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Toni Negri, libre: el fiscal del Imperio

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El 25 abril es en Italia el día del fiesta nacional, el aniversario de la Liberación. El 25 de abril, Toni Negri saldó definitivamente sus cuentas con la justicia y las prisiones italianas. Está libre. Condenado a 17 años y 4 meses de reclusión, utilizó parte de ese tiempo para escribir, junto a Michael Hardt, el ensayo que le dio título al capitalismo global: Imperio. Reproducimos aquí sus comentarios sobre la nueva versión del libro, nacida al calor del atentado del 11 de setiembre, las protestas de Seattle y el Foro de Porto Alegre. También, un ensayo de Negri donde sintetiza su concepto de Imperio.

El 25 abril es en Italia el día del fiesta nacional, el aniversario de la
Liberación. El 25 de abril, Toni Negri saldó definitivamente sus cuentas con la justicia y las prisiones italianas. Está libre. Condenado a 17 años y 4 meses de reclusión por asociación subversiva, responsabilidad moral en los desórdenes sociales y políticos de
los años 70, actos vandálicos y otras manifestaciones y pensamientos no
autorizados, ya había cumplido entre 1979 y 1983 más de cuatro años y medio
en una de las prisiones de alta seguridad donde esperaba que sus procesos se
efectuasen: en Italia, en virtud de las leyes antiterrorismo, el
encarcelamiento preventivo no tiene límites cuando se trata de cargos de
acusación política.

Definitivamente bloqueado desde 1986 – como todos los acusados de su
proceso -llamado «Proceso del 7 de abril» – le quedaban doce años de prisión cuando regresó a Italia, en 1997, después de catorce años de exilio en Francia. Tras dos
descuentos de condena generales y un cierto número de reducciones de condena
por «buena conducta» , su encarcelamiento se redujo a seis años: uno en la prisión de Rebibbia (1997-1998), otro de encarcelamiento en régimen de trabajo externo
(1998-1999, el preso estaba autorizado a salir de prisión cada día para
trabajar), uno más de régimen abierto con obligación de no dejar Roma y de volver a dormir en la prisión cada noche (1999-2000) y, finalmente, tres años de libertad vigilada
con arrestos domiciliarios nocturnos.

Negri, durante esos años, trabajó junto a Michael Hardt en el ensayo Imperio, un libro que lo devolvió al centro de la escena política e intelectual mundial y con el que cosechó tantas críticas como seguidores. Su finalmente recuperada libertad le permitirá, entre otras cosas, poder aceptar las múltiples invitaciones que le han hecho para debatir su teoría y presentar, fuera de Italia, la nueva versión de libro, actualizada tras política de invasión armada que ha llevado adelante los Estados Unidos en los últimos tiempos.
En esta entrevista realizada por Javier Esteban, en octubre del 2002 y publicado por el sitie Rebelión (www.rebelión.org) habla acerca de la actualización de Imperio, nacida al calor del atentado del 11 de setiembre, pero también de Seattle y Porto Alegre.

La guerra y el control imperial

Antonio Negri es catedrático de Teoría del Estado por la Universidad de Padova. Ideólogo de diversos grupos radicales durante los años setenta, entre los que destaca Autonomía Obrera, Negri ha pasado por casi todo: subversión, persecución, procesamiento, elección como diputado por las listas del partido Radical, exilio en Francia (que nunca concedió la extradición), condena por terrorismo e insurrección contra los poderes del Estado, cárcel, arresto domiciliario… Ello no ha impedido que Antonio Negri siga investigando, interpretando, elaborando teorías y publicando. Algunas de sus obras más son: Descartes político, El poder constituyente, Spinoza subversivo y Marx más allá de Marx. Su último trabajo ha sido un gran acontecimiento editorial en Estados Unidos y gran parte de Europa: Imperio, escrito junto a Michael Hardt, vuelve a colocar a Negri como pensador de su tiempo, no sin haberse desatado en torno al libro una intensa polémica en los ambientes intelectuales de izquierda. Negri afirma que ejerce un trabajo intelectual alejado de la política.

