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Seguridad&Democracia: los medios. Parte II

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¿Cómo formamos nuestras ideas sobre seguridad, crimen, peligro? El Seminario del Acuerdo sobre Seguridad Democrática (ADS) debatió sobre la policía como fuente de desinformación; los medios como arma de criminalidad y “jueces” de la realidad. La precarización y el autoritarismo como ADN del actual periodismo. Críticas al propio documento del Acuerdo y el dilema de la pasividad social.
El seminario que buscó desentrañar de qué modo establecer una “seguridad democrática”, tema en deuda en estos años de democracia, donde avances en temas de derechos humanos no parecen tener correlato en estos laberintos político-policiales, propuso entre sus mesas de expositores la siguiente: “Producción, acceso y uso de la información estadística». (ver Parte I en esta misma página).
La escalera sin escalones
Seguridad&Democracia: los medios. Parte IIMaría Pita, integrante del equipo de Antropología Política y Jurídica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e investigadora del Conicet, explica la trascendencia que poseen los datos: “Las cifras hablan mucho más que de delitos, de cantidades o de tipos. Funcionan como indicadores de la efectividad de una gestión pública en el área de la seguridad. Representan una especie de termómetro para la clase política, e indican el éxito o el fracaso de sus planes y gestiones. También funcionan como termómetro para la policía, porque indican la medida de su trabajo, y según la interpretación, puede hablar de niveles de eficiencia, de celo profesional y rigurosidad en el registro. Una cifra bien o mal leída puede contribuir a la caída de una gestión política o puede ser un elemento de presión corporativo utilizado por la policía o el Poder Judicial”.
En lo que concierne a políticas de seguridad, para generar una mejora desde la base, en primera instancia se necesita producir información veraz para, luego sí, determinar los pasos a seguir. Pero el escalón inicial (información confiable) es deficiente o sospechoso, a partir de lo cual el resto de la escalera puede ser una ilusión óptica. “Muchas veces las instituciones no consideran a la información como un producto específico para ser proveído hacia afuera de la misma, sino sólo para insumo de la propia gestión. Esas prácticas reflejan el doble carácter técnico y político de esas instituciones, que conspira contra la posibilidad de conformar informes confiables, comparables, y que registren la mayor cantidad de situaciones y eventos posibles en torno a la criminalidad y a las formas habituales en que las fuerzas de seguridad intervienen en sus acciones, vinculadas a tareas de prevención y reducción de la criminalidad».
Al hablar de carácter “técnico y político” puede inferirse que lo “político” es lo que hace no confiable la información policial. No es el único problema estadístico, ni una de las Bellas Artes, pero se trata del oficio de dibujar datos.
Que aparezca lo oculto
La expositora presagia una solución al ocultamiento de la información, a través de la creación de un “observatorio” que lea e interprete datos provenientes de diversas fuentes de consulta. Pero hoy en día, el panorama es sombrío: “Los principales problemas de la falta de producción de información se deben a la convivencia de diferentes lógicas agenciales. Además, coexisten en una misma institución diferentes sistemas de gestión y tramitación de datos, con intereses diversos. Su sistema interno no está ni preparado ni disponible para ofrecer información abierta, ni siquiera a otras agencias estatales. La policía tiene una lógica sociológica y otra jurídica para el tratamiento de los números, y entonces lo que produce es parcial. O sea, no le interesa conocer la identidad de las personas, para así realizar una investigación de carácter sociológico, lo utiliza exclusivamente a fines estadísticos”. La falta de publicación de los datos nunca es casual, asegura María Pita: “El dato tiene un alto valor político, muy valioso y temido. Por eso, a su alrededor desarrollan una serie de estrategias institucionales, con la disyuntiva de mostrar o no mostrarlo”.
¿Quién registra la violencia policial?
La incredulidad frente a ciertas estadísticas no es casual, sino causal. Botón de ejemplo: los casos de violencia policial son registrados por policías. María Pita lo grafica: “En el mismísimo manual de instrucción se aclara: ‘Las muertes producidas por miembros de las fuerzas de seguridad en cumplimiento del deber, también deben consignarse como homicidios dolosos aunque no constituyan delito’. Aún hoy, sigue persistiendo la tendencia a resistir el registro de los hechos delictuosos provocados por la policía. Hay una categoría policial que es la de muerte dudosa, cuando el deceso no está enmarcado en un hospital y tampoco hay testigos. O sea, se acude a esa categoría para nombrar a los hechos que resulta conflictivos certificar de otra manera, como los de violencia policial. Como esa categoría no es compilada por el Sistema Nacional de Información Criminal, esos datos sólo quedan dentro de la institución polical, y nunca se publican. Allí, existe una fuga de información».
En términos más claros, puede hablarse de un engaño y estafa a la población. La incredulidad de las personas es un mecanismo de defensa.
Red social
Otra de las disertantes fue la brasileña Ana Paula Mendes de Miranda, catedrática de la Universidad Federal Fluminense y del Instituto de Estudios Comparados en Administración Institucional de Conflictos, quien aseguró que en su país ocurre algo parecido. Mendes se explayó acerca de su experiencia en Río de Janeiro. Con varios interrogantes: “¿Cómo se explica que la Policía Militar sea la controladora de la Policía Federal? ¿Cómo se entiende que quienes deben estar al servicio de la comunidad, retaceen los pocos datos que acumulan? ¿Cómo es posible que sólo queden registrados algunos?”.
Otra pregunta que uno podía hacerse velozmente es: ¿Y cuál es la sorpresa, si cualquier ciudadano común percibe la estafa desde hace décadas?. Pero allí la catedrática brasileña propuso un paso más: “Para que los datos tengan sentido, la sociedad debe participar de ellos y las redes sociales deben ser un elemento de difusión”.
Para que ese segundo paso se lleve a cabo, primero debe construirse una base sólida que fortalezca la confianza general. Ana Paula mencionó algunos aspectos en los que debería profundizarse el cambio:

