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Un acto de reconocimiento: la apertura de Crometal

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El gobernador Felipe Solá, diputados provinciales, concejales, dirigentes sindicales y religiosos se congregaron en el acto de reapertura de una fábrica que recuperaron, con lucha, sus obreros. Los discursos anunciaron la creación de un fondo provincial de apoyo a empresas expropiadas, elogiaron la resistencia y reconocieron el valor moral de dar batalla. Estuvieron presentes cámaras de canales locales, pero los diarios no se dieron por enterados. Aquí, la crónica de una reinauguración extraordinaria.

En el acto de reinauguración de una metalúrgica, que ahora pasó a manos de sus trabajadores, se conoció una noticia sin antecedentes:

  • Por primera vez el Estado, en este caso el de la provincia de Buenos Aires, ha dispuesto que exista un fondo de apoyo a las fábricas y empresas expropiadas a sus dueños (a quienes el gobernador calificó como «irresponsables, insensibles o ladrones, o las tres cosas juntas»), y recuperadas por cooperativas obreras igualitarias tras largos meses de lucha. El fondo será de 10 millones de pesos.

Hubo algunos canales de televisión y radios, pero tal vez no haya sido un hecho importante para los diarios, que no lo mencionaron al día siguiente.

El pequeño escenario de madera albergaba a unas 20 personas.

El gobernador bonaerense, diputados provinciales, concejales, invitados. De pronto el integrante de la UOM-Quilmes, Jorge Córdoba, invitó a subir al estrado «a los verdaderos protagonistas».

Los 19 obreros integrantes de la Cooperativa Crometal, con sus overoles viejos e impecables, fueron acercándose en medio de una ovación infinita de las 800 personas que se reunieron allí. Muchos de esos trabajadores tienen entre los 50 y 60 años (algunos subieron con nietos en brazos). Son los que resistieron los 15 meses de conflicto, fueron tres veces desalojados y cuatro veces tomaron la metalúrgica Acrow.

Finalmente la fábrica fue expropiada: ahora es de ellos.

Los flashes de los fotógrafos chispearon. Las cámaras de televisión se encendieron. La secuencia de sacos y corbatas sobre la tarima se vio entrecortada por la de los overoles.
Este 5 de junio de 2003 ocurrió algo sugestivo: varios funcionarios debieron retroceder o bajarse del escenario para que los obreros pudieran subir.

Llegando al kilómetro 41 de la Ruta 2 ya se veía la aglomeración de autos, micros y banderas. Allí, en enero último, los obreros solicitaban colaboración de los automovilistas para sobrevivir, lo cual les valió denuncias periodísticas que los equipararon a delincuentes. La policía, que venía de desalojarlos un par de veces, los cercó para que no pudieran salir de la fábrica: un desalojo al revés. El ciclo de allanamientos, desalojos y ocupaciones de la fábrica continuó hasta hace un par de semanas pero ahora, en el kilómetro 41, los carteles eran de fiesta. Al letrero «Acrow» le agregaron dos letras: «Ex».

El clima acompañó, y el acto pudo hacerse al aire libre. Había chicos de guardapolvo y banderas, canales de televisión grabando, movileros excitados, sonrisas y abrazos de gente considerablemente perfumada, funcionarios de traje, custodios de campera, y cientos de vecinos del cordón obrero de Berazategui, vestidos como de domingo, mirando el alboroto a una sabia distancia.

Había carteles y banderas de «Berazategui Presente», y de la Unión Obrera Metalúrgica-Quilmes con el agregado de un número, «62» que la gente mayor recordará que corresponde a las «62 Organizaciones», movimiento político-gremial sobre cuya cantidad y calidad de componentes actuales poco se sabe.

A un costado, traje gris gastado, pulóver verde, y portando una botellita de plástico con forma de la Virgen y contenida, el padre Luis Farinello -inspirador del Polo Social- hablaba con lavaca:

-Como cura yo te digo que me angustian las consecuencias de la falta de trabajo. Te podría contar de suicidios, de separaciones matrimoniales, familias destruidas, donde la chica termina en la prostitución y me confiesa: ‘qué le voy a decir, Luis, si estoy comiendo de lo que ella me trae’. Hay casos desgarradores de las villas, de la clase media baja. Y ves esto, y es una maravilla. El hombre se hace hombre trabajando. Un hombre sin trabajo es un perro enjaulado que salta para cualquier lado. Y a veces salta mal.

-Aquí saltan bien. Los que saltaron mal fueron los empresarios.