– Su libro Imperio está escrito entre la guerra del Golfo y la guerra de los Balcanes. Ahora preparan ustedes una segunda parte del libro ¿Qué acontecimientos internacionales están teniendo en cuenta para ello?

– El 11 de septiembre, la reaparición violentísima de la cuestión de Oriente Medio y el nacimiento del movimiento contra la globalización, desde Seattle a Génova pasando por Porto Alegre… Estos hechos reflejan que estamos en una situación de gran movimiento. En nuestra opinión (hablo también por Michael Hardt, coautor del libro) no se han modificado las características que se dieron con la caída del bloque soviético. La situación, para nosotros, «se ha perfeccionado», si se puede decir así. Por un lado, los modos de control imperiales se han integrado con la guerra. Hemos pasado de una sociedad disciplinaria a un régimen de control, en la línea de lo que Foucault explicó en épocas diversas, pero la guerra interviene y perfecciona estos sistemas de control. Los perfecciona, en primer lugar, tomando las formas de control normales que el capital desarrolla. Cada vez más, en el terreno de producción, las viejas relaciones mundiales vienen deshaciéndose. Y esto significa que el imperio procede.

Profesor, ¿cómo definiríamos «imperio»?

Cuando definimos el imperio no nos referimos nunca a un acto, sino a un proceso. La guerra interviene y por eso la llamamos guerra constituyente. Con Clausewitz se decía que la guerra era la continuación de la política por otros medios. Después del 11 de septiembre se puede decir que la guerra es la fundación de la política y, por tanto, estamos en una situación que completa el proceso que entrevemos en imperio. Otro elemento sería la aparición de las masas como un horizonte de ruptura, de agitación posible; de procesos de lucha anticapitalistas que aparecen como antiglobalización pero que constituyen los verdaderos movimientos globales. Y estos movimientos han tomado una importancia extraordinaria, basta observar lo que sucedió en Roma, donde las fuerzas no globales se han unido a las sindicales y tres millones de personas se han manifestado en la calle. Estos son cosas muy importantes que están pasando y que demuestran por un lado que el desarrollo hacia el imperio va avanzando y que con el 11 de septiembre ha desaparecido la ilusión de insularidad americana, de estar al margen de lo que pasa en el mundo. No son una isla y están expuestos, como todos, a los efectos de la globalización. Por primera vez, aparece además una oposición al imperio a su mismo nivel.
Una de las tesis centrales de su libro es la decadencia histórica del Estado-Nación como continente de poder. Sin embargo, si observamos los últimos acontecimientos, tenemos la impresión de que el ejecutor de lo que ustedes llaman «imperio» viene a ser el ejército nacional de los Estados Unidos, concretamente lo que llaman complejo militar industrial.
Nosotros pensamos que el imperio americano no existe como tal. No negamos que los estados nacionales existan y que sean eficaces, decimos simplemente que estamos ante un progresivo traspaso de la soberanía del Estado-Nación a algún lugar diverso. Pensamos que también los Estados Unidos están en este proceso. Los Estados Unidos han intentado, a través de su clase política -por lo demás bastante corrupta-, imponer una unilateralidad americana sin conseguirlo, que acaso sí puede plantearse a nivel militar. Pero además del poder militar, la soberanía es potencia monetaria, potencia cultural y toda una serie de elementos que ponen en entredicho la posibilidad de los Estados Unidos de actuar por su cuenta. No podemos olvidar que la integración de las corporaciones multinacionales es fortísima, incluido el complejo militar industrial, que es también transnacional.