  • El Sistema Nacional de Estadísticas no debe estar manejado por la propia Policía Federal.
  • La producción de estadísticas no debe depender únicamente del organismo destinado a la seguridad. De lo contrario, la dependencia económica puede derivar en la dependencia política.
  • Las investigaciones a realizarse no deben encerrarse en una base de datos privadas, sino estar al servicio de la población.
  • Propuso, también, generar un registro de guardias, que esté al acceso público, y que posibilite a la comunidad, mediante un click, hacer una demanda.

Podrido
¿Hay algo más inseguro que una salud no democrática? La escasa y difusa información, conjugadas con la falta de políticas públicas en el sector de la salud, genera estragos en la sociedad: otra enfermedad. Hugo Spinelli, director de la Carrera de Especialización en Gestión en Salud, de la Universidad de Lanús, explicó que el mal se halla en la raíz: «El dato primario, que origina el certificado de defunción y el fondo estadístico de defunción, tiene graves problemas. Los médicos que tienen que llenar los documentos no lo hacen correctamente, colocando «causa violenta» o «causa ignorada», por diferentes motivos: ignorancia de cómo se llena; temor a ser convocados a juicio; o incluso porque el certificado constituye parte de la propia criminalidad». (O sea que se trata de un encubrimiento). Siguió Spinelli: «Eso ocurrió, por ejemplo, en 1987, cuando un certificado de defunción decía NN, por estado de putrefacción. Lo increíble fue que el lugar de hallazgo del cuerpo había sido el Moyano, un hospital público».
¿Qué es modernizar?
En la actualidad suele sobreestimarse la relevancia de la tecnología. En los sistemas de información, sus diversos avances han contribuido al almacenamiento y el procesamiento de los datos, pero no han repercutido en una mejora de fondo. Spinelli lo argumenta: «Los sistemas de información entraron fuertemente en América Latina a partir de los años sesenta. Pero los problemas que se detectaban en ese momento se han perpetuado, porque la tecnología no provoca un cambio en el factor humano, que es el que genera el dato y puede manipularlo de distintas maneras. En el mismo sentido, la realidad demuestra que quienes están al mando de una gestión, en general, muestran reticencia y paranoia cuando de publicar información se trata».
La modernización no sólo tiene que ver con la utilización de tecnologías más avanzadas sino, y sobre todo, con la implementación de nuevas ideas productivas. Argentina, en ese aspecto, está atrasada. Hoy en día el país procesa la información de los casos de muerte, en el sector salud, dos años después de que sucedan. En 2011, recién se conocerán lo hechos de 2009. Así, se pierde lo esencial de saber qué está ocurriendo hoy, para actuar de inmediato sobre el problema, y no con este sistema bienal.
Manos a la obra
La teoría, muy bien desarrollada a lo largo de todo el Seminario, debe llevarse a la práctica para que las palabras se conviertan en hechos tangibles. María Pita reflexiona sobre qué piezas se deben mover: «Necesitamos hacer trabajo de campo y discutir con los agentes que producen información. El Acuerdo de Seguridad Democrática debe ampliar la difusión en la presentación de la información. Además, tenemos que construir indicadores comparables para avanzar en investigaciones cuali y cuantitativas». Spinelli, en el final del su exposición, hizo puente hacia el panel siguiente sobre los medios de comunicación, con una autocrítica: «Los investigadores tenemos una dificultad en cómo difundimos y socializamos lo que producimos, porque a veces no le llegamos a la gente. Entonces, además de articular con los diversos medios para que publiquen nuestros informes, debemos realizar las investigaciones menos extensas y aburridas».
¿Es la extensión y el aburrimiento el problema? ¿Conviene entrar en la lógica simplificada y divertida de los medios? ¿O crear un nuevo estilo de comunicación? Otro panel.
Autoritarismo.com
En la puesta en escena del panel «Medios de comunicación: impacto en la agenda política, percepciones y discursos sobre seguridad», el periodista mexicano Marco Lara Klarh, coordinador en su país del proyecto «Violencia y Medios de Comunicación», comentó que el día anterior, ya en Argentina, había encendido la televisión y observado la cobertura discriminatoria del canal América 24, respecto al supuesto robo, nunca esclarecido, a una ambulancia en la Villa 31 de Retiro. «Todas las escenas que aparecían eran estáticas. Eso demuestra la falta de vocación en acercarse a los hechos y a los actores. Sólo existe una lógica de recrear una sucesión vertiginosa de escenas que parece más enfocada a divertirnos, o a impactar a nuestros instintos que a nuestra razón como ciudadanos», comenzó la exposición.
Con mirar un rato algunos de los medios de comunicación, Lara Klarh desprende este análisis de sus alcances:

  • Es un problema muy grande que el impacto de los medios repercuta en la percepción de la gente, porque un actor que incide en la percepción, es un actor supuestamente «infalible».
  • La industria de las noticias tiene un papel fundamental en la construcción de espacios sociales inseguros, del mismo modo que muchas políticas.
  • Las sociedades atravesadas por un precario desarrollo democrático, son aquellas en las que el sistema de los medios de comunicación se impone por sobre otros mecanismos de acceso de la ciudadanía a la información.
  • Los periodistas o los medios suelen decir «nosotros sólo mediamos». Pero la mediación no es inocua, por eso son actores cruciales para la construcción de espacios sociales.
  • Los comunicadores son el principal espacio de legitimación de las políticas autoritarias de seguridad pública. Y son el espacio donde se invisibiliza la ineficiencia constitucional como un problema estructural, lo mismo que el fenómeno que propicia la articulación de agentes del Estado, hechos de corrupción y asociación delictuosa. Esto lleva a una triste realidad en la que se engloba el periodismo: por decir lo que está pasando, deja de decir lo que pasa.
  • El principal problema de la comunicación, como industria, es que incurre en terrenos de ficción.

Las instituciones que serían las encargadas de que el ciudadano estuviera más seguro, son las encargadas de generarle inseguridad, a través del discurso mediático. Esto sucede ya que nuestra materia prima son las fuentes oficiales, institucionales o informales, y de las cuales extraemos el 90% de la información, mientras la vieja noción de «periodismo de investigación» se ha convertido casi en una desaparecida.
Medios = autoritarismo + precarización
Una hipótesis: la industria mediática, empática con formas autoritarias de las políticas de seguridad pública y Justicia Penal, viola de manera sistemática el derecho de los ciudadanos a estar informados, por estar más enfocada en intimidar que en comunicar. Y las violaciones son múltiples, según Lara Klarh: «Dentro de la esfera de los derechos del debido proceso por la presunción de inocencia, se quebrantan por ejemplo el derecho a juicio y a la imparcialidad. También se vulneran derechos de personalidad, como el derecho a la dignidad, a no recibir tratos crueles y degradantes, a la no discriminación, el derecho a la privacidad y a la propia imagen. Además, violan un derecho muy delicado: a la protección de datos personales. Hay un montón de atropellos desde las instituciones, que luego salen a la luz en el espacio mediático».
Para el mexicano esto no es casual, ya que «si hay una institución autoritaria en Latinoamérica esa es la institución de medios». Agregó: «Uno de los causantes de su verticalidad es la condición de explotación laboral que los enmarcan. Los medios son una combinación entre periodistas precarizados y una cultura autoritaria».
Teoría mediática
Otro de los disertantes fue Gabriel Kessler, Licenciado en Sociología e investigador del Conicet, quien también describió la violencia comunicacional: «Algo que se ve en los medios argentinos, salvo excepciones, es una fuerte estigmatización de los lugares. Se cuidan de resaltar a alguien por ser pobre, pero esta satanización sí se escucha con frecuencia respecto a los lugares señalados, por ejemplo, como áreas peligrosas. Y esa estigmatización a los diversos sitios legitima la aplicación de políticas preventivas y formas de control sobre esos territorios».
Lara Klarh añadió: «Tanto en Argentina como en Brasil, existe la Teoría del Sistema Mediático Penal que plantea que, habitualmente, la industria de los medios noticiosos se vuelve el instrumento de invisibilización de la criminalidad de las elites, sobrevisibilizando la criminalidad y etiquetando cierto tipos de delitos de las clases bajas».
