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Voces para un balance del Encuentro: qué falta para tener #AbortoLegalYA

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Más de 90 mil mujeres hicieron múltiples esfuerzos para estar juntas en  un nuevo Encuentro Nacional. Movimientos sociales, colectivos artísticos, partidos políticos y mujeres autoconvocadas. Niñas, jóvenes, adultas y veteranas. Estudiantes, obreras,  militantes y performers. Con orientaciones sexuales diversas y banderas de todos los colores. Las mujeres llenaron aulas de escuelas, plazas y calles. Formaron parte de casi 70 talleres, debates y ferias. Se unificaron en una marcha que cubrió 43 cuadras. Los reclamos fueron varios, pero uno fue a los gritos: aborto legal. En el medio de esa diversidad, las balas de gomas policiales trataron de opacar el elemento clave: que las mujeres están organizadas, les interesa la política y reclaman igualdad de oportunidades y derechos. lavaca habló con cinco referentes sociales y  protagonistas de los debates que tuvieron lugar en esas 48 horas de movilización intensa. Soledad Deza, la abogada del caso Belén; Myriam Bregman, Raquel Vivanco, Celeste Lepratti  y Caren Tepp, quienes encabezan distintos espacios y ya tienen voz propia en ámbitos de poder. Ellas analizan el lugar de la mujer en la política actual, reconocen la importancia de que ocupen lugares de decisión y piensan cómo alcanzar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Lo que ya se consiguió y lo que falta.
Mujeres y poder
En la tarde del Encuentro Nacional de Mujeres, Myriam Bregman, diputada nacional por el Frente de Izquierda y referente de Pan y Rosas, se abraza y junta firmas de apoyo junto a las obreras de Zanón y La Casona.
“A las mujeres nos preparan para que la voz sea la del hombre y la mujer, a lo sumo, acompañe. Me quedé muy impresionada en la última campaña con las mujeres de  los candidatos hablando  de las bondades de ellos. Creo que es fundamental  romper ese esquema y que las mujeres sean dirigentes: que ocupen la dirección de sindicatos democráticos y la dirección de comisiones internas. Es posible porque son las dirigentes de este gran movimiento feminista que hay hoy en la Argentina”, dice Myriam sentada en el cordón de la vereda y agrega: “En los sindicatos es ínfima la cantidad mujeres dirigentes. Sin embargo, soy abogada en comisiones internas desde hace más de 15 años y puedo decir, sin dudas, que las mujeres en los ámbitos democráticos de participación, hablan. Claro que cuesta, pero lo hacen igual porque se sienten interpeladas y les interesa. Para nosotras la cuestión no es sólo que la mujer participe, sino que comience a ser dirigente de su vida y  la política”.

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Myriam Bregman, diputada nacional. foto: Camila Villarruel para lavaca


 
En la Plaza San Martín, centro de la Ciudad de Rosario,  Celeste Lepratti  comparte con compañeros el cierre de la jornada de debates en una carpa, mientras cae el sol y sus hijos corren  alrededor. Celeste  es hermana de Pocho Lepratti, militante social asesinado en el 200,  y actual concejala de Rosario por el Frente Social y Popular.   Al preguntarle por su mirada sobre el lugar de las mujeres en la política Celeste nos dice: “Hoy se sigue peleando ese lugar por una cuestión de desigualdad evidente. No alcanza con que vayamos avanzando en acceder a algunos lugares, si después  la discusión política del día a día en los debates no tiene la perspectiva de género inclusiva, necesaria”. Y  agrega ejemplos concretos de los espacios políticos estatales que conoce ahora desde adentro: “Hoy en el Consejo de Rosario,  12 de 28 somos mujeres, pero las comisiones que se consideran de mayor importancia por los temas que tratan están compuestas en su mayoría por hombres. Logramos ingresar, pero no acceder a esos lugares en los que queremos discutir mano a mano. Un ejemplo es lo presupuestario. Rosario fue declarada en 2012 en emergencia social por violencia contra las mujeres  y  hoy en día esa emergencia no se ha traducido en políticas que hayan cambiado la problemática. Esto es porque las medidas no han sido acompañadas por un presupuesto  acorde. A nosotras nos interesa discutir el presupuesto que se va a destinar a las políticas que tienen esa gran deuda con las mujeres. Es la paridad la que hay que seguir exigiendo”.
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Celeste Lepratti, concejala de Rosario.