Chomsky habló en Porto Alegre de la existencia de un poder ilegítimo que ha secuestrado la soberanía a los pueblos…

Estimo mucho el testimonio de Chomsky: Su ejemplo moral, su toma de posición, su defensa de los pueblos oprimidos y de las personas perseguidas. Creo, en cualquier caso, que su discurso está seriamente limitado por un concepto de poder que es demasiado moralista. El problema de la legitimidad o la ilegitimidad del poder es un problema que se puede proponer sólo a partir de ciertos niveles de fuerza, de ciertos niveles de choque. Efectivamente, hay poderes ilegítimos desde un punto de vista moral, pero la respuesta moral, aunque tiene un gran valor, queda ahí, no va a más. El problema es entender cómo el imperio (es decir, esta serie de procesos a través de los cuales el poder capitalista sobre el mundo se refuerza) puede ser contestado; cómo se puede luchar con eficacia frente a lo que hay.

Usted habla de lucha, pero ¿desde qué posiciones es posible contestar al poder emergente?

Esta posibilidad nace solamente de un análisis interno a este proceso, y nace de la convicción de que el fenómeno de mando capitalista tiene una naturaleza parasitaria. La fuerza del trabajo, en la medida en que se hace inmaterial o intelectual gracias a la informática y a la tecnología que sirve a la cooperación efectiva de los trabajadores, desenmascara la naturaleza parasitaria del capitalismo. Por eso aparece la corrupción interna del poder capitalista. El poder capitalista ha tenido a lo largo de la historia funciones ligadas a la organización de la producción capitalista. Ha cumplido una función en el gran paso de la agricultura a la industria a través de instrumentos de mando. Pero el paso de la industria a la producción inmaterial, intelectual, es necesariamente un paso a través de la democracia o las formas de libertad. El hombre no produce si no es libre, y la caída de la Unión Soviética, siendo una potencia enorme desde el punto de vista científico y militar, se ha producido porque no había libertad.

Sorprende ver que ustedes hablan de amor en su libro como parte constitutiva del carácter del nuevo militante, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís. Frente a ello, está la lucha de clases que Marx consideraba motor de la Historia.

No he visto lo que usted dice… Cuando Marx habla del odio de clases no se refiere a algo que caracterice a la militancia. Habla de ello como algo propio de las estructuras. Odio, en el sentido de odio a la explotación. Que es algo que debemos tener también ahora. Cuando hablo de amor aludo a dos cosas: por una parte, antes que nada, a la pobreza. Pensemos que el desarrollo capitalista, junto a la transformación del hombre, conlleva injusticias enormes: el capitalismo es un mecanismo que se basa en la exclusión. «Yo acepto que tú entres en mi mecánica, pero debo excluir a los otros». Esa exclusión crea pobreza. Pero la pobreza no se encuentra sólo en el sur o el Tercer Mundo, la pobreza está dentro de nuestras sociedades, y de manera acuciante. Podemos encontrar en Los Ángeles una pobreza tan horrorosa como en África, al igual que en África podemos encontrar desarrollo y ricos, con gentes de las corporaciones que participan en ello de manera tan fuerte como sucede en nuestros países. Cuando se habla de amor, como digo, se habla de pobreza en primer lugar. Al respecto, en el marxismo el concepto de pobreza estaba limitado a una realidad económica y basta. Nunca se ha hablado de los pobres como sujetos en el proceso revolucionario: al contrario, los pobres daban miedo, representaban el ejército reservista, la posibilidad de que llegaran para sustituir a los que trabajan. Para nosotros el problema fundamental es hacer comprender que la pobreza es algo que el capitalismo produce, que es funcional a su desarrollo. En segundo lugar, al introducir el concepto de amor nos encontramos ante el hecho de querer reconstruir la pasión, que es la base de la militancia. Si Maquiavelo habla de religiones como grandes organizaciones, Francisco de Asís decía siempre que las grandes religiones se han renovado a través del retorno a los orígenes. Esto es algo que está en el viejo republicanismo, por ejemplo en la Constitución americana, con su sueño del retorno a los orígenes como democracia. Creo que hay una necesidad de abrir un debate sobre la militancia, respecto a aquellos que son los orígenes del comunismo. Orígenes del comunismo que en Europa han estado marcados por la capacidad de resistencia, por la construcción del sindicato, de las cooperativas, por alzar el nivel de vida a través de asociaciones de trabajadores. Todo ello reconociendo lo importante del bien común en cuanto trabajadores.