De esta manera, venden terror, miedo, estigmatizan a la pobreza, y demuestran su falta de interés por generar discursos relativos a la seguridad democrática. De paso, queda expuesta qué sociedad prefieren. El camino que eligen, en definitiva, es el que más poder les va a redituar.
El pasivo humano
En ese terreno adverso, Lara Klarh advierte sobre una responsabilidad que debe asumir la sociedad: «Existen mecanismos ciudadanos que hacen contrapeso a los medios, que nuestra comunidad no está teniendo; el ciudadano como audiencia es pasivo y no es un actor preponderante. Pero es lo de menos es que no contemos para los medios: los ciudadanos no contamos ni para nosotros mismos respecto de los medios. No votamos ni siquiera a los políticos en una lógica de derecho a la información o de libertades de información. En las prioridades tenemos vivienda, seguridad, cultura democrática, pero no tenemos interiorizados los temas de la libertad de expresión y el derecho a la información».
Crítica al Acuerdo
Además de interpelar a la sociedad por su rol pasivo, lo mismo hizo con el propio Acuerdo de Seguridad Democrática, al subrayar un olvido sustancial en materia de información: «El punto número cuatro del documento que se publicó en la antesala del seminario es el único que hace referencia a la información. Y dice: ‘Para avanzar en el abordaje integral y efectivo en el problema de la seguridad, el diseño e implementación de políticas democráticas debe surgir de diagnósticos basados en información veraz y accesible al público, la producción de esta información es también una responsabilidad indelegable del Estado’. Sin embargo, además de obviar sobre la calidad de información que el Estado está produciendo hacia los ciudadanos, ese informe se debió haber ahondado en el papel social de los medios, para entender de manera circular este fenómeno de visión autoritaria de la seguridad pública».
Estado, corporaciones y adictos
Las empresas que fabrican información, como el orden de las palabras en este inicio de oración lo indica, primero son empresas, y en segundo plano reside la información. O sea, en primera instancia está el negocio, y después… después vemos qué hacemos para que el negocio sea cada vez más redituable. Precisamente esa es la visión monopólica, segregacionista, que gobierna a los medios masivos de comunicación. El periodista mexicano Lara Klarh ahondó en el tema con algunos conceptos:

  • Mientras nuestros sistemas políticos no sean capaces de diversificar la oferta de medios, esto no va a cambiar. Porque en la medida que no haya competencia, la industria va a seguir privilegiando la rentabilidad sobre su responsabilidad de posibilitar el ejercicio ciudadano del derecho a la información.
  • Los medios industriales tienen una tendencia monopólica, y si el Estado se repliega o favorece a los corporativos multimediáticos, los enfoques y las agendas se alejan de la base social.
  • La política pública de comunicación es un factor esencial para democratizar el sistema de medios.
  • Los medios de comunicación industriales tienen una alta adicción financiera a la generación de información sin costos, provista por las instituciones del Estado.

Así fueron algunas de las intervenciones. Terminó el Seminario. Las palabras están dichas y queda un desafío, o un enigma: ¿ayudarán a cambiar la realidad?
Adictas, las grandes empresas fabricadoras de realidades simplifican en pos de la rentabilidad y su propio poder. El contenido que lleva su envase está en la otra costa del discurso democrático, que plantea una sociedad segura para todos, con una libertad de expresión real, a la que ningún tsunami de intereses la pueda derribar. El Acuerdo de Seguridad Democrática pretende bañarse en esas aguas, y limpiar los prejuicios enquistados. Para eso deberá contribuir a que toda la teoría se ponga en práctica, y así seguir nadando contra la corriente.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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