Caren Tepp  es concejala de Rosario por Ciudad, está casi afónica y  nos cuenta por qué: la dejó sin voz el debate  en el taller Mujeres , poder y política. Sobre ese eje Caren suma otro ejemplo: “Es una estrategia conservadora de determinados partidos políticos no abrir lugares decisivos a la participación de mujeres. Por eso se dificulta. Nosotros habíamos pensado que yo forme parte de la comisión de gobierno, pero a la hora de distribuir las comisiones se nos corrió. Hoy son todos hombres. El consejo de la ciudad de Rosario tiene muchas  integrantes que son mujeres y la comisión de gobierno, que es por la que pasan la mayoría de los proyectos de la ciudad, está integrada en su totalidad por hombres.”
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Caren Tepp, conceja de Rosario. Foto: Camila Villaruel para lavaca


 
“Siempre es más fácil que las mujeres sigamos hablando de los problemas de las mujeres. Es importante que se nos escuche también en economía y cada uno de los problemas que nos aquejan como sociedad.  Creo que estamos en un buen momento porque discutir  la paridad nos pone en el centro para tener cada vez más mujeres en la política hablando de todos los temas”, dice Raquel Vivanco  Coordinadora Nacional  de Mumalá mientras organiza un espacio para sus compañeras en la columna de la marcha de cierre. Agrega: “Por eso el cupo en la política es una cuestión de justicia social. No es posible pensar una democracia en el que las mujeres sigamos sub representadas. Somos más del  50% de la población. Es una deuda. Los partidos políticos están llenos de mujeres y estamos igual de capacitadas. Además, nadie mide la capacidad de los hombres que ocupan lugares de representación.”
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Raquel Vivanco, del movimiento de mujeres Mumalá.


¿Cómo se hacen escuchar en  sus propios espacios políticos?
Myriam: “Para mí la situación fue diferente que otras dirigentes políticas porque milito en un partido de izquierda con fuerte impronta feminista. En estos días participé de las reuniones por la Ley de cupo laboral y muchas mujeres contaban que sus propios compañeros de partido les ponían trabas y trampas para que no puedan ocupar cargos expectables en las listas electorales. En mi espacio  las principales referentes de política internacional, que por ser de izquierda e internacionalista es uno de los ejes centrales, son mujeres. Creemos que eso es muy importante. De los problemas de la mujer está muy bien que hablemos nosotras, pero que otros lugares también lo ocupen mujeres habla mucho de cómo es una organización”.
Raquel: “En nuestro espacio  tenemos muchas mujeres que hoy están en lugares  de representación política. Eso ya te para en otro lugar frente a tus compañeros. En la política en general, creo que hay una tendencia que crece en relación  a mujeres paradas en el frente. Eso es parte del movimiento de mujeres y nuestra lucha histórica. Lo de ser relegadas a determinados lugares sucede más en los partidos tradicionales y no en los nuevos movimientos”.
Celeste: “En mi militancia siempre me sentí apoyada y no tuve dificultades. Igual creo que hay  una formación que  todavía falta, al interior mismo de las organizaciones, que posibilite la igualdad y la palabra en todos los ámbitos. Desde una organización hay llegada a los jóvenes, barriadas y distintos sectores  y creo que esta perspectiva de los derechos de las mujeres es necesaria  llevarla a todos los ámbitos para cambiar lo que viene ocurriendo y que las mujeres tengan las mismas posibilidades”.
Caren: “Si bien hoy somos un partido político, venimos de la experiencia de movimientos sociales y prácticas horizontales, por eso creo que nunca sentí desigualdad por ser mujer. Cosa que sí  noto  en los espacios estatales. La vieja política y los espacios que históricamente fueron ocupados por hombres tienen prácticas mucho más patriarcales.  En mi espacio la coordinación está protagonizada por mujeres. Hay mujeres en áreas como seguridad, economía y presupuesto. Por eso, sin forzarlo, tenemos un consejo con  equidad: cincuenta por ciento hombres y cincuenta mujeres. Esto es muy importante, porque nosotros entendemos que no se puede escindir la construcción de una sociedad más justa de las prácticas militantes de cada uno de los días en nuestros espacios de producción  cooperativa o las escuelas de gestión social”.
 Marcar agenda en la calle
“Este último Encuentro fue una marea verde”, dice Soledad Deza la abogada del caso Belén  y se le nota en la voz la felicidad que el aborto fue un tema central todo el  fin de semana : “En casi todos los talleres salió el tema de la criminalización del aborto a propósito del caso de Belén. Creo que el movimiento de mujeres ya se apropió del caso  para poder discutir la triada opresora: salud, policía y Poder Judicial. Las mujeres ya están alertas y saben que si esa triada nos pesca desprevenidas puede haber nuevas presas. La masividad con la que se trató la temática demuestra que estamos empoderadas y ya no vamos a permitir nuevos casos tan fácilmente”.
Con esa  visión optimista Soledad agrega una conclusión sobre el Encuentro: “Fue más que positivo porque se visibilizó mucho el  tema entre las mujeres. Hubo muchas autoconvocadas y se vio que van perdiendo barreras para discutir el aborto como un tema de  justicia de clase y salud reproductiva.  También hubo muchas mujeres que discutieron la maternidad como destino. La visión en contra de la criminalización del aborto permite evitar una cadena perpetua mayor como es la de llevar adelante una maternidad forzada”.
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Soledad Deza, abogada, integrante de Católicas por el Derecho a Decidir. Foto: Julia Fiambrin


¿Por qué vamos por 31 Encuentros y todavía seguimos sin Ley de aborto?
Celeste: “Es un derecho a seguir exigiendo. A eso se suma que a los jueces y juezas  les falta formación para tratar estos temas. Nosotros tenemos un caso que le decimos ‘la Belén de Rosario’: Yamila. Por un lado, creo que hay que lograr un sistema de sanción para los jueces que tengan varios casos en los que hallan priorizado re victimizar a la víctima. Y por otro lado, traducir el discurso a favor del aborto en un compromiso político en los lugares con decisión y voto. Ahí hay muchos acuerdos e intereses con los que tenemos que pelear para que ocurra”.
Myriam: “Hay una diferencia muy grande entre lo que sienten y reclaman las mujeres y la dirigencia de los partidos políticos tradicionales. Nos sentimos participando de una parodia donde cada diputado se lava la cara, pero después prima el respeto a la verticalidad partidaria. Yo cuestiono que impongan su opinión a las de las grandes mayorías que sí estamos de acuerdo. Los números dicen que el 80% de la sociedad está dispuesta a discutir alguna forma de legalización y un 60 % está dispuesto discutir la legalización completa”.
Caren: “La corporación política es tan fuerte, está tan enquistada y tiene tanta mezquindad en sí misma  que nunca va a ceder fácilmente a estas conquistas sociales. Si pensamos que cuando llegamos al espacio institucional sólo con las reglas de juego de esos espacios vamos a poder conseguir las conquistas que queremos, nos equivocamos. Por eso es importante que se genere movilización en la sociedad y que no sea solo una expresión de deseo al interior de los mismos espacios políticos”.
Raquel: “El debate por la legalización hoy  es un debate sentido por el conjunto de la sociedad. Todos los bloques tienen diputados y diputadas que apoyan este proyecto. Para nosotras es un paso a paso. Queremos construir un camino para que se trate, y ahora el objetivo es que se ponga en debate en las comisiones. La comisión cabecera es la Comisión de Legislación General y sobre ella hay que ejercer mucha presión para que se trate”.
Soledad: “Nuestra sociedad está preparada para la ley. El problema es el disciplinamiento que tienen nuestros gobernantes. Tenemos que vencer la hipocresía con la que se niegan a otorgarnos ese derecho.  El aborto es un derecho humano que se vincula con autonomía, libertad y salud. El aborto no entra en el debate legislativo porque todos los partidos terminan siendo funcionales al patriarcado. Es hora de que se sinceren los discursos porque las mujeres también los hemos votado”.
 

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Hospital Bonaparte: agumentos versus fake news para evitar el cierre de una institución modelo

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De un día para otro, el gobierno anunció que cerraría el único hospital de salud mental de AMBA, amparándose en la fake news de la supuesta baja tasa de pacientes. Esta medida sería publicada en el Boletín Oficial el día lunes. Mientras tanto, las y los trabajadores de la institución ubicada en Combate de los Pozos 2133 permanecen adentro del edificio, en estado de alerta y asamblea, convocando a distintas actividades de apoyo hoy y mañana, y se preparan para dar una conferencia el lunes.

En diálogo con lavaca desmienten una por una las mentiras del gobierno, y cuentan lo que implica el eventual cierre: dejar sin trabajo a 612 trabajadores y trabajadoras, y también y sobre todo a la deriva a miles de pacientes por casos de salud mental, adicciones y en situación de calle que son atendidas regularmente en el Hospital o en uno de sus tantos dispositivos. Por qué el Bonaparte es un hospital modelo, y el sentido de pertenencia de quienes allí trabajan como un plus en una lucha que recién comienza.

Inaugurado en 1889 (época modelo en Argentina según el Presidente), con 135 años de historia, el Hospital Laura Bonaparte se encuentra hoy en peligro tras la decisión administrativa de parar el ingreso de pacientes a la institución, y el trascendido de que el lunes que viene se publicaría un Decreto anunciando su cierre definitivo. Esto fue comunicado (antes de huir) por el ¿ex? director del hospital, Christian Baldino, a las y los 612 trabajadores, y no fue desmentido por el Ministerio de Salud que, al contrario, emitió un comunicado plagado de errores.

Gabriel Hagman, psiquiatra con 11 años en la institución, cuenta el estado de situación actual: “Estamos sin novedades desde ayer al mediodía hasta ahora. Estimo que va a ser así de acá al lunes, al menos que haya un problema con la permanencia que estamos sosteniendo en el Hospital. No nos vamos a mover hasta el lunes y hasta que sepamos algo más”, dice mientras preparan una convocatoria a las puertas del edificio, Combate de los Pozos 2133, con diferentes actividades de apoyo:

Hospital Bonaparte: agumentos versus fake news para evitar el cierre de una institución modelo

La última novedad data de ayer: “Lo de ayer es una indicación de cierre de las internaciones: no ingresa ningún paciente más por indicación del Ministerio de Salud, y en consecuencia de eso se cierran los ingresos de pacientes. Eso implica que ni la guardia ni la demanda espontánea cumplan funciones. En esa misma comunicación, pero de manera verbal, no por vía oficial, nos dijeron que se cerrará el hospital”.

La comunicación del cierre de las internaciones llegó primero vía el sistema de tramitación digital del Estado, el famoso GDE, sin previo aviso: otro acto de inhumanidad. Luego el Director Baldino confirmó la directiva, e informalmente habló del cierre. “Eso empezó a cobrar más dimensión en la medida en que todos los medios que dieron cobertura consultaron a fuentes de Ministerio y empezaron a decir que iban a derivar pacientes – cuenta Gabriel–, que el Ministerio se iba a hacer cargo de la cobertura y alguna otra explicación de por qué hacen lo que hacen”.

¿Qué explicaciones dieron? Fake news. Para intentar justificar la decisión de avanzar con el cierre, en el comunicado el Ministerio aduce una “baja tasa” de internaciones –supuestamente, 19– cuando en verdad el Bonaparte se encuentra a tope de internaciones con 37 internados en tratamiento de alta complejidad.

Los números de la verdad: “Respecto a los números, el comunicado de Ministerio es una doble falacia. Una respecto al presupuesto asignado, y otra sobre los pacientes atendidos. Es una tasa rara, no se entiende a qué refiere: las estadísticas son abiertas y son continuamente revisadas por el Ministerio. Los números reales los tienen. Por Ley de Transparencia se sabe cuál es el presupuesto aprobado por este mismo Ministerio”, analiza sobre la jugada. Los supuestos 17 millones destinados al Hospital no serían tales.

¿Cuáles son los verdaderos números? Gabriel: “El número de pacientes en el cálculo que estamos manejando es de 25 mil consultas por año. Esto incluye a los 37 pacientes internados actualmente y una asistencia a la guardia que puede llegar a 7 estaciones diarias, ingresos que pueden llegar hasta 3.000 consultas al mes y 140 personas que retiran medicamentos por día. Y la asistencia en consultorios externos es enorme: hay alrededor de 30 profesionales y de agenda completa hay 300 pacientes diarios. Los números son infinitamente mayores a hablar de 19 personas”.

Hacé clic acá para seguir las redes que crearon las y los trabajadores para difundir el plan de lucha.

El desmantelamiento como política

La única política del Ministerio de Salud es el desmantelamiento. Al nulo manejo del brote histórico de dengue (así como su inacción ante el brote que viene) y por las denuncias a los recrotes de medicamentos para pacientes oncológicos, ahora se suma esta decisión que deja a la deriva a los pacientes más vulnerables: aquellos con padecimientos de salud mental.

El Ministro de Salud, Mario Lugones, lleva apenas una semana en su puesto, tras la salida de Mario Russo (quien se fue aduciendo “razones personales”, aunque se supo que su eyección tuvo que ver con internas con Santiago Caputo, además de las inacciones expuestas arriba). Lugones debutó con la idea de cerrar el Bonaparte y también con la de pedirle la renuncia al Consejo de Administración del Hospital Garrahan, cuyos trabajadores se encuentran también en pie de lucha.

El Bonaparte ya venía siendo objeto de distintos tipos de recorte, al igual que otras instituciones de salud y del Estado en general. Entre otras cosas, las contrataciones pasaron a renovarse de manera anual a trimestralmente, lo cual provocó que hubiese la misma cantidad de renuncias que de cesanteos. En la última tanda de renovación se dieron de baja 32 contratos, es decir: el gobierno despidió a 32 personas.

Con menos profesionales en este nuevo trimestre, las paritarias del sector cerraron al 1% en el último mes: las más bajas de la historia. Así y todo, se mantenían las tareas y los puestos de trabajo, y por eso la decisión intempestiva de cerrarlo igualmente sorprende. Aunque la única política del Ministerio de Salud sea el desmantelamiento.

Otra alarma se encendió dos semanas atrás, cuando el vocero presidencial Manuel Adorni anunció el traspaso de hospitales nacionales a las jurisdicciones locales. Al único Hospital que nombró fue al Bonaparte. Hortencia Cáceres, jefa de guardia, ex jefatura de consultorios externos, desde el 2016 en el Hospital, cuenta:“Dentro de los organismos descentralizados somos el más chico, pensamos que nos iban a traspasar a la Ciudad. No había ningún tipo de confirmación ni tampoco desde el Gobierno de la Ciudad sabían nada. Entonces lo que nosotros creemos es que la intención del cierre va en línea del desguace que se está haciendo desde el Estado y el Ministerio de Salud sea solo un rector y esté por fuera del presupuesto los descentralizados. El Bonaparte es el que menos presupuesto tiene, y empezar por acá es uno de los puntos más débiles: se está metiendo con la salud mental”.

Cómo trabaja el Bonaparte

Cuenta Hortencia sobre lo que está en juego: “Nosotros tenemos muchísima población que está en situación de calle y nosotros le brindamos la atención, es un grueso muy importante en nuestra población. Pero últimamente también estamos recibiendo también personas que no están pudiendo pagar la prepaga: a esas personas también las estamos absorbiendo nosotros”.

El cierre del Bonaparte no contempla un plan B: no es una reestructuración ni se plantearon instancias intermedias. “Es dejar a la deriva no solo a los 620 trabajadores que somos hoy en día sino también a los miles de pacientes que hacen tratamientos”, remata Hortencia.

Gabriel Hagman relata desde adentro: “Hay que entender que es muy difícil para la población a la que nosotros apuntamos acceder al sistema de salud. La problemáticas de salud mental es una problemática de lazos; son personas que estan están solas y solos, con niveles altos de vulnerabilidad. Una gran parte son personas con consumo problemático. Lo que se ha construido en todo este tiempo es un hospital abierto, que rompe esas trabas de acceso, y acompaña: hay muchísimas personas y familias para las que el cierre significaría un impacto muy grande”.

El Bonaparte es un hospital modelo en el abordaje de la salud mental. Su universo implica el seguimiento de tratamientos de internación y ambulatorios, de consultorios externos, de hospital de día; de lunes de 8 a 20 atiende con demanda espontánea; y de 20 a 9 tiene una guardia interdisciplinaria que sostiene la posibilidad que cualquier persona que llegue sea atendida o sea derivada.

Además: tiene equipos territoriales que hacen operativos; tiene una casa en el barrio Zavaleta con asistencia a familias; y hasta hace 3 meses también tenía una presencia diaria en Isla Maciel, cerrada tras la decisión de la gestión actual de eliminar el dispositivo y trasladar a los profesionales al Hospital. Esa población difícilmente viaje hoy de la Isla a la sede central.

¿Qué hay detrás de esta jugada perversa? Gabriel lo piensa en relación a otros momentos históricos con decisiones parecidas e intenta avizorar, en medio del shock, qué tipo de modelo insalubre se está planteando desde el gobierno nacional: “Hay un antecedente trunco respecto a la instauración de la cobertura universal de salud que fue muy resistida y que tiene que ver con pensar distinto cómo se financia la salud. Quieren correr al Estado como el prestador, el que genera equilibrio y equidad de que la salud sea pública, igualitaria y de calidad. Seguramente viene más por ahí: por el lado de las tercerizaciones y las privatizaciones encubiertas”.

La fortaleza de la lucha

Hortencia relata que las y los trabajadores se encuentran “vigilia permanente” y la forma, haciendo actividades culturales en la puerta del Hospital, con permanencia adentro en turnos rotativos (el Bonaparte sigue atendiendo) hasta el día lunes en el que, en teoría, saldría el decreto. Ese día se convoca a una conferencia de prensa a las 11 horas en la puerta del edificio.

Hoy la calle de Combate de los Pozos sugue llena. De médicos, psiquiatras, psicólogos, licenciadas en educación, residentes, ex residentes, ex trabajadores de Hospital que sienten que el Bonaparte, por ser un hospital modelo, es un lugar de pertenencia. Eso, dice Hortencia, es una fortaleza en este proceso de lucha que parece recién comenzar: “Es un hospital modelo a nivel de cómo se aplica la Ley Nacional de Salud Mental. Por eso para nosotros es un orgullo enorme el Bonaparte y vamos a demostrar eso: lo mejor que tenemos es seguir organizados para evitar el cierre”.

Gabriel coincide: “Es difícil, es shockeante. Nos cuesta mucho asimilarlo y pensar cómo se puede seguir. Hay algo muy notorio que es el altísimo compromiso de los laburantes del Hospital con el proyecto de salud que representa. Eso se nota mucho y ha posibilitado sostener en instancias muy difíciles que el hospital siga existiendo. Tenemos muy claro por qué estamos acá y qué estamos haciendo. Está claro que se trata para la gran mayoría de nuestra fuente de laburo y es un trabajo, pero a la vez es el hecho de que uno tenga la convicción de que mucho de cada uno está puesto en ese trabajo. Tiene que ver con lo que uno cree, con el tipo de práctica, de garantizar el derecho, que hace que no sólo están tocando un hospital: nos están tocando a todos y a todas. Y eso me parece que es un poco lo que se reflejó ayer y hoy: no tardamos ni un minuto en generar una convocatoria que a la media hora teníamos miles de personas en la puerta de Hospital, con compañeros de otros hospitales, de otros sectores. Hay apoyo. La salud mental es algo importante, serio; nos damos cuenta que se están metiendo con algo muy sensible. El involucramiento personal que cada uno tiene con esto que hacemos es una fuerza que va a hacer que el costo que tengan que pagar será mucho más alto del que imaginaban”.

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Volvió Julian Assange: “Me declaré culpable de haber hecho periodismo”

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El fundador de Wikileaks dio hoy su primer discurso público desde que fue liberado tras 14 años de encierro. “Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, comenzó disculpándose ante la audiencia. Acompañado de su esposa y abogada, trazó un detallado racconto de lo que representa su caso hoy, haciendo eje en los peligros de la persecución al periodismo y los límites a la libertad de prensa; señaló a la justicia, a la inteligencia y a los poderes “transnacionales” como parte del esquema de amedrentamiento, a favor del ocultamiento de la verdad: “Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”, sintetizó. Resumimos aquí sus palabras incómodas, que volvieron a ver y echar luz.

Por Bernardina Rosini

Estrasburgo, Francia. En el Consejo de Europa y bajo la mirada atenta de los parlamentarios de 46 estados de la organización de derechos humanos de Europa, habló Julian Assange. Es el primer discurso público que realiza desde su liberación el pasado mes de junio, tras 14 años de encierro —primero en la embajada de Ecuador en Londres, y luego en la prisión de Belmarsh, en el Reino Unido—, enfrentándose a la extradición a Suecia y a Estados Unidos.

El escenario elegido por Assange para su regreso a la vida pública no pudo ser más simbólico. El fundador de WikiLeaks es una figura emblema de la libertad de expresión, y lo expresado esta mañana no fue tanto una declaración personal como una advertencia sobre los peligros que enfrentan el periodismo y las democracias hoy.

Sentado junto a Stella, su esposa, madre de sus hijos y su representante legal, Assange expuso con voz pausada pero firme. Esta aparición fue una excepción dentro de su esquema de recuperación: “La experiencia del aislamiento durante años en una celda pequeña es difícil de transmitir. Te quita el sentido de identidad”, dijo Assange. “Tampoco puedo hablar todavía de las muertes por ahorcamiento, asesinato y negligencia médica de mis compañeros de prisión. Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, se disculpó ante la audiencia.

Periodismo en el banquillo

Julian Assange no brindó más detalles que aquella mención sobre su encierro. Su mensaje, claro y directo, apuntó más bien al papel del periodismo en las democracias contemporáneas y al ataque sistemático que éste sufrió en las últimas décadas.

“Finalmente elegí la libertad por sobre una justicia irrealizable”, afirmó Assange al explicar por qué aceptó el acuerdo que lo liberó: “Quiero ser totalmente claro: no soy libre porque haya funcionado el sistema. Soy libre porque me declaré culpable de haber hecho periodismo” y detalló: “Me declaré culpable de buscar información de una fuente. Me declaré culpable de obtener información de una fuente y me declaré culpable de informar al público cuál era esa información. No me he declarado culpable de nada más”.

En sus palabras Assange no solo reflejó su lucha personal, sino que también expuso una verdad más amplia: el sistema judicial, que debiera proteger la verdad y la libertad de prensa, se convirtió en un instrumento para silenciar o inmovilizar oponentes. ¿Nos suena?

“Después de años de encierro y enfrentar una pena de 175 años de prisión sin ninguna solución efectiva, no podré buscar justicia por lo que me hicieron debido a que el gobierno de los Estados Unidos insistió por escrito en su acuerdo de culpabilidad en que no puedo presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o incluso en virtud de la Ley de Libertad de Información”.

La intervención de Assange resaltó las fallas fundamentales del sistema legal internacional, que fue utilizado como arma en su contra. “La persecución transnacional es una amenaza real”, subrayó. Los poderosos, según él, han aprovechado los vacíos y contradicciones en las normativas internacionales para perseguir y reprimir a quienes exponen sus crímenes: “Molestamos a uno de los poderes constitutivos de los EE.UU.: el sector de la inteligencia, quienes tuvieron el suficiente poder para forzar una reinterpretación de la Constitución americana. Mi ingenuidad fue creer en la ley; después de todo, las leyes son solo trozos de papel y pueden reinterpretarse por conveniencia política”.

“La criminalización de las actividades periodísticas es una amenaza para el periodismo de investigación en todas partes”, alertó Assange, llamando la atención sobre el peligro que representa este tipo de persecución para la democracia y esperando que su testimonio sirva para visibilizar las debilidades del sistema de garantías existente. Además de señalar los desafíos por delante, Assange compartió su análisis sobre el periodismo y las noticias desde que está en libertad: “La verdad parece ahora menos discernible y lamento todo el terreno que se ha perdido durante ese período de tiempo. Cómo se ha socavado, atacado, debilitado y disminuido la expresión de la verdad. Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”.

La persecución transnacional y el impacto en la libertad de expresión

Julian Assange es más que una figura en el ojo del huracán. Su caso sienta precedentes peligrosos para la libertad de expresión y para la justicia a nivel global. En su discurso ante el Consejo de Europa, Assange denunció la persecución feroz que ha enfrentado, no solo como individuo, sino como un periodista que expuso verdades incómodas. “Ningún individuo tiene la menor esperanza de defenderse de los vastos recursos que puede desplegar un Estado agresor”, afirmó con dureza, señalando cómo su lucha contra el aparato judicial estadounidense revela la fragilidad de las garantías jurídicas cuando un poder decide imponer su voluntad extraterritorialmente.

Assange también reflexionó sobre la naturaleza del periodismo y el rol de quienes buscan la verdad: “Entiendo el debate que hay a la hora de diferenciar a un activista de un periodista. Para mí, la clave es ser siempre preciso. Todos los periodistas deben ser activistas de la verdad”. Este comentario enfatiza la importancia de no solo informar, sino también de actuar con responsabilidad, profesionalismo y precisión en un mundo donde la información se ha convertido en un campo de batalla.

Lo que comenzó como una acusación de espionaje se transformó en una guerra jurídica que desafía los límites del derecho internacional. Assange dejó en claro que la criminalización del periodismo de investigación, especialmente cuando involucra a potencias mundiales, es una amenaza latente. A través de su caso, se desvelaron las inconsistencias y abusos de los sistemas legales, los cuales se tornan herramientas para reprimir voces disidentes en nombre de la seguridad nacional.

La situación que Assange tiene resonancias directas con los procesos de lawfare que afectaron a figuras políticas América Latina, y la violencia creciente contra periodistas críticos del gobierno de nuestro país. El uso de herramientas legales como mecanismo de persecución política y judicial para silenciar voces críticas interpela nuestra actualidad. En su intervención, Assange también subrayó la necesidad de una respuesta colectiva: “Es vital estar juntos para hacer frente a las amenazas a la libertad de prensa”, en un llamado a la unidad frente a la creciente represión a nivel global.

La advertencia de Assange no debiera diluirse: los derechos de quienes exponen la verdad están bajo ataque, y las democracias que no los protegen se arriesgan a morderse la cola. La criminalización del periodismo no solo pone en peligro la libertad de expresión, sino que erosiona los pilares de sociedades abiertas e informadas.

Lo que está en juego es el futuro del periodismo y su capacidad para desafiar el poder: eso es lo que, una vez más, nos dejó claro Assange hoy.

Gracias.

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Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche

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Después de agradecer a la Gendarmería, “que nos facilitó las instalaciones” (ya que las audiencias se realizaron dentro de un Escuadrón de esa fuerza), la Justicia Federal condenó a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por una supuesta “usurpación” de hectáreas pertenecientes al Parque Nacional Nahuel Huapi. La comunidad plantea que se trató de una recuperación que incluso fue homologada por el propio juez Hugo Greca que ahora firmó la condena (y agradeció a Gendarmería). La síntesis de la ausencia de justicia según una de las abogadas: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”. Pese a la condena, la prisión de las mujeres queda en suspenso. Lo que molesta en el sur, la postura de las condenadas y una causa armada que tiene en el medio otro crimen impune: el de Rafael Nahuel. La voz de una de las acusadas tras la sentencia: “Nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo”.

Por Francisco Pandolfi

Unos segundos antes del veredicto, se obsequiaron algunos agradecimientos, verbales y sin pudor.

“Primero a Gendarmería Nacional, que nos facilitó estas instalaciones. También al Comandante Principal García, jefe del escuadrón, y al Comandante Mayor Morales. Nos dieron comodidad, café, agua, nos mantuvieron bien”.

Ahora sí, después de las palabras de juez Hugo Greca (titular del Juzgado Federal de Coronel Roca), las condiciones parecían dadas para la lectura de una sentencia sobre un juicio exprés, que sólo tuvo tres audiencias. Exprés XXL. Exprés al cuadrado. Un juicio oral que arrancó el jueves pasado.

Que continuó el viernes y que finalizó hoy, con los últimos testimonios, los alegatos y con un fallo que se pronunció en un ámbito inapropiado: el escuadrón 34 de Gendarmería, en la ciudad rionegrina de Bariloche. Un salón que estuvo revestido para la ocasión: rodeado de un desmedido despliegue de efectivos de seguridad. 

La causa (armada)

Este lunes se juzgó a siete integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, por la usurpación de un predio de siete hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi, en septiembre de 2017. Una rectificación a la palabra “usurpación” la hace la comunidad, porque plantea el quid de la cuestión: no lo llaman usurpación, sino recuperación. “Nos acusan de usurpar nuestro territorio”. Y explican: “Fue parte de una reivindicación ancestral con el objetivo principal de estar en el territorio donde está nuestro Rewe (sitio sagrado de conexión con otras energías) en donde la Machi (guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche), se levantó hace siete años en la lof Lafken Winkul Mapu”.

En ese proceso de recuperación, el 25 de noviembre de 2017 fue asesinado uno de los integrantes de la comunidad: Rafael Nahuel recibió un disparo por la espalda, del grupo Albatros de la Prefectura Naval. Por ese crimen fueron condenados cinco prefectos a 4 y 5 años de prisión.

Antes de comenzar el juicio, desde la defensa que llevó adelante la Gremial de Abogados y Abogadas, habían anticipado: “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano. Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”. La presunción tenía un basamento evidente: la causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional al erradicar un pacto preexistente que reconocía al Rewe como sitio sagrado. El juez Hugo Greca –el mismo que hoy dictó el veredicto– había homologado el acuerdo conciliatorio firmado en junio de 2023 entre Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de la Nación en ese entonces, y Alejandro Marmoni, expresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).

El fallo

En los alegatos, desde la Gremial exigieron la absolución, apoyándose en los tratados internacionales y las leyes nacionales que amparan los derechos mapuche. Y expresaron que el juez tenía “la oportunidad de aportar al proceso histórico”, así como abonar a “una solución dialogada y pacífica. Si hay condena, el conflicto territorial y de cosmovisión va a seguir”.

Sin embargo, luego de los agradecimientos a Gendarmería se escuchó “la condena de dos años de prisión cuya ejecución se dejará en suspenso” a Martha Luciana Jaramillo, María Isabel Nahuel, Yéssica Fernanda Bonnefoi, Romina Rosas, Mayra Aylén Tapia, Joana Micaela Colhuan y Gonzalo Fabián Coña, por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de usurpación.

Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche
El juicio se desarrolló dentro de un escuadrón de la Gendarmería Nacional. Foto Alejandra Bartoliche

La farsa actual

Gustavo Franquet es uno de los abogados defensores. Desde Bariloche le dice a lavaca: “Esta condena compromete internacionalmente al Estado, por violar todo tipo de tratados y convenciones nacionales e internacionales, inclusive la Constitución Nacional. Que los condenen por usurpación es negar su realidad de pueblo originario, es negar su propia existencia, es negar sus derechos particulares. Con esta resolución se ponen del lado colonialista, así que por supuesto que vamos a apelar, y si es necesario iremos hasta la Corte Suprema”.

Una de sus compañeras, Laura Taffetani, agrega sobre la resolución del juez Hugo Greca: “El juicio fue una farsa y forma parte de esta nueva versión de la Campaña del Desierto que venimos denunciando hace años. En las audiencias quedó claro el desequilibrio que hubo entre la querella de Parques Nacionales y la Fiscalía en comparación a nosotros. Todo lo que pidieron ellos fue todo lo que el juez condenó, excepto el tema del Rewe. El fiscal había pedido que los miembros de la comunidad no pudieran ir al lugar sagrado, y eso el juez no lo aceptó”. 

En relación a lo que muestra la condena: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”.

Después de la sentencia, en la puerta del cuartel de Gendarmería se improvisó una ronda donde hablaron las mujeres mapuche, en medio de un viento bien patagónico  –de esos que no entienden de primaveras: “Aunque nos hayan condenado en suspenso, esta lucha no se termina acá, hay que seguir por el Rewe, por todos nosotros y por nuestros pichis (pequeños)”, dice María Nahuel. La Machi Betiana Colhuan Nahuel –que era una de las acusadas pero en la primera audiencia fue absuelta porque era menor en 2017–, continúa, con énfasis: “Esta lucha viene de nuestros ancestros y la continuaremos. No nos vamos a rendir, seguiremos firmes hasta que dejemos esta tierra. Otras comunidades se levantarán y vamos a resistir desde los distintos territorios”.

Romina Rosas fue la última en tomar la voz y en dar su propia sentencia: “No tenemos que bajar los brazos pese a que el winka (blanco invasor) nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo, con nuestra verdad y con nuestras palabras”.

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Las mujeres detenidas, fuera del escuadrón, prenden el fuego.

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