, pero el daño que le hicieron fue para siempre. Se lo llevaron siendo uno, y me devolvieron a otra persona. Nunca se recuperó”. Andrés, 39 años, escucha la música pesada junto a su hijo de 6. Lleva una remera que se pregunta qué hicieron con Santiago Maldonado. Le pregunto qué ideas de la militancia de los 70 serían importantes que hoy sean prioridad: “Se perdió la perspectiva de un cambio revolucionario real; el peronismo tiene su eje en la Justicia, como si no fuera parte de este sistema que hay que cambiar de raíz; mientras que la izquierda partidaria sigue en la pelotudez, discutiendo en el Congreso sobre concepciones marxistas de hace tiempo, sin pensar en el cambio social actual”.

Rocío y Darío viajaron desde Tandil junto a su hijo Amadeo, de un año recién cumplido, para sentir en vivo y en directo la marcha que tantos años recorrieron cuando vivían en Buenos Aires. “La memoria se construye desde la cuna y las Madres y las Abuelas son la escuela”, recuerda ella. “La mejor manera de reivindicar a las y los desaparecidos es seguir su camino: el trabajo de base que se hacía en esos años”, recuerda él, que al igual que su bebé lleva puesta una remera de Diego Maradona. A su lado está Belén, una amiga de la pareja que por primera vez es parte de esta movilización: “En Tandil es diferente; hay un espacio fuerte y comprometido con los derechos humanos, pero es una ciudad mayormente oligarca; para mí es muy fuerte estar acá. Más que nunca debemos mantener viva la memoria y para eso hay que movernos”.

Memoria en este momento

Hay un graffiti recién pintado en la estación de subte Lima, de la línea A, que reza: “Memoria en este momento”.

Aparece también en paredes, en carteles y en diversos reclamos. Elizabeth tiene 70 años y lleva colgado un cartel que pide “Libertad a Assange, una verdad sin mordaza”. Lo relaciona con el 24 de marzo: “En el caso de Julian, se condena la libertad de expresión, no hay derecho a la información de la población y se expone cómo se persigue a la gente cuando se descubren los secretos de los gobiernos”. Detrás de ella, un stencil negro exhorta: “Abran los archivos secretos de la Dictadura”. Elizabeth tiene tres compañeros desaparecidos: Mónica Epstein, Hernán Abriata y Klaus Zleschank. “De ellos, además de recordarlos, hay que seguir su ejemplo: militar por una mejor redistribución de los ingresos”.

El recorrido desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo está acompañado por afiches de la organización La Poderosa con un encabezado: “40 años alimentando la democracia”. Se da en el marco de un proyecto de ley que impulsa el conglomerado de asambleas villeras para que se reconozca con un salario a las más de 70 mil cocineras comunitarias que trabajan en el país sin percibir un salario. ¿Qué implica el reconocimiento laboral? “Un salario ligado al Mínimo Vital y Móvil como base; acceso al aguinaldo, vacaciones, seguridad social, cobertura contra riesgos en el trabajo por enfermedades y maternidad, por invalidez y vida, retiro, acceso a la jubilación y guarderías”, expresan desde el movimiento.

Uno de esos afiches lo tiene a su lado Francisca, que vive en la calle y ahora está delante de un kiosco de diarios cerrado. Tiene una bandeja de arroz por la mitad y una voz que pide escucha: “Se la pasa muy difícil acá”. Y en un puñado de palabras, esgrime una deuda sustancial de la democracia: “Pensemos, ¿cuántos políticos en los últimos años hablaron de la situación de calle, de las villas? Eso dice mucho de cómo estamos”.

Detrás de su lente, la mirada de Oswald, colombiano de 41 años que hace 14 vive en Argentina, fotografía a un pueblo que recuerda sin parar. “Es imposible estar acá y no compararlo con mi país. Allá, pese a que no hubo una dictadura tan marcada, la serie de gobiernos de derecha y los paramilitares han desaparecido a más gente que en cualquier dictadura del cono sur”. Añade: “Por eso es tan importante valorar lo que se consiguió acá. En mi país, el miedo y la violencia aún imposibilita la unión de familiares de víctimas para reclamar en conjunto. En el último tiempo la juventud comienza a jugar un rol clave y para esto la Argentina es un ejemplo a seguir”.

Sobre Avenida de Mayo, un gazebo contiene a un grupo de “peruanos autoconvocadxs” que vocifera por la “dictadura que vive Perú”. Más de 60 caras se alternan con cintas de luto negro, en un antimemorial que estremece. Son las “víctimas del Estado Peruano”. Merly tiene 36 años, nació en Parcona Ica y hace 20 vive en Argentina. “Estamos acá porque también queremos decir Nunca Más. Las muertes tienen rostro y la mayoría son de pueblos originarios, del sur del país”.

Carolina, de 23, muestra su juventud caminando rápido, para no perderle pisada a sus amigos que van un poco más adelante. “Recordar a los desaparecidos de la dictadura es luchar por los desaparecidos de hoy. La derecha sigue avanzando y no lo podemos permitir”. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde desemboca la enorme movilización, Daniela, de 35, vende hamburguesas veganas. En el frente de su heladerita de telgopor está pegado un cartel con los colores de la diversidad, que se pregunta: ¿Dónde mierda está Tehuel? “No se puede aceptar tener desaparecides en democracia. El Estado define de quién se ocupa y de quién no, discriminando a las identidades trans. El racismo sigue, nunca se fue”.

¿Dónde está Tehuel?. Foto: Sol Tunni

Pablo está a pasos de la Pirámide de Mayo. Tiene 36 años, una militancia desde la juventud y un miedo que le recorre el cuerpo: “La democracia vuelve a estar en riesgo; las voces que la amenazan vuelven a tener más peso, que se traducen en persecución, en proscripción, en prohibición”. Suma: “Sufrimos salarios de miseria que sólo lo podremos dar vuelta con una transformación obrera y un pacto social que resguarde un piso que la derecha busca perforar. Para esto, hay que poner el cuerpo como en los 70, porque salvo en determinados momentos como el 2001 o la reforma jubilatoria del macrismo, no pudimos hacerlo en unidad”. A su lado, lo escucha Fidel, su hijo de 8 años.

–¿Por qué estás acá? –le pregunto a Fidel.

–Por la desaparición de los compañeros.

La tarde empieza a caer, la multitud a desconcentrarse y, mientras las paredes siguen pintando preguntas, también se escuchan versos que alimentan la memoria.

Se que algún día dejaré de pertenecer al mundo,
y nunca más podré escribir,
ni hacer el amor,
ni disfrazar la naturaleza con un poema,
ni viajar en los libros,
ni exponer mis ideas.
Por eso en este poema dejo, mar, cielo y luna
mariposas, besos y sirenas,
y me dejo a mí,
porque cuando muera seguiré viviendo en estos
versos.

“Poema para no morir”, de José Beláustegui, desaparecido.
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