-Esto es un golpe al sistema capitalista, un golpe brutal. Se demuestra que los trabajadores solos, organizados, son capaces de producir. A veces el capital se cree que es todo. Acá se demuestra que los obreros organizados pueden hacer milagros. Este es un golpe al sistema.

-¿Qué es esa botella?

-Agua bendita. Sospecho que me pueden pedir una bendición, y como había una mujer por acá con agua bendita, se la pedí prestada.

-¿Un cura sin agua bendita?

-Por lo menos encontré a quien manguear.

-Acá veo a varios señores que parecen políticos.

-Son. Mirá, acá hay muchos que no tendrían que estar. Gente que en los momentos duros no estuvo en la lucha. Pero eso pasa siempre.

-¿Puede haber contagio de esta experiencia?

-Ojalá. Kirchner da algunas señales de voluntad política de algo distinto. Hay como una esperanza. Ojalá que estos se contagien, o que se vayan, porque son el pasado.

-¿Qué hay que hacer con los que no aparecen cuando hay conflicto, y sí cuando hay sandwichitos? Un consejo, padre.

-Mirá, recién me crucé con uno, y ni lo saludé. ¿Se entiende?

-¿Poner límites?

-Claro, porque son los que siempre se reacomodan, cuando viene la policía no aportan, pero después se suben sobre el esfuerzo de los otros. Me revienta. Uno quisiera políticos, dirigentes o curas que estén siempre con la gente, en las buenas, pero sobre todo en las malas.

Al rato llegó la comitiva del gobernador Felipe Solá. Junto al presidente de la Cooperativa Crometal, Daniel Martins -al que esta vez ni sus bigotazos lograban ocultarle la sonrisa siempre esquiva- cortaron cintas con los colores argentinos, y luego recorrieron parte de los 20.000 metros cubiertos de la planta rodeados de movileros, mientras los obreros hacían funcionar máquinas a veces descomunales.

Terminada esa caminata todos se dirigieron al palco. Farinello, con la botellita de plástico, pidió que todos levantasen las manos: «Bendigo las manos de mi pueblo, que sean manos trabajadores, que no sean manos limpitas, aburridas al costado del cuerpo, desocupadas. Que sean manos sucias, cansadas, dignas, porque llevan el pan a su casa. Dios bendiga las manos de mi pueblo.»

Los obreros de Crometal todavía estaban entre el público. Desde la mañana habían trabajado para tener lista la presentación de la fábrica y de las máquinas. Sus manos, efectivamente, estaban sucias, con esa deformidad de décadas de manipular máquinas y herramientas. Era muy fácil reconocerlas entre tantas manos blancas. Farinello dijo «amén» y todas las manos aplaudieron, las negras y las blancas.

Daniel Martins dio la bienvenida al gobernador Solá, a Osvaldo Mércuri, presidente de la cámara de diputados bonaerense (que, dijo Martins, siempre los atendió y apoyó la expropiación), al diputado Jorge Riverol que presentó el proyecto de expropiación, al diputado Francisco «Barba» Gutiérrez, secretario de la UOM-Quilmes, a los ediles del Concejo Deliberante de Berazategui que declararon a la fábrica de utilidad pública y sujeta a expropiación, al presidente del Concejo, doctor Potito, que pagó de su propio sueldo la reinstalación de electricidad en la fábrica. Al secretario de asuntos políticos del Ministerio del Interior, doctor Juan José Mussi (Farinello agachó la cabeza y no aplaudió), al intendente de Berazategui, al presidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, Eduardo Murúa, y a su vicepresidente José Abelli, a Jorge Córdoba, de la UOM Quilmes.

A las escuelas número 12 y 56, a la Perito Moreno, y al Colegio San Carlos. A los Bomberos de El Pato, al centro de Jubilados, y también a la representación de la Comisaría 5º de El Pato (cero aplauso, y varias risas).

La nómina de agradecimientos fue completada por el propio Córdoba cuando mencionó a las asambleas barriales porteñas, que también estuvieron allí tomando la fábrica en ciertas oportunidades, o acompañando los momentos en que hubo que estar fuera de la verja. También presentó a un grupo de jóvenes, algunos integrantes de H.I.J.O.S que van a instalar una biblioteca popular en un local de Impa, la fábrica recuperada en Almagro. Las estanterías para esa biblioteca fueron encargadas a Crometal.

Martins recordó que en la Argentina mucha gente dio su vida por defender el trabajo. Dijo además: «Muchas veces nos han humillado. Tal vez no sabían que de este lado había padres de familia y gente de bien». Pidió que los políticos gobiernen «de las fronteras para adentro, que nos dejemos del jet set internacional y las frivolidades» propuesta generosamente aplaudida por la concurrencia. Recordó que los productos Acrow han servido para la construcción de Yaciretá, de Zárate-Brazo Largo, del túnel Entre Ríos-Santa Fe (sutil mensaje a un gobierno que dice que va a promover las obras públicas). Deseó la mejor de la suerte a las nuevas autoridades (más aplausos) y pidió que exista capital de trabajo para las fábricas recuperadas.