¿Qué papel desempeñan el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional en este proceso imperial?

En la medida en que avanza la globalización, el FMI empieza a utilizarse monetariamente para imponer unas normas globales, no como un brazo armado sino como instrumento de consenso que decide las políticas de desarrollo económico capitalista coherente.

Pero para los movimientos antiglobalización es un centro de decisiones vital del capitalismo…

Sí. Nosotros, en el libro, utilizamos una imagen de Polibio: el imperio como una constitución mixta donde se combinan monarquía y aristocracia. La función monárquica estaría representada por el FMI y el BM. Las multinacionales serían las aristocracias de este orden mundial.

¿Hasta qué punto lo que llaman desarrollo capitalista no es el desarrollo de una fuerza titánica técnica, de hecho fuera de control de la humanidad, sobre la que construimos ilusiones politícas?

Hay que mirar hacia atrás, ir al concepto de capital y de industria. El capital siempre ha tenido una figura doble: capital y operarios, capitalistas y sociedad. La industria es, desde este punto de vista, uno de los pasajes. A día de hoy somos postindustriales, lo que significa que no hay tantos lugares donde se organiza el trabajo de las masas, sino redes donde se organiza un trabajo intelectual fuertemente productivo. Hemos pasado de una sociedad industrial a una sociedad inmaterial, de redes. Y este pasaje a las redes tiene dos aspectos: un capital que quiere meter las manos en esta red, apoderarse de ella controlando sus accesos e intentando controlar su circulación. El otro aspecto es la propia red.

El Foro Social mundial ha denunciado el intento deprivatizar las patentes de descubrimientos en biogenética o de apoderarse del espacio ultraterrestre….

Efectivamente, hay un intento de apropiarse de todo ello. Frente a ello, debemos resistir de manera muy fuerte y permitir que quede abierta la red, construyendo un tipo de sociedad intelectual nueva.

¿Cuál sería el impacto de lo que Hunginton llama «guerra de civilizaciones» en la conformación actual del poder que ustedes analizan?

Ese concepto de Hungtinton tiene su origen en una política americana fuertemente hegemónica, en los años 70. Pienso que el libro de Hunginton es un poco el Mein Kampf de la derecha reaccionaria americana. Ya en los años setenta había publicado un libro sobre la crisis de la democracia que allanó el terreno al fenómeno Thatcher y Reagan. Es un hombre de la extrema derecha americana. Hoy se intenta, se ensaya esta opción a nivel mundial. Pero afortunadamente la situación ha cambiado y ni siquiera Berlusconi puede hacer aquello que hizo la Thatcher y ha fallado en su tarea de romper los sindicatos. Aquí, en el continente, no se puede hacer eso. En 1995, Jupé lo intentó en Francia y no pudo contra los trabajadores del metro y los ferrocarriles. Ésta es la grandeza del proceso abierto. De este concepto de una sociedad integrada donde los trabajadores sean ciudadanos con derechos que tratan de compartir, abriendo la sociedad a los inmigrantes.

Sin embargo, la inmigración parece haber hecho bascular muy a la derecha a las sociedades europeas, incluido el fenómeno del Frente Nacional en Francia, que llegó a ser el primer partido en voto obrero.