El diputado Francisco «Barba» Gutiérrez recordó a Eva Perón: «Donde hay una necesidad hay un derecho» y dijo que el país necesita leyes que protejan más al trabajador y a las industrias «contra las leyes del neoliberalismo que destruyen el aparato productivo». Mencionó los 15 meses de conflicto en Crometal, la cárcel y las humillaciones, como la de los medios (empezando por el diario La Nación, vale aclarar) que los hacían aparecer poco menos que como delincuentes por pedir solidaridad a los automovilistas en la Ruta 2.

Gutiérrez reclamó políticas activas del Estado nacional y del provincial. «Sin especulación política, sin corrupción del Estado, y sin ausencia del Estado, necesitamos crear un fondo productivo de apoyo porque no hay capital del trabajo».

El discurso resultó otro apoyo al nuevo gobierno. «Creo que está expresando el espíritu de esperanza, el espíritu de unidad nacional. La unidad de los que estamos aquí desde distintos sectores sociales y visiones de la política, todos sin ningún tipo de diferencias nos hemos puesto unos y otros a trabajar para concretar esa realidad».

Esa teoría de la «unidad nacional» -y la de que no haya diferencias- tiene una historia inquietante. Fue esgrimida demasiadas veces para menesteres desagradables. Planteada por alguien como Gutiérrez su sentido puede resultar muy distinto, pero seguramente el tema merecerá precisiones teniendo en cuenta -por poner un ejemplo- que el padre Farinello seguía aferrado a la botella de agua bendita, como si fuese un escudo contra algunos de sus acompañantes en el escenario.

Gutiérrez propuso un mapa en el que integró la actual experiencia del presidente Kirchner a la de Lula en Brasil, Chávez en Venezuela, y Fidel Castro en Cuba. Este dirigente metalúrgico, secretario de la UOM Quilmes, fue inspirador de las primeras recuperaciones de fábricas en la provincia, atreviéndose a la experiencia inusual de fusionar gremialismo y cooperativismo como forma de lucha. En el caso de Crometal usó su rol de parlamentario como escudo y como llave a favor de los trabajadores.

Luego habló José Abelli, vicepresidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas. Rescató esta aparición de nuevas estrategias de organización de los trabajadores, dijo que el Estado se había convertido en enemigo de cada uno de nosotros, y que hoy se confirma que rechazar el asistencialismo y decidirse a ocupar las fábricas fue el camino correcto.

Pidió que se anule la Ley de Quiebras, «que está hecha para estafar y servir a los grandes grupos económicos y al capital financiero. Es la herramienta con la que nos quisieron dejar en la calle».

Reconoció que el fondo para empresas recuperadas es «una bisagra en la historia» ya que por primera vez el Estado se compromete formalmente con los trabajadores. Reclamó entonces una participación activa del Estado en este proceso. «No va a venir el capital internacional a invertir en Acrow. Y no existe el capital nacional o los empresarios nacionales que vengan a reactivar estos sectores de la producción».

Dijo que apoyará los esfuerzos de Solá y de Kirchner para combatir la desocupación (cada vez que se mencionó al actual presidente hubo aplausos espontáneos, asunto infrecuente en el conurbano).

El entusiasmo por el rol del Estado con respecto a las fábricas recuperadas también es un tema que merecerá precisiones, para evitar que la ayuda degenere en extorsión -como tantas veces ha sabido hacerlo el Estado- y las empresas en lugar de liberarse de lo que las hundía, queden como rehenes de un nuevo patrón, todavía más fuerte que el anterior.

Abelli dijo: «No vamos a bajar nuestra consigna. Ocupar, Resistir y Producir. Porque si en Acrow no hubiésemos ocupado, y si no hubiésemos resistido, hoy no estaríamos produciendo».

Felipe Solá, el gobernador bonaerense, dio a entender exactamente lo mismo pero desde el otro lado del mostrador: «Ustedes han recuperado empresas a fuerza de poner coraje, de sostener los tres verbos (ocupar, resistir y producir). De provocar el hecho y lograr que aquellos que en situación de gobernar mantenemos todavía sensibilidad por algo así, vengamos. Y los apoyemos».

No le faltó crudeza: «Sin esa lucha, no hubiésemos estado acá».

Solá reconoció que la recuperación de fábricas le ha provocado asombro y admiración por lo que considera una actitud profundamente moral y un arma de lucha que se vuelve indiscutible: «Es muy difícil ir en contra de aquel que pelea por su derecho al trabajo. Es muy difícil ponerse, por argumentos que uno tuviera, a discutir lo que significa la decisión inquebrantable de aquel que estuvo en una fábrica a la que se llevó un vendaval, llámese cambios económicos profundos, globalización, o empresarios irresponsables, insensibles o ladrones, o todo a la vez».

Solá dijo que esa fuerza moral no es de escritorios ni de discursos, y que no la expresan ni siquiera los partidos políticos, sino que se relaciona con luchas concretas y personas concretas.

«A eso, compañeras y compañeros, desde cualquier lugar que se lo mire con ojos de bien nacido, de hombre derecho, no hay con qué darle».

Recordó la contraposición entre dos artículos de la Constitución Nacional: el 14 (el derecho a un trabajo digno) y el 17 (el derecho a la propiedad). «Son dos artículos muy fuertes, pero resulta que con el primero conseguimos que las personas sientan que son personas. Y aplicando solamente el segundo, haciendo eje exclusivamente en el empresario, se empezó a dogmatizar cada vez más la idea de cómo se generaba trabajo».

Sintetizando: si el empresario decidía lavarse las manos, dejar a miles de personas en la calle y ganar sin trabajar porque así eran las reglas del modelo económico, nada lo impedía. Solá aseguró que hacer eje en el empresario fue un mito.

Fuerza moral, aclaró, no significa según su concepto moralina, sino que se trata de evitar pactos, acuerdos oscuros o incluso, admitió, «la tranquilidad momentánea que uno (el político) a veces pretende lograr a cualquier costo y equivocadamente».

Informó que además de hablar, hay que pasar a hechos concretos: «Si nos quedamos quietos, el movimiento se queda. Se queda en lucha pero sin concreciones, y eso termina siendo frustrante. Termina achicando el espacio. Acá hay que construir futuro, y construirlo desde el hombre común. Y olvidarse de dogmas que fallaron y dejaron a la Argentina como está».

Puede recordarse que Solá participó en el gobierno que estableció tales dogmas, como secretario de Agricultura durante la época de Menem. Por eso debe haber dicho: «Tenemos que hacer una severa autocrítica. Cada uno sabrá cuánto. Jamás les propondría una autocrítica que no empezara por mi mismo». La autocrítica no fue más allá. El gobernador dijo que habrá que ser flexibles y audaces para generar trabajo, apoyando en algunos casos a las pymes, otras veces a las empresas grandes, y también a las recuperadas. (Más allá de las opiniones que a cada lector le merezca el gobernador, es un dato novedoso que las recuperadas participen en esta agenda de reactivación económica).

Dijo Solá que las empresas serán consideradas sustentables en tanto tengan mercado y pedidos de sus clientes. «Y les pedimos que aquello que antes era la ganancia empresaria tantas veces hiperdeformada, que dio lugar a esto que en la Argentina parece el paso del Injusticialismo más que del Justicialismo, que esa renta empresaria sea una forma de crecimiento de las empresas, de reinversión, de sostener maquinarias, comprar insumos, asegurar el stock para seguir adelante».

Pero mientras los dirigentes, educadamente, habían tenido palabras amistosas hacia los gobernantes, Solá advirtió a los trabajadores que les conviene mantenerse con la idea de una lucha que sigue adelante. «Sin lucha no habrá camino. Esto que ocurre hoy aquí no es un hecho natural, sino un hecho de voluntad política, absolutamente deliberado. Ustedes se lo trabajaron. Tampoco va a ser natural que salga una nueva Ley de Quiebras. Será el producto de los que quieren lograrlo, contra aquellos que están en contra».

Mandó saludos de Kirchner (aplausos). «Me dijo que les diga que va a apoyar esto que es una nueva forma de moralizar a la Argentina, hacerla más vivible, y así ser dignos de un país al que tanto amamos y de un pueblo al que tantas veces le fallamos».

Si el señor Kirchner está en condiciones de mostrar esa voluntad que Solá dice que le dijo, en Jujuy y México, de la Capital Federal, podrá conversar con las asombrosas mujeres de Brukman.

Podrá conocer su fuerza moral, su deseo de trabajar. Su lucha, dignidad, resistencia y capacidad de producción, que -finalmente se ha descubierto- parecen ser las únicas virtudes y las únicas cuestiones prácticas capaces de sacar las cosas adelante en un país al que, ciertamente, los dirigentes tantas veces le fallaron.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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