Sabe, ésas son cosas que se dicen y que yo no acabo de ver. Puede que ahí estén los viejos cansados de trabajar, que tienen que defenderse de la vida… Son variaciones electorales. También en la Italia del norte muchos obreros han votado a Berlusconi, lo que significa bien poco. Otro asunto son las nuevas generaciones, que trabajan con gran movilidad, cambiando constantemente de puesto de trabajo. Se trata de grupos de trabajadores intelectualizados libres que no tienen nada que ver con esa otra gente vieja. Éstos conforman la militancia antiglobalizacíón y sindical nueva.

Más o menos usted estaría definiendo en esos militantes lo que el sociólogo Immanuel Wallerstein denomina nuevo sujeto histórico crítico.

Sí, creo efectivamente que sí. Una nueva figura del trabajador, intelectual, móvil, flexible. Ése podría ser el nuevo sujeto histórico crítico, sin olvidar que en el movimiento se da una multiplicidad de potencia singular. Pero entiendo que es importante saber que las protestas son un proceso abierto, y no hay que recargarlas de ideología.

La sombra de las Brigadas Rojas reaparece como un fantasma tras el asesinato del profesor liberal Biagi, justo en el momento en que en Italia se discute con virulencia sobre las reformas sociales, en cuya comisión trabajaba el fallecido. ¿Qué interpretación da usted a estos hechos?

Creo que el asesinato del profesor Biagi es un hecho aislado. Podrían ocurrir otros, pero son hechos aislados que no tienen nada que ver con la realidad italiana, con fenómenos sociales auténticos. Nada que ver con la lucha armada de los años setenta que tenía raíces sociales fortísimas y organizaciones poderosas detrás. Hoy por hoy, son golpes de cola de algún grupito aislado sin ningún tipo de referencia con la lucha real del país. Dicho esto, hay que añadir que ha habido una derrota de la izquierda en Italia por largo tiempo esperada. El problema de Italia no es Berlusconi, es la izquierda que no ha sido capaz de frenar mínimamente lo que ha sucedido, una izquierda vergonzante y reformista que cede continuamente, incapaz de defender lo que representa.

El caso Berlusconi, empresario hecho político, ¿representa una anomalía en la política europea o su modelo tiene futuro?

Berlusconi representa un modelo muy complejo. Nace en medio de una situación de dominio televisivo, junto a un desarrollo enorme de la industria del norte de Italia. Es un fenómeno pegado al territorio, donde en muy poco tiempo se produce la transformación de un proyecto industrial en un proyecto político.

Forza Italia, partido que gobierna en coalición en Italia, surgió en pocos meses y ganó en coalición las elecciones del 94 por sorpresa, pero hoy es un fenómeno político consolidado.

En esas circunstancias se desarrolló. Y demostró tener una gran inteligencia. Detrás había unos capitales, posiblemente de origen mafioso. Berlusconi representa, como digo, una forma de dominio del territorio que contempla la transformación de una red industrial en una red política y que conlleva algo monstruoso, un programa de violencia puramente industrial. Que esto pueda ponerse de moda en Europa no me parece nada posible. Sí, a lo mejor, su forma de usar los medios y el dominio del territorio, pero el fascismo berlusconiano, típicamente italiano, tiene una violencia verbal y un populismo que son de aquí. Por lo demás, basta ver los últimos movimientos en las calles (Ndr: se refiere a las masivas manifestaciones de la izquierda italiana contra la reforma laboral) para comprender la debilidad del fenómeno.

¿Cuál es su relación con la dirección del movimiento No Global italiano, en particular con Casarini, su coordinador?

Yo no hago política. Trabajo intelectualmente. Soy un profesor, pero en Italia ni siquiera tengo esa consideración. Soy un preso político. Todas las noches tengo que dormir en casa. Estoy bajo arresto domiciliario nocturno. No puedo abandonar la ciudad de Roma sin permiso.

El movimiento antiglobalización marcó en Porto Alegre distancias con lo ocurrido en Génova, con la imagen violenta y las provocaciones ¿Es la estrategia correcta?

No creo que pueda hablarse de violencia de los No Global en Génova. Más bien lo que ocurrió es que hubo resistencia por parte de éstos a un ataque de gran virulencia de la policía. Una verdadera guerra de baja intensidad. Las voces críticas son voces que temen que se estigmatice al movimiento, pero en realidad lo que pasó es que el movimiento demostró su capacidad de gestión no aceptando el escenario que quería la policía con su provocación. Querían llevarlos a una situación de «intifada europea».

Pero hubo mucha violencia entre las filas antiglobalización. ¿La achaca a la infiltración policial?

¡Qué va! Se trata de pequeñas bandas de anarquistas estúpidos. Personas con ganas de bronca que siempre aparecen en estas manifestaciones, en las que participaron seiscientas mil personas. En París no recuerdo una sola manifestación de más de cincuenta mil personas sin incidentes.

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

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Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.

Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.

La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.

El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.

Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.

Pero falta para eso.

Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.

En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.

Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.

Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.

Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.

Fin.

Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.

Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.

Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.

Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.

Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.

Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.

Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.

Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.

Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.

Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.

Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.

¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.

¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.  

Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.

¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.

¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Fotos: Sebastian Smok

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.

Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.

Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.

De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.

Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.

Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.

Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Vera, candidato a presidente por la lista Ruge el cambio del centro de estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.

Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.

¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Lila Lemoine apareció vestida de playera de YPF.

Otras celebridades que se llevan las miradas:

El Zorro con la bandera de Argentina.

Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.

Lila Lemoine vestida como playera de YPF.

Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:

  • Castrá
  • Adoptá callejeritos
  • Educá
  • No compres
  • No + piroctenia

Son tatuajes.

En la cara.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?

Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.

La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Carcedo y su libro.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.

¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.

¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.

Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.

Fin.

Equivalencias y bebidas.

Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.

Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.

Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.

Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.

Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.

Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.

La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.

Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.

Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.

Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.

Le han robado el celular.

Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.

El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.

Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:

-Es que está lleno de negros.

Fin.

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Nota

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

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Mario Mainardi (en la foto tomada hoy), uno de los principales sospechosos por el femicidio de Cecilia Basaldúa cometido en Capilla del Monte, Córdoba, hace poco más de 5 años, finalmente fue citado por la fiscalía de Cruz del Eje para realizarle este martes una extracción de sangre. La abogada de la familia Basaldúa, Daniela Pavón, se enteró apenas un día antes de esta citación a Mainardi. El sospechoso (actualmente vive en Santa Fe) había sido encargado de alojar a Cecilia en Capilla, y fue la última persona que la vio con vida, el 5 de abril de 2020. Sobre su presencia hoy en Cruz del Eje, contó la abogada: “Sacó fotos a todo el edificio, selfis con tribunales de fondo y salió custodiado con personal de la policía de Córdoba. Se subió a un móvil y se fue”.

Las irregularidades y desinformación o manipulación en la causa han sido frecuentes en perjuicio de la familia y sus defensores (además de Pavón, el abogado Gerardo Batistón es querellante en nombre de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación). También ha significado un ocultamiento a la prensa. Audiencias para las que los testigos no eran notificados, falsos argumentos policiales para explicar su propia inoperancia, demoras incomprensibles en la causa, todos temas por los que hay iniciada una denuncia de la Dirección Nacional de Protección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en la Dirección de Investigaciones de las Fuerzas de Seguridad. Además se solicitó a la Fiscalía de Cruz del Eje que la policía de Capilla del Monte, ya no sea la que realiza las notificaciones.

Queda pendiente ahora la información que se brinde a la sociedad sobre este trámite, que permitió ver a un sospechoso clave que nunca dio la cara. La causa ha sido siempre un laberinto sacudido en todo caso por numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad. Aquí publicamos la crónica de lo ocurrido hace menos de un mes, al cumplirse 5 años del hallazgo del cuerpo de Cecilia Basaldúa.

Fotos y crónica de María Eugenia Marengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Lúquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso
Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

Cecilia Basaldúa: la sangre de un sospechoso